Un juez bloquea la ley anti LGTB de Misisipí el día que entraba en vigor

El texto permitía despedir por ser gay, vetar el alquiler o impedir entrar a un baño a transgénero

Manifestación contra la ley discriminatoria de Misisipi

Manifestación contra la ley discriminatoria de Misisipí. ROGELIO V. SOLIS (AP)

Un juez ha ordenado el bloqueo la ley de Misisipí (Estados Unidos) que cercenaba los derechos del colectivo LGTB al impedirles el matrimonio, la adopción, los servicios sanitarios e incluso despedirlos, no contratarlos y negarles el alquiler o la compra de una vivienda si el denunciante alega motivos religiosos. El magistrado Carlton Wayne Reeves ha emitido una orden de bloqueo por inconstitucional de esta ley hoy mismo, justo cuando estaba previsto que la ley entrase en vigor. El fallo se conoce en pleno aniversario del Orgullo Gay.

El Tribunal Supremo de Estados Unidos reconoció el verano pasado el derecho al matrimonio igualitario y, desde entonces, más de un centenar de regulaciones en diferentes Estados han intentado bloquear su avance en nombre de quienes alegan que desde casar a una pareja homosexual hasta prestarles sus servicios en un banquete de boda les obliga a actuar en contra de su fe. En todos los casos las leyes han sido elaboradas invocando la protección de la libertad religiosa.

El choque entre quienes defienden los derechos del colectivo LGTB y los defensores de los derechos religiosos ha venido de la mano del avance de los derechos civiles. La igualdad de los homosexuales y transexuales representa el último episodio en la trayectoria de profundo cambio social que atraviesa Estados Unidos.

En total, 30 Estados cuentan con una legislación que permite al dueño de un hotel oponerse a dar una habitación a un transexual y da derecho al responsable de un restaurante a negar su atención a una pareja de lesbianas.

Como resultado, más de la mitad de la comunidad LGTB vive en un Estado que no prohíbe discriminar contra ellos en el lugar de trabajo, su vivienda o espacios públicos.

LOS PRECEPTOS DE LA LEY BLOQUEADA

  • El matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer
  • Las relaciones sexuales quedan reservadas a esta unión
  • Masculino y femenino “aluden al sexo biológico inmutable de una persona como determina objetivamente por su anatomía y su genética en el momento de su nacimiento”
  • El gobierno estatal “no puede adoptar ninguna práctica discriminatoria contra una organización religiosa” si ésta se niega a celebrar o sancionar la unión o proporcionar servicios para cualquier evento relacionado con la unión de un matrimonio distinto al de un hombre y una mujer, toma una decisión laboral que incluya contratar, promocionar o despedir a una persona cuya conducta sea contraria a las creencias religiosas de la organización, o relativa a la compra, venta y ocupación de una vivienda a una persona cuya conducta sea contraria a las creencias religiosas de la organización
  • El gobierno estatal tampoco podrá actuar contra las personas que se nieguen a acoger o adoptar a niños basándose únicamente en su orientación sexual
  • Las personas que nieguen atención médica, tratamientos o cirugías relacionadas con la reasignación de sexo o la transición de género no podrán ser demandadas
  • El Estado tampoco actuará contra aquellas personas que nieguen servicios o acomodaciones a parejas homosexuales en relación con su unión en matrimonio. Estos servicios incluyen:
  • Fotografía, grabación en vídeo, servicios de disk-jockey, planificación de boda, impresión de invitaciones y otros materiales relacionados
  • Arreglos florales, vestuario para la boda, alquiler de vehículos, locales y otros servicios relacionados
  • Cualquier persona puede definir “estándares específicos de género y normas relativas a la apariencia y vestuario de sus empleados y estudiantes”
  • Cualquier persona podrá gestionar el acceso a los baños y otras instalaciones en función del género de los usuarios

El mapa de la homofobia en el mundo

mapa homofobia en el mundo

El mundo está cambiando. Más de 20 países reconocen ya el derecho a casarse de las parejas homosexuales. Sin embargo, siguen existiendo lugares en los que se castiga con la pena de muerte, la persecución o la cárcel. Estos son los últimos datos sobre la situación de este colectivo en el mundo

Vuelve a contar: La bandera LGBTI no tiene siete colores

Nació como una bandera de ocho colores, pero perdió dos por el camino

bandera arcoiris

Benson Kua / Wikimedia Commons

Gusta a mucha gente, incluso a aquellos que no pertenecen al colectivo, porque se sienten incluidos en los colores de la bandera LGBTI. Es un signo de alegría y también de solidaridad, que miles de personas han adoptado en las últimas semanas tras la matanza ocurrida en Orlando. Aunque sea conocida en todo el mundo como la bandera arcoíris, en realidad solo cuenta con seis colores. Esta es su historia original y así se introdujo en España.

Cuenta otra vez: rojo, naranja, amarillo, verde, azul y morado. Son seis colores y no los siete que solemos atribuir al arcoíris. Pero no siempre fue así en los casi 40 años de vida del que es uno de los símbolos más exitosos de la historia reciente. De hecho, es ya un objeto de museo: el MOMA de Nueva York adquirió la bandera original en 2015 para incluirla en su colección de diseño.

