El arzobispo de Madrid critica veladamente al autobús tránsfobo: “La convivencia no se construye en el insulto”

El cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid

“Quien difama, quien rompe al otro, manifiesta desprecio a la Humanidad”. El cardenal de Madrid, Carlos Osoro, hizo ayer frente a la polémica de los autobuses tránsfobos de HazteOir durante su intervención en el Fórum Europa. Lo hizo al modo eclesial, sin querer referirse directamente a los ultracatólicos, y remitiéndose a una intervención anterior, la base de su discurso, en la que, citando a Ortega y Gasset, se preguntaba “¿qué nos pasa para no saber lo que nos pasa?”.

Preguntado por HazteOir, el purpurado subrayó que “no entro en autobuses, y me remito a lo que dije antes. ¿Qué nos pasa para no saber lo que nos pasa? Este es el autobús que yo quiero, no quiero otro”. ¿Y qué es lo que pasa, en opinión de Osoro? Que “la convivencia se construye en el respeto, no en la difamación, ni en el insulto, ni en el reírse de los otros. Eso no tiene nada que ver con el Evangelio”, como había dicho antes.

Ante la atenta mirada de Cristina Cifuentes y del padre Ángel, dos de los objetos de ataques de estos grupos ultraconservadores y sus terminales mediáticas, el cardenal de Madrid clamó por construir una sociedad al estilo de Jesús, que “nunca rompió puentes, sino que los construyó; que nunca hizo muros sino que los derribó, para hacernos entender que la humanidad es una gran familia, que necesita todos los días revisar lo que está haciendo”.

Retomando la frase de Ortega y Gasset, Osoro alertó de las “tentaciones de ideologizar la fe, privatizar la Iglesia y su misión, y seleccionar páginas del Evangelio, haciendo un Jesús a nuestra medida”. En lo que se puede intuir como una respuesta a la organización dirigida por Ignacio Arsuaga. HazteOir, desde la llegada de Osoro, tiene prohibido utilizar los templos madrileños para sus charlas o iniciativas, dada la pertenencia de algunos de sus miembros a El Yunque. Osoro denunció que “las ideologías no son la respuesta al hombre para construir una casa común”.

“Profanar la dignidad del hombre es blasfemar a Dios mismo. Cualquier clase de violencia, la que fuere, que no duda en atacar a personas sin ninguna distinción, a imponer chantajes que provocan enfrentamiento, desórdenes, pánicos, que obligan a grupos a favorecer sus planes, no tienen ninguna justificación”, declaró. “Ninguna circunstancia justifica una actividad que no respete al otro, le elimine o se ría de él. Por eso, la infamia, a quien la realiza, siempre es reprobable, y cuando uno se apoya en la religión…. No es la religión que Jesucristo nos enseñó”.

“Quien difama, quien rompe al otro, manifiesta desprecio a la Humanidad. Cuando esto se hace, se puede destruir todo. Es terrible estar en este mundo teniendo como arma el odio. Eso ultraja a Dios”, clamó el arzobispo de Madrid, quien recordó que “debemos crear la cultura del encuentro, no la del descarte”.

Dos activistas trans frente al bus de HazteOir: “Tienen que saber que estamos aquí”

Rubén (i) y Aitor (d) junto a la caravana de HazteOir / R.R..

El circo tránsfobo de HazteOir se había instalado en la plaza de Cibeles el viernes a mediodía. Justo frente al Ayuntamiento de Madrid que había inmovilizado su autobús con mensajes contra la transexualidad. El presidente del grupo ultracatólico, Ignacio Arsuaga, repetía sus consignas a pie de la caravana parada por unos agentes municipales. Con la estampa del palacio de Comunicaciones –sede del Gobierno de Manuela Carmena– y la diosa Cibeles como decorado de fondo, Arsuaga insistía: “Si nos quieren ilegalizar tendrán que cambiar la ordenanza”.

Cuando el  show perdía fuerza y HazteOir ya tenía un boletín de denuncia de la policía, han aparecido dos chicos. Portaban una bandera enseña universal del movimiento reivindicativo trans. “No nos dejan pasar”, decían mientras se quedaban a una prudencial distancia del vehículo naranja con la leyenda: “¿Las niñas tienen vulva?” Rubén y Aitor, activistas de 23 y 24 años, se habían acercado a ver cómo HazteOir había sacado a la calle otro coche con mensajes que niegan su propia identidad. Al final se han atrevido colocarse junto a la autocaravana. Un rato después de que los utras se marcharan rumbo a su sede, ambos chicos han hablado con eldiario.es

¿Cómo os habéis decidido a plantaros allí?

