La ‘rúbrica’ del partido al matrimonio gay

La cantante Soraya, una de los 'eurovisivos' que felicitaron a los novios a través de un vídeo

La cantante Soraya, una de los ‘eurovisivos’ que felicitaron a los novios a través de un vídeo

La boda de Javier Maroto y José Manuel Rodríguez, que terminó por trascender el círculo de amigos y familia, se ha convertido esta semana en uno de los eventos sociales de la temporada, capaz de congregar en Vitoria a toda la cúpula del PP, incluido el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. La presencia de los principales cargos del partido tenía además especial relevancia, dado el posicionamiento que mantuvo la formación cuando en 2005 se aprobó la ley que modificaba el código civil y permitía el matrimonio entre personas del mismo sexo. A las movilizaciones sociales, a favor y en contra, se sumó el PP con un recurso ante el Tribunal Constitucional que se resolvió, a favor de la ley, en el año 2012.

Diez años después de presentar aquel recurso, la presencia, entre otros, del presidente Mariano Rajoy en la celebración del enlace del ex alcalde de Vitoria y actual vicesecretario sectorial del PP suponía «un impulso absoluto» y toda una «rúbrica» a la ley que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo en España. Un símbolo inequívoco de que «esto es inamovible», valoraban ayer algunos miembros de la comunidad homosexual en el País Vasco, quienes veían especialmente positivo que personalidades de la «relevancia» de los invitados,algunos de ellos miembros reconocidos del Opus Dei, avalaran con su presencia la celebración de bodas homosexuales.

El propio Javier Maroto lo destacó antes los medios, después de una larga jornada en la que formalizó el matrimonio en la intimidad de su despacho en el Ayuntamiento, a primera hora de la mañana, y recelebró el enlace por la tarde con toda la cúpula del partido. «Esta boda humilde es también un paso más al reconocimiento del matrimonio, sea quien sea quien lo contraiga», resaltaba Maroto junto a su ya marido, José Manuel Rodríguez.

Entre los asistentes estuvieron de hecho los principales rostros del partido que, con disidencias, se había manifestado abiertamente en contra de la aprobación de la ley promovida por el PSOE. Y así lo resaltó Maroto, quien dijo que, «diez años después», sus compañeros de partido han querido «dar este paso al frente».

La secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal; la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría; el ministro de Sanidad, Alfonso Alonso; el vicesecretario general de comunicación, Pablo Casado; el vicesecretario general de organización, Fernando Martínez Maíllo; Javier Arenas y Carlos Florianofueron algunas de las personalidades de la alta cúpula del partido que se sentaron entre los 270 invitados a los que los novios sentaron en diferentes mesas con nombres de rostros conocidos del Festival Eurovisión.

Algunas voces destacan, de hecho, que al margen de la relevancia que tiene Maroto como figura pública y cargo del PP, su enlace no deja de ser «una boda de dos personas» que no tienen por qué comulgar con el posicionamiento al respecto de su partido. Y que, de hecho, durante años han intentado impulsar desde dentro del partido cambios que condujeran a la normalización de los enlaces entre personas del mismo sexo.

El propio vicesecretario general del PP resaltó que «los partidos evolucionan» y que «en España, el derecho al matrimonio es para todos». «Y hoy todos los partidos compartimos ese mensaje», recalcó en su intervención ante los medios, en un paréntesis de las celebraciones con las que culminó la jornada de ayer.

En su intervención, Maroto, que hizo un alegato a favor del matrimonio homosexual, no quiso olvidar tampoco el reconocimiento a «muchísimos hombres y mujeres activistas» que han trabajado para hacer posible la igualdad de derechos para los homosexuales. «Durante muchísimas décadas han luchado por los derechos de los que hoy hemos gozado nosotros», subrayó Maroto. En el mundo, de hecho, aún son muchos los países en los que los enlaces homosexuales están prohibidos. En Vitoria, desde la aprobación de la ley, han sido 28 los enlaces homosexuales.

Los obispos, sobre la boda de Maroto: “Matrimonio solo es la unión de hombre y mujer”

El secretario general de la Conferencia Episcopal (CEE), expresa un “respeto exquisito” por la boda y señala que “hay otras clases de amistad, de amor, pero vamos a llamar las cosas por su nombre”

Javier Maroto, en una foto de archivo, con el obispo de Vitoria

Javier Maroto, en una foto de archivo, con el obispo de Vitoria. / BLANCA CASTILLO

El secretario general de la Conferencia Episcopal (CEE), José María Gil Tamayo, ha expresado un “respeto exquisito” por la boda del vicesecretario de Acción Sectorial del PP, Javier Maroto , aunque ha insistido en que “el matrimonio es una unión entre hombre y mujer”. “Hay otras clases de amistad, de amor, pero vamos a llamar las cosas por su nombre”, ha indicado Gil Tamayo en una entrevista en RNE recogida por Europa Press en la que ha reconocido que las uniones de parejas homosexuales y heterosexuales puedan tener “una equiparación legal” pero ha pedido “no equiparar”.

