El autobús de HazteOír llega a Bilbao entre gritos y silbidos

Centenares de personas se manifiestan contra el vehículo ultracatólico, que hace campaña contra la nueva ley de derechos LGTBI

El autobús de HazteOír, estacionado en la plaza Euskadi de Bilbao. / IÑAKI ANDRÉS

El autobús de HazteOír ha llegado esta mañana a la plaza Euskadi y ha sido recibido con silbidos, gritos y lemas de rechazo por varios centenares de personas. El vehículo ultracatólico circula desde el martes por todo el país con el objetivo de «luchar» contra la ley de derechos LGTBI -que el Congreso ya ha admitido a trámite-, tal y como reflejan en el lema rotulado sobre el bus: «Podemos y su Ley Mordaza LGTBI: ¡Van a por tus hijos!»

El concejal de Seguridad del Ayuntamiento, Tomás del Hierro, ha aclarado que el vehículo había pedido permiso a la Ertzaintza para estacionar de doce a una del mediodía. «Podía hacerlo porque una sentencia en Madrid ya ha dictaminado que sus mensajes no son delito de odio. El autobús se ha convocado de la misma manera que la manifestación que lo rechaza».

Al grito de «¡qué viene!» centenares de personas se han concentrado en la plaza, entre los que se encontraban varios representantes municipales como la concejala de Udalberri Amaia Arenal o el concejal de EH Bildu Bruno Zubizarreta. Durante la media hora que ha estado estacionado el autobús, no ha habido ni un solo momento en el que se hayan dejado de escuchar los silbidos y gritos de protesta. «Yo soy hetero y respeto los derechos de todo el mundo. Es lamentable que se les permita entrar con estos mensajes. Que nos dejen vivir en paz», reivindicaba Igone, una manifestante de 66 años. Aunque la mayoría de los asistentes era público joven. «Se quejan de que la ley es adoctrinadora, pero ellos son los que generan ideología. Los que les conceden el permiso de estar aquí los están apoyando indirectamente», criticaban otro joven de veinte años.

Después de que el autobús de HazteOír se haya marchado, se han vivido momentos de tensión cuando un agente de la Ertzaintza ha reducido a uno de los manifestantes. Según la versión oficial de la policía autonómica, el individuo en cuestión trató de golpear a uno de sus agentes, «por lo que se ha identificado y abierto un expediente por hechos contra la ley de Seguridad Ciudadana, que acabará en una multa». Los asistentes han criticado y vituperado duramente la actuación policial hasta que el multado se ha ido por su propio pie y los manifestantes se han disuelto.

Colectivos LGTBI y simpatizantes protestan por presencia del autobús de HazteOir en Bilbao

Los concentrados ante el autobús de HazteOir EFE

Asociaciones LGTBI, acompañados de diversas organizaciones y de simpatizantes, se han concentrado en Bilbao ante la presencia del autobús HazteOir, que recorre diferentes ciudades en el marco de su campaña contra la ley que promueve Podemos en contra de la discriminación de este colectivo.

Cerca de 200 personas, entre las que se encontraban representantes de los sindicatos ELA, LAB y Steilas, así como de EH Bildu, esperaban al autobús, que tenía anunciada su llegada al mediodía a la plaza Moyua.

El vehículo, sin embargo, ha cambiado de recorrido y ha llegado a la plaza Euskadi donde dotaciones de la Policía Municipal y de la Ertzaintza han acordonado una zona para que descendieran los pasajeros del autobús.

Los manifestantes se han trasladado hasta allí y desde detrás del cordón han recibido al vehículo entre gritos de protesta, pitidos y lemas a favor de decidir sobre su propio cuerpo e identidad sexual.

El portavoz de HazteOir, Miguel Vidal, ha asegurado en declaraciones a los medios de comunicación que la ley LGTBI, que ha iniciado el proceso de tramitación en el Congreso de los Diputados, “adoctrina a los niños e introduce elementos en el sistema educativo sin la intervención de sus padres”.

También ha criticado que dicha ley, en su opinión, “quita la patria potestad a los padres al permitir que a partir de los 16 años puedan someterse a una operación de cambio de sexo sin autorización de sus progenitores”.

Por parte de Gehitu (asociación de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales del País Vasco), Izaro Antxia, ha indicado que “hoy, al menos, las personas que quieren decirnos cómo tenemos que ser, han visto nuestro rechazo, porque una sociedad democrática no puede tolerar esas actitudes”.

Los manifestantes han permanecido en la plaza hasta que se ha marchado el autobús, de color naranja y con un texto escrito en el exterior, que rezaba: “Podemos y su Ley Mordaza: van a por tus hijos. Los niños tienen pene,las niñas tienen vulva, que no te engañen”.

Al pasar cerca de los concentrados, algunos de ellos han lanzado huevos contra el vehículo.

Euskadi diagnostica un caso de sida cada dos días

Una persona se somete a un test para detectar si tiene VIH. (efe)

BILBAO – Aunque el curso de la epidemia de sida haya dado un giro de 180 grados, y la propia ONUSIDA se haya marcado como reto que desaparezca en 2030, Euskadi no consigue erradicar la enfermedad y todavía el año pasado se registraron 158 nuevos casos, lo que supone un diagnóstico de VIH cada dos días. Con el agravante de que más de la mitad de ellos, en concreto un 52%, fueron diagnósticos tardíos. Por ello, el consejero de Salud, Jon Darpón recordó ayer que hay 50 farmacias repartidas por los tres territorios a las que se puede acudir de una forma “anónima, discreta y fácil” para realizarse el test rápido y detectar lo antes posible si una persona está infectada o no. El pasado año se llevaron a cabo 2.775 test rápidos de VIH y 27 resultaron positivos.

Euskadi es una de las pocas comunidades que mantiene activo un plan contra el sida, por lo que Darpón incidió en que “no puede bajarse la guardia mientras existan nuevos contagios”.

