Trump quiere eliminar la palabra “género” de los documentos de la ONU

La activista transexual Jennicet Gutiérrez / Familia TQLM.

La misión de Estados Unidos ante la ONU está intentando eliminar la palabra “género” de los documentos de derechos humanos de la ONU. Su objetivo es sustituirla la mayor parte de las veces por “mujer”, en un aparente intento del gobierno de Trump de  excluir a las personas transgénero y empujarlas a la inexistencia.

En reuniones recientes del Tercer Comité de la ONU, que trata temas relacionados con derechos “sociales, humanitarios y culturales”, diplomáticos estadounidenses han estado presionando por una revisión de las declaraciones de políticas de la Asamblea General de la ONU con el objetivo de eliminar lo que el Gobierno considera un lenguaje confuso y políticamente correcto que refleja lo que en su opinión es una ideología consistente en tratar el género como una elección individual en lugar de un hecho biológico inmutable.

Por ejemplo,  en un borrador sobre el tráfico de mujeres y niñas introducido por Alemania y Filipinas a principios de este mes, EEUU quiere eliminar frases como “violencia de género”, que serían reemplazadas por “violencia contra las mujeres”.

“Cada vez vemos más intentos de este tipo en el Tercer Comité y en las próximas semanas se convertirá en una batalla”, afirma un diplomático europeo en la ONU. El diplomático añade que la política de EEUU en el mundo no es del todo congruente.

Aunque diplomáticos estadounidenses han pedido recientemente la eliminación de la palabra “género” varias veces, al menos una vez esta palabra se ha añadido a un texto ante la insistencia de Estados Unidos. El diplomático cree que dicha inconsistencia puede ser el reflejo de un forcejeo entre diferentes miembros de la misión de EEUU en la ONU.

Para que su campaña tenga éxito, EEUU tendrá que forjar alianzas poco habituales, por ejemplo con Rusia y con Estados musulmanes conservadores, contra sus socios de Europa Occidental.

“Si solo dices violencia contra las mujeres, no reflejas realmente toda la historia”, señala un destacado diplomático en la ONU. “No deberíamos aceptar su esfuerzo reaccionario. Y si eso implica una fuerte pelea en el Tercer Comité, la tendré. Creo que hay cosas que merece la pena valorar y a las que merece la pena aferrarse”, añade.

El mes pasado, el Departamento de Estado  cambió silenciosamente el nombre de una página web para tratar temas transgénero en los pasaportes de “cambio en la designación de género” a “cambio del indicador sexual”. Este cambio se enmarca en la campaña contra la palabra “género”.

“Está claro que la administración está inmersa en un plan por hacer desaparecer a las personas trans en todo el Gobierno federal”, sostiene Mara Keisling, directora ejecutiva del National Centre for Transgender Equality. “Aunque es exasperante que se comporten de una forma tan extrema y volátil en Naciones Unidas, confiamos en que sus prejuicios salgan desautorizados ante la ciencia, la razón y la presente lucha por los derechos humanos”, añade.

Este lunes,  The New York Times publicó que el Gobierno había redactado una estrategia política para redefinir el género y limitarlo únicamente a hombre o mujer y convertirlo en inmutable desde el nacimiento, a pesar de que la American Medical Association dictaminó el año pasado que las identidades de género y sexuales no siempre son binarias.

Esta campaña tiene el objetivo de revertir los cambios introducidos por el gobierno de Obama en programas federales. Estas reformas hicieron del género un tema de elección individual en lugar del sexo asignado en el nacimiento. Un documento filtrado del Departamento de Sanidad sostiene que las agencias estadounidenses deben adoptar una definición de género determinada “sobre una base biológica que esté clara, basada en la ciencia y que sea objetiva y administrable”.

Roger Severino, director de la oficina por los derechos civiles del mismo departamento, fue un ferviente opositor a las reformas de Obama.  En julio de 2016 afirmó que el entonces secretario de Defensa, Ash Carter, había deshonrado el sacrificio de “cientos de miles de veteranos y militares en activo que han quedado traumatizados, heridos o que han muerto luchando contra los nazis, agresores comunistas y terroristas y que creen que a los hombres biológicos no se les debe permitir entrar en los mismos barracones y duchas que a las mujeres”.

“La disforia de género es como estar con un grupo de gente que no te cae bien”

Alba Palacios es la primera mujer trans en jugar al fútbol en una liga federada en España. En esta entrevista relata el proceso, habla de sus miedos y repasa las diferencias entre un vestuario de hombres y otro de mujeres. 

Alba Palacios, primera jugadora trans de una liga de fútbol.- RICHI ESQUILAS

Alba Palacios es jugadora de Las Rozas C.F, un equipo de Preferente femenino. Las aspiraciones de este humilde equipo pasan por ascender de categoría y Alba, que hace las veces de central, lateral o extremo, lleva tres goles. De momento, son las líderes de la división.

La vida de Alba, de 33 años, no sería noticiosa si no fuese porque hace dos años empezó un proceso de cambio de sexo que está cercano a finalizar. Aún no tiene nuevo DNI, pero la Federación madrileña de fútbol expidió un permiso especial para que pudiese competir con mujeres.

Hasta hace nada, Alba era Álvaro y, de puertas para fuera, nadie podía presagiar el cambio. Tenía trabajo, pareja, una buena relación los padres, un equipo donde jugar los domingos y desfogarse… Pero un buen día decidió acudir a un psicólogo para intentar resolver una cuestión de llevaba arrastrando toda la vida: desde que era pequeño, pensaba que tendría que haber nacido mujer. Ella insiste en que por suerte, nada de eso que era el eje central de su vida social ha cambiado.

Ya sea división de élite o en campos embarrados, lo cierto es que Alba se ha convertido en la primera mujer trans federada en una liga de fútbol en España. ¿Y qué se siente al ser la primera persona en hacer algo?: “Me considero tan simple que no me lo creo. Tampoco me creo que sea referente, aunque luego te vengan y te digan que sí”, dice Palacios.