Para Gil Tamayo la condición sexual es “una opción personal y hay que respetarla por encima de todo”, pero cree que es importante “recuperar la semántica y llamar las cosas por su nombre, el lenguaje es la capacidad de entendimiento y ha de responder a la realidad y no a la ficción”, ha indicado.

En cuanto a la asistencia a la boda de Maroto con su pareja José Manuel Rodríguez, del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y otros dirigentes del PP ha asegurado que “cada uno es muy libre de ir donde quiera y ser consecuente con sus opiniones y la realidad institucional que representa o el trabajo en el que está”.

Mariano Rajoy y su fiebre del viernes noche

El presidente se sumergió en la fiesta eurovisiva de la boda gay de Maroto para bailar Raphael y Village People hasta bien entrada la madrugada

Mariano Rajoy y su esposa, Elvira, con los recién casados

La pareja de contrayentes junto a Mariano Rajoy y su esposa. / EFE

La boda civil del vicesecretario sectorial del PP y ex alcalde de Vitoria Javier Maroto con su novio, José Manuel Rodríguez, ha servido, por un lado, para actualizar a la cúpula del partido en materia de derechos y libertades homosexuales y, por otro, para que el presidente de España sacara a pasear en público a su ‘Tony Manero’ y se desfogara. Tal vez sea la tensión ante las inminentes elecciones catalanas; la presión de los comicios de diciembre, en las que se la juega; que musicalmente le va el ‘petardeo’; o quizá todo ello junto. Lo cierto es que Mariano Rajoy se desquitó en la pista de baile del hotel-restaurante El Caserón, a las afueras de Vitoria, durante la eurovisiva fiesta que siguió al convite nupcial.

Según aseguraron a este periódico algunos de los cerca de 270 invitados a la cena, el líder del PP se mostró en todo momento «integrado» y «relajado», al igual que su esposa, Elvira Fernández, y «bailó y se divirtió como los demás hasta las cinco de la madrugada». La catarsis de Rajoy se cocinó lo mismo al son de ‘Mi gran noche’, de Raphael, -el tema más repetido de la velada y con el que los contrayentes abrieron la veda-, que con la improvisada conga que se formó al son de uno de los éxitos más sonados de los Village People, todo un fetiche musical para la comunidad gay.

«Contrariamente a lo que cabía esperar, no hubo ningún tipo de formalismo, ni de protocolo. Lejos de todo eso, fue una boda de lo más informal. Todos los invitados nos mezclamos y, la verdad, lo pasamos genial. Fue una fiesta muy divertida», explicó un amigo de la pareja y uno de los últimos invitados en abandonar la boda, pasadas ya las seis de la mañana.

Caprile y sus fotos rosas

Para contribuir a ese espíritu desinhibido con el que Maroto y Rodríguez quisieron celebrar su matrimonio, pusieron a disposición de sus familiares, amigos y compañeros de partido pelucas, gafas y gorros de todos los colores y tamaños. Y, por supuesto, encargaron al Dj que repasara la historia de Eurovisión, concurso del que son seguidores acérrimos. Tanto es así que un invitado les obsequió con un video en el que algunos de los representantes españoles en ese festival les felicitan por su boda, como Betty Missiego, Micky, Karina, José Vélez, Azúcar Moreno, Ruth Lorenzo, Rosa o Soraya. El propio Maroto, encantado con el regalo, lo colgó ayer en su cuenta de Twitter.

Varios amigos de Javier Maroto y su novio intervinieron en la boda civil en el jardín de un restaurante de Vitoria para revelar anécdotas de sus casi dos décadas de relación

Varios amigos de Javier Maroto y su novio intervinieron en la boda civil en el jardín de un restaurante de Vitoria para revelar anécdotas de sus casi dos décadas de relación. / Instagram

Entre baile y baile, el prestigioso diseñador de moda Lorenzo Caprile, vestido de arriba a abajo en tono rosa palo, inmortalizó a buena parte de los asistentes con una cámara del mismo color de su atuendo. A juzgar por lo visto allí, su colección de fotos podrían tener un valor incalculable.

Si el máximo responsable del Ejecutivo central se marchó relajado de la capital alavesa después de quemar sus demonios en la pista, su mano derecha, la vicepresidente Soraya Sáenz de Santamaría no le fue a la zaga. Si la próxima semana les ven en la tele con gesto más distendido, ya saben que ha sido cosa de Maroto.