De tratar a pacientes que luchaban por sobrevivir se ha pasado a tratar a personas con VIH que envejecen con mejor salud, pero acabar con el estigma es la asignatura pendiente. El sexo entre hombres se mantiene como la principal vía de contagio de VIH en Euskadi, con un 44,3% de los casos. Los nuevos diagnósticos representan una proporción de 7,3 por cada 100.000 habitantes, unas cifras similares a las de años anteriores, resultando la mayoría de afectados, hasta en un 80%, varones.

Son algunos de los datos recogidos en la memoria del Plan del Sida e Infecciones de Transmisión Sexual presentado por Jon Darpón, el coordinador del plan, Antonio Arraiz, y la presidenta de Euskalsida, la federación de asociaciones que trabajan en el ámbito de esta enfermedad, Marta Pastor, y Joseba Rekalde, de la asociación Harribeltza.

En la comparecencia, Darpón subrayó la calidad de vida de las personas con sida, “con una esperanza de vida muy cercana al resto de la población, todo ello propiciado por los espectaculares avances en el tratamiento antirretroviral”, pero destacó que el VIH “no es una enfermedad erradicada” porque “cada año se producen nuevas infecciones en el mundo, en Europa y en Euskadi”. Aunque la media de edad se sitúa en torno a los 39 años, el 64% de los nuevos contagiados supera los 40 y el 12% tiene más de 49, lo que evidencia, a juicio del titular de Salud, que existen “más variables que la falta de información” a la hora de explicar los nuevos casos.

Mientras la vía parenteral a través de inyección de drogas continúa el descenso iniciado en los años noventa y representa solo el 6,3%, la transmisión en hombres que tienen sexo con hombres mantiene la tendencia ascendente que se espera “siga creciendo”, declaró Darpón.

Dirigido a este colectivo, el Servicio Vasco de Salud puso en marcha hace cinco años la consulta on line que permite plantear de forma anónima prácticas de riesgo o síntomas y recibir consejos o derivación a centros asistenciales para ser tratados con retrovirales. En los últimos cinco años 526 hombres han entrado en esta aplicación y la han utilizado.

6.384 EUROS POR PACIENTE Desde 1984 se han diagnosticado 5.930 casos de sida y continúa la tendencia descendente iniciada a mediados de la década de los noventa gracias a la generalización de los tratamientos antirretrovirales. Respecto al gasto en este tipo de terapias, el año pasado fueron atendidos 5.661 pacientes lo que supuso un desembolso para Osakidetza de 36,1 millones de euros, (6.384 euros por paciente), un 3% más que en 2015.

Entre las iniciativas puestas en marcha para estas personas, Osakidetza implantó el pasado año el programa Paciente Activo de la Escuela de Salud. En ese marco, y con la colaboración de ONGs que trabajan en este ámbito, “se está capacitando a formadores que van a permitir llegar a pacientes a los que enseñar cómo mejorar su autocuidado para conseguir que esas personas dispongan de una mayor autonomía en la gestión de su enfermedad y que sepan hacer frente a los nuevos problemas de salud a las que les conduce una edad más avanzada y una enfermedad que, afortunadamente, se ha hecho crónica”, según fuentes de Salud.

Por su parte, la presidenta de Euskalsida, Marta Pastor, situó la lucha contra el estigma de la enfermedad como otro de los retos pendientes. En este sentido señaló que trasladará al Parlamento Vasco la necesidad de que la legislación estatal cambie la calificación del sida como enfermedad “infecto contagiosa” por “infecto transmisible” para que de esta manera las personas con VIH puedan optar a oposiciones como bomberos o policía.

CONTAGIO

PROGRAMA PREVENTIVO

CASOS DESDE 1984

5.930

Bizkaia 51,3%

Gipuzkoa 38,5%

Araba 10,2%

GELDI DEZAGUN AUTOBUSA!!!!

HAZTE OIRreko autobusa Bilbotik ibiliko da gaur goizean. Bizkaiko sexu askatasunerako taldeok honen aurkako elkarretaratzera deitzen dugu, goizeko 11:30etan Moyua Plazan

 

Manifestazioaren ostean izkanbilak izan dira Hertzainekin

 

MEDIOETAN:

 

OSU UNANUE JUNTERO DE EH BILDU Y EXPRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN T4: “Tengo diarios de compañeros que fallecieron de sida. Me gustaría poder dárselos a sus hijos”

UNA ENTREVISTA DE ANE ARALUZEA FOTOGRAFÍAS BORJA GUERRERO

Josu Unanue, Juntero de EH Bildu y expresidente de la asociación T4 (BORJA GUERRERO)

BILBAO  El mismo año en el que el estadio de Wembley acogió el concierto homenaje a Freddie Mercury frente a 72.000 personas se fundó la asociación T4, en 1992. En aquel entonces el virus del VIH sesgaba cada año la vida de cientos de personas en Euskadi, pero la sociedad vasca aún no estaba preparada para asimilar las consecuencias de esta lacra y el miedo era generalizado. En ese contexto, Josu Unanue se erigió como una de las caras visibles de la enfermedad, llevando la militancia -de esa que ya no existe, a su juicio- a un terreno muy personal. “He tenido compañeros que he acogido y han fallecido en mi casa”, afirma el bermeotarra, juntero de EH Bildu en la actualidad. Desde entonces, la evolución de la sociedad ha permitido que haya recursos ante posibles discriminaciones, porque el sida aún no se ha erradicado sino que, en el mejor de los casos, se ha cronificado. ¿Pero por qué ya no se escucha hablar de este virus? Porque la enfermedad se sigue llevando en silencio, y ahora ni siquiera hay referentes abanderados.

Cuando se fundó la asociación T4 hace 25 años, ¿qué es lo que se sabía acerca del sida?

-Pese a lo que digan había muy poca información, más bien había miedo y muchos prejuicios. El 92 era el año en el que peleábamos con todo, con sectores de la iglesia que hablaban de que era un castigo divino, con parte de la sociedad que decía que teníamos que ir a vivir a guetos… Había mucha discriminación, tener VIH bastaba para que no te dieran un trabajo.

¿Estaban preparados los centros sanitarios vizcainos para atender a los enfermos de sida?