Aitor: Estaba relativamente cerca de la plaza y cuando nos hemos enterado de que la caravana iba a estar allí le he dicho a mi compañero: “Tenemos que hacer algo. Tenemos que ir”.

Rubén: Sí, nos hemos enterado de que esta caravana iba hacia Cibeles por las redes sociales y hemos tirado para allí. Queríamos ver si realmente estaba circulando y comprobar qué estaba pasando.

A: Yo he dicho: esto tengo que verlo con mis propios ojos y tienen que saber que estamos aquí. Así que hemos cogido el autobús para Cibeles.

R: Ha sido bastante improvisado. A llegar no nos dejaban pasar y no teníamos nada pensado pero, al ver la caravana, al final no nos lo hemos pensado dos veces y para adelante. Hemos sacado las banderas.

HazteOir ha dicho que no pretende ofender a nadie. ¿Os ha ofendido?

R: Sí. Porque vulneran nuestros derechos. Es como decir que no existimos. Claro que duele, después de todo lo que hemos tenido que pasar…

A: Claro que me he sentido ofendido. Yo, antes de ser adulto, he sido un niño con vulva. Y su mensaje me está invisibilizando.

¿Deberían prohibir que circularan?

R: Sí. Es una campaña de odio. Que incita al odio y a la discriminación.

A: Debería impedirse que circulara porque promueve la transfobia.

R: Me pongo en la piel de los niños trans… Yo tengo 23 años y tengo más herramientas para manejarlo, pero me imagino cómo puede sentirse un menor al que se le dice que no existe. Se le niega su identidad.

¿Ese es uno de vuestros mayores problemas? ¿Haceros invisibles?

A: Claro. Además se nos asocia directamente a un tipo de gente, un tipo de profesiones…

R: Nosotros intentamos ofrecer referentes para esos jóvenes y cosas como esta nos echan tierra por encima. Desde que eres pequeño te das cuenta de que eres diferente que no eres lo que  hay que ser. Si hubiese leído algo como lo que aparece en esos autobuses… Terminas por pensar que lo que tú eres no puede ser.

A: Yo exterioricé cómo sentía a los seis años con mi madre. A los 16 supe realmente lo que esto suponía. Y siempre he notado los cuchicheos, las miradas…

R: En mi caso, era consciente de que no encajaba pero mi madre siempre me dio mucha libertad. No le puse nombre hasta los 20 años.

¿Creéis que esta campaña es libertad de expresión?

R: Opino que no. La libertad de expresión acaba cuando se pisa al resto.

¿Y si continúa la campaña?

A: Pienso ir donde estén y donde haga falta.

R: Si ellos no se cansan, nosotros tampoco. No vamos a dejar que nos vuelvan invisibles.

El juez ordena que el autobús de HazteOir no circule hasta que retire los mensajes tránsfobos

Un juzgado prohíbe circular al autobús transfóbico de HazteOir. EFE

El autobús tránsfobo de HazteOir no puede circular por orden judicial. Así lo ha decretado cautelarmente el magistrado que instruye el caso sobre un posible delito de odio contra la organización ultracatólica. En un auto, el juez Juan José Escalonilla explica que el vehículo debe retenerse “en cuanto no se retire de dicho autobús el mensaje citado”.

Los textos de HazteOir decían:  “Si naces hombre, eres hombre. Si eres mujeres, seguirás siéndolo” se puede leer en el autocar del grupo ultracatólico que ha circulado por la capital, “que no te engañen”.

Estas frases, según el auto judicial, suponen un indicio de “acto de menosprecio a las personas de orientación sexual distinta” y por lo tanto, “con la finalidad de evitar la perpetuación de la comisión del delito”, ordena la inmovilización del autobús que había solicitado la Fiscalía.

La campaña de la organización ultracatólica fue lanzada hace unos días y pretendía recorrer varias ciudades españolas lanzando el mensaje que al magistrado considera ahora sospechoso de ser delictivo. La Policía Municipal de Madrid retuvo el coche aduciendo no solo los motivos de odio sino la vulneración de la ordenanza sobre publicidad.

La iniciativa, además de la crítica y denuncia del equipo de Gobierno de Madrid y asociaciones lgtbi tampoco ha contado con el apoyo de algunos miembros del Partido Popular como Rafael Hernando o la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes. La organización se ha escudado en que únicamente lanzan “mensajes científicos”.

Que no te engañen: cinco cosas que debes saber sobre transexualidad infantil

Un dibujo de Gabriela, una niña transexual, cedido por la familia

Una persona transexual es aquella a la que al nacer se le asigna una identidad sexual que no es la suya (lo que ha confundido el juez en la sentencia sobre el autobús tránsfobo con orientación sexual). El autobús de la organización ultracatólica HazteOir incluye estas frases: “Los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva. Que no te engañen”. Según el propio  presidente de la entidad: “El mensaje habla de biología”.