“Yo creo que es una enfermedad—la disforia de género—, porque es algo que te pasa sin que tú lo puedas asimilar. Sé que suena muy bruto, pero es como el cáncer. El cáncer es una célula que se desarrolla diferente y no eliges que te pase eso, pues con esto igual”, asegura Alba, queriendo ser bien entendida y evitando las polémicas en todo momento. “Tenía todo en mi vida, ser transexual no es una opción. Hacer ese cambio y tener el miedo de perderlo todo… A ver quién tiene las narices de hacer esto”, remarca. Sin embargo, pese a iniciar el proceso ya en la treintena, asegura que desde los siete años sentía incomodidad con su sexo.

Dice que los médicos del Hospital Ramón y Cajal nunca pretendieron que tomara medicación psiquiátrica, porque la mayor parte de esos tratamientos solían acabar en suicidios. Aún sin ese tipo de terapias, Alba comenta bajando la mirada que sí intentó quitarse la vida en el pasado. Fue al empezar su tratamiento hormonal cuando su cabeza y su cuerpo empezaron a estar en sintonía.

Del mito de jugadora frustrada a la sencilla realidad

Alba se ha convertido en la gran protagonista de su liga, totalmente amateur, en la que ninguna jugadora puede vivir del fútbol. Ha pasado por muchos medios nacionales y dice que, para hacer callo, se lee todos los comentarios que ponen donde hablan de ella. Un ejercicio kamikaze si conoces la falta de sensibilidad de Internet: “Al principio me dolía pero me hago más fuerte”.

Además, se toma con humor la manera en la que se ha contado su historia: “Dicen que he tenido una carrera frustrada y exageran todo. Yo tengo trabajo y es lo que me da de comer”, cuenta con franqueza. Lo ha vivido como una cosa más. “La gente se cree que lo único que tenía era el fútbol y que era mi obsesión”, dice riéndose. Lleva nueve años en su trabajo y aún tiene pendiente el cambio de nombre, entre otras cosas, de sus títulos formativos. La vida no es solo fútbol.

Alba Palacios durante la entrevista. Foto de Richi Esquilas.

Alba cuenta que, pese a que pueda parecer ciencia ficción, hay cosas que se han dado demasiado bien para los malos presagios que ella tenía. Las instituciones, el ambiente, el entrenador… Todos vieron con buenos ojos que participase y los casos de transfobia han sido escasos. ¿Alguien se imagina si la situación fuese a la inversa? Una persona trans queriendo jugar con hombres no parece un escenario dulce para aquel que tenga que plantarle cara.

El fútbol masculino es muy machista. Nunca me atreví a decir nada cuando estaba en un equipo de hombres. Solo se lo dije a mi entrenador y a dos compañeros: uno se mareó y decía que no se lo creía y el otro se lo tomó bien pero no me volvieron a llamar. Me llevaba muy bien con ellos antes”, dice Alba con cierta resignación.

Es algo innegable que el ambiente de los vestuarios masculinos, por norma, no son lugares fáciles para alguien diferente: “No salen los gais, y te digo que hay gais, pero en un equipo masculino solo se habla de cuantas tías te has follado, de lo guay que eres…”, dice la jugadora.

Igualmente, pese a que su equipo aceptó su situación con total naturalidad, hubo equipos que pretendieron que no jugase en la liga: “Hay dos equipos que no querían que jugase en la liga. Se quejan de mí y al partido siguiente pierden 4-0. A ver qué excusa ponen ahí”, dice Alba. “Hay equipos que se han quejado y dicen que es imposible pararme físicamente”, algo que le molesta especialmente, dado que lo ha pasado mal con el proceso de hormonación. De cualquier jugadora se diría que es mejor que el resto; de ella se dice que es porque es trans.

Lo mejor de Alba es lo claro que se explica. Ya sabe que cualquiera puede leer lo que ella dice y prefiere colaborar en visibilizar la causa trans. Su manera de explicar lo que siente una persona con disforia de género es muy fácil de transmitir: “Es una sensación parecida a cuando estás con un grupo de gente que no te cae bien”.

El tratamiento, la vida en familia y la operación final

Sin embargo, asegura que apenas habla de este tema con su familia. Y pese a que dice que cada cuál tiene que ser libre para sentir o hacer lo que le plazca, ella prefiere guardar un perfil conservador en su día a día: “No me siento parte del Orgullo. Lo de las plumas y tal no me representa, aunque la verdad, a mí me da igual lo que haga la gente”, dice Alba. Dice que se ve más como votante de centro-derecha, aunque no quiere saber nada de Vox. La política tampoco es una de sus obsesiones.

El tratamiento de hormonas ha sido tan fuerte que ha perdido siete kilos de masa muscular en apenas medio año. Aún le queda la operación visualmente más importante, pero desde hace un tiempo Alba ya se siente una mujer. Todo gracias a la química. “Todavía no me desnudo completamente con mis compañeras, porque no me siento bien con mi cuerpo”, dice la jugadora. Y no es ninguna insconsciente, así que no niega el peligro de la operación, así como su propio miedo: “A mí me acojona muchísimo. El peligro es que se pasen y te penetren hasta el recto, así que tendrías que llevar bolsa hasta que cicatrice”.

El toque de ironía final lo pone ella, que de la noche a la mañana ha pasado de ser un hombre a una “dulce flor del jardín”. Ha notado mucho el cambio en el trato ahora que es mujer. Nunca es tarde para sufrir micromachismos en tus propias pieles. La vida es demasiado corta para afrontar sin sorpresa los giros de 180 grados, pero por suerte no todo se ha transformado, y ella podrá desfogarse como toda la vida, jugando al fútbol los domingos.

Alba Palacios jugando al fútbol. Foto de Richi Esquilas

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Girl, la bailarina que nació siendo chico

Nora Monsecour quería ser bailarina. Era su sueño desde que dio sus primeras lecciones de ballet, con apenas cuatro años. Tenía el talento, la determinación y la elegancia necesarias para llegar a la élite. Sólo había un problema: había nacido en un cuerpo masculino. Su historia personal es la principal inspiración para Girl, película que logró el 19º Premio Sebastiane y el Premio del Público Ciudad Donostia a Mejor Película Europea en el pasado Festival de Cine de San Sebastián.