-Había plantas específicas en los hospitales, la séptima en Galdakao, la duodécima en Gurutzeta y el pabellón Gandarias en Basurto. Teníamos muy buenos médicos, muy valientes, que muchas veces ponían más de lo que realmente les correspondía porque muy poca gente quería trabajar con nosotros. Esa era la realidad, era muy difícil. La esperanza de vida con sida se calculaba en una media de dos años desde que te diagnosticaban.

¿Cómo afectó el discurso moral que solo atribuía la infección a las personas promiscuas, a los homosexuales o a los consumidores de droga?

-Ese discurso nos hizo mucho daño, se perdió un tiempo maravilloso. Las medidas de prevención ya se conocían, si se hubieran puesto en marcha seguramente no estaríamos en la situación en la que estamos. Hay países en vías de desarrollo en los que el VIH sigue siendo la lacra que supuso aquí hace 30 años.

El problema de los discursos morales es que se traducen en consignas como no utilizar preservativos.

-Eso es, lo teníamos a mano. ¿Por qué no se utilizaba? Porque la moral se impuso a lo que realmente tenía que ser la lógica. ¿Por qué las farmacias no quisieron vender condones o jeringuillas? La gente valoraba más que la persona que necesitaba una jeringuilla fuera consumidor de droga que la verdadera necesidad de no transmitir el virus. El desconocimiento y la intolerancia van en un pack.

¿Le da rabia pensar en ello?

-Nunca he vivido con rencor, pero creo que algunas voces que se oían tendrían que reflexionar sobre lo que ha pasado. Esto no ha sido nuevo, pasó con la lepra, la tuberculosis… El miedo lleva a la discriminación, es la defensa que automáticamente tiene la sociedad. Se pensaba que en el siglo XX no se reproducirían estas actitudes porque éramos más cultos, pero se repitieron. Creo, y eso me produce miedo, que ante cualquier otro tipo de brote la sociedad volvería a actuar igual. Es cíclico. Mucha gente no ha muerto de VIH, ha muerto de miedo, sin ilusión por vivir, con depresión.

Y en una exclusión absoluta.

-Recuerdo, siempre con horror, cómo en los años 87-88 morían muchísimos jóvenes y lo habitual era decir que fallecían por cáncer. Incluso los familiares se avergonzaban de ir al entierro. Ahora la gente ha vuelto a un segundo plano porque cree que la sociedad no ha evolucionado tanto como pensamos.

Pero sí ha habido caras visibles entre las personas con VIH. Usted, sin ir más lejos.

-Hasta el año 90 no se conocía ninguna imagen de una persona viviendo con el VIH, eso nos hizo mucho daño. Cuando una serie de personas decidimos que íbamos a dar la cara se produjo un cambio. Al final fuimos unos pocos: Jon Salaberri, gran amigo que ya falleció, Manolo Trillo, yo y poco más. Ese fue el gran cambio, cuando se vio que podíamos ser profesores, amigos de una cuadrilla… Hasta entonces la gente pensaba que todos éramos drogadictos y viciosos.

En sus inicios la persona infectada podía ser la única que sabía sobre su enfermedad.

-Todavía hay muchos casos de esos. Una de las cosas que más me llama la atención es que a veces me encuentro con que me contactan y buscan el mayor de los anonimatos. Que nadie les identifique, que no les vean conmigo… Me parece razonable y justo, aunque no se dan cuenta del daño que me hacen. Las personas que decidimos ser la cara pública dimos un paso y no nos sentimos parte de los miedos que tienen ellos.

¿El enfermo se sigue sometiendo a un aislamiento implícito?

-Cuando es deseado es justo, pero muchas veces no es la voluntad propia, sino es producto del miedo. La gente se tiene que dar un tiempo y pensar que si no están dispuestos a evolucionar no tienen que pedir ayuda. Si pides ayuda a ti también te van a exigir que hagas la cadena, que seas el siguiente eslabón. Eso no ha ocurrido en nuestro colectivo.

¿A qué se debe?

-El grado de compromiso y militancia que tuvo una gente determinada, entre los que la mayoría han fallecido, ya no la veo. Nosotros trabajábamos pero dedicábamos un tiempo de nuestra vida para cuidar a la gente. He tenido compañeros que he acogido y han fallecido en mi casa, ese tipo de activismo actualmente no existe. Vivimos muy cómodos y pensamos que es arriesgar mucho. Si no das una parte de tu tiempo a otros, exigir que otra gente te lo dé es injusto, hay que ser más solidario.

¿Faltan militantes abanderados?

-Y referentes. Gente que tenga la cabeza bien amueblada y que hable por sí misma, teniendo conciencia de colectividad. Y sin valorar, en T4 es lo que decíamos, que no podíamos valorar a nadie.

El lazo rojo contra el sida ha dejado paso a otros símbolos como el lazo rosa contra el cáncer de mama.

-Me suelo rebotar con eso. El lazo rojo comienza en Estados Unidos, donde unen la lucha con el color rojo de la sangre. El primer lazo me lo trajo Manolo Trillo. “¡Qué cosa más fea!”, pensé. La forma que tiene costó mucho, el símbolo no es una moda. No quito el valor a otro tipo de luchas, pero la falta de creatividad que ha habido nos ha perjudicado. En un momento dado nuestro símbolo fue prostituido, utilizado para un montón de cosas. Si tuviéramos normalizada nuestra lucha… El 1 de diciembre del 92 Bermeo era de ver, todo estaba lleno de sábanas con lazos rojos. ¿Por qué ahora no se ponen?

¿Quizás porque se ha debilitado la percepción del peligro que supone el sida?

-Se habla mucho de cronificar, pero el que sea crónico no significa que se cura, sino que vives con ello. Mucha gente fallece de enfermedades relacionadas con el VIH, que lo que hace es quitarte las defensas ante cualquier enfermedad oportunista, como una gripe o una neumonía. Se ha interpretado que ya hay tratamientos para todos, es mentira. El mensaje que la gente ha entendido es que esto está solucionado. La Arcadia Feliz cree que si tienes sida puedes tener las mismas oportunidades laborales que otra persona. No es verdad.

