Tolerancia cero en los colegios a burlas como ‘maricón’ o ‘bollera’
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Editan un protocolo para detectar y erradicar el acoso homofóbico y transfóbico en los centros educativos.
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El 75% de los alumnos españoles admiten haber sido testigos de rumores, insultos y burlas por motivo de identidad u orientación sexual.
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Un 17% de los alumnos acosados por su orientación sexual ha intentado suicidarse.
La homofobia y la transfobia constituyen “el principal motivo para el insulto, la burla y el rechazo en los centros educativos”. Así de contundentes se muestran los autores del diseño de un nuevo protocolo con el que se busca erradicar el acoso homofóbico en las aulas, que ha sido presentado este lunes por el Instituto de la Mujer. El objetivo final es que en los colegios haya tolerancia cero a los insultos despectivos como “maricón”, “bollera”, “travelo” o “marimacho”. En el prólogo de este plan para una educación libre de acoso homofóbico, la presidenta del Instituto de la Mujer y para la Igualdad, Rosa Urbón, tacha de “preocupante” la incidencia del acoso escolar por motivos de orientación e identidad sexual. La presidenta también reconoce que se trata de “un fenómeno complejo que no se conoce bien y, por ello, no es fácil que aflore”.
Las estadísticas que manejan los expertos desvelan que tres de cada cuatro jóvenes españoles, el 75%, han sido testigos de agresiones de este tipo en sus centros educativos. Y un 6,4% han presenciado “palizas” contra lesbianas, gays, bisexuales o transexuales. Además, el acoso escolar por motivos de homofobia o transfobia está demostrado que no solo afecta al sufrimiento de las personas jóvenes que los padecen, sino que afecta también “a su desarrollo vital posterior”. El 43% de los jóvenes de 12 a 25 años que han sufrido acoso han pensado en suicidarse. El 17% lo han intentado. El estudio que acompaña a la batería de medidas destinadas a asesorar a los alumnos, al equipo docente y a las familias en el reconocimiento de la diversidad sexual advierte de que la principal dificultad de este tipo de acoso es su “invisibilización”. Es un tipo de acoso que cuando se produce “mayoritariamente no se denuncia por no revelar abiertamente la orientación sexual o la identidad de género”, recuerdan los expertos. En el fondo esto ocurre “por miedo al rechazo”, añaden. El protocolo que se plantea para uso de los centros educativos persigue detectar los primeros indicios de acoso homofóbico, investigarlos y usar esos incidentes también como ejemplos para mejorar la educación en diversidad sexual. Entre otras acciones propone crear asambleas de convivencia de los alumnos e invitar a personas adultas abiertamente gays a contar sus experiencias vitales en las aulas.