Históricamente, la mayoría de niños que tienen pene son niños, y la mayoría que tiene vulva son niñas, pero esto no es siempre y necesariamente así: a muchas personas se les adjudica el sexo erróneo. La OMS define así la transexualidad infantil:  “Incluye una fuerte aversión por parte del niño a su anatomía o características sexuales, un fuerte deseo de las que coinciden con el género experimentado y fantasear con juguetes, juegos, actividades o compañeros de juego que son típicos del género experimentado en lugar del sexo asignado”.

¿Cuándo expresan los niños su identidad de género?

Depende de cada uno y de su entorno, pero algunos lo verbalizan desde los dos o tres años, según explican a eldiario.es algunas madres: “Soy niño” o “mírame a los ojos, soy una niña”, dicen a los adultos, o se miran al espejo y se repiten: “Soy guapa”. Pilar Sánchez, la madre de Gabriela, respondió a la pregunta “¿cuándo supo tu hija que era una niña?” con otra: “¿Desde cuándo te sientes tú un chico?”.

La OMS define que para que se considere transexualidad infantil “la incongruencia debe haber persistido durante aproximadamente dos años y no se puede diagnosticar antes de los cinco”. 

El punto de partida es la conquista del lenguaje. A partir de ahí, los niños con más fuerza o ímpetu o que tienen un ámbito familiar más favorable lo expresan antes. “Otros se callan y no dicen ni pío e interiorizan que están equivocados en lo que sienten”, explica una madre: “Entonces crecen con culpa y con vergüenza y viven vidas ocultas hasta que explotan”. Los suicidios de transexuales que no pudieron expresar su identidad sigue siendo un tema tabú.

¿Es necesario que haya un cambio de apariencia?

No. Ocurre que asociamos el género a una apariencia, y esto puede llevar al sufrimiento a quien no adopta los rasgos elementales de la apariencia masculina o femenina. Esto puede ocurrir con más virulencia en la adolescencia, así que los niños y niñas transexuales pueden recibir bloqueadores hormonales al inicio de la pubertad. Prima siempre el interés superior del menor.

¿Estamos ante un cambio de paradigma?

Juan Gavilán, autor de Infancia y transexualidad (Catarata, 2016), explicaba en una entrevista con eldiario.es que el “modelo biomédico y patologizador” estaba en retroceso y en vías de ser sustituido por un modelo “sociocultural” abanderado por la rebeldía de un grupo de madres de menores que dejaron de esconder lo que son. Pilar Sánchez, la madre de Gabriela, contaba aquel día que una psiquiatra de la UTIG llegó a culpabilizarla por “querer tener una hija”. “Yo no quiero para mi hija ningún disfraz. ¿Por qué lo voy a vivir como un trauma si no es nada malo? Lo malo es la transfobia, cómo el entorno acoge a los niños trans”, denuncia una madre.

En este proceso de “despatologización”, el discurso biomédico basado en el diagnóstico, la evaluación, la hormonación y la intervención, está siendo rechazado por el movimiento asociativo.

El propio comisario europeo de Derechos Humanos exigió que se dejara de tratar a los transexuales como enfermos, pero quedan escollos: el manual de diagnóstico de trastornos mentales, el DMS V, dejó de considerar la transexualidad como enfermedad mental en 2013, pero el texto de referencia de la OMS la mantiene en el ICD-10. La revisión del documento está en proceso y se va a considerar “incongruencia de género”.

Si esto es una revolución, ¿cuándo y cómo comenzó?

La transexualidad ha estado muy asociada a la marginalidad porque la sociedad pensaba que eran raros o viciosos. Las asociaciones de familias con niños trans dan la vuelta al argumento: lo que conduce a la marginalidad es que la sociedad no te permita ser quien eres.

Los niños trans, presentes en todas las culturas a lo largo de la historia, solo han empezado a mostrarse como son recientemente gracias a varios factores. Uno de ellos, la mayor preocupación por sus emociones. “Cuando te pones a su altura y le escuchas, el niño dice y cuenta”, dice una madre.

Otro factor han sido las redes. Antes la madre podía contarlo a su entorno y recibir una respuesta fría o incluso de reprobación. Las redes facilitan encontrar a los iguales y así han surgido asociaciones: Chrysallis, la primera en España familias con niños transexuales, se funda en julio de 2013. A partir de entonces surge Transhuellas, Fundación Daniela, Asociación Arela… En 2014 Chrysallis presenta el documental El Sexo Sentido. El tema se mediatiza y los padres ven que sus hijos no son seres extraños. El fenómeno sigue al alza y es global: la edición internacional de National Geographic acaba de dedicar su número de enero a la “revolución de género”.