Tráiler de Girl, la bailarina que nació siendo chico VÉRTIGO

El éxito festivalero la precede: recibió varios premios en Cannes, entre ellos la Cámara de Oro a mejor ópera prima, y ha sido seleccionada por Bélgica para competir por el Oscar a Mejor Película Extranjera. Más allá de nominaciones, galardones y buenas críticas está lo más importante: situar en el centro del debate el punto de vista de los jóvenes que se sienten prisioneros del género que se les asigna al nacer.

El director de ‘Girl’, Lukas Dhont, en el pasado Festival de San Sebastián. EFE

Lukas Dhont (Gante, 1991), el jovencísimo director de la película, empezó esta aventura en 2009, antes incluso de ser cineasta. Tenía 18 años cuando leyó un artículo en un periódico belga sobre Nora, una adolescente por aquel entonces. En un primer momento, la llamó para hacer un documental sobre su historia y su vida cotidiana. “Lo que admiré de ella”, afirma Dhont por teléfono sobre ese primer contacto, “es que era alguien capaz de autoexcluirse de las reacciones adversas de los demás y que tenía aspiraciones muy ambiciosas. Estaba decidida a mantenerse firme con quién quería ser y me parecía un tema muy urgente sobre el que hablar”.

Nora no quiso rodar ese documental, “pero sí aceptó escribir una historia de ficción conmigo”. Así empezó un proceso en el que Dhont ha estado inmerso durante la última década. “Sus padres son muy buenas personas, tienen una asociación que comparten con otros padres de jóvenes trans. Conocí muy de cerca su mundo, así como las experiencias de otras personas transgénero y también conseguí mucha ayuda del equipo médico del Hospital Universitario de Gante”.

Todo ese caudal de información se convierte en Girl en un retrato a flor de piel, intenso y también doloroso, del día a día de Lara, personaje ficticio basado en Nora e interpretado con asombrosa naturalidad por el joven bailarín Victor Polster.

Fotograma de la película ‘Girl’,

“El principal desafío de la película fue encontrar a alguien capaz de interpretar el papel protagonista”, resume Dhont. Tras un exigente proceso de casting por el que pasaron más de 500 adolescentes (chicos y chicas cis y trans), desde el momento en que Victor hizo la audición el cineasta lo tuvo claro: sólo él tenía las cualidades necesarias para interpretar el papel y bailar como un aspirante a bailarín profesional. “Cuando lo conocí sólo tenía 14 años y en su vida todo giraba en torno a la danza. Puede que no haya hecho antes ninguna película, pero sabe lo que es actuar, es alguien acostumbrado a utilizar su cuerpo para interpretar un papel y mostrar emociones”.

Lo habitual en las películas cuyo personaje protagonista es transgénero es que estén en permanente conflicto con su entorno y la sociedad en general. La serie Transparent, Boys Don’t Cry o La chica danesa son buenos ejemplos de ello. En el caso de Girl, el foco recae en la vida interior de Lara y la cárcel en la que se ha convertido su cuerpo. “Para mí era muy importante hacer una película con un protagonista trans que no fuera una víctima. Su entorno la acepta como es. Quería un personaje que no tuviera que estar peleando con el mundo exterior, para poder enfocarme totalmente en ella y en su lucha consigo misma. Pensé que eso ofrecía una perspectiva que quizá nunca se había visto antes. Es una manera de hacerla más humana”.

El monólogo interior se produce aquí a través de la expresividad corporal del actor y de tensas secuencias en las que Lara observa su reflejo en el espejo, sumida en el más conmovedor de los silencios.

Sobre las recientes polémicas tanto en EEUU como en España a raíz de losproyectos en los que actores cisgénero interpretan a personajes trans (con Scarlett Johansson y Paco León como víctimas colaterales), Dhont esgrime una argumentación tan nítida como el mensaje de su película: “La clave es el amor y el respeto por el colectivo al que representas. La conversación debería girar hacia que las personas transgénero también pueden interpretar todo tipo personajes. La exclusión nunca es buena, ni en un sentido ni en el otro”.

Desconvocada la huelga de hambre de los 17 activistas trans ante el compromiso de Podemos de tramitar su ley

El grupo parlamentario confederal ha incluido además esta propuesta en la mesa bilateral de negociaciones presupuestarias abiertas con el Gobierno de Pedro Sánchez.

17 activistas trans llevan a cabo durante unas horas una huelga de hambre para exigir a Podemos que tramite la ley integral de este colectivo. TWITTER/@PlataformaTrans

La Plataforma Trans ha desconvocado la huelga de hambre que este miércoles por la mañana iniciaron 17 de sus activistas tras haber obtenido de Podemos su compromiso de llevar al pleno del Congreso la Ley Estatal Trans antes de agosto de 2019 e incluirla en la mesa de negociaciones presupuestarias con el Gobierno.

Así lo ha informado a Efe  la presidenta de la Plataforma, Mar Cambrollé, quien ha mostrado su satisfacción porque su exigencia de tener una fecha para que la iniciativa que Unidos Podemos registró en febrero inicie su periplo parlamentariose haya satisfecho con éxito en tan poco tiempo.

“No era una medida simbólica, había gente dispuesta a llevarla hasta sus últimas consecuencias”, ha añadido Cambrollé sobre la huelga de hambre, con la que querían que Podemos dejara de tener “secuestrados sus derechos en un cajón”.

El grupo parlamentario Confederal de Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea ha incluido además esta propuesta en la mesa bilateral de negociaciones presupuestarias abiertas con el Gobierno de Pedro Sánchez, según ha informado IU en una nota de prensa en la que reafirma su “total compromiso” con la iniciativa.

Persigue con ello que el Ejecutivo socialista “ayude a traerla al pleno del Congreso y contribuir así a hacer propias” entre todos “las demandas de un colectivo que sólo busca que la justicia y la reparación alcance también a quienes los integran”.

IU opina que “debe hacerse todo lo posible para acelerar esta tramitación” pese al “reducido” cupo que tiene el grupo para registrar iniciativas legislativas, lo que lleva a que “algunas acumulen ya cerca de dos años de espera para que se tramite su toma en consideración”.

A su juicio, la huelga de hambre iniciada por 17 activistas de la plataforma, entre ellos madres y jóvenes transexuales, “puede contribuir a dar un impulso a esta iniciativa” y ayudar a “resolver la deuda social, moral y de incumplimiento de derechos que existe en este momento con este colectivo”.