¿Tienen conocimiento los adolescentes de lo que es el sida?

-Nada. Hay un dato que me llama la atención: Alrededor mío ha habido una serie de personas que han fallecido de VIH y sus propios hijos no saben nada. Es algo que me duele mucho. Tendrán fotos en casa, en las cuales verán un deterioro físico como aquel que han identificado en su momento con Rod Hudson o Freddie Mercury. La amnesia voluntaria puede ser individual, pero la colectiva me llama mucho la atención. Tiene que ser difícil vivir con esa especie de vergüenza de no poder hablar de tu aita o ama. Tengo diarios en casa de compañeros que han fallecido. Me gustaría poder dárselos a sus hijos, para que supieran lo que pensaban. Yo no los he leído. Eso queda ahí conmigo.

En los últimos años las campañas contra el sida se dirigen al colectivo LGTB. ¿Es un error focalizar el problema?

-Creo que sí. El colectivo es el humano. Está bien que algunas medidas de prevención se relacionen con ciertos colectivos: si no eres consumidor de droga no tiene sentido que te hablen del intercambio de jeringuillas. Pero en África, por ejemplo, difícilmente se puede hablar de colectivos.

¿Qué tipo de discriminaciones puede sufrir una persona seropositiva a día de hoy?

-De lo que me cuentan, sé que en Euskal Herria hay menos casos que en otras parte, pero es cierto que suelo relativizar. La situación personal te lleva a ver fantasmas donde no hay. Pensar que la sociedad está pendiente de tu vida es una chorrada. Cada uno tiene bastante con el día a día suyo. Si hubiera una situación de discriminación las cosas han cambiado lo suficiente como para poder denunciar y abrir una vía para solucionarlo. No estamos en la época en la que no nos hacían transplantes por el mero hecho de ser seropositivo.

¿Se sigue manteniendo alguna creencia errónea acerca de la forma de contagio, por ejemplo?

-Antes se hacía el típico chiste en el que se decía que si saltaba uno a la piscina contagiaba a todos; o que el chicle que recogía un crío en la calle podría haber sido arrojada por un seropositivo; o que un mosquito te podía picar después de haber picado a un enfermo… Me cuesta creer que la gente sea todavía tan ignorante. Aunque algunas personas siguen teniendo prejuicios a la hora de besar. A finales de los 80 hubo una campaña que decía Besarse no mata, los prejuicios y la indiferencia sí. Era en contra de la idea de que al besar transmitíamos el virus a través de la saliva.

¿Ha cambiado la tolerancia hacia esta enfermedad ahora que lo políticamente correcto es promulgar un discurso donde la diferencia está bien vista?

-No nos conocen, por lo tanto no nos pueden admitir. Es una hipocresía comedida: yo acepto todo mientras no esté cerca. Si fuera público se vería cuál es la reacción. La gente se casa de blanco y sana, pero cuando una persona enferma o tiene un accidente las relaciones cambian.

las claves

“Teníamos muy buenos médicos, muy valientes, poca gente quería trabajar con nosotros”

“El grado de militancia que tuvo una gente determinada, entre los que la mayoría ha fallecido, ya no la veo”

“Si hubiera una situación de discriminación las cosas han cambiado lo suficiente como para poder denunciar”

Protesta por varias agresiones homófobas en Vitoria

Un hombre despliega una bandera arcoiris. EL MUNDO

La Red Transbollomarika de Vitoria ha denunciado las agresiones homófobas que durante el verano se han producido en un mismo punto de la ciudad contra personas del colectivo LGTBI y ha convocado mañana una concentración para exigir a todos los agentes implicados que trabajen por erradicar estos ataques.

En una nota de prensa este colectivo ha informado hoy de que en los últimos meses han tenido constancia de hasta cuatro agresiones, aunque, tal y como ha reconocido a Efe un portavoz de esta red, existe dificultad para visibilizar esta violencia.

Según ha precisado en tres de los cuatro casos conocidos la víctima ha interpuesto denuncia. En el cuarto, la persona afectada, que recibió una “paliza” de un grupo de entre cuatro y seis personas que le causó la rotura de la nariz y marcas en el rostro, no quiso denunciar el hecho.

El colectivo anima sin embargo a que quienes sufran ataques de este tipo se pongan en contacto con la red y también a que denuncien ante la Policía o el juzgado todas las agresiones que sufran.

La Red Transbollomarika ha indicado que los ataques conocidos se han producido en un mismo espacio del centro de la ciudad en la que se practica “cruising” (término con que se conoce la actividad de buscar sexo en lugares públicos, principalmente por hombres homosexuales).

Se trata de un lugar cercano a edificios institucionales que está “sobradamente vigilado”, según recuerdan desde la red, que se queja de que a pesar de ello “nadie actúe”.

“Estamos ante una situación muy grave”, han incidido desde este colectivo, que mañana quiere con la concentración convocada en la plaza de la Virgen Blanca plantar cara a este tipo de agresiones y reclamar que se haga de Vitoria una ciudad de libertad y respeto.

Bizkaia empiezan a regular que las personas transexuales elijan el baño que les corresponde

Durango permite desde junio que puedan elegir el vestuario de todas las instalaciones deportivas en función del sexo con el que se identifiquen

Bizkaia empieza a sensibilizarse ante la problemática que se les plantea a las personas transexuales a la hora de utilizar un vestuario público. Foto: Oskar González

 

Un hecho tan cotidiano y normal como ir a un baño público puede convertirse en todo un quebradero de cabeza para una persona transexual. ¿En cuál entro? ¿Me echarán si uso el que me corresponde y no en el que pone en mi DNI? Los ayuntamientos de Bizkaia están sensibilizados con esta realidad y han empezado a mover ficha para adaptar la normativa a la situación. Primero fue Durango, que permite desde junio que puedan elegir el vestuario de todas las instalaciones deportivas en función del sexo con el que se identifiquen. Y Bilbao podría convertirse en el próximo municipio que apruebe una iniciativa similar, ya que será uno de los temas que se debatirán en el pleno de final de mes. No obstante, el caso de la capital vizcaina es especial, ya que, aunque no lo tiene regulado en ordenanza, lo cierto es que el personal de Bilbao Kirolak o de los gaztegunes recibió el pasado año talleres impartidos por Berdindu para aprender a desenvolverse sin discriminar por motivos de identidad de género. “Bilbao es el primer municipio vasco cuyo personal ha recibido esta formación específica. Es un tema en el que se lleva tiempo trabajando, queriendo adaptarnos con total naturalidad a lo que nos pide una sociedad diversa”, reconocen fuentes municipales.