¿Qué avances legislativos se han producido?

Se han aprobado leyes autonómicas en Andalucía, Castilla-La Mancha, Madrid o País Vasco, pero no hay una ley estatal, aunque ya está habiendo contactos de grupos políticos para desarrollarla. Entretanto, se aprueban normativas sectoriales en materias transferidas, como la educación, y ya hay varias comunidades con protocolos educativos y médicos para identidad de género. Estos protocolos convierten en ilegal un caso como el de Gabriela, a la que un colegio de Málaga no permitió vestirse con un uniforme de niña.

Tampoco se ha modificado la legislación del registro para que permita corregir el sexo en los documentos públicos. Los padres se quejan de la intromisión en su intimidad que supone tener que explicar al conductor del autobús o en un aeropuerto que su hija es una niña aunque el DNI diga lo contrario.

Hay iniciativas legislativas para corregir esto. Es cada vez más frecuente la admisión del cambio de nombre (de uno propio de niño a otro de niña, o viceversa) pero de momento son algunos jueces quienes están abriendo camino para amparar también el cambio de la mención registral del sexo. Los criterios no son unívocos: un juez de Torremolinos puede denegar el cambio de nombre en el DNI de Alexa, mientras que apenas a cien kilómetros otro dicta que negar a los menores un cambio registral del sexo es “negarles una vida plena y libre”.

Si eres transexual eres “anómalo” y otras perlas del manual de HazteOir para padres

El  grupo ultracatólico HazteOir no sólo organiza charlas con  ponentes que defienden que los homosexuales no deben practicar sexo o ponen en la calle un autobús con mensajes tránsfobos –paralizado por un juez este miércoles en Madrid– en sus ventanas. También edita libros. Es el caso de ¿Sabes lo que no quieren enseñarle a tu hijo en el colegio? Las leyes del adoctrinamiento (2015), un manual del que la organización ha repartido alrededor de 30.000 ejemplares a familias e instituciones.

El libro, que está online y que envían a domicilio, carga contra lo que la organización considera “adoctrinamiento sexual dirigido” en los centros educativos y analiza en 47 páginas las diferentes leyes LGTBI que las comunidades autónomas han desarrollado estos los últimos años para –según HazteOir– atentar “contra la libertad de los padres” a la hora de educar.

El texto pone en duda la necesidad de dichas leyes y las valora como “discriminación positiva hacia un colectivo” en perjuicio del resto de ciudadanos. No es el único apartado polémico de la publicación.

1. Leyes “no necesarias” y discriminación “inexistente”

Según HazteOir, los derechos de las personas LGTBI “ya se encuentran garantizados por la Constitución española”. El colectivo destaca que las leyes autonómicas suponen “nuevos derechos a la carta para determinados colectivos”.

La realidad es que los casos de discriminación al colectivo LGTBI no cesan: sólo el nuevo formulario administrativo que acompaña  la ley antihomofobia catalana recopiló en 2015 hasta 113 casos de denuncia por LGTBifobia.

“El florecimiento de todas estas leyes está institucionalizando dos categorías de ciudadanos, los LGTBI y los heterosexuales”, destaca el libro. La obra no cita cuestiones como el desamparo que vive el colectivo respecto a ciertas gestiones con la Administración;  por ejemplo, la discriminación que viven los menores trans que quieren cambiar su nombre en el DNI: “El 90% de las peticiones de cambio se deniega”, apuntan desde la Fundación Daniela.

Según el texto, las leyes se justifican “aceptando una discriminación estructural inexistente basada en estadísticas de maltrato distorsionadas”. En la página 32 del libro se hace constar el descenso desde 2014 de las agresiones a personas LGTBI; lo que no se explica es que ese mismo año las agresiones a homosexuales quedaron fuera de las estadísticas del Ministerio.

2. Poco respaldo social a las leyes LGTBI

El texto, en la página 7, entiende que las nuevas leyes autonómicas “no gozan de respaldo social”, por lo que convierten a los gobiernos de las comunidades en “promotores de un modelo de pensamiento”.

Poco después se contradice (página 11) en dicha afirmación, destacando que las leyes autonómicas han sido aprobadas “en muchos casos por todos los partidos políticos”; para acabar tilda a estos partidos de “prevaricadores”. En el caso catalán, todos los partidos dieron apoyo a la ley LGBTI, a excepción del PP y de Unió Democràtica de Catalunya. Por su parte, la Asamblea de Madrid aprobó su texto contra la discriminación por diversidad sexual y de género por unanimidad.