Las dos bodas de Javier Maroto

De izquierda a derecha Mariano Rajoy, Javier Maroto, José Manuel Rodríguez y Elvira Fernández, que agarra del brazo al novio, en la boda de Maroto. PP

De izquierda a derecha: Mariano Rajoy, Javier Maroto, José Manuel Rodríguez y Elvira Fernández, que agarra del brazo al novio, en la boda de Maroto. PP

Javier Maroto y José Manuel Rodríguez reconvirtieron ayer el enlace «entre amigos» con el que habían soñado en un desfile de ‘top ten’ de la cúpula del PP que se mezclaron mal que bien con cargos locales, empleados del partido, amigos y demás familia. Una presencia ya cargada de simbolismo que elevó su carga política cuando Maroto y su ya «marido» Josema Rodríguez comparecieron ante los medios de comunicación a las 21.45 horas. “Esta boda humilde es también un paso más al reconocimiento del matrimonio sea quien sea quien lo contraiga.Libertad para todos con los mismos derechos. Y hoy, una década después, mis compañeros de mi partido han querido dar este paso al frente», manifestó Maroto junto a Josema mientras, al otro lado de la valla, toda la cúpula del PP escuchaba la canción de Building Bridges de Conchita Wurst, la cantante que creó el austriaco Thomas Neuwirth y que ganó el Festival de Eurovisión de 2014.

El alegato de Maroto a favor del «matrimonio» homosexual tuvo también el reconocimiento a «muchísimos hombres y mujeres activistas que durante muchísimas décadas han luchado por los derechos de los que hoy hemos gozado nosotros». Ni el frío ni el arranque de la fiesta acortaron lo que se había anunciado como una breve declaración y terminó convirtiéndose en el pronunciamiento oficial del PP sobre el matrimonio gay. «Mismos derechos y mismas libertades», insistió de corrido el vicesecretario general del PP que apenas unos minutos anteshabía recibido los anillos de su compañero Iñaki Oyarzábal, otro de los referentes ‘gays’ del PP en Euskadi y miembro de la dirección de Génova.

«Esto es matrimonio porque los partidos evolucionan. En España el derecho al matrimonio es para todos y hoy todos los partidos compartimos este mensaje», señaló Maroto vestido de frac y en un aparcamiento con el suelo húmedo por el frío viento del norte que envolvía el sur de Vitoria.

Detrás y casi olvidadas quedaban las angustias de la pareja por el riesgo que multiplicó hasta el infinito sus nervios cuando imaginaron que el desfile de VIPs podría haber convertido la plaza de España junto al Ayuntamiento de Vitoria en una batalla campal si la ceremonia oficial se hubiera celebrado tal y como estaba previsto.

Y es que nunca Vitoria se había visto en otra. Deprisa, deprisa y superados por la presión mediática desatada tras la publicación por EL MUNDO del debate interno sobre la conveniencia de que Mariano Rajoy bendijera (o no) con su presencia un matrimonio gay, Javier Maroto y, sobre todo, Josema Rodríguez sintieron que el mundo se les venía encima. Dos bodas por una. Y un sólo documento oficial que, con las urgencias y los nervios, tenía escrito que la pareja se casaba a las 20.00 horas y que Maroto, puntilloso, obligó a que se corrigiera para que constara que ante la Ley él y Josema iniciaron su matrimonio a las 9.30 horas de la mañana ante la mirada de Miguel Garnica, el novato concejal en lides casamenteras que ofició el acto civil. Margarita Aránzabal, madre se supone que emocionada, e Iñaki Oyarzábal rubricaron como testigos el primer acto de esta boda en dos entregas.Un ‘sí, quiero’ que rayó en la clandestinidad con Margarita y Josema colándose al edificio Consistorial por una puerta lateral y subiendo en montacargas hasta el despachito minúsculo en el que Maroto despacha con celeridad los viernes sus obligaciones como concejal.

Aluvión de cargos

La más anormal de las 28 bodas homosexuales celebradas en Vitoria desde 2005 (23 de ellas entre hombres y sólo 5 entre mujeres) se mutó en un discretísimo desfile del quién es quién de la corte que rodea al presidente del PP y presidente del Gobierno Mariano Rajoy. El aluvión de cargos del Gobierno y de dirigentes de Génova convirtió en añicos el deseo de Javier y Josema de repetir las fiestas de cumpleaños en bares y hoteles de la ciudad o las noches de Eurovisión citas en las que primero sólo con parejas y en los últimos años con niños y adolescentes se fueron forjando su amistad con hoy políticos ya conocidos como Alfonso Alonso o Iñaki Oyarzábal. Ahhh Eurovisión! Ese fue el primer guiño para los 270 invitados que buscaron sus mesas al entrar en el salón alargado del restaurante El Caserón. Y encabezando la mesa presidencial estaba ella. Loreen. Un icono para algunos y la chica aquella que atronaba con su Euphoria en el festival de Eurovisión de 2012 para el resto.