El texto, fruto del consenso de las organizaciones de transexuales y respaldada por más de 150 colectivos sociales, despatologiza la identidad trans en todos los ámbitos, ya sea el sanitario, educativo, laboral o deportivo, y tiene en cuenta a menores, mayores o inmigrantes.

De este modo, propone que las personas transexuales de hasta 16 años puedan acceder a los tratamientos hormonales sin permiso de sus padres y que se nombre a un defensor judicial para los menores de esa edad que no tengan consentimiento de ninguno de sus progenitores.

También prevé esta misma fórmula para los menores que deseen cambiar en el registro su nombre y su sexo, que podrá ser masculino, femenino o no binario, o que el Sistema Nacional de Salud pase a cubrir los tratamientos como los hormonales y de modulación del tono y timbre de voz, entre otras medidas.

 

Activistas trans inician una huelga de hambre para exigir la tramitación de la ley integral del colectivo

Representantes de Unidos Podemos e integrantes de la Plataforma por los Derechos Trans durante el registro de la ley. DANI GAGO

Un total de 17 activistas han iniciado este miércoles una huelga de hambre para exigir el “desbloqueo” de la ley integral sobre la protección jurídica de las personas trans. Lo han anunciado a las puertas del Congreso de los Diputados, donde han avisado de que tiene carácter indefinido “que solo terminará” cuando Unidos Podemos, grupo que registró la iniciativa el pasado mes de febrero, la lleve a pleno.

Las personas que han iniciado la huelga son activistas y madres de menores trans que pertenecen a la Plataforma por los Derechos Trans, un colectivo de ámbito estatal impulsor de la ley.

“Han pasado más de siete meses y Unidos Podemos se niega a darnos una fecha para llevar el proyecto al Pleno para su votación a tramite”, explican desde la Plataforma. “Esto –prosiguen– supone el secuestro de nuestras esperanzas, anhelos de igualdad y nuestros derechos, así mismo impide que otros grupos políticos puedan votar el trámite”.

Desde Unidos Podemos niegan el retraso y aseguran que la iniciativa está en cauce parlamentario con los plazos habituales. “Vemos bien la huelga. El Gobierno tiene la oportunidad de acelerar el proceso a través de un proyecto de ley, nosotras ya se lo hemos planteado en la mesa de negociación”, explican fuentes del partido.

Mar Cambrollé, presidenta de la Plataforma e impulsora de la huelga, a la que han denominado #FuriaTrans,  explica en un vídeo los motivos de la acción: “No es una ley de privilegios, es una ley que va a protegernos de la discriminación a las personas trans y posibilitar a través de un marco jurídico que seamos iguales al resto de ciudadanos en el ámbito educativo, sanitario, en el deporte, a los menores, a las personas migrantes…”.

“Las personas trans hemos sufrido un apartheid social, laboral, afectivo, político y médico. Somos las más ‘nadies’ de los nadies’, las castigadas entre los castigados, las humilladas entre los humillados y, en el franquismo y la Transición, fuimos lo peor de lo peor entre los presos sociales, y también hemos sido las olvidadas de la democracia”, ha asegurado a las puertas del Congreso.

Unidos Podemos registró el pasado mes de febrero la iniciativa, basada en el principio rector de la libre determinación de la identidad y la expresión de género. Entonces, la portavoz Irene Montero calificó de “histórico” el inicio del camino parlamentario de la norma, que esgrime medidas concretas en diversos ámbitos. Entre otras, prevé que las personas trans sean tratadas en base a su género sentido en todos los espacios, tanto públicos como privados, que su nombre elegido sea respetado en todos los documentos e incide en el reconocimiento de las personas no binarias.

La ley pretende la creación de protocolos para asegurar la no discriminación de las personas trans en el ámbito sanitario, educativo y laboral, además de la implementación de programas de formación para los profesionales de la justicia y la salud. En este sentido, prevé el desarrollo de un nuevo modelo despatologizador, que garantice el apoyo, la atención y la no discriminación de las personas trans en el acceso a la salud.

Despatologización trans

Varias comunidades autónomas ya tiene sus propias leyes trans, una situación que, en palabras de Cambrollé, dibuja “un mapa de desigualdad territorial”, al que debe poner freno la ley estatal. “Las personas trans hemos tenido que esperar muchísimos años para tener gestos que nos consideraran ciudadanía a la que hay que tener en cuenta”, reclama la activista.

La iniciativa también incluye la reforma de la Ley 3/2007 de 15 de marzo, que regula la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas. El sentido de la modificación implica que las personas trans no sean tratadas como enfermas para poder acceder al cambio de nombre y sexo legal en los documentos oficiales. Actualmente, un médico debe diagnosticarles disforia de género y la regulación actual les obliga a pasar dos años de tratamiento hormonal.

Por otro lado, excluye a los menores de esta posibilidad y exige como requisito la nacionalidad española, por lo que también deja de lado a las personas extranjeras que residen en nuestro país.

Al igual que la ley integral trans, una proposición de ley del PSOE cuya toma en consideración se aprobó en noviembre de 2017 en el pleno, modifica estos aspectos con el objetivo de lograr la despatologización de la transexualidad.

17 activistas trans anuncian una huelga de hambre para exigir a Podemos que tramite la ley integral de este colectivo

La medida de presión, que comienza este martes, fue anunciada por la Plataforma por los Derechos Trans en las escalinatas del Congreso. Un total de 17 activistas de nueve comunidades se han sumado a esta huelga indefinida. Unidos Podemos niega que la ley se haya guardado en un cajón y afirma que se están buscando los apoyos necesarios para que salga adelante cuando se presente.

Miembros de la plataforma trans a las puertas del Congreso tras el registro de la ley por Unidos Podemos. EFE

Un total de 17 personas trans y activistas por los derechos de este colectivo han iniciado este miércoles una huelga de hambre indefinida. Lo anunciaron en las escalinata del Congreso de los Diputados, donde han exigido a Unidos Podemos que presente ya en el la Cámara Baja la ley integral de transexualidad.

El pasado 23 de febrero, el Grupo Confederal Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea anunció a bombo y platillo el registro en el Congreso de la primera proposición de esta ley, una norma clave para el colectivo trans, que había sido elaborada y consensuada durante más de un año con un amplio abanico de organizaciones sociales.

