Comunicado de EHGAM ante el 17 de mayo
CON MOTIVO DEL DÍA CONTRA LA LGBTFOBIA
Ante los acontecimientos de las últimas semanas y el revuelo mediático que tanta incomodidad y
desasosiego ha generado, desde Ehgam queremos hacer una lectura crítica y plantear algunas
cuestiones. Una vez más, los medios de comunicación nos han llevado a un nuevo capítulo de
mediatización de nuestras vidas. La necesidad inagotable que algunos medios tienen de generar
morbo ha puesto nuestras vidas, relaciones, placeres y libertad en el punto de mira. Nos quieren
condenar a vivir en una constante doctrina del shock, en el marco incontestable del miedo, marco
que algunas personas dentro de nuestras propias comunidades defienden también, sumándose a la
estigmatización de nuestras prácticas sexuales.
Han sido semanas llenas de incertidumbre y dudas: nos han alimentado con torrentes de
información contradictoria. Aún a día de hoy, muchas cuestiones no están claras sobre los asesinatos
de los últimos meses en Bilbo. A pesar de todo, hay quien ha encontrado ya la vía para estigmatizar
a las víctimas y a la propia práctica de ligar a través de redes sociales. La vía, al fin y al cabo, para
estigmatizar algunas prácticas sexuales y, de paso, al colectivo LGTBI.
Además, algunos sectores no han perdido la oportunidad de airear su racismo, y otros han
aprovechado ese mismo racismo para ocultar sus propias culpas y vergüenzas. Toda la carga de la
LGTBIfobia ha recaído sobre la persona detenida, como si el resto, es decir, la propia sociedad, no
fuera LGTBIfóbica.
Mientras tanto, no sabemos si estos asesinatos son agresiones homófobas o no. Sabemos, sin
embargo, que son agresiones que se sitúan en una estructura homófoba que las hace posibles. Es
únicamente en el contexto de esa estructura de homofobia que podemos entender que muchos de
nuestros compañeros tengan que disfrutar de algunas prácticas sexuales en la semi-clandestinidad y
el ocultamiento. Quienes están en el armario, las personas trans*… tenemos dificultades para
disfrutar de nuestra sexualidad de forma libre, porque la sociedad en la que vivimos es
LGTBIfobica, lo cual nos convierte en más vulnerables si cabe.
Es importante señalar asimismo que, sin relaciones sanas y libres, el cuidado mutuo es imposible.
Por ejemplo, resulta en muchos casos difícil decirle a una persona cercana o familiar que hemos
quedado con una persona a través de las redes para tener sexo. Y eso nos deja, de nuevo, sin
protección ante situaciones que puedan suceder.
Nos vigilan, precisamente, porque nuestras prácticas sexuales y nuestra propia existencia ponen en
duda la propia estructura normativa. Y es por eso que nos agreden. Y es por eso que nos matan y
justifican nuestros asesinatos. En el caso de las agresiones que sufren las mujeres*, hemos tenido
que escuchar a menudo burdas justificaciones basadas en sus actitudes o modos de vestir. En los
casos de estos últimos meses, hemos tenido que escuchar también, en boca de muchos,
justificaciones basadas en los supuestos daños colaterales de ligar en aplicaciones, como si ligar en
un bar o discoteca fuera más seguro. Para nosotres, personas LGTBI y mujeres* en general, ligar
no es seguro, ni en redes sociales, ni en bares, ni en ningún sitio. Vivimos rodeades de violencia, en
un sistema cis-hetero-patriarcal que para nosotres no es seguro. Pero eso no nos detendrá,
seguiremos viviendo nuestras vidas, gozándolas y compartiéndolas, conquistando y construyendo
espacios le pese a quien le pese.
Los discursos reaccionarios que se están ahora reforzando (los de la derecha, la ultra-derecha, los
trans-excluyentes…) son una amenaza directa a nuestra libertad y nuestras vidas. En los medios de
comunicación, en los parlamentos y en las calles, estos discursos allanan el camino a las narrativas
contra las mujeres*, migrantes, pobres y personas LGTBI y, en consecuencia, las agresiones se
multiplican, porque quienes agreden encuentran en esos discursos la base necesaria para justificar
sus acciones. Las situaciones que hemos mencionado y las agresiones LGTBIfóbicas son, también,
consecuencias de esos mismos discursos.
A las personas LGTBI nos queda un único camino: crear redes, articularnos, cuidarnos,
organizarnos. Es el camino de la lucha. Nuestras vivencias, prácticas, formas de amar e identidades
necesitan un lugar, un espacio. Y ese espacio lo tenemos que que conquistar, en cada pueblo y
barrio. Sin embargo, la liberación sexual no nos compete solo a nosotres, ha de ser una
reivindicación del conjunto de la sociedad. Las personas cis-hetero también han de romper el
silencio y ser parte de esta barricada que construimos juntes. Y así les animamos a hacerlo, porque
también es su libertad la que está en juego. Tenemos una cita: en cada pueblo y barrio se están
organizando convocatorias para el 17 de mayo, y Ehgam os quiere animar a participar en ellas.
Tenemos un futuro en libertad que ganar y, para eso, cada paso que en Euskal Herria demos hacia la
liberación sexual es importante.
Tú, disidente sexual,
tú que quieres una sociedad libre,
el 17 de mayo, ¡a las calles!