Entre ellos Rajoy atento a su esposa Elvira Fernández que apostaron por los atuendos más previsibles; él de traje oscuro y camisa blanca con corbata y ella con un conjunto negro de falda y chaqueta alejado del glamour. Cospedal, un minuto después del presidente, desfiló por el aparcamiento por el que se accedía al restaurante con su traje de chaqueta y pantalón gris con naturalidad y la cabeza alta acompañada por su esposo. Soraya Saénz de Santamaría con la complicidad de Alfonso Alonso y de su esposa Beatriz Maylin evitó a las cámaras de la entrada y Pablo Casado con su guapísima acompañante se ganó a los periodistas con una sonrisa mientras en su muñeca izquierda asomaba una protección como la que llevan los toreros al final de temporada.

Allí se retrataron Andrea Levy, Moragas -siempre cerca del presidente-, Martinez Maíllo y Javier Arenas, Carlos Floriano y hasta Arantza Quiroga que llegó en el último momento del brazo de su marido sonriente y espectacular con una pieza gris con plumas en el cuello sobre un vestido fucsia. Pero fue Lorenzo Caprilequien, como si no, dio con el punto exacto que requería el evento «íntimo-político-renovador» de la boda gay que ha roto moldes en el PP. Su traje rosa palo con chaleco y camisa blanca dejó a todas y a algunos boquiabiertos.

Invitados que apuraron el cóctel cuando el termómetro ya bajaba de los 13 grados mientras el jazz-soul de Yolanda Gambin, LaDonnamusic, relajaba a los invitados (especialmente a Josema) y envolvía los primeros corrillos en los que se alababa el porte de Maroto y la simpatía de su ya marido. Música para las confidencias, para las primeras fotos y también para las primeras miradas de reproche a los invitados más osados que hicieron caso omiso al último correo electrónico de Josema en el que advertía de ser cuidados con móviles y cámaras de foto. Música suave y envolvente de una DJ que gana adeptos como Javier y Josema en los locales de ambiente como la Vermoutería o el OM en los que se mezclan con naturalidad gays y lesbianas como Yolanda y los contrayentes con ‘heteros’ encantados de compartir espacio sin roces.

Y entre ellos Rajoy y Elvira. El presidente fue colocado muy cerca de la mesa ‘presidencial’. Otro guiño frente a lo convencional porque en ese espacio central para una docena de personas ni estaban los ‘jefes’ del PP ni tampoco los padres y hermanos de Javier y de Josema. Y en las mesas, los novios gays bendecidos por el PP que apura sus posibilidades para seguir gobernando España tuvieron que hacer tantos equilibrios que prácticamente hasta primera hora de la tarde de ayer no terminaron de encajar los egos, rencillas y amistades de tanto dirigente del PP metido ya de lleno en campaña. Por si acaso y para no arriesgar demasiado, al presidente le ubicaron en la mesa de Céline Dion, la cantante que en el 98 ganó con su No os vayáis sin mi.

El PP difunde las fotos de la boda de Javier Maroto

Parte de los invitados del PP a la boda de Javier Maroto.

Parte de los invitados del PP a la boda de Javier Maroto. / Partido Popular

La cúpula de Génova ha ido este viernes de boda. Y de ello ha querido dejar constancia el Partido Popular difundiendo a los periodistas la misma noche del enlace unas fotografías en las que puede verse al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, junto a los recién casados: Javier Maroto y Josema Rodríguez. En las instantáneas, tomadas en el jardín donde se ha celebrado el banquete, también aparece la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal; los vicesecretarios, Andrea Levy, Pablo Casado, Javier Arenas y Fernando Martínez Maíllo; además de otros cargos de la formación, como Iñaki Oyarzábal o Jorge Moragas.

La polémica ha envuelto su asistencia al enlace, una boda que no podría haberse celebrado si el recurso que presentó el mismo Rajoy ante el Tribunal Constitucional hubiera salido adelante. Tras una década de ataques y rechazo al matrimonio homosexual el presidente del Gobierno posa sonriente, junto a la dirección de Génova, con el exalcalde de Vitoria y su ya marido.

Mariano Rajoy y su esposa, Elvira, con los recién casados

Mariano Rajoy y su esposa, Elvira, con los recién casados. / Partido Popular

Esta misma semana, el equipo de Maroto en Génova  aseguraba a eldiario.es que el novio se había enterado “por un medio de comunicación” de que finalmente Rajoy asistiría al enlace junto a su esposa. El propio Maroto confesó tener “la cabeza un poco mareada” por el asunto, pero insistió en que ese debate está superado. “Si no hubiese estado de acuerdo con la ley, el PP la habría modificado con su mayoría absoluta. Y si no lo ha hecho es porque considera que esa ley se ajusta a derecho y es asumida y reconocida”, defendió el dirigente del PP.