Sea como fuere, Xabier Lozano, coordinador del grupo joven de la asociación Errespetuz, la Asociación Vasca para la Defensa y la Integración de las Personas Transexuales, considera que el hecho de que los ayuntamientos regulen esta situación “sirve de ejemplo para que otras administraciones sigan ese camino y hagan que más personas se sientan a gusto”.

Las normativas municipales establecen que las personas tienen que utilizar los vestuarios y baños que correspondan a su sexo. El problema surge cuando los documentos de identidad no se corresponden con la identidad sexual. “Eres un hombre o una mujer, pero por otro lado tienes una documentación que dice lo contrario”, explica Xabi. “Si ocurre en un bar, no me vas a pedir la documentación; pero si estamos hablando de un polideportivo, sus responsables tienen que elegir a qué le dan importancia: a un trozo de plástico o a la identidad de la persona”, expone. En Errespetuz no tienen constancia de que se hayan registrado incidencias en los últimos años. “Al menos, no de tanta gravedad como para salir a la luz. Quizás pueda haber habido algún rifirrafe, alguna llamada de atención, pero que yo sepa no ha trascendido”.

Desde la Liga LGTB de la UPV, una asociación de estudiantes que puso en marcha una campaña en este sentido, sí denuncian que “los asaltos, tanto físicos como verbales, son a menudo frecuentes en los vestuarios. Como consecuencia, estas personas son a menudo víctimas del miedo y la vergüenza de acudir a los baños o vestuarios de la universidad”. Por ello, consideran que “la visibilización del colectivo en estas situaciones en un paso primordial en el camino hacia la aceptación de esta minoría y una necesidad a la hora de afianzar el bienestar y la seguridad de los estudiantes trans de la universidad”.

Xabier Lozano habla de su propia experiencia. Hace cuatro años, cuando tenía 19, decidió dejar claro a todos lo que llevaba toda la vida sintiendo: él es un hombre. “Es algo que sabía desde siempre y lo había dado a entender como podía desde pequeño”, afirma. Estudiante de Antropología, entiende que muchas personas puedan “autocensurarse” por evitar problemas. Sin embargo, no es su caso. Él ha utilizado desde entonces el baño de hombres, pese a que, hasta hace dos, en su DNI constaba que era una mujer. “Nunca lo he dudado y si alguien me dice algo, prefiero dar las explicaciones de por qué estoy ahí”, explica. “Al final, te puede pasar lo mismo si vas al de mujeres. ¿Cómo prefiero defenderme? ¿Diciendo que soy un hombre o que soy alguien que no soy?”, argumenta. Expone la situación que se produciría si intentara entrar en un baño de mujeres. “Sería absurdo, ¿no?”, plantea. “Me tratarían de mirón para arriba o saldría con un ojo morado. Si me obligas a entrar a un baño de mujeres, siendo Xabi me estás poniendo en una situación comprometida”. Reconoce, sin embargo, que no siempre fue así; anteriormente utilizaba el baño de chicas. “Iba a clases de judo y ni siquiera me duchaba. Era un visto y no visto; me cambiaba porque no iba a salir con un kimono. No levantaba los ojos y pensaba que yo ahí no debería estar. Me resultaba violento”.

Con todo, actualmente la mayoría de las personas transexuales de Bizkaia utilizan los baños y vestuarios que les corresponden, sin más problemas que el tener que explicar su realidad al responsable del polideportivo, una situación que comienza ya desde el mismo momento de la inscripción. “Aunque no está normativizado, se está haciendo sin mayores conflictos. Ya cuando te vas a hacer la ficha de socio, si no tienes modificado el DNI -un proceso que se puede prolongar como media unos tres años-, tienes que dar explicaciones porque ni el nombre que tú estás dando ni tu sexo se corresponde con el que dice tu carné”, explica.

Para evitar este tipo de situaciones, las personas transexuales disponen desde 2015 de una documentación administrativa provisional, que tiene validez en las instituciones públicas vascas, que se puede utilizar a modo de DNI hasta tener el definitivo. “El uso de los baños es solo la punta del iceberg”, advierte Xabi. Él no tuvo acceso a esa documentación porque todavía no se había habilitado y pasó por una época en la que no compraba nada con tarjeta de crédito y ni siquiera se acercaba a la barra de un bar para pedir una caña por temor a que le pudieran pedir el DNI. “No me apetecía tener que dar explicaciones de mi vida privada que no le incumben a nadie. No le damos importancia pero te pasa con todo: matricularte en la uni, apuntarte a un curso, solicitar una beca…”.

INSEGURIDADNo obstante, son comunes las situaciones de inseguridad, tanto por parte de las personas transexuales, que no saben qué consecuencias puede tener utilizar el baño que no les corresponde según su DNI, como por los responsables de las instalaciones. “Surgen muchas inseguridades y, ante ellas, cada cual actúa de la mejor manera posible. Te vas a encontrar desde la persona que te diga que ante todo estás tú, seas hombre o mujer, y quien te dirá que ante todo está el DNI y lo que dice la ley”, apunta. Por ello, defiende que las ordenanzas municipales ponen negro sobre blanco cómo actuar en esta situación, dando prevalencia a la identidad sexual de las personas sobre el sexo que en ese momento determine su carné. “Si estableces, como es el caso de Durango, que lo que importa es la persona, ya no hay problemas. Ante cualquier conflicto, el personal ya sabe cómo actuar. No quedaría al yo te dejo hacer, no sería una cuestión de buena voluntad, sino que tendrías derecho a hacerlo”, explica.