Pocos reconocerían al estadounidense Gilbert Baker por su nombre o por su rostro, pero el icono que ideó a finales de los 70 es inconfundible. “Estaba en el lugar y el momento adecuados”, reconocía él mismo al museo estadounidense. Ese lugar era el San Francisco en tiempos de revolución, durante los años en los que las calles eran escenario permanente de la lucha por la paz y las libertades.

Un día recibió una llamada de su amigo Harvey Milk. El activista estaba ultimando los detalles de la marcha por el Día de la Libertad Gay, programada para un 25 de junio de 1978. Recurrió entonces a Baker en busca de un símbolo que representara el momento, recuerda el propio diseñador en una entrevista concedida al archivo de la Universidad de Kansas.

Baker, quien había servido durante dos años en el Ejército estadounidense en la Guerra de Vietnam, se había reinventado en creador de emblemas a su vuelta a California. Disponía de poco tiempo, así que decidió coser y teñir dos banderas con ayuda de varias decenas de voluntarios. La intención era emplearlas en la manifestación que iba a convertirse en el germen del Día del Orgullo Gay. Desde entonces se convirtió en su símbolo oficial.

Hasta ese momento, se usaba un distintivo de infausto recuerdo: el triángulo rosado que el nazismo impuso a los gays. En contraposición, la primera bandera lucía nada menos que ocho colores, cada uno con un significado.

significado colores bandera

El cambio a los siete colores llegó por motivos prácticos. “Era muy complicado encontrar entonces fábricas que produjeran el color rosa a gran escala. La demanda de esta bandera se había disparado de tal forma que ya solo podía producirse en masa”, explica a Verne Miguel Brox, responsable del Centro de Documentación y Cultura de COGAM. Es una de las asociaciones más importantes en la lucha por los derechos LGBT en España.

Otros cambios llegaron casi de inmediato, coincidiendo con las marchas de protesta por el asesinato de Harvey Milk. Cuando las banderas se pegaban en los postes de luz de San Francisco, los colores centrales se confundían con el soporte. La mejor manera de solucionar el problema era reduciendo la cantidad de tonalidades de la bandera. Así se eliminó la franja turquesa.

“¿Sois ecologistas? No, somos maricones”

A finales de los años 90 seguía siendo muy complicado encontrarlas en España, recuerda Miguel Brox: “En muchas manifestaciones nos las arreglábamos con telas sueltas que la gente unía con sus propias manos. Solo era posible comprarlas de importación, porque aquí ni si quiera se fabricaban. Llamábamos a distribuidores españoles y todos nos decían que no. Y nos preguntaban que para qué las queríamos, que si éramos ecologistas. ‘No, somos maricones’, contestábamos”.

madrid ayto arcoiris

Bandera LGBT en el Ayuntamiento de Madrid. Julian Rojas

Mili Hernández y Arnaldo Gancedo habían fundado unos años antes la librería Berkana de Madrid, toda una institución para el colectivo. “Ellos se encargaban de traerlas de fuera y venderlas. Luego decidieron ir a un taller de costura del barrio y encargarlas personalmente”, cuenta el responsable de cultura de COGAM. El germen de este cambio llegó en 1995, cuando por fin la marcha del Orgullo Gay comenzó a desfilar por la calle de Alcalá y se alcanzó “la verdadera visibilidad”, dice.

No es común que una bandera se ondee con tanta frecuencia en manos de personas que no forman parte del colectivo que representa, destaca a VerneJosé Manuel Erbez, secretario de la Sociedad Española de Vexilología, como se llama al área de estudio de banderas. “La potencia del mensaje que hay detrás del emblema LGBTI es tan grande que ha desplazado a banderas anteriores”, asegura. Se refiere a otras similares como la bandera de Cuzco o la de la paz.

Y eso que no se trata de una propuesta sencilla, desde el punto de vista del diseño de banderas. “Que solo se componga de barras es una ventaja, pero nunca es recomendable emplear más de cuatro colores, porque induce a errores a la hora de colocarlos en el orden adecuado”, comenta Erbez.

Los transexuales podrán alistarse al ejército estadounidense

Marcha del orgullo gay en Nueva York

Marcha del orgullo gay en Nueva York. EFE

El secretario de Defensa, Ash Carter, ha anunciado este jueves que el ejército de Estados Unidos aceptará en sus filas a personas transgénero. “Es lo correcto para nuestra gente y para el ejército”, aseguro el máximo responsable del Pentágono en una comparecencia ante los medios.

Con esta decisión queda abolida la prohibición que impedía a los transexuales servir en las Fuerzas Armadas; una de la últimas barreras existentes para la comunidad de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (LGBT). Desde 2011 y bajo la política “no preguntes, no digas“, todos los colectivos excepto los transexuales podían servir en el ejército.

Durante su comparecencia para anunciar la histórica decisión, Carter subrayó que el ejercito tiene que “tener acceso al 100% de la población de Estados Unidos para su cuerpo de voluntarios”. Así podrán reclutar a los más cualificados y retenerlos, añadió.

El levantamiento de esta prohibición se produce un año después de que se formase el grupo de estudio para evaluar la posibilidad de acabar con esta discriminación. A principios de 2016, el secretario de Defensa anunció la eliminación de otra barrera para que las mujeres pudieran servir en primera línea de combate.