Ocho meses después de dicha presentación, las distintas asociaciones integradas en la federación de organizaciones trans denuncian que este proyecto se ha guardado en un cajón y que no han podido arrancar a la formación morada ni siquiera una fecha para su presentación y debate en el pleno.

“Estamos preocupados, porque haber llegado hasta aquí nos parece una torpeza política, pero prolongar esta situación nos parece ya una violencia política hacia las personas trans”, afrimó Mar Cambrollé, Presidenta de la Asociación de Transexuales de Andalucia-Sylvia Rivera y de la Federación de Asociaciones Trans.

Según Cambrollé, la ley pasó el protocolo de los 30 días sin que el Gobierno (entonces del PP) hubiera vetado la tramitación de la norma y corresponde a Unidos Podemos presentarla en el pleno para su debate. Afirman que tras preguntar reiteradamente por su tramite y haber exigido una fecha de presentación, no han obtenido respuesta ni fecha concreta.

“Nos parece que esto se traduce en un secuestro de los derechos de las personas trans por un lado, y por otro lado impide que otros grupos que puedan presentarla o votarla, porque el grupo proponente no la lleva al pleno. Por otro lado queremos desenmascarar a esos grupos que se opongan a que las personas trans seamos iguales en derechos que el resto de la ciudadanía”, afirma Cambrollé.

“Entendemos que si esta ley clave para nuestros derechos no se ha presentado en ocho meses, es porque no ha sido una prioridad. Lo que estamos reclamando es una fecha. Porque esto supone un secuestro de nuestros derechos. Pero si siguen enrocados en no fijar una fecha, esto pasa de ser una torpeza política a una tortura política. Porque supone someter a las personas trans a arriesgar sus vidas por algo tan simple como es pedir ser iguales en derechos”, concluye Cambrollé.

No es la primera vez que este colectivo recurre a la amenaza de huelga de hambre. Ya en 2007, cuando se estaba negociando la ley de cambio de nombre, este colectivo anunció una medida similar. “Entonces el Gobierno tardó menos de 24 horas en aprobarla”, afirma Cambrollé. Entonces, entre los promotores de la huelga figuraba la hoy diputada de la asamblea de Madrid, Carla Antonelli.

Buscando los apoyos necesarios

Desde Unidos Podemos niegan que la ley esté en un cajón. “Lo que le hemos transmitido desde que registramos la ley, tanto a la Plataforma de Asociaciones Trans, como a otros grupos que han participado en su elaboración, es que esta ley no está guardada en ningún cajón y que está siguiendo su cauce parlamentario“, afirma la diputada por En Comú Podem, Mar García Puig.

Según esta diputada, desde que se registró el pasado 23 de febrero, Unidos Podemos ha llevado a pleno tan sólo dos leyes claves, también. Una sobre los permisos de maternidad y de paternidad y otra sobre la PAH y que la idea es llevar también esta ley lo antes que se pueda.

“Estamos analizando y hablando con otros grupos políticos para encontrar el mejor momento para que encaje bien en la actividad parlamentaria y asegurar esta ley pueda seguir su curso. Lo que sería contraproducente es que se frenara. Se trata de una ley prioritaria para nosotros, tanto que la hemos incorporado en la mesa bilateral con el Gobierno de cara a la negociación de presupuestos. Esta es una ley fundamental e irrenunciable para nosotros”, añade García Puig.

“Respetamos las acciones que se lleven a cabo de presión en el activismo, que encontramos normales, aunque no las compartamos. Entendemos la preocupación y la urgencia. Si las negociaciones que estamos llevando a cabo tienen frutos, entendemos que la vía más rápida para su aprobación sería que el Gobierno la propusiera y que formara parte de estos acuerdos. Pero seguimos buscando los consensos para llevarla a pleno y asegurar que sale adelante”, concluye.

Estas explicaciones no contentaron al colectivo. Cambrollé afirmó que las explicaciones de la formación morada “ofenden a la inteligencia hasta de un adolescente”, pues según ha indicado, ese trabajo de negociación ya los hicieron los colectivos transexuales durante la elaboración del texto, que ellos mismos impulsaron. Afirmó que la ley cuenta con la aprobación de Esquerra Republicana (ERC), Ciudadanos y PSOE. Además, añadió el PP no se atrevería a votar en contra en los tiempos actuales. “Quizás se abstiene”, ha apuntado. A su juicio, la composición parlamentaria actual “es de apoyo al colectivo trans”.

Entre las 17 personas que han iniciado la huelga de hambre, figuran activistas trans de nueve comunidades autónomas, tres de ellas madres de personas de este colectivo. Harán la huelga en su propio territorio y están decididas a no abandonarla hasta obtener un compromiso para la tramitación de la ley.

17 activistas y madres de menores trans, en huelga de hambre para exigir a Podemos la tramitación de su ley

Fotografía de archivo de Mar Cambrollé, presidenta de la Plataforma Trans. JESUS MORON

Un total de 17 transexuales de toda España han iniciado hoy una huelga de hambre con el objetivo de presionar a Unidos Podemos para que deje de tener “secuestrados sus derechos en un cajón” y empiece la tramitación de la Ley Trans Estatal que registró en febrero, o de lo contrario amenazan con “furia trans”.

“Si no hay fecha para la Ley Trans, habrá furia trans”, ha amenazado al grupo confederal la presidenta de la Plataforma Trans, Mar Cambrollé, frente a la escalinata del Congreso, donde ha anunciado esta “medida extrema de presión” que inicialmente van a empezar 17 activistas de distintas comunidades autónomas.

En su opinión, ahora es el momento político oportuno para arrancar esta tramitación, porque la proposición de ley integral de transexualidad registrada por Podemos hace ocho meses cuenta con el apoyo público, ha dicho, de CiudadanosERCPSOE.

“Decirnos que están haciendo el trabajo parlamentario ofende la inteligencia de hasta un adolescente”, ha denunciado Cambrollé, quien ha añadido que “no es tiempo de someter a los trans a un acto de violencia política que retrataría a este partido como el peor y con menos sensibilidad con estas personas”. El texto de la iniciativa, fruto del consenso de las organizaciones de transexuales y respaldada por más de 150 colectivos sociales, despatologiza la identidad trans en todos los ámbitos, ya sea el sanitario, educativo, laboral o deportivo, y tiene en cuenta a menores, mayores o inmigrantes.