Pese a que Durango ha sido el primer Ayuntamiento en dar un paso adelante, una ley del Gobierno vasco de 2012 respalda las reclamaciones del colectivo transexual, al establecer que las administraciones públicas vascas deben velar por que se respete la identidad sexual de las personas. “En base a esa ley, no debería haber polémica; si el polideportivo es municipal y está en la CAV, se debe regir por la ley”, recuerda. Desde Errespetuz no entienden las voces críticas a estas medidas, por ejemplo desde la plataforma Hazte Oír, que ha mostrado su rechazo a que “en los vestuarios de nuestra hijas se cuelen varones con el fin de ejercer de mirones o abusar sexualmente de ellas”. “Si ocurre algo así, se deberá tratar como un acto delictivo por ser un mirón o un agresor sexual. ¿Puede ocurrir? Sí. Pero, ¿a cuánta gente conoces que se tomaría la molestia de vestirse y actuar como una mujer para entrar a un vestuario de mujeres para hacer algo así? Lo veo totalmente improbable porque no es solo el vestuario, es el uso que haces de las instalaciones, la relación con las otras personas.

Y puestos a cuestionar… ¿por qué permitir a una persona transexual elegir el vestuario y no al resto? La respuesta de Xabi es clara: “Lo que se está debatiendo no es si puedo elegir el vestuario, sino dejarme utilizar el que corresponde. ¿O me obligas a fingir ser alguien que no soy, negándome mi identidad?”.

Bizkaia empiezan a regular que las personas transexuales elijan el baño que les corresponde

Durango permite desde junio que puedan elegir el vestuario de todas las instalaciones deportivas en función del sexo con el que se identifiquen

BILBAO– Un hecho tan cotidiano y normal como ir a un baño público puede convertirse en todo un quebradero de cabeza para una persona transexual. ¿En cuál entro? ¿Me echarán si uso el que me corresponde y no en el que pone en mi DNI? Los ayuntamientos de Bizkaia están sensibilizados con esta realidad y han empezado a mover ficha para adaptar la normativa a la situación. Primero fue Durango, que permite desde junio que puedan elegir el vestuario de todas las instalaciones deportivas en función del sexo con el que se identifiquen. Y Bilbao podría convertirse en el próximo municipio que apruebe una iniciativa similar, ya que será uno de los temas que se debatirán en el pleno de final de mes. No obstante, el caso de la capital vizcaina es especial, ya que, aunque no lo tiene regulado en ordenanza, lo cierto es que el personal de Bilbao Kirolak o de los gaztegunes recibió el pasado año talleres impartidos por Berdindu para aprender a desenvolverse sin discriminar por motivos de identidad de género. “Bilbao es el primer municipio vasco cuyo personal ha recibido esta formación específica. Es un tema en el que se lleva tiempo trabajando, queriendo adaptarnos con total naturalidad a lo que nos pide una sociedad diversa”, reconocen fuentes municipales.

Sea como fuere, Xabier Lozano, coordinador del grupo joven de la asociación Errespetuz, la Asociación Vasca para la Defensa y la Integración de las Personas Transexuales, considera que el hecho de que los ayuntamientos regulen esta situación “sirve de ejemplo para que otras administraciones sigan ese camino y hagan que más personas se sientan a gusto”.

Las normativas municipales establecen que las personas tienen que utilizar los vestuarios y baños que correspondan a su sexo. El problema surge cuando los documentos de identidad no se corresponden con la identidad sexual. “Eres un hombre o una mujer, pero por otro lado tienes una documentación que dice lo contrario”, explica Xabi. “Si ocurre en un bar, no me vas a pedir la documentación; pero si estamos hablando de un polideportivo, sus responsables tienen que elegir a qué le dan importancia: a un trozo de plástico o a la identidad de la persona”, expone. En Errespetuz no tienen constancia de que se hayan registrado incidencias en los últimos años. “Al menos, no de tanta gravedad como para salir a la luz. Quizás pueda haber habido algún rifirrafe, alguna llamada de atención, pero que yo sepa no ha trascendido”.

Desde la Liga LGTB de la UPV, una asociación de estudiantes que puso en marcha una campaña en este sentido, sí denuncian que “los asaltos, tanto físicos como verbales, son a menudo frecuentes en los vestuarios. Como consecuencia, estas personas son a menudo víctimas del miedo y la vergüenza de acudir a los baños o vestuarios de la universidad”. Por ello, consideran que “la visibilización del colectivo en estas situaciones en un paso primordial en el camino hacia la aceptación de esta minoría y una necesidad a la hora de afianzar el bienestar y la seguridad de los estudiantes trans de la universidad”.

Xabier Lozano habla de su propia experiencia. Hace cuatro años, cuando tenía 19, decidió dejar claro a todos lo que llevaba toda la vida sintiendo: él es un hombre. “Es algo que sabía desde siempre y lo había dado a entender como podía desde pequeño”, afirma. Estudiante de Antropología, entiende que muchas personas puedan “autocensurarse” por evitar problemas. Sin embargo, no es su caso. Él ha utilizado desde entonces el baño de hombres, pese a que, hasta hace dos, en su DNI constaba que era una mujer. “Nunca lo he dudado y si alguien me dice algo, prefiero dar las explicaciones de por qué estoy ahí”, explica. “Al final, te puede pasar lo mismo si vas al de mujeres. ¿Cómo prefiero defenderme? ¿Diciendo que soy un hombre o que soy alguien que no soy?”, argumenta. Expone la situación que se produciría si intentara entrar en un baño de mujeres. “Sería absurdo, ¿no?”, plantea. “Me tratarían de mirón para arriba o saldría con un ojo morado. Si me obligas a entrar a un baño de mujeres, siendo Xabi me estás poniendo en una situación comprometida”. Reconoce, sin embargo, que no siempre fue así; anteriormente utilizaba el baño de chicas. “Iba a clases de judo y ni siquiera me duchaba. Era un visto y no visto; me cambiaba porque no iba a salir con un kimono. No levantaba los ojos y pensaba que yo ahí no debería estar. Me resultaba violento”.