De los 1,3 millones de militares en activo existen en torno a 2.450 transexuales, según la estimación realizada por la compañía Rand y encargada por el Pentágono

El cambio de política se producirá en los próximos doce meses, comenzando con las directrices para los militares transgénero actuales y sus comandantes. Después de hará extensivo a todos los estamentos militares.

La ‘vivienda gay’ tira de orgullo

centrificacion chueca

Esta semana se celebra la fiesta internacional del Orgullo Gay con Madrid como epicentro europeo. SU VIVIENDA conmemora este evento analizando el mercado residencial madrileño en el que se mueve el colectivo LGTB (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales) y lo que ha supuesto la irrupción de estos demandantes de casa, no sólo para el sector de la vivienda, que ha aguantado mejor la crisis en estas zonas, sino también para la renovación a nivel urbano.

Este mercado inmobiliario se ha identificado desde los años 90 con el barrio deChueca (en el céntrico distrito de Justicia), pero en los últimos años ha comenzado a estar presente en otros enclaves. Cada vez más banderas arcoíris ondean enLavapiés (Embajadores) y Malasaña (Universidad). La principal causa de esta expansión ha sido la aceptación social de este gran colectivo, cifrado en más de dos millones y medio de personas.

Además del reconocimiento social, otros factores inmobiliarios han hecho que el colectivo gay mire más allá de Chueca. La contada oferta de viviendas y la alta demanda (fundamentalmente de jóvenes, también heterosexuales) junto con losaltos precios han obligado a estos residentes a desplazarse a nuevos destinos de la ciudad.

La llegada de la comunidad LGTB a Lavapiés o Malasaña es una buena noticia inmobiliaria y urbana. Basta con ver la profunda transformación de Chueca, que ha pasado de ser un área degradada y envejecida a convertirse en el Soho madrileño, con gran oferta comercial y de restauración, un proceso conocido como gentrificación.

Desde el punto de vista inmobiliario, el renacer de Chueca ha dado brillo al mercado de la vivienda. “El hecho de ser referencia gay ha impulsado este sector, algo que ahora está pasando en otras áreas, como Lavapiés y Malasaña, porque Chueca se ha quedado pequeño”, señala Lola Gilaberte, directora de la inmobiliaria Vanity Chueca.

Jorge y Javier ponen voz a este trasvase de la demanda LGTB. Se acaban de mudar a Lavapiés tras vivir varios años cerca de Chueca. “Buscábamos una casa que se adaptara a nuestras necesidades y que no costara más de 600 euros al mes. Elegimos Lavapiés por tener un precio relativamente económico, ser un barrio con identidad propia y con vida y por su cercanía a la Puerta del Sol, Atocha o al barrio de Las Letras”, comenta Jorge. “La gente está saliendo de Chueca por sus altos precios y la normalización, cada día más patente, de las personas LGTB en la sociedad madrileña”, explica Javier.

El hecho de que la zona gay por excelencia va a otro ritmo se ve en los datos deurban Data Analytics (uDA), empresa especializada en el Big Data inmobiliario. Según uDA, que tiene como base las operaciones reales de compraventa, el valor medio de la vivienda en Chueca asciende a 3.569 euros por metro, por encima de los 3.133 del distrito Centro y muy superior a la media de la ciudad, de 2.670 euros.

Por otra parte, desde uDA informan de que los precios se están disparando enLavapiés y Malasaña. Sobre todo, en Lavapiés, donde suben a un ritmo del 21%. En Malasaña, la escalada es del 10,1%. Estos notables incrementos ponen de manifiesto que dichos barrios están de moda en general y, particularmente, entre la comunidad LGTB. Además, Lavapiés goza del menor plazo de venta. Las viviendas se venden aquí en 11,6 semanas, mientras que en el resto de zonas estudiadas este periodo ronda las 14 semanas.

Gilaberte admite que la crisis también ha afectado al mercado de la vivienda en Chueca, aunque remarca que ha resistido mejor que otras zonas gracias, en parte, al motor de la demanda gay. Eso sí, lamenta que aquí afecta mucho más la sequía de crédito. “Quizá por ello”, prosigue, “ahora hay más oferta de alquiler que de venta”. Apunta que, por ejemplo, el arrendamiento de un piso exterior de 70 metros cuadrados y un dormitorio cuesta unos 800 euros al mes. “Los precios, tanto de venta como de alquiler, están subiendo y eso ha hecho que salgan inmobiliarias como setas”, advierte.

Mayor inmunidad a la crisis

Roberto Hernández, director de Inmobiliaria Gamero, corrobora que “los precios no han caído en Chueca como en el resto de la ciudad y ahora están estabilizados e incluso repuntando un poco”. Tanto Hernández como Gilaberte recalcan que no hay que olvidar que Chueca, además de ser el barrio gay, está cerca del centro. Al margen del colectivo LGTB, que tiene un peso relevante, argumentan que cuenta con demanda de todo tipo, desde solteros a parejas jóvenes pasando por inversores que compran para alquiler.