Javier Maroto sienta a Rajoy en la mesa ‘Céline Dion’ en su boda

Rajoy, Sáenz de Santamaría, Cospedal y otros altos cargos del Gobierno y del PP figuran en la distribución del banquete, en distintas mesas que llevan el nombre de cantantes y grupos musicales

Lista de invitados a la boda de Javier Maroto

Lista de invitados a la boda de Javier Maroto

El presidente del Gobierno con Céline Dion; la vicepresidenta, con Camela. Varios miembros destacados del Gobierno y del Partido Popular figuran en la lista de los invitados a la boda del vicesecretario sectorial del partido, Javier Maroto, distribuidos en diferentes mesas bautizadas con nombres de destacados mitos de la música.

Si en la mesa ‘Céline Dion’ se puede leer el nombre de Mariano Rajoy, en ‘Camela’ se encuentran el de Soraya Sáenz de Santamaría y el del secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón. A la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, le ha tocado rendir honor a Olivia Newton John. Su marido, Ignacio López del Hierro; la presidenta del PP del País Vasco, Arantza Quiroga; y el vicesecretario de Comunicación del partido, Pablo Casado; también figuran en la mesa de la actriz deGrease.

El presidente del Gobierno no es el único comensal destacado de la mesa ‘Céline Dion’. Le acompañan el vicesecretario general del PP para Asuntos Territoriales, Javier Arenas; y la de Estudios y Programas, Andrea Levy. Otros personajes homenajeados en la boda son Massiel, ABBA, Sergio Dalma, Ruth Lorenzo y Raphael.

Rajoy con Celine Dion y Soraya con Camela

Javier Maroto estuvo acompañado el día más feliz de su vida por toda la cúpula del Partido Popular

Javier Maroto y su esposo

El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, es a estas horas todo un experto en iconografía gay. Al líder nacional del PP, así como a su esposa, Elvira Fernández, y al resto de los 270 invitados de la boda de Javier Maroto y José Manuel Rodríguez, les recibió musicalmente Conchita Wurst -la mujer barbuda que arrasó en Eurovisión hace dos años- y cenó con Celine Dion, a escasa distancia de Raphael, Miguel Gallardo, Nana Mouskouri o Massiel.

Los contrayentes, seguidores acérrimos del macrofestival en el que la madrileña triunfó con su ‘La la la’, distribuyeron a sus familiares, amigos y compañeros de partido en mesas redondas que bautizaron con participantes en el histórico certamen continental. Así, para el máximo responsable del Ejecutivo madrileño, la pareja eligió la dedicada a Celine Dion; para la ‘número dos’ de su gabinete, Soraya Sáenz de Santamaría, la de Camela; o para la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, la de Olivia Newton-John. La misma que le tocó a la presidenta del PP vasco.

Enfundada en un favorecedor vestido de color magenta, Arantza Quiroga y su marido fueron los últimos en recorrer el parking del hotel-restaurante El Caserón, situado en el Alto de Armentia, a las afueras de la capital vasca, donde se festejó el enlace civil. El desfile de invitados, que accedieron directamente a las carpas instaladas en el jardín del complejo, comenzó hacia las siete y media de la tarde. A juzgar por la variedad de modelos que se vieron, la pareja no decretó ningún ‘dress code’. Así, ellos lucieron mayormente trajes, camisas blancas -y, eso sí, muchas barbas pobladas de inspiración ‘hipster’-, si bien una minoría se unió a los novios para vestir chaqué. Entre ellos no se encontraba el prestigioso diseñador Lorenzo Caprile, una aguja muy conocida para la Casa Real, quien se decantó por un provocador look ‘todo rosa’ a juego con una amplia sonrisa. “Estoy muy feliz y contento de estar aquí. Y por muchos motivos”, apostilló a su llegada. Al igual que el modisto, Rajoy también rehuyó la chaqueta de pingüino para lucir un traje gris marengo y dos “buenas tardes” con los que cortó de cuajo cualquier pregunta incómoda de los cerca de cuarenta cámaras y periodistas que estaban allí apostados.

Gildas, solomillo y chocolate

Ellas, por su parte, prescindieron de los tocados, a excepción de la parlamentaria conservadora Carmen López de Ocáriz, y los mismo se vistieron de largo que de corto. Predominaron, eso sí, los hombros al descubierto en una noche de desapacible temperatura otoñal.

Una vez todos dentro, Maroto y Rodríguez reeditaron una unión que habían legalizado a primera hora de la mañana en el despacho municipal del ex alcalde de Vitoria. La ‘reboda’, plagada de cariñoso discursos de sus amigos en la que la palabra matrimonio sonó varias veces, aplausos de los asistentes y la intervención de una cantante lírica, se prolongó una hora hasta que llegó el “por supuesto que sí quiero” del interventor del Ayuntamiento de Durango a Maroto.

Sencillos centros de paniculata y velas blancas decoraron un convite que empezó con un cóctel a base de jamón, queso y gildas, y continuó con una ensalada de gambas y fruta con vinagreta de yogur, solomillo con foie y, de postre, una degustación de dos tartas de chocolate y frutas y mucho baile. Los éxitos de Eurovisión aún resuenan en la cabeza del presidente Rajoy.