Con todo, actualmente la mayoría de las personas transexuales de Bizkaia utilizan los baños y vestuarios que les corresponden, sin más problemas que el tener que explicar su realidad al responsable del polideportivo, una situación que comienza ya desde el mismo momento de la inscripción. “Aunque no está normativizado, se está haciendo sin mayores conflictos. Ya cuando te vas a hacer la ficha de socio, si no tienes modificado el DNI -un proceso que se puede prolongar como media unos tres años-, tienes que dar explicaciones porque ni el nombre que tú estás dando ni tu sexo se corresponde con el que dice tu carné”, explica.

Para evitar este tipo de situaciones, las personas transexuales disponen desde 2015 de una documentación administrativa provisional, que tiene validez en las instituciones públicas vascas, que se puede utilizar a modo de DNI hasta tener el definitivo. “El uso de los baños es solo la punta del iceberg”, advierte Xabi. Él no tuvo acceso a esa documentación porque todavía no se había habilitado y pasó por una época en la que no compraba nada con tarjeta de crédito y ni siquiera se acercaba a la barra de un bar para pedir una caña por temor a que le pudieran pedir el DNI. “No me apetecía tener que dar explicaciones de mi vida privada que no le incumben a nadie. No le damos importancia pero te pasa con todo: matricularte en la uni, apuntarte a un curso, solicitar una beca…”.

INSEGURIDADNo obstante, son comunes las situaciones de inseguridad, tanto por parte de las personas transexuales, que no saben qué consecuencias puede tener utilizar el baño que no les corresponde según su DNI, como por los responsables de las instalaciones. “Surgen muchas inseguridades y, ante ellas, cada cual actúa de la mejor manera posible. Te vas a encontrar desde la persona que te diga que ante todo estás tú, seas hombre o mujer, y quien te dirá que ante todo está el DNI y lo que dice la ley”, apunta. Por ello, defiende que las ordenanzas municipales ponen negro sobre blanco cómo actuar en esta situación, dando prevalencia a la identidad sexual de las personas sobre el sexo que en ese momento determine su carné. “Si estableces, como es el caso de Durango, que lo que importa es la persona, ya no hay problemas. Ante cualquier conflicto, el personal ya sabe cómo actuar. No quedaría al yo te dejo hacer, no sería una cuestión de buena voluntad, sino que tendrías derecho a hacerlo”, explica.

Pese a que Durango ha sido el primer Ayuntamiento en dar un paso adelante, una ley del Gobierno vasco de 2012 respalda las reclamaciones del colectivo transexual, al establecer que las administraciones públicas vascas deben velar por que se respete la identidad sexual de las personas. “En base a esa ley, no debería haber polémica; si el polideportivo es municipal y está en la CAV, se debe regir por la ley”, recuerda. Desde Errespetuz no entienden las voces críticas a estas medidas, por ejemplo desde la plataforma Hazte Oír, que ha mostrado su rechazo a que “en los vestuarios de nuestra hijas se cuelen varones con el fin de ejercer de mirones o abusar sexualmente de ellas”. “Si ocurre algo así, se deberá tratar como un acto delictivo por ser un mirón o un agresor sexual. ¿Puede ocurrir? Sí. Pero, ¿a cuánta gente conoces que se tomaría la molestia de vestirse y actuar como una mujer para entrar a un vestuario de mujeres para hacer algo así? Lo veo totalmente improbable porque no es solo el vestuario, es el uso que haces de las instalaciones, la relación con las otras personas.

Y puestos a cuestionar… ¿por qué permitir a una persona transexual elegir el vestuario y no al resto? La respuesta de Xabi es clara: “Lo que se está debatiendo no es si puedo elegir el vestuario, sino dejarme utilizar el que corresponde. ¿O me obligas a fingir ser alguien que no soy, negándome mi identidad?”.

 

 

Fiestas y lujo en el crucero gay que ha recalado en Getxo

El ‘Celebrity Silhouette’, con 2.700 pasajeros homosexuales, en su mayoría estadounidenses, echa el ancla en Bizkaia dentro de un itinerario de once días

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Las agencias de viajes buscan nuevos nichos de trabajo y los paquetes dirigidos al público homosexual suelen ser un filón. Y uno de los cruceros de temática gay más populares, el ‘Celebrity Silhouette’, recaló ayer en la terminal de Getxo con 2.700 pasajeros a bordo, atendidos por 900 tripulantes. El barco, de la naviera Celebrity Cruises, atracó en las instalaciones portuarias por primera vez en 2016, aunqu e la compañía es una «clienta» habitual de la Autoridad Portuaria de Bilbao, y muchos de sus barcos, entre ellos el ‘Millenium’, ya han descansado en sus muelles. De hecho, hace ya nueve años que otro de sus buques de temática gay echó el ancla en Bizkaia, sentando un precedente.

El ‘Silhouette’ atracó a las nueve de la mañana de ayer en Getxo. Partió de Amsterdam y tiene programadas escalas en La Rochelle, y después de zarpar de Bilbao, en La Coruña, Lisboa, Cádiz y Valencia, para finalizar en Barcelona, a lo largo de un total de once días -hasta el 14 de septiembre- en los que celebrarán más de cincuenta fiestas a bordo.

Un maratón de juerga en el interior de un barco de lujo con espectáculos hasta la madrugada. Eso aseguran sus cruceristas. «Hemos venido un grupo de amigos, que en estos cruceros es algo común. Conoces mucha gente y disfrutas de las fiestas. ¿Ligar? También, pero sobre todo se trata de pasárselo bien», comentaba Clay Lee, un tejano de 49 años. Zack Durden, de 27 y llegado también de Texas, respaldaba esta opinión: «La experiencia es genial para conocer gente nueva de muchas nacionalidades. Además, las fiestas son muy divertidas y puedes quedarte hasta la madrugada». El entretenimiento corre a cargo de Atlantis, con variopintos y multitudinarios actos. «Los shows son muy buenos. Es la segunda vez que vengo en este crucero, aunque la anterior vez fuimos hasta Atenas», recordaba Michael B, un estadounidense de 40 años que viajó ayer a San Juan de Gaztelugatxe con sus colegas. «Ha sido una excursión preciosa», opina su amigo Ben Salinas.