“He visto evolucionar el barrio por completo y puedo decir que actualmente vive su mejor momento. Mejor incluso que cuando empezó el movimiento gay. Ahora está todo más normalizado”, indica Hernández. De cualquier modo, espera que el mercado inmobiliario “no se vuelva loco”. “Además, hoy no es tan dependiente de la demanda LGTB. También destaca la demanda de gente joven sin hijos. Por contra, apenas buscan casa las familias tradicionales”, declara.

La ausencia de las familias en Chueca parece evidente viendo las tipologías existentes. “Hay producto variado, desde estudios de 25 o 30 metros cuadrados a viviendas de 200 a 250, pero abundan los pisos de 45, 50 o 60 metros, los más demandados”, comenta Hernández. “Los precios no son baratos”, avisa. “Un piso de 50 metros sin reformar en Chueca ronda los 150.000-160.000 euros. Si está reformado, se va a 190.000-200.000”, dice, reconociendo que Malasaña, que colinda con Chueca, es más económico.

Desde uDA ratifican que las viviendas más demandadas en Chueca y de mayor rentabilidad son los pisos de dos dormitorios de 70 a 100 metros cuadrados, cuyo precio unitario asciende a 4.140 euros por metro.

“Chueca, Lavapiés y Malasaña son tres barrios donde el proceso de gentrificación se encuentra en etapas diferentes. Chueca fue el primero y ese proceso está finalizado, por lo que la relación de oferta y demanda es de reposición. Por contra, Malasaña y Lavapiés están iniciando esa transformación y las casas con mejor comportamiento son diferentes por el perfil social que se está implantando”, especifica Carlos Olmos, director de uDA.

Como recuerda Hernández, los inmuebles pequeños son fruto de segregaciones de casas y especifica que la demanda suele preferir un producto a reformar. “Estas viviendas salen más económicas y a la gente le atrae hacer los hogares a su gusto”, afirma, al tiempo que no olvida que también hay demanda LGTB para hogares grandes y exclusivos. “En este escaparate, las calles más cotizadas son Fuencarral, Hortaleza o Valverde”, explica.

Mirando a este mostrador de casas de alto nivel, Gilaberte declara que su empresa comercializa un piso exterior de 250 metros por 1,6 millones de euros. “El comprador gay también pide este tipo de propiedades. Se trata, por ejemplo, de directores de empresas con alto poder adquisitivo. Lo más caro en el corazón de Chueca está en las plazas, donde apenas hay oferta y ésta contrasta con el grueso del producto, situado en calles estrechas”, asegura.

Una voz autorizada en el exclusivo escaparate de casas de Chueca y alrededores esEduardo Crisenti, director de la zona Centro de Engel & Völkers. “En general, el mercado en Chueca lleva unos años estable. Las zonas con un público concreto aguantan mejor la crisis y, además, las oscilaciones del precio no son muy grandes”, expone. Al hablar de demanda segura también se refiere a la gran presencia de inversores que, al calor de la comunidad LGTB, ven en Chueca una buena inversión donde “alquilar es sencillo”.

En este punto, uDA informa de que el alquiler más caro de las áreas analizadas está en Chueca (15,5 euros al por metro cuadrado), aunque, en esta ocasión, no dista mucho del resto de valores. La renta media en Malasaña se sitúa en 15,3 y en Lavapiés en 14,8. Pero estas diferencias seguirán ampliándose, ya que el mayor crecimiento de los precios se da en Chueca. Exactamente, más de un 8%. “Al igual que pasa en la compra, los pisos pequeños son los que menos tiempo tardan en alquilarse”, recalcan en uDA.

Gentrificación y lujo

En la misma línea que el resto de expertos, Crisenti admite que “la zona está algo saturada y de ahí que el público gay esté desplazándose a otras áreas”. “Chueca ya no es la novedad”, sostiene. “Este perfil con poder adquisitivo”, añade, “está a la última y ahora mismo la tendencia está en Embajadores y Lavapiés”. En concreto, Crisenti cita las zonas de La Latina y Tirso de Molina. “El fenómeno de gentrificación que vivió Chueca se empieza a notar en Embajadores, con cierto movimiento hasta Malasaña, hasta, por ejemplo, la calle Conde Duque”, dice.

Centrándose en el sector del lujo, Crisenti reconoce que en Chueca no hay mucha oferta y que se limita a viviendas reformadas de más de 300 metros en edificios representativos. “Hemos tenido casas estupendas en las calles Libertad o Fuencarral, pero a la demanda le cuesta mucho gastarse uno o dos millones en estas áreas con tanto movimiento”, indica. “Aquí el alto standing queda desmerecido porque hay mucha oferta de ocio”, remarca. Destaca un comprador muy variado con gran presencia de extranjeros. “En este sector, Chueca va mucho más allá del mundo LGTB”, concluye.

“Abandoné las Fuerzas Armadas porque no me sentía respetada como mujer ni como homosexual”

Patricia Campos (1977) ha ido abriendo camino. Fue la primera mujer que pilotó en las Fuerzas Armadas un avión reactor y la primera española que entrena a un equipo de fútbol femenino en la liga de Estados Unidos. Acaba de publicar Tierra, Mar y Aire ( Roca Editorial), una autobiografía en la que narra los obstáculos que se encuentra por el camino una mujer pionera.