3. “¿Quién puede asegurar que estas medidas de hoy no causarán un mayor sufrimiento futuro?”

Esta es la pregunta que el texto plantea en base a las consecuencias que las diferentes leyes autonómicas LGTBI podrían tener en las aulas. Si bien dichas leyes no pueden garantizar que no “haya un mayor sufrimiento” en el futuro, lo que sí constatan –como lo hace la comunidad educativa– es que en la actualidad hay ciertos colectivos que sí sufren por motivos de diversidad sexual e identidad de género.

El Estudio 2013 sobre discriminación por orientación sexual y/o identidad de género en España ponía de relieve cómo el 76% de los encuestados reconocía haber sido objeto de discriminación por dichos motivos. En el  estudio sobre Acoso escolar homofóbico y riesgo de suicidio se denunciaba que el 43% de los adolescentes y jóvenes lesbianas, gays y bisexuales había pensado alguna vez en suicidarse.

4. “La normalidad de lo presumiblemente anómalo”

Las leyes del adoctrinamiento tacha de “víctima” (página 11) a una coach, Elena Lorenzo, a quien la asociación LGTB Arcópoli denunció porque entre sus logros profesionales destacaba el hecho de conseguir que muchas personas homosexuales dejaran de serlo. No es la única muestra de negación de la existencia de diversas orientaciones sexuales y/o identidades de género de la guía.

En la página 26, se da un paso más allá, citando como “anómalas” algunas identidades de género y/o orientación sexual. “Un argumento común de estas leyes [las autonómicas LGTBI] consiste en negar la evidencia de las posibles anomalías, con características clínicas variadas, de los estados intersexuales […] Esta conclusión, que avalan numerosos estudios científicos, se niega de raíz, de tal manera que se instaura por decreto la normalidad de los presumiblemente anómalo”, cita el texto.

Con esta definición, HazteOir interpreta que, todo lo que se salga de lo cisgénero (identidad de género y género asignado al nacer coinciden), es “anómalo”, también, pro supuesto, la transexualidad que denuncian en su autobús. El libro lamenta, a continuación, que la investigación clínica sobre homosexualidad y transexualidad quede “abolida” y sea en algunos casos tipificada de “abuso”.

Además, en la página 21 del libro de HazteOir, se utiliza la calificación “trastorno” hablando sobre la identidad de género. A continuación se utiliza también el término “disforia de género”. Un calificativo que para la comunidad tras resulta patologizador y que, tras años de lucha de los colectivos, ha obtenido reconocimientos recientes por parte de las instituciones: el conseller de Salut de la Generalitat, Toni Comín, anunció hace unas semanas que la transexualidad dejaría de tratarse como una enfermedad en Catalunya.

5. Sexo y género, “verdades judiciales, no científicas”

El texto también pone en duda la disociación entre sexo y género, negando así que una persona con un sexo biológico determinado no pueda decidir sobre su identidad (página 23). Y lo hace pese, a continuación (en la misma página), compartir la sentencia de 2002 del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que reconoce que “la definición del sexo-género de una persona va mucho más allá de la apreciación visual de sus órganos genitales externos en el momento del nacimiento”. Son “verdades judiciales, no científicas”.

Quiénes son HazteOir, los ultracatólicos que han lanzado el bus tránsfobo

El presidente de HazteOir junto al autobús, Ignacio Arsuaga / EFE

Los responsables del autobús tránsfobo son el grupo ultracatólico más activo en España. Fundados en 2001 como respuesta a las protestas ciudadanas contra el Gobierno de Aznar, HazteOir.org ( hoy subsumido en la plataforma CitizenGo tras el rechazo de la jerarquía de la Iglesia católica a apoyar públicamente sus campañas) se convirtió, casi de inmediato, en el lugar de encuentro de defensores a ultranza del catolicismo más ultraconservador.

Al frente de los mismos, Ignacio Arsuaga, sobrino de Rodrigo Rato y un experto en agitación y movilizacion ciudadana a través de la red. Al principio, junto a Arsuaga se encontraban amigos de la infancia y profesionales liberales. Muy pronto, HazteOir consiguió convertirse en la plataforma del conservadurismo más radical en la sociedad española.

Coincidiendo con la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero en las elecciones de 2004, HazteOir alcanzó el cénit de su fama, con la convocatoria de marchas multitudinarias en contra del matrimonio igualitario, que logró sacar a la calle, por primera vez en la historia de la democracia, a una veintena de obispos; contra la reforma de la ley del aborto o contra Educación para la Ciudadanía.