La conga de Rajoy y el PP

Los discursos de Maroto, Alfonso Alonso y sus amigos se convierten en un alegato de la historia del movimiento gay durante el enlace del exalcalde de Vitoria

 

El chispazo ocurrió sobre las 3.30 de la madrugada. En la megafonía del restaurante El Caserón de Vitoria, donde se celebraba la boda del dirigente del PP Javier Maroto y su pareja desde hace 19 años, empezó a sonar fuerte la canción-himno Y.M.C.A grabada por Village People en 1978 y los más animados se decidieron a arrancar una conga, ese baile cubano que pone a todos los invitados a una fiesta en fila y danzando por la sala. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que había sido ubicado en la mesa Céline Dion, dejó la silla donde había estado cenando con su esposa y otros miembros de la cúpula del partido, y se sumó a la fiesta. Fue después de escuchar por boca de Maroto, el ministro Alfonso Alonso y otros amigos de la infancia del contrayente todo un alegato a favor de la historia y la lucha del movimiento gay para lograr el matrimonio homosexual, que el PP recurrió ante el Tribunal Constitucional en 2005.

Justo ahora hace diez años, Rajoy dio la orden a un grupo de diputados del PP entonces en la oposición al Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero de recurrir la ley que permitía los matrimonios homosexuales porque entendían que desnaturalizaba y desvirtuaba la “institución básica del matrimonio”. En la noche de este pasado viernes, sobre las diez, Javier Maroto y su ya marido Josema Rodríguez, del que se enamoró cuando ambos estaban en la universidad, salieron a la puerta del restaurante vitoriano y el vicesecretario general de Política Sectorial del PP señaló: “Esta boda humilde es también un paso más al reconocimiento del matrimonio sea quien sea quien lo contraiga. La libertad para todos con los mismos derechos. Y hoy, una década después, mis compañeros de mi partido han querido dar este paso al frente”.

No fue el único ni último alegato de la noche sobre lo que le ha costado al movimiento gay llegar a este punto. Maroto quiso así destacar, con su marido al lado, que para disfrutar ahora de ese logro antes “muchísimos hombres y mujeres activistas” tuvieron que lucharlo durante décadas. Cuando el PP interpuso el recurso ante el Constitucional muy pocas voces en ese partido se mostraron en contra y fue destacado entonces el rechazo a esa iniciativa de la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre.

En Vitoria, sin embargo, el PP siempre tuvo una posición de avanzadilla y sus responsables políticos tampoco respaldaron aquel recurso. Y no solo Maroto. Dentro de la propia fiesta de la boda del exalcalde de la ciudad, el ahora ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, que también fue regidor de la capital vasca, se expresó inequívocamente al margen de lo que había sido hasta ahora la línea oficial del partido. Alonso y otro amigo de la juventud de la pareja hicieron una glosa en sus discursos en la ceremonia de la lucha por la libertad del movimiento gay, por la tolerancia en general, y también un reconocimiento a lo que algunos tuvieron que soportar para alcanzar este punto actual mientras que otros intentaban cercenar esa libertad.

El presidente Rajoy escuchó atentamente todas esas intervenciones y ayer las aplaudió. El líder del PP refrendó así, acudiendo al festejo y deseando “toda la suerte del mundo” a los contrayentes, no solo un giro en su posición personal , sino también un cambio radical en las tesis oficiales de su partido.

La boda personal e íntima de Maroto se transformó en una fiesta política y en la constatación de la evolución del PP en ese punto. Desde el primer minuto y hasta el último, cuando el presidente y la vicepresidenta abandonaron el local sobre las seis de la mañana.

Javier Maroto, que es un auténtico fan de Eurovisión, quiso que todo estuviera pensado al detalle. La velada comenzó así con la canción Building Bridges, de Conchita Wurst, que se creó como himno de la edición del año pasado en Viena y se transformó en otro himno gay. Los invitados estaban situados en mesas de cantantes o grupos ganadores del festival, desde Masiel a ABBA.

El festejo permitió ver, de nuevo, a un Rajoy más suelto y con ganas de divertirse que aguantó en la velada hasta el final, casi a las seis de la madrugada. Rajoy bailó, como lo hicieron otros dirigentes presentes, pero lo que más destacó en ese apartado de la fiesta fue el diferente comportamiento y la distinta facilidad para la integración entre la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. La número dos del PP, siempre acompañada de su marido, apenas se movió y se marchó temprano. Sáenz de Santamaría, que acudió sin su esposo, danzó con todos los grupos y hasta agarró el micrófono para cantar temas de Nino Bravo y Mocedades y fue una de las últimas en retirarse.

Javier Maroto reservó para el final de la ceremonia un homenaje a su tierra vasca y un grupo despidió a todos los presentes con un aurresku.