Desde joven su sueño era volar, tras finalizar la universidad aprobó las oposiciones para entrar en la Armada. Durante ocho años fue feliz pilotando, pero cuando pisaba tierra comenzaban los problemas, tenía que hacer frente en su base militar a una doble discriminación por ser mujer y ser lesbiana. “Me veía obligada a esconder mi condición sexual para no tener problemas, explica en su libro. Atiende a eldiario.es el día antes de comenzar sus vacaciones, porque se marcha a hacer un voluntariado a Uganda, otra de sus pasiones. Allí utiliza el fútbol para integrar a mujeres con VIH.

Desde que inicia las oposiciones hasta que decide marcharse de las Fuerzas Armadas, los comentarios machistas son constantes, ¿cómo recuerda esos ocho años?

Fue sorprendente encontrarme con gente que no compartía mi mismo punto de vista. Me chocó, y no lo acabé de entender. Mientras he escrito el libro he vuelto a mirar atrás y pienso que no hay que tomarse las cosas de forma personal porque no todo el mundo ha tenido la fortuna de educarse con lo valores con los que yo he crecido.

Si las Fuerzas Armadas tuviesen un espíritu más integrador, ¿se hubiese quedado?

Me marché porque no me sentía integrada o respetada como mujer ni como homosexual. No podía trabajar con gente que no compartía mis valores, resultaba incómodo. Si ellos hubieran apostado más por los derechos humanos, o simplemente hubiesen respetado a los que no son como ellos, no hubiese tenido que pedir la baja del ejército porque me encantaba ser piloto militar.

Cuenta que en su unidad no existían vestuarios femeninos, incluso llegaron a remodelar el de los hombres y mantuvieron la negativa a construir uno para chicas

Sí, no sé si seguirán así las cosas. Pero cuando me marché en el 2013 no tenían servicios para chicas. Creo que en la Armada no están preparados para la mujer, porque este simple hecho me parece muy fuerte. Si quería ir al baño o me quería cambiar de ropa tenía que ir a mi casa. La Armada no evoluciona al mismo ritmo que la sociedad civil. Les cuesta adaptarse a los cambios, viven en un mundo paralelo.

¿Recibió apoyo de sus superiores?

En algunas situaciones me sentí un poco sola. Este libro también lo escribí por el resquemor que me ha quedado al pensar que no hice lo suficiente, que no luché todo lo que debía para facilitar la vida de las mujeres que estábamos allí y de las jóvenes que iban a ir llegando. Lo que pretendo con este relato es pedir que cambien las cosas.

¿En qué momento decidió abandonar la Armada?

Cuando la balanza entre felicidad y volar no me compensaba decidí que era el momento ideal para irme, había conseguido mi objetivo que era ser piloto del reactor. Había conseguido mi sueño y decidí apostar por otra vía, la del deporte y la del fútbol, que siempre me ha acompañado a lo largo de estos años.

Desde su marcha, ¿cree que las Fuerzas Armadas se han modernizado?

Yo era la única en mi unidad, no tenía ninguna amiga dentro. Pero recibo mensajes por Facebook de mujeres militares en los que me cuentan las cosas que les pasan y me siento identificada.

¿Ha tenido algún problema tras publicar este libro?

No, estoy recibiendo mucho apoyo, me escriben por redes los lectores porque les ha encantado y les gusta mi forma de ver la vida.

¿Qué precio hay que pagar por ser una mujer pionera?

A los hombres no les gustan las mujeres pioneras. Se cuestiona nuestra profesionalidad, siempre estamos en el ojo del huracán. Siempre tienes que demostrar lo que vales, cuando ellos no tienen que demostrar nada a nadie. Ellos no entienden qué haces ahí, les asusta que seas diferente.

Dejó de pilotar y se marchó a Estados Unidos para entrenar equipos de fútbol. ¿Cómo está viviendo la experiencia?

El deporte en Estados Unidos se ve de una forma diferente que en España, sobre todo el femenino. Recibe apoyo de las instituciones, del gobierno, de las universidades. Las niñas quieren ser como las futbolistas, las empresas les apoyan, son famosas. En España por desgracia no estamos a ese nivel, espero que dentro de unos años se respete a las deportistas tanto como lo hacen allí.

¿En EE UU se ha roto el tabú de la homosexualidad y el fútbol?

Existe una doble moral. En algunos estados como en California la homosexualidad se ve de otra forma porque influye el ambiente de Hollywood y Los Ángeles. En el centro del país la percepción es diferente. Aunque desde hace un año los homosexuales nos podemos casar en todos los estados, no te creas que en EEUU está tan bien visto.

Este verano se marcha a Uganda. ¿Cómo utiliza el fútbol para integrar a mujeres con VIH?

Cuando voy a Uganda formo tres equipos: uno de niños, otro de niñas y otro de mujeres con VIH. El de niñas me costó muchísimo organizarlo porque allí las mujeres no practican deporte pero ahora ellas y los niños juegan juntos, cuando llegué, eso resultaba impensable. Mediante el deporte se pueden abordar valores como el respeto y la tolerancia.

Nuevas agresiones homófobas en Madrid al grito de “puto maricón”

Besada celebrada en 2014 en Madrid contra las agresiones homófobas

Besada celebrada en 2014 en Madrid contra las agresiones homófobas / M.D.