En 2007, HazteOir era mucho más que un grupo de jóvenes ultras preocupados por el rumbo de la familia tradicional y la defensa de la vida de los no nacidos. Se habían convertido en el punto de referencia de los grupos más tradicionalistas, hasta el punto de que el cardenal Rouco se apoyó en ellos (y en movimientos ultraconservadores, como los kikos, el Opus Dei o los Legionarios de Cristo) para convocar sus “misas de la familia” en la Plaza de Colón de Madrid, que durante años se erigieron –como tuvo que admitir el propio PSOE– en la principal oposición a Zapatero.

Ignacio Arsuaga, con el exportavoz de la Conferencia Episcopal, Martínez Camino, y el director general de Cope, José Luis Restán, premiados por HazteOir

Ya eran la versión española del Tea Party norteamericano. Y HazteOir aglutinó bajo su capa a los sectores más reaccionarios: desde Concapa al Foro de la Familia, pasando por Profesionales por la Ética, Derecho a Vivir o CitizenGo, que ahora se ha convertido en la matriz del grupo. Todo ello para ocultar la auténtica organización que se encontraba detrás del entramado: una sociedad secreta, El Yunque, que hundía sus raíces en México, y cuya existencia ha sido reconocida por la Iglesia española.

Paradójicamente, el crecimiento de HazteOir supuso el comienzo de su fin. Disensiones entre los grupos profamilia y la exigencia de Arsuaga de controlar todas las campañas (incluyendo la vertiente económica), provocaron la ruptura con el Foro de la Familia. Al tiempo, algunos exmiembros de El Yunque elevaron a la Conferencia Episcopal sus denuncias acerca de las tramas ejercidas por sus responsables.

Desde 2013, coincidiendo con la llegada al Papado de Francisco y la confirmación de las acusaciones sobre El Yunque, la Conferencia Episcopal comenzó un progresivo alejamiento de sus tesis.

La llegada del arzobispo Carlos Osoro a Madrid supuso, además, el fin de las misas de Colón y el arrinconamiento en la marginalidad ultra de los responsables de HazteOir. Precisamente, en los últimos años, ya sin el apoyo de los obispos, ha sido cuando Arsuaga y sus seguidores han incrementado su beligerancia y lanzado campañas cada vez más duras, en el fondo y en las formas, amenazando a grupos como VIPS o El Corte Inglés y arremetiendo contra gays, lesbianas, mujeres, y, ahora, niños transexuales. Por ejemplo, envió más de 16.000 folletos a los colegios con mensajes homófobos, cargó contra una serie de RTVE que mostraba una boda entre dos mujeres u organizó una conferencia para “sanar” la homosexualidad.

Ahora, tras su alejamiento de la Iglesia y el poder, también responsables del PP critican la campaña del autobús de HazteOir. Además de Cristina Cifuentes, a quien le hicieron también una campaña en contra, el portavoz del partido en el Congreso, Rafael Hernando, ha dicho que es un “disparate”.

Corren otros tiempos para los ultracatólicos, que en 2013 fueron distinguidos por el mismo gobierno del PP, concretamente por el exministro de Interior Jorge Fernández-Díaz, como asociación de “utilidad pública”.

Carmena actúa para que el autobús de Hazte Oír deje de circular por Madrid

El equipo de Gobierno de Manuela Carmena está actuando para que el autobús de Hazte Oír con lemas tránsfobos deje de circular por las calles de Madrid, al considerar que, además de ser una campaña “violenta y ofensiva”, incumple las ordenanzas municipales de movilidad y de publicidad.

Carmena actúa para que el autobús de Hazte Oír deje de circular por Madrid

Así lo ha explicado a los periodistas la portavoz del equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, después de que el PSOE, su socio de investidura, le haya reclamado hoy actuar contra esta campaña publicitaria “contraria a la dignidad y los derechos de los menores transexuales” por considerarla publicidad ilícita.

Un autobús de la organización conservadora HazteOír.org recorre las calles de Madrid con lemas como ‘Los niños tienen pene’, ‘Las niñas tienen vulva’, ‘Que no te engañen’, ‘Si naces hombre, eres hombre’ o ‘Si eres mujer, seguirás siéndolo’.

La portavoz municipal ha expresado su “profundo rechazo” a esa campaña y ha remarcado que el Ayuntamiento está estudiando si existe un “delito de incitación al odio en los mensajes de ese autobús”.

Rita Maestre ha asegurado que el Ayuntamiento ya está poniendo “las medidas oportunas” para que ese autobús deje de circular y ha dicho que en ello trabajan tanto la Policía Municipal como los agentes de movilidad cuando los periodistas le han preguntado si será posible impedir la circulación de ese autobús durante el día de hoy o mañana.