Dos bodas y un PP. De El Escorial a Vitoria

boda maroto

Aunque las bodas son un acontecimiento familiar, las hay que también pueden ser un acontecimiento político. Por definición, casi todas las bodas importantes son de cuento de hadas, según los cronistas de la cosa. Por azares del destino, dos bodas concretas nos permiten reflexionar sobre cómo ha cambiado el cuento de hadas en el PP. Dos bodas que han superado la intimidad de una ceremonia íntima para acabar siendo objeto de análisis político. Con los contrayentes como testigos.

Las dos bodas que se celebraron en el mes de septiembre con trece años de diferencia. En la primera los novios eran un hombre y una mujer. En la segunda, dos hombres. Tanto en una como en otra, los contrayentes y los invitados pertenecían a la plana mayor del PP.

El 5 de septiembre de 2002, Ana Aznar, hija del entonces presidente del Gobierno, se casó en El Escorial con Alejandro Agag, un emprendedor político de éxito. Al enlace asistieron los Reyes y mandatarios internacionales, lo que la convirtió casi en una boda de Estado. La boda de El Escorial ha pasado a la Historia del PP como el acontecimiento que precipitó el principio del fin del aznarismo. Fue la máxima expresión del poder de Aznar al mismo tiempo que la imagen de sus debilidades. Para infortunio de su familia, muchos años más tarde, su hija y Alejandro Agag se siguen casando casi todas las semanas en las televisiones, cuando el caso Gürtel cobra actualidad y se proyectan las imágenes en las que los cabecillas de la trama aparecen vestidos de gala llegando a la iglesia. El archivo de la boda Aznar-Agag es una mina de personajes imputados, tanto nacionales como internacionales. Las imágenes son un castigo, una penitencia impuesta al pecado de arrogancia.

La boda de Javier Maroto con su novio Josema también se ha celebrado en septiembre, trece años después. Un enlace muy distinto. Pero también con lectura política. Y con perdón de los pecados. La cúpula del PP encabezada por Rajoy ha ido a la boda de dos homosexuales no sólo para acompañar a los novios, sino también para hacer penitencia por su error político y de apreciación social. El PP se opuso frontalmente y sin piedad a la ley de matrimonio homosexual impulsada por Zapatero. La dirección popular creyó en 2005 que la sociedad española no había evolucionado y se equivocó. Muchas voces alertaron a Rajoy sobre el error de oponerse a la ley, pero el presidente del PP no les hizo caso y prefirió escuchar a los amigos de Rouco Varela. Recurrió la ley ante el Constitucional por considerar que el matrimonio sólo puede darse entre hombre y mujer para la procreación. El PP instigó los bajos instintos de su electorado para desgastar a Zapatero acusándole de hacer ingeniería social. Iñaki Oyarzábal, dirigente vasco del PP y amigo de Javier Maroto, nunca olvidará los groseros insultos que sufrió por las calles de Madrid de militantes del partido por su condición de homosexual.

A la boda de El Escorial asistió el aznarismo en pleno. A la boda de Vitoria acudió el marianismo en pleno. Si es que eso existiera. No hay duda de cómo ha cambiado el cuento. La boda de El Escorial fue clásica. La de Vitoria contemporánea. Rouco Varela ha sido sustituido como oficiante de la ceremonia por un concejal. Los chaqués de máxima etiqueta lucidos en el convite de Vitoria nada tienen que ver con los de la finca de El Escorial. Las canciones del Festival de Eurovisión han reemplazado a la música de órgano. Mariano Rajoy fue sentado en una mesa bautizada como Céline Dion y puede que preguntara quién es esa chica.

Mariano Rajoy es precisamente el enlace entre las dos bodas. Estuvo en la primera y en la segunda. El mismo Rajoy pero distinto. Rodeado ahora de jóvenes sin pasado censurable, modernos, tolerantes, abiertos y sin complejos.

Seguramente no lo pretendía, pero Javier Maroto se ha convertido en el vicesecretario que ha perdonado el pecado político del PP. Su declaración en defensa de la ley que permite a los homosexuales contraer matrimonio con todas las letras cierra una página del partido nada gloriosa. Por fortuna, Rajoy no tiene que tomar la decisión de retirar el recurso del Constitucional porque el tribunal ya dictaminó que la ley se ajustaba a los preceptos constitucionales. El líder del PP tampoco tiene que pedir perdón por sus pecados. Ya los ha purgado asistiendo con cara de satisfacción y alegría al enlace de su vicesecretario.

Rajoy y la cúpula del PP festejan el matrimonio homosexual de Maroto

Javier Maroto y su esposo

Javier Maroto y su esposo. / L. RICO

El PP ha entonado el “sí, quiero” al matrimonio homosexual. Por la vía de los hechos. No ha hecho falta un pronunciamiento formal y por escrito a favor de estas uniones gay. La asistencia del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, miembros destacados de su gabinete y de la plana mayor del partido a la boda del exalcalde de Vitoria, Javier Maroto, con su pareja, Josema Rodríguez, supone tanto como dar validez a este tipo de casamientos que tantas resistencias y rechazo ha generado en los sectores más conservadores del partido.