Madrid se ha vestido esta semana de banderas arcoíris para conmemorar el Orgullo LGTBI mientras el colectivo sigue denunciado agresiones homófobas. La última, este miércoles por la noche, cuando tres jóvenes volvían a sus casas tras haber asistido al pregón en la madrileña plaza Pedro Zerolo. Salían del metro sobre las 23:00 horas y “aparecieron tres chavales detrás de nosotros que empezaron a gritarnos ‘maricón, vete a comer pollas’ o ‘id a chueca’ al tiempo que nos empezaron a tirar piedras”, cuenta Raúl, uno de los agredidos.

Los tres, que forman parte de la junta directiva del colectivo por los derechos LGTBI Magdalenas Diversas, cambiaron de rumbo y se dirigieron a casa de Raúl para cenar. Unas dos horas después, “cuando mis dos amigos se iban, a uno le siguieron otros dos chicos distintos”, que empezaron a insultarle y le rompieron el labio de un puñetazo. El joven remarca que los tres portaban banderas arcoíris, chapas y abanicos.

Uno de ellos ha vuelto ha sufrir otro episodio esta misma mañana al subir a un autobús en el madrileño barrio de San Blas. En esta ocasión, dice Raúl, también iba con chapas similares. “Un neonazi del distrito, al que ya conocemos, le ha empezado a llamar ‘maricón de mierda’, pero la gente que había en el autobús ha salido en su defensa y no ha pasado nada más”, explica el integrante del colectivo.

Otra agresión en la ciudad

Este mismo jueves la organización LGTBI Respeta ha denunciado los hechos que se produjeron el pasado viernes sobre las 20:30 de la noche en la calle López de Haro. Una pareja de dos chicos fueron agredidos mientras paseaban y repartían panfletos contra la discriminación al colectivo.

“Pasaban por un supermercado y se encontraron con un grupo de unas veinte personas que vestían camisetas con las letras ‘HSM’, presumiblemente del colectivo nazi Hogar Social Madrid’, que tras un cruce de palabras comenzaron a golpearles en el cuerpo al grito de ‘puto maricón’ y ‘maricón de mierda'”, cuenta Adolfo Martínez, portavoz de la asociación.

En ese momento, uno de ellos comienza a ser perseguido por un grupo de agresores después de que comenzara a correr para huir y se resguarda en un establecimiento de la zona. “Los vecinos y los dueños de la tienda no dejan entrar a los agresores, que se alejan para coger objetos como botellas y vuelven”, afirma Martínez. “Es en ese momento cuando el chico decide salir del establecimiento y correr hasta dejarlos atrás”, continúa.

Tanto estos últimos como los jóvenes agredidos en San Blas han decidido denunciar los hechos. Algo que no hacen la mayoría de gays, lesbianas, bisexuales o trans que sufren episodios de violencia. El colectivo Arcópoli ha contabilizado 105 agresiones homófobas o tránsfobas en lo que va de año solo en Madrid. De ellas, únicamente 17, el 16%, se han puesto en conocimiento de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. “Los delitos de odio no se denuncian, no es que no existan, pero solamente así podemos acabar con esta lacra”, dice Martínez.

El contra-Orgullo, otra forma de lucha gay

Asociaciones vecinales y LGTB reclaman un modelo más reivindicativo y sostenible para las fiestas

Cientos de personas, ayer, durante el pregón de las fiestas del Orgullo LGTB en la Plaza Pedro Zerolo

Cientos de personas, ayer, durante el pregón de las fiestas del Orgullo LGTB en la Plaza Pedro Zerolo. OLMO CALVO

La programación del Orgullo LGTB ha comenzado con polémica. Ayer en la plaza Pedro Zerolo el jurado del programa MasterChef, es decir, los cocineros Jordi Cruz, Pepe Rodríguez y Samantha Vallejo Nájera, debería haber ejercido de pregonero de esta semana grande para el colectivo LGTB . Sin embargo, desde las redes sociales se mostró un gran descontento porque este trío tan poco representativo para la causa hubiera sido elegido para dar el inicio de las fiestas, especialmente, en un año marcado por la masacre homófoba de Orlando, donde 50 personas perdieron la vida. El homenaje programado para recordar a las víctimas se mantuvo pero, por primera vez, el Orgullo se quedó sin pregoneros.

Este arranque refleja el malestar que cierta parte del colectivo siente respecto a unas fiestas que en opinión de muchos han perdido su carácter reivindicativo en favor de su lado más lúdico y comercial. De ahí que en los últimos años se haya afianzado la plataforma Orgullo Crítico, un proyecto que reunió a 2.000 personasen su manifestación del martes 28 bajo el lema Orgullo, resistencia y autodefensa.

Esta plataforma se creó en 2007 y está formada por una docena de asociaciones, entre las que se encuentran la Asamblea Transmaricabollo de Sol, la Comunidad de Asexuales de España (ACEs) o la Comunidad no monógama lgtbq+. Según explican, nacieron «como una reacción al Orgullo comercial, buscando un movimiento mucho más político y reivindicativo, lejos del capitalismo rosa». En su manifiesto denuncian «la discriminación silenciosa a la que se nos somete diariamente en nuestros puestos de trabajo, las instituciones, sistema sanitario, entornos sociales, en las calles… Algo que nos obliga de forma sutil pero contundente a ocultar nuestras disidencias».