A su juicio, ese autobús “indica a los niños lo que tienen que ser” cuando tanto la ley estatal como la de la Comunidad de Madrid amparan “el derecho de cada quien a elegir su identidad sexual”.

El PSOE ha reclamado además a la Empresa Municipal de Transportes una campaña en los autobuses municipales que “compense y reconozca el derecho y la dignidad de los menores transexuales”.

Según Arcopoli, esta campaña atenta contra la Declaración Universal de los Derechos Humanos, contra la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, contra la Constitución Española y contra la Ley de protección integral contra la LGTBifobia y la discriminación por razón de orientación e identidad sexual de la Comunidad de Madrid.

El pasado mes de diciembre, el Ayuntamiento de Madrid tuvo otro problema relacionado con la publicidad cuando el Gobierno de Colombia pidió la retirada de un cartel de la serie “Narcos” de Netflix, aunque en aquel caso consideró que no era competente para intervenir puesto que, a diferencia de lo que sucede ahora, en aquél caso no se incumplía la norma municipal.

Un autobús de Hazte Oír recorre Madrid con el mensaje tránsfobo “los niños tienen pene y las niñas tienen vulva”

Un autobús naranja con el mesaje “los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva. Que no te engañen” estampado en las ventanas recorriendo las calles de Madrid. Esa ha sido la nueva idea del grupo ultracatólico Hazte Oír para mostrar su rechazo hacia las leyes de lucha contra la LGTBIfobia vigentes en varias comunidades autónomas.

La muestra de este autobús con mensaje tránsfobo es parte de una campaña para publicitar folletos en los que alertan a los padres del peligro de “adoctrinamiento ideológico” que, según la asociación ultracatólica, sufren los niños en los centros educativos en las comunidades autónomas donde se introduce la diversidad afectivo sexual en las aulas.

Las reacciones a este polémico autobús no han tardado en aparecer, tanto en las redes sociales como desde asociaciones LGTBI. Arcópolis estudia denunciar a los ultracatólicos. Su vocal de delito s de odio Rubén López, ha pedido a los menores que no hagan caso “de grupúsculos ultraradicales que no representan a nadie y van en contra de organismos internacionales”, recoge Europa Press. 

Las muestras de rechazo también han sido contundentes a través de las redes sociales. “El odio viaja por Madrid en autobús”, “transfobia en movimiento” o “que no te engañen, los de Hazte Oír no tienen cerebro” han sido algunos de los mensajes que la comunidad tuitera ha lanzado a los ultracatólicos.

Un joven transexual es obligado a competir en la categoría femenina de lucha en Texas

Las leyes deportivas de Texas excluyen a los atletas transgénero. TWITTER

Mack Beggs, un luchador transexual de 17 años, se ha hecho con el título femenino de 110 libras de la Liga Interescolar Universitaria de Texas con polémica. El joven atleta fue abucheado por parte de los padres de sus oponentes por su identidad de género.

Beggs tiene claro que quiere competir en la categoría masculina pero las leyes estatales que rigen la lucha exigen que los deportistas se enfrenten a rivales del mismo género según su partida de nacimiento.

El joven atleta, que estudia en el colegio Euless Trinity, lleva desde octubre de 2015 tomando testosterona. En este sentido, algunos padres también se han quejado amargamente de que Beggs esté utilizando sustancias que le hacen adquirir más fuerza, pese a que las normas de la competición las permiten si están justificadas por razones médicas.

El abogado Jim Baudhuin quiso ir un paso más allá y presentó una demanda ante la Liga Universitaria Intercolegial. La petición quería evitar que Beggs luchara mientras se estaba tratando de forma hormonal. Aun así, el propio Baudhuin rectificó y, en vez de ir en contra de Beggs, le echó las culpas a la competición. “Mientras más aprendo del caso, más me doy cuenta que él simplemente está tratando de vivir su vida y que su familia está tratando de hacer lo mismo. Ahora mismo la culpa la tiene la Liga”, aseguró el abogado.

Según el portal web transathlete.com, que informa sobre atletas transexuales, Texas es uno de los siete estados de Estados Unidos que más discrimina a este tipo de deportistas. Por lo tanto, el caso de Mack Beggs podría ser el catalizador de una serie de cambios que, parece ser, no llegarán por la falta de interés por parte de la Liga Universitaria y del Gobierno estatal. Jamey Harrison, subdirector del organismo universitario, comentó que es poco probable que se cambie la regla del certificado de nacimiento ya que fue aprobada por el 95% de los votos.