La despatologización como objetivo

Así, propone que las personas transexuales de hasta 16 años puedan acceder a los tratamientos hormonales sin permiso de sus padres y que se nombre a un defensor judicial para los menores de esa edad que no tengan consentimiento de ninguno de sus progenitores.

Prevé también esta misma fórmula para los menores que deseen cambiar en el registro su nombre y su sexo, que podrá ser masculino, femenino o no binario, o que el Sistema Nacional de Salud pase a cubrir los tratamientos como los hormonales y de modulación del tono y timbre de voz, entre otras medidas.

“Hemos sido las más maltratadas de la dictadura y no podemos ser las más olvidadas de la democracia”, ha manifestado la presidenta de la Plataforma Trans para avisar de que “cada día que pasa, un joven trans se puede suicidar” como ya lo han hecho “tres en los dos últimos años”.

La primera gondolera de Venecia es ahora el primer gondolero transgénero

«Yo nunca he pretendido nada. Lo único a lo que he aspirado siempre es a que me dejen en paz, a que me permitan vivir mi vida como a mí me parezca, solamente eso», asegura Alex Hai mientras sumerge con firmeza el remo en las aguas de un desierto canal veneciano para impulsar a Pegasus, su magnífica góndola.

Sin embargo, y a pesar de sus deseos, su destino ha resultado ser muy distinto: nadar contracorriente, romper los cauces del sistema establecido, hacer historia. Y por partida doble.

Hace algo más de una década que su nombre entró en los anales al poner patas arriba la rancia tradición veneciana y convertirse en la primera mujer en surcar los canales de la ciudad a lomos de una góndola, un privilegio reservado única y exclusivamente a los hombres durante casi 1.000 años de historia (924 para ser exactos). Y ahora ha vuelto a hacer añicos todos los esquemas: Alex es ahora hombre y se ha convertido así en el primer gondolero transgénero de la Serenissima.

«Antes me despreciaban por ser mujer y gondolera», afirma mientras le da una honda bocanada a su pitillo. «Ahora están sencillamente en estado de shock. Pero me respetan. Ahora soy un hombre, soy fuerte y si vienen a por mí saben perfectamente que soy capaz de defenderme a puñetazos», desafia.

Nunca se lo han puesto fácil, la verdad. Cuando era mujer, porque era mujer. Y ahora que es hombre, porque es hombre. «Italia es un país profundamente machista y profundamente homófobo, en muchos aspectos vive en la Edad Media», sentencia. Y el mundo de los gondoleros, un selecto club integrado por 425 titulares y 180 sustitutos con licencia para navegar por los canales venecianos, aún lo es más.

Alex lo sabe muy bien, porque le han hecho de todo para tratar de convencerle de que abandonara el oficio. Como aquel día en que alguien lanzó ácido clorhídrico sobre Pegasus, su góndola. O aquel otro en el que encontró excrementos de perro en el suelo de la embarcación. «¿Te imaginas? Hay que ser un enfermo mental para salir en busca de caca de perro, recogerla, transporta en una góndola y arrojarla a la mía», afirma.

Por no hablar de los insultos. De las amenazas. De las miradas intimidantes. O de los nueve años de juicios que ha soportado, todos ellos dirigidos a impedir que una mujer pudiera ser gondolera y que Alex ha ganado sistemáticamente, uno por uno. «Yo jamás acudí a los tribunales por iniciativa propia, me obligaron a hacerlo, me denunciaron para tratar de impedir que pusiera conducir una góndola», sostiene.

Toda esa presión hizo que, durante años, Alex se concentrara en abogados y pleitos y dejara de lado cuestiones fundamentales como su identidad sexual. «Siempre me he sentido hombre, desde mi infancia», revela. «Pero estaba tan absorbido con los juicios, que durante años no he tenido fuerzas para ninguna otra cosa. Los gondoleros venecianos son muy poderosos, tienen dinero, los mejores abogados… Y yo estaba solo contra todos».

Sin embargo el año pasado reunió la energía necesaria, junto el dinero preciso, y se lanzó. Se fue a Los Ángeles y se sometió a una operación de cambio de sexo. «En Italia habría sido impensable, para poder hacerlo me obligaban a gestiones infinitas, a pasar por una burocracia interminable. En Italia todo está montado para ponerle a un transgénero el mayor número de trabas posible y hacer que desista. En Estados Unidos todo es rapidísimo».

Alex se declara ahora rebosante de alegría. «Nadie me dijo que iba a ser así de feliz. Me siento en paz conmigo mismo. Antes de la operación nadie me dijo lo bien que me iba a sentir, es algo que descubres tú mismo cuando lo haces», afirma. «Y eso que aún me quedan cuatro años para terminar mi completa transformación. Ahora estoy en mi pubertad como hombre. Cuando acabe todo el proceso tendré un aspecto muchísimo más masculino que el de ahora».

Además, su cambio de sexo y de identidad ha acabado de una vez por todas con los juicios y pleitos que le han hecho la vida imposible durante los últimos diez años. «Así es», confirma con su sonrisa burlona. «Ya he cambiado todos mis documentos, soy legalmente un hombre. Se terminaron los juicios, ya no pueden impedirme que sea gondolero».

Fue en febrero de 1996 cuando Alex, nacido hace 51 años en Alemania pero criado en Estados Unidos, desembarcó por primera vez en Venecia. Llegó a la ciudad de las canales de la mano del cine, para hacer el vestuario de un filme estadounidense. Pero, sin poder evitarlo, cayó víctima del hechizo de la laguna veneciana. Quedó hipnotizado por las góndolas, esas embarcaciones de 11 metros de longitud y hasta 600 kilos de peso que silenciosas y elegantes surcan la ciudad. Decidió que quería aprender a llevarlas.

No existía una escuela oficial de gondoleros, el oficio se enseñaba (y aún se enseña) de padres a hijos. Y las mujeres tenían absolutamente vedada esa profesión. Se considera que no reúnen los requisitos físicos necesarios para manejar esas gigantescas y pesadas embarcaciones. Sin embargo, un pequeño grupo de gondoleros enseñó a Alex todos sus secretos. Y él se sintió tan fascinado que dejó el mundo del cine para dedicarse en cuerpo y alma.