Para mostrar su compromiso han organizado una serie de actividades bastante alejadas de los conciertos de pop por las plazas de Madrid o la tradicional carrera de tacones. Por ejemplo, el jueves 30 organizan en La Quimera (Plaza de Nelson Mandela, Lavapiés) una Kafeta Anal Marika, con performances, talleres de género, comida vegana y música. El sábado 2 tendrá lugar un taller de mecánica ciclista para mujeres, bolleras y trans en Tabacalera (Embajadores, 51) y el sábado 9 habrá karaoke transfeminista y concierto de cantautoras, a las 19.30 h., en La Quimera. El resto de actividades se puede consultar en su web orgullocritico.wordpress.com.

Esta plataforma no es la única que aboga por cambiar el modelo del orgullo oficial. La Asociación de vecinos de Chueca también propuso al Ayuntamiento de Ahora Madrid un «modelo más social en el que cobrase más importancia el tejido cultural del barrio, en vez de los intereses de los empresarios», explica Esteban Benito, su presidente.

Sin embargo, Benito asegura que desde el Consistorio se bloqueó y boicoteó esta iniciativa que «pretendía ser una propuesta alternativa a la forma en la que durante la última década se vienen organizando actividades en el barrio para el orgullo, totalmente de espaldas al barrio». Aún así, aseguran que seguirán trabajando por unas fiestas más sostenibles e integradoras. Para ellos, otro Orgullo Gay es posible… y necesario.

Madrid: Tres jóvenes gais, agredidos en San Blas tras acudir al pregón del Orgullo

El colectivo Arcópoli tiene registradas 107 agresiones homófobas en la región en lo que va de año

Tres jóvenes gais de entre 21 y 25 años han sido agredidos esta madrugada cuando regresaban de asistir al pregón del Orgullo, celebrado ayer en el barrio de Chueca. Un grupo de personas les ha increpado, les ha insultado y les ha lanzado objetos. En lo que va de año, el colectivo Arcópoli, de defensa del colectivo de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (LGTBi) lleva registradas 107 agresiones homófobas en la región en lo que va de año.

Los jóvenes regresaban a sus domicilios cuando se toparon con un grupo de tres chavales (dos de ellos menores de edad), en la plaza de Alsacia y en la avenida de Guadalajara, en el distrito de San Blas. Sus integrantes comenzaron a insultarles con improperios como “maricones y comepollas”. Los jóvenes subieron al domicilio a uno de ellos, sin enfrentarse a sus atacantes. “Llevábamos las banderas arcoiris [símbolo del movimiento LGTBi] y por eso nos reconocieron. De todas formas, saben nuestra orientación sexual porque llevamos toda la vida residiendo en este barrio”, señala una de las víctimas.

Cuando terminaron de cenar, uno de los jóvenes gais se marchó a su casa. Le estaban esperando de los atacantes, que siguieron con los insultos. En este caso, la víctima sí se encaró a ellos y les recriminó su actitud. Los chavales le empezaron a tirar manzanas y hasta piedras, cuando caminaba por la calle de los Hermanos García Noblejas. Una de ellas le alcanzó en la cara y le partió el labio. El herido pudo llegar a su casa y curarse la herida.

Los agredidos tienen previsto acudir esta tarde a la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía del distrito y denunciar los hechos. “Ante todo tenemos más ganas de acabar con este tipo de ataques y que se tomen medidas”, explica uno de los agredidos.

El colectivo Magdalenas Diversas, al que pertenecen los jóvenes, ha convocado una concentración a las seis de la tarde de mañana en la plaza de Alsacia para denunciar la agresión y pedir medidas contra este tipo de ataques. A la misma está prevista que se sumen otras asociaciones, como Arcópoli. 

PEGATINAS HOMÓFOBAS EN CHAMBERÍ

La glorieta de Bilbao ha amanecido esta mañana con nuevas pegatinas homófobas, según ha denunciado Arcópoli. En las mismas se ve a un grupo de personas pintadas con el arcoíris y justo en medio una con perfil negro y el logotipo del grupo neonazi Bases Autónomas. Sobre ellas se lee el texto: “Somos diferentes”.

El colectivo de defensa LGTBi ya se ha puesto en contacto con la Policía Municipal para denunciar este hecho, de forma que lo investiguen por si supone un delito de odio.

El Orgullo Gay después de Orlando

EE UU ha demostrado que la conquista de derechos se alcanza cuando, en un carril paralelo, también avanza el rechazo a la intolerancia y la homofobia

La marcha del Orgullo en Nueva Orleans. GERALD HERBERT AP

La marcha del Orgullo en Nueva Orleans. GERALD HERBERT AP

Las parejas homosexuales de Estados Unidos tienen derecho a casarse, a compartir seguros médicos, a hacer declaraciones de impuestos conjuntas o adoptar niños. La opinión pública respalda esos derechos a niveles más altos que nunca. La candidata demócrata a la Casa Blanca desfila en las celebraciones del Orgullo Gay de Nueva York. El presidente de la nación hace referencia a las reivindicaciones por la igualdad de los transexuales en un discurso a las dos Cámaras del Congreso y acaba de crear el monumento nacional a los derechos LGBT. Cuando habla de esta comunidad, no se queda en las siglas: habla de gais, lesbianas, bisexuales y transexuales.