Trump revoca que los alumnos transexuales puedan elegir baño

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump. EFE

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha revocado una norma proclamada por su antecesor, Barack Obama, y que permitía a los alumnos transexuales usar los baños y los vestuarios que prefieran en función del género con el que se identifiquen.

Esta decisión sumerge al mandatario en una nueva batalla con numerosos congresistas del Partido Demócrata e importantes grupos de presión, como Human Rights Campaign, asociación que impulsó la legalización del matrimonio homosexual en Estados Unidos y que ha tachado de “vergonzosa” la decisión de Trump.

El Departamento de Justicia y el de Educación han enviado una carta a las escuelas públicas del país para notificarles de que el Gobierno había decidido suspender la anterior directiva debido a la confusión que había creado a nivel local por los diversos litigios que enfrentaba en diferentes cortes del país.

En su misiva, los dos departamentos consideran que “debe tenerse debidamente en cuenta el papel de los estados y los distritos escolares en el establecimiento de la política educativa”.

En ese sentido, el fiscal general, Jeff Sessions, ha argumentado en un comunicado que el acceso de los estudiantes transexuales a los baños y vestuarios que coinciden con su identidad de género es un asunto sobre el que deben decidir los distritos escolares y los gobiernos locales, no el Gobierno federal.

De esta forma, el Gobierno Trump se ha puesto del lado de los estados gobernados por republicanos que aseguraban que Obama se excedió en su poder al proclamar una norma que, aunque no tenía rango de ley, amenazaba con arrebatar fondos federales a las escuelas que no permitieran a los alumnos usar los baños de su elección.

A decisión de las escuelas

Sin la norma de Obama, ahora las entidades locales tendrán libertad para proclamar sus propias leyes y determinar si los estudiantes pueden o no usar los baños que deseen de acuerdo con el género con el que se identifiquen, en vez de en consonancia con el sexo de su certificado de nacimiento.

En su carta a las escuelas, el Departamento de Justicia y de Educación considera que el sistema educativo debe asegurarse de que todos los alumnos, incluidos aquellos que pertenecen a la comunidad lésbica, gay, bisexual y transexual (LGBT), pueden “aprender y prosperar en un ambiente seguro”.

La decisión de Trump no afecta a la parte de la norma de Obama que instruía a las escuelas a prevenir el acoso escolar.

Más discriminación

Poco después del anuncio, varios demócratas del Congreso, como la líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el senador Dick Durbin, consideraron que la decisión de Trump acentuará la discriminación de los estudiantes transexuales en las escuelas de Estados Unidos.

“Retirar la histórica norma del Gobierno de Obama para proteger a los estudiantes transexuales es un duro golpe para un grupo de jóvenes ya vulnerable de por sí”, ha afirmado Pelosi, quien ha argumentado que este es un asunto de “igualdad para todos” y no de la autonomía de los estados frente al poder del Gobierno federal.

El Gobierno de Trump ha defendido que su decisión sobre los transexuales obedece al respeto del mandatario por los derechos de los estados, pero organizaciones como Human Rights Campaign consideran que este “cruel ataque” a los niños muestra el desprecio del nuevo presidente a la comunidad LGTB.

Durante la campaña presidencial, Trump se desmarcó del rechazo del ala conservadora de su partido a la comunidad LGTB y mostró simpatía por este colectivo al oponerse a una polémica ley de Carolina del Norte que, entre otras cosas, obligaba a usar los baños públicos de acuerdo con el sexo original de cada persona.

Sin un gran impacto

En la práctica, el cambio de posición del Gobierno no tendrá un gran impacto, pues la medida de Obama fue bloqueada en agosto pasado por el juez federal de Texas Reed O’Connor a petición de 13 estados.

No obstante, el giro adoptado por Trump sí impactará en los litigios que están sin resolver y que incluyen un caso que tenía previsto atender el Tribunal Supremo en marzo.

Precisamente, el Gobierno comunicó este miércoles al Tribunal Supremo que retira su apoyo al joven de Virginia Gavin Grimm, que se identifica como hombre y denunció al Departamento de Educación porque su escuela le obligó a utilizar los baños que coincidían con su sexo biológico.

La proclamación de la medida por Obama en mayo del año pasado supuso un gran impulso para la comunidad transexual, que lucha para que el Tribunal Supremo reconozca sus derechos como ya hizo con los homosexuales al legalizar en junio de 2015 el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Sin embargo, la llegada de Trump a la Casa Blanca ha supuesto un duro golpe para la comunidad transexual, que hoy ha visto cómo se desvanecía una norma de gran valor simbólico.