La asociación de gondoleros le declaró entonces la guerra por ser mujer. Pero Alex, testarudo, les plantó cara. Ahora les ha ganado para siempre a bordo de Pegasus, que a sus 55 años es la góndola más anciana de todas las que aún navegan por Venecia. «La compré hace dos décadas, de segunda mano. Estaba destrozada», cuenta. Un artesano la restauró.

«El negocio no va mal», admite ahora que acaba de cumplir 22 años como gondolero. «Tengo muchos clientes LGTB, pero también contratan mis servicios muchas familias que desean mostrarme su apoyo y que quieren educar a sus hijos en el respeto a los demás».

La lucha de las mujeres por ser gondoleras ya no es la lucha de Alex. Pero es consciente de que derruyó un muro. «Este no es un trabajo para mujeres. Pero no porque no tenga la fuerza suficiente o la técnica, eso es una gilipollez. Es porque el ambiente que se van a encontrar es brutal».

-¿Cuándo te has sentido más discriminado: siendo mujer gondolera o ahora que eres transgénero gondolero?

-¿Bromeas? Italia es un país homófobo casi al mismo nivel que Turquía. Pero sobre todo es un país machista en el que a las mujeres no se las tiene en ninguna consideración. Y, de un modo u otro, yo ahora tengo pelotas.

La reinvención de Chelsea Manning

La responsable de la filtración de WikiLeaks lleva un año fuera de prisión. Es activista por los derechos LGTBI , da conferencias sobre tecnología y ética y ha entrado en política.

Chelsea Manning, el pasado jueves en la conferencia C2 de Montreal.

Chelsea Manning se pasea por las mesas como esos novios que en las bodas van saludando a los invitados preguntando qué tal y agradeciendo la asistencia. Pero a ella, muy menuda y vestida de negro, apenas se la distingue en el barullo hasta que se planta ante uno. “¿Cómo les va? ¿Alguna duda? El resultado no es lo que importa, sino la conversación que generen hasta llegar a él”, dice sonriente. Viste una chaqueta de raya diplomática y una falda larga, calza unas botas gruesas estilo Doctor Martens y lleva su media melena rubia semirrecogida con una pinza. Es el traje de guerra de la Manning ponente. Esta tarde, la ex analista de inteligencia, responsable de la mayor filtración de documentos clasificados de la historia estadounidense, está impartiendo un taller sobre diversidad y tecnología en el marco de la conferencia C2 de Montreal, un encuentro que dura tres días y es un tótum revolútum sobre negocios, creatividad e industria digital.

El taller de Manning habla de diversidad y tecnología, plantea preguntas por grupos y luego comenta las respuestas en público. En un momento, lanza su mensaje global: “La tecnología no es buena, no es mala, tampoco neutral, es una embarcación que sirve para diferentes objetivos”. En la mesa 18, uno de los alumnos le plantea algo más complejo: “¿De lo que estamos hablando aquí es de ética o de moral?”. Chelsea Manning sonríe, responde que es una buena pregunta y desaparece. Poco después dará una clase magistral sobre ética y vigilancia, que se suma a una charla sobre transparencia y, al día siguiente, un encuentro con varios medios de comunicación, entre ellos EL PAÍS.

Los organizadores quieren sacar jugo del que es uno de los grandes reclamos del C2. Su nombre se anuncia por el megáfono como el de una estrella de rock y entonces aparece en el escenario esa figura pequeña y delgada que hace ocho años, cuando solo tenía 22 y era un joven soldado llamado Bradley, causó un terremoto diplomático mundial. Le cayó una condena de 35 años por 20 delitos. Se había desvelado a sí misma al contarle su secreto a un conocido hacker, Adrian Lamo, que la delató. “Mi familia no me apoya, no tengo más que este ordenador, unos libros y una historia sensacional”, le dijo a Lamo.

Ahora acaba de cumplirse un año desde que salió de la cárcel gracias a que Barack Obama le conmutó la pena, después de cumplir siete años y haber intentado suicidarse. Durante el presidio, y tras mucha pelea, pudo comenzar el tratamiento de cambio de sexo. En su nueva vida, Chelsea Manning ha podido dejar crecer su cabello, lleva falda y las uñas pintadas de rojo. Da conferencias, se ha volcado en el activismo e incluso quiere entrar en la política tradicional, registrando su candidatura como demócrata al Senado por el Estado de Maryland. Es un icono controvertido para la lucha transgénero y un personaje incómodo para la mayor parte de instituciones: Harvard le retiró la propuesta para ser profesora invitada para este curso, después del aluvión de críticas, y en la misma Canadá, donde ha pasado estos días, le prohibieron la entrada el pasado otoño por sus antecedentes penales. “El mundo que temía que existía en 2010 se ha desarrollado y acelerado mientras he estado fuera”, afirma. Dice que la normalización del uso y vigilancia de nuestros datos y la actuación de la policía en EE UU ha llegado a un punto tan autoritario que no le deja, añade, más opción que plantarse y protestar.

Hay quien en Estados Unidos la considera una heroína, que se sacrificó por revelar los abusos de su país en el frente, y quien la ve como una traidora. Cuando se mira su odisea resulta difícil discutir que se trata, en cualquier caso, de una figura trágica. En su nueva vida, la pregunta que sigue costando responder es por qué hizo lo que hizo.

Filtró una tonelada de cables militares y diplomáticos que transmitió a la plataforma WikiLeaks en varias fases durante 2010 con la intención, defendió en su día, de revelar los abusos de su país en las guerras de Afganistán e Irak. Destapó, en efecto, muchas de aquellas miserias, pero también todas las que tenían que ver con las relaciones internacionales, lo que los funcionarios estadounidenses escribían, pensaban e investigaban de prácticamente todos los líderes. Del interés por la salud mental de Cristina Fernández de Kirchner al relato de la vida de Gadafi y su particular guardia femenina.