Es el relato de los avances hacia la igualdad de todos los ciudadanos estadounidenses que han visto cómo la ola del cambio se aceleraba y ganaba fuerza en el último lustro. Cualquiera que mirase atrás hacia estos últimos años podría preguntarse ¿qué más queda por ganar? Pero la misma oleada chocó el pasado 17 de junio, de golpe, con el muro del terror. Una masacre en un club gay de Orlando, la peor en la historia de EE UU, acabó con la vida de 49 personas y dejó otras 53 heridas.

Mirando atrás se lee también el relato de cuatro décadas de avances incuestionables, como el hecho de que EE UU haya celebrado este fin de semana el primer aniversario de la plena igualdad de derechos, interrumpidos únicamente por instantes en los que la homofobia y el odio recuerdan que la verdadera igualdad, la apuntalada en la aceptación y el respeto en toda la sociedad, aún no está lograda. El ataque de Orlando ha sido el último.

Las marchas del Orgullo de todo el mundo recuerdan a las víctimas de Orlando. En la imagen, la de San Juan, en Puerto Rico, el pasado 26 de junio. ALVIN BAEZ REUTERS

Las marchas del Orgullo de todo el mundo recuerdan a las víctimas de Orlando. En la imagen, la de San Juan, en Puerto Rico, el pasado 26 de junio. ALVIN BAEZ REUTERS

Más de dos semanas después de la masacre se desconoce aún el verdadero motivo de Omar Mateen, que juró su lealtad a ISIS durante el tiroteo, pero también mostró señales de dudas sobre su identidad, habiendo visitado el club en varias ocasiones y como usuario de aplicaciones para citas entre homosexuales. Para la comunidad LGBT, ninguna de estas razones oculta que el hecho de ser un club gay lo convirtió en objetivo.

“Tenemos trabajo por hacer cuando personas LGBT de todo el mundo todavía se enfrentan a un aislamiento increíble, pobreza, persecución, violencia e incluso la muerte”, dijo Obama en una ceremonia en la Casa Blancaapenas dos días antes de la masacre. Según las autoridades estadounidenses, el 22% de los crímenes de odio perpetrados en el país son contra homosexuales o transexuales.

La reacción en EE UU a la masacre de Orlando ha sido la de la defensa de espacios como el club Pulse, necesarios aún para la comunidad LGBT. “La existencia de estos lugares es en sí un acto de rebeldía. Representan la reivindicación de espacios por parte de personas que viven en los márgenes de la sociedad”, escribe Julio Capó, profesor de la Universidad de Massachusetts.

El recuerdo a las víctimas de Orlando en la puerta de Stonewall Inn, en Nueva York. LUCAS JACKSON REUTERS

El recuerdo a las víctimas de Orlando en la puerta de Stonewall Inn, en Nueva York. LUCAS JACKSON REUTERS

Pero quienes han conocido estos lugares como el único sitio donde sentirse aceptados, comprendidos y donde nadie les iba a tratar desde la diferencia, también saben que esas cuatro paredes pueden convertirse rápidamente en un velo fácil de rasgar. “Mis primeras visitas a clubs gais eran operaciones clandestinas y, debo decir, es difícil ser gay sin que nadie se dé cuenta y a la vez ir vestido adecuadamente para salir una noche”, escribió hace una semana Matt Thompson, columnista de The Atlantic, hijo de inmigrantes y miembro de la comunidad gay de Orlando en los 80 y los 90. El atentado ha recordado que muchos miembros de la comunidad LGBT todavía tienen en estos locales —desde Orlando a Detroit, Nueva Orleans o Nueva York— el único espacio donde viven en completa libertad y aceptación.

Mientras, en el exterior, la sociedad estadounidense es el ejemplo de que, en un carril paralelo al de la conquista de los derechos, es necesario que avance el rechazo a la intolerancia y la homofobia. Las redadas del Stonewall Inn tuvieron por respuesta la creación de un movimiento de protestas y activismo por la igualdad de gais y lesbianas que ha durado varias décadas. Sobre esas protestas se sustenta la reacción a la iniciativa el año pasado de una funcionaria de Kentucky que se negaba a casar a parejas homosexuales.

Cuando poco después dos Estados sureños aprobaron leyes que permiten negar servicios a parejas homosexuales, la comunidad empresarial del país se pronunció rápidamente a favor de la igualdad de derechos. Y hace apenas dos meses fue el mundo de la cultura y el cine el que boicoteó a Carolina del Norte tras aprobar una ley que niega el acceso a los baños públicos a los transexualesque quieran emplear el servicio del género con el que se identifican.

El último ejemplo también pasa por Orlando. Decenas de personas crearon murallas humanas en los funerales de las víctimas del ataque para que ni las familias ni las cámaras de televisión pudieran apreciar la presencia de activistas que portaban mensajes homófobos. Harvey Milk, el primer político electo en San Francisco tras revelar su homosexualidad y asesinado en 1978, afirmó “si una bala me atraviesa la cabeza, dejen que esa bala destruya las puertas de todos los armarios”. Su deseo aún no se ha cumplido, pero la oleada del cambio solo avanza en una dirección.