La temática del ‘Celebrity Silhouette’ era bien visible en la popa, donde cuelga la bandera arcoíris. A través de las acristaladas terrazas de babor y estribor algunos pasajeros optaron por exhibir las banderas de sus países: Brasil, Venezuela, Gran Bretaña… La agencia de viajes LGBT ‘Holigays’ vendía por 2.019 euros el viaje en este buque con cinco restaurantes, «un teatro de clase mundial», spa, césped y «catorce cubiertas de diseño», invitando a explorar «nueve puertos fascinantes en cuatro países increíbles navegando por lo mejor de España, Portugal y Francia». En realidad, el viaje está enfocado a un mercado muy específico y entre los pasajeros predominan los estadounidenses de buen poder adquisitivo y con alto nivel cultural.

Furgoneta con chófer

De hecho, el Guggenheim se llevó ayer la palma y fue uno de sus destinos favoritos. Cerca de 700 personas escogieron esta opción para ir en autobús, igual que Lee, aunque el tejano la completó con una excursión hasta San Sebastián en una furgoneta alquilada y con chófer, en la que viajaron cinco amigos. Hasta la capital guipuzcoana se trasladaron en torno a 150 personas, un número similar de los que optaron por dirigirse hasta Castro Urdiales. También cientos de viajeros optaron por visitar Getxo, principalmente en pareja y a pie. John La Coz, de Miami, estaba entusiasmado. «Tengo muchas ganas de conocer las ciudades de España», contaba este norteamericano de orígenes franceses y 54 años, que optó por dar un paseo por la localidad costera con su amigo Glenn Retuen.

El obispo de Vitoria veta al seglar homosexual al que no deja ser sacerdote

La diócesis destituye de sus funciones parroquiales a un feligrés por publicar una carta “difamatoria”

Alfonso Ruiz de Arcaute (derecha), en una foto publicada en su página de Facebook.

Alfonso Ruiz de Arcaute ya no podrá ser monitor de catequesis ni de confirmación. Tampoco podrá participar de forma proactiva en las actividades de su parroquia, la de Santa Teresa de Jesús, en Vitoria, a la que ha dedicado sus últimos años. El obispo de su diócesis, Juan Carlos Elizalde, se lo ha prohibido por publicar “un escrito anónimo difamatorio e injurioso contra el obispo y otros miembros de la comunidad diocesana”. Pero Ruiz de Arcaute cree que la razón de fondo es más compleja: desde hace un año quiere ordenarse sacerdote y el obispo no se lo permite porque es homosexual.

“Hace un año el obispo ya me dijo que se me habían dado demasiadas responsabilidades y que con un curso de catequesis infantil tendría suficiente”, explica Ruiz de Arcaute en una entrevista telefónica. El seglar, que ha estudiado Teología en Vitoria, formaba parte del Consejo Pastoral e incluso oficiaba, cuando no estaba el cura, la celebración de la Palabra, una ceremonia con una liturgia muy similar a la de una misa pero sin sacerdote. “Muchas personas pensaban que yo era cura”, reconoce el seglar, que en 2016 planteó al obispo de Vitoria su deseo de ordenarse sacerdote.

Ruiz de Arcaute prefirió contarle toda la verdad a Juan Carlos Elizalde, tanto los abusos que sufrió “por parte de un religioso cuando tenía 14 años” como su orientación sexual. Pero una instrucción del papa Benedicto XVI, de 2005, cierra la puerta al sacerdocio a quien tiene “tendencia homosexual”. “Aunque todo depende de la interpretación que se haga”, replica el feligrés, que cree que quien tenga “una tendencia heterosexual profundamente arraigada tampoco debería ser acogido en el sacerdocio”. En su caso, asegura, la homosexualidad no “domina” su vida y vive desde “la castidad acogida con alegría” al poner en su “compromiso eclesial” el centro de su vida. Y así se lo explicó al papa Francisco en una carta, tras recibir la negativa del obispo de Vitoria a ingresar en el seminario.

El obispado de Vitoria, niega, sin embargo, las acusaciones de Ruiz de Arcaute. Según un comunicado de esta diócesis, el motivo para despojarle de todas sus responsabilidades es una carta de un cura anónimo que el seglar publicó en su cuenta personal de Facebook el pasado 13 de agosto y que describe al obispo como un “lobo con piel de cordero”. La misiva critica los nombramientos de vicarios hechos en Vitoria, así como la destitución de la secretaria del obispo anterior y los traslados de algunos sacerdotes de la diócesis. Según el obispado, “son argumentos contrarios a la verdad y descalificaciones”. “La libertad de opinión y expresión son derechos irrenunciables. La difamación y la injuria, sin embargo, no son derechos”, apunta.

“Yo la publiqué sin juzgar su contenido. Lo hice porque me lo pidió un cura jubilado, porque él no se atrevía a hacerlo, y después de un día, tras pensar y rezar, decidí hacerla pública”, se defiende Ruiz de Arcaute. El 30 de agosto, el cura de su parroquia le comunicó que el obispo le había “prohibido expresamente participar en las actividades parroquiales”. Aunque el seglar prefiere no comentar el contenido de su post en Facebook, alude a la última carta publicada por el obispo en la que, según considera, el propio Elizalde expresa el malestar que existe en su diócesis. En ella, el obispo señala que “cualquier decisión de quien tiene autoridad provoca críticas”. Y añade: “Como hasta ahora, hechas las debidas consultas, con el consejo de mis vicarios y tras el oportuno diálogo, seguiré tomándolas y seguiré estando cercano para quien quiera pedirme explicaciones”.

“La Iglesia [Católica] es mucho más que un conflicto como este”, asegura Ruiz de Arcaute, a quien el rechazo sufrido no le ha hecho abandonar su vocación. A partir de ahora, trabajará en proyectos con personas LGTBI+ y otras personas que se hayan visto rechazadas por la Iglesia pero que tienen “cierta inquietud de espiritualidad”.