Aquel terremoto confirió a WikiLeaks la fama mundial. Los cables del Departamento de Estado se publicaron en noviembre en varios periódicos con los que la plataforma fundada por Julian Assange los había compartido; entre ellos, EL PAÍS. Para entonces, Manning estaba ya entre rejas. Había sido detenida a finales de mayo en Bagdad, delatada por Lamo. Este, que murió el pasado marzo, contó hace años a El PAÍS que, a su juicio, Assange se había aprovechado de la debilidad emocional de Manning, una persona muy aislada que en Bagdad estaba tocando fondo, y que no era consciente de la gravedad de sus actos.

Nació en 1987 en Crescent, un pequeño pueblo de Oklahoma, dentro de lo que se conoce como el cinturón bíblico de Estados Unidos. Recuerda haberse sentido una niña desde que apenas tenía cinco años. Sus padres, un estadounidense y una inglesa, se separaron cuando solo era una adolescente, así que vivió en ambos países. Cuando regresó a EE UU, rompió los lazos con su padre por el rechazo de este a su homosexualidad, según contaron en su día sus allegados. En Chicago, llegó a vivir en la calle y decidió alistarse en el Ejército. En 2008, se graduó como oficial de inteligencia. Y al año siguiente lo destinaron a Bagdad. Poco después se pondría a robar información clasificada y grabarla en un CD con el rótulo de Lady Gaga.

Desde 2010, WikiLeaks ha seguido con las filtraciones de documentos, nunca tan impactantes como las de 2010, aunque se le atribuye un papel capital en el caso de la injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016 para favorecer la victoria de Trump por las filtraciones de correos electrónicos de los demócratas.

¿Qué piensa hoy Manning de WikiLeaks? ¿Ha cambiado su opinión respecto a aquel 2010?. Chelsa escucha la pregunta en el encuentro con la prensa en Montreal. “Solo sé lo que cuentan los medios, hace ya ocho años de eso y yo he estado en prisión”, dice. Luego marca distancias sobre la plataforma: “Debe recordar que en 2010 yo intenté ir a The New York Times y The Washington Post y me dieron la espalda. Debía tomar las decisiones en muy poco tiempo. Y [los documentos] acabaron en manos del grupo que usaba las herramientas y los métodos correctos. Ahora esos métodos están más extendidos, la plataforma de descarga segura (Secure Drop) está normalizada, pero no voy a corregir mis decisiones de 2010 en base a las herramientas que están disponibles hoy en día”.

Se pone muy seria cuando se le pregunta si ha vuelta a tener contacto con Julian Assange. “Yo nunca he estado en contacto, jamás. Yo no sabía con quién hablaba”, enfatiza. La persona de contacto con quien hablaba Manning era “Nathaniel Frank”, el nombre de un escritor tras el cual podría estar Assange, pero esas conversaciones son material clasificado. Su representante veta más preguntas al respecto. Entre cita y cita, jóvenes que acuden a la conferencia C2 de Montreal le piden fotos. Chelsea Manning sigue teniendo una historia sensacional.

En el colegio a Xabi, de cinco años, ya le llaman Nora

Una niña transexual vizcaína pide a sus compañeros de clase que asuman su cambio con naturalidad

Con apenas cinco años, Nora -nombre ficticio- se ha convertido sin saberlo en un icono de valentía al no temer vivir libremente su identidad de género. Esta pequeña vizcaína, a la que hasta hace unas semanas le llamaban Xabi, ha decidido dar un paso al frente acompañada de su familia. A través de una emotiva carta, enviada a los padres y madres de la escuela y que se ha hecho viral en las redes sociales, explican cómo su hija les ha ido guiando en este proceso desde que comenzó a expresarse, hasta pedirles este año que la llamaran Nora y no Xabi, el nombre que decidieron «erróneamente, fijándonos únicamente en sus genitales».

Aunque queda mucho camino por recorrer, en ocasiones salen a la luz historias que muestran la valentía de niños con vulva y niñas con pene a la hora de vivir su identidad de género arropados por su familia. El pasado 4 de mayo, Nora escribió otro capítulo en esa historia. Fue el día en el que decidió dejar de ser Nora solo en casa, para serlo también «en la escuela, en la plaza, en el parque, en el cine…».

Ha sido un camino en el que reconocen haber tenido «dudas», pero en el que optaron por respetar sus ritmos y sus tiempos. «Si a los mayores en ocasiones nos cuesta tanto decidir qué zapatos ponernos o dónde ir de vacaciones, cómo no le va a costar a una niña de cuatro o cinco años decir a todas las personas que conoce que están equivocadas, que ella no es un niño sino una niña, y que si tiene pitilín es porque hay otras muchas niñas que también lo tienen, del mismo modo que hay niños que tienen vulva, y que a partir de ahora quiere que le llamemos por su verdadero nombre, que es Nora, y no por el que por error le asignaron su aita y su ama…».

«Ni la primera ni la última»

‘Ni neska naiz’ (‘soy una niña’) fue, como aseguran en la carta, la primera frase que pronunció Nora. «Nos equivocamos en su día, hace ya cinco años y un mes, pero en nuestra casa muy pronto caímos en la cuenta de nuestra equivocación». Desde muy pequeña «vimos, supimos y comprendimos que Xabi, como le llamábamos entonces (y como le hemos estado llamando hasta hace escasos días), era una niña. Una niña con pene, es cierto. Ni la primera ni la última. Pero una niña», explican en la carta.

Los progenitores narran cómo la pequeña ha ido «marcando los tiempos» y se ha manifestado como chica cuando «se sentía protegida», en su hogar o en vacaciones donde nadie sabía si era niño o niña, y más adelante en ocasiones en donde la gente «se vestía de forma especial». Por último, cuando después de Semana Santa pidió que comenzaran a llamarle Nora. «Xabi pasaba automáticamente a ser Nora en el preciso instante en que se sentía a salvo del ‘qué dirán’, en cuanto se sentía acompañada».

El paso al frente de Nora la ha hecho «la persona más feliz del mundo», según sus padres. Acompañados del asesoramiento de profesionales, expertos y miembros de las asociaciones que trabajan en este ámbito, como Chrysalis, agradecen también el «trato exquisito en lo profesional e impagable en lo humano» de la escuela. Ahora piden a los otros padres y madres que, aunque se confundan, respeten la decisión de Nora y la llamen por su nombre. «La práctica ayuda. Cuantas más veces dices Nora, más quieres a Nora. Pruébalo y verás», subrayan.