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría; el ministro de Sanidad y exalcalde de Vitoria, Alfonso Alonso; la número dos del PP, Dolores de Cospedal, al frente de una delegación popular muy distinguida han acudido este viernes a Vitoria para festejar el matrimonio que ya han legalizado Maroto y el que ha sido su compañero sentimental durante los últimos 19 años. El arrope de la cúpula se entiende como el gesto de enterrar el recurso que esta formación presentó en 2005 ante el Tribunal Constitucional con el propósito de echar abajo la ley que ampara los matrimonios homosexuales.

Rajoy ha llegado al restaurante acompañado por su esposa y se ha limitado a saludar a los periodistas y cámaras que aguardaban en la entrada del local la llegada de los invitados. Pocos minutos después ha entrado Maroto, quien ha reconocido estar “nervioso”. “Vamos a pasarlo muy bien porque son mis amigos, mis familiares”, ha comentado en compañía de su pareja. El exalcalde vestía un chaqué azul marino con un chaleco cruzado gris y una corbata en tonos azules sobre camisa blanca.

El goteo de invitados ha comenzado con la llegada en autobús del viceportavoz en el Congreso, Carlos Floriano, y su mujer, a los que han seguido Iñaki Oyarzábal y la parlamentaria Laura Garrido. Más tarde han llegado, en otro autobús, Javier Arenas y Jorge Moragas con otros convidados. De forma escalonada han entrado al restaurante Dolores de Cospedal y Arantza Quiroga, una de las últimas en hacer el paseíllo por delante de una veintena de cámaras.

Dos ertzainas uniformados se han ocupado de mantener el orden en el exterior del establecimiento, aunque han contado con la ayuda de otros agentes de seguridad de paisano que también controlaban la zona y facilitar el acceso a los invitados.

275 invitados escucharon el “sí quiero” de Maroto y su pareja en el restaurante al que fueron invitados, aunque los contrayentes ya habían formalizado por la mañana, en un acto íntimo, su enlace. Se casaron en el despacho que Maroto tiene en el Ayuntamiento de la capital alavesa, en presencia únicamente de los testigos: la madre del exalcalde, Margarita Aranzábal, y su amigo y compañero de partido Iñaki Oyarzábal.

El trámite nupcial fue oficiado por el concejal del PP Miguel Garnica y se terminó en pocos minutos, en cuanto los protagonistas firmaron los documentos que les acredita como matrimonio. Lo hicieron de este modo, casi a hurtadillas, para escapar del ruido mediático y para no causar ningún trastorno en la actividad municipal de los funcionarios, según explicó la víspera el propio Maroto.

El foco de atención se trasladó por la noche al restaurante donde se celebró el convite, adonde se acercaron apenas una treintena de personas para presenciar la llegada de los invitados más conocidos. Entre estos, representantes de Génova, como Floriano o Moragas, los otros cuatro vicesecretarios sectoriales (Javier Arenas, Pablo Casado, Andrea Levy y Fernando Martínez Maíllo), y una nutrida representación del PP vasco, con su presidenta, Arantza Quiroga, a la cabeza.

Todos quisieron dar de este modo el sí a la boda de Maroto. El excalde de Vitoria, que perdió la alcaldía pese a ser el candidato más votado en las pasadas elecciones municipales —el apoyo que el PNV recibió del resto de los partidos aupó al nacionalista Gorka Urtaran al cargo—, asegura tener el respaldo de la dirección de su partido, lo que interpreta como un apoyo implícito al matrimonio homosexual. Maroto ha repetido estos días previos a su boda que este debate está “superado” en su partido porque se entiende como algo aceptado por la mayoría de los dirigentes populares.

Javier Maroto se casa en la intimidad esta mañana y lo festejará por la tarde con Rajoy y toda la cúpula del PP

Tras firmar los papeles en su despacho en el Ayuntamiento de Vitoria, el vicesecretario sectorial del PP celebrará una boda oficiosa este viernes por la tarde en un restaurante de la capital vasca en la que estará presente la flor y nata del partido.

Maroto y Rajoy

Maroto

VITORIA.— El vicesecretario sectorial del PP y exalcalde de Vitoria, Javier Maroto, se ha casado a primera hora de este viernes con su novio desde hace 19 años en un acto íntimo celebrado en el Ayuntamiento, en el que su madre y su amigo personal, y compañero de partido, Iñaki Oyarzábal han ejercido de testigos.

La boda civil, en la que solo han estado presentes los testigos, ha tenido lugar en torno alas 9:30 horas en el despacho que Maroto tiene en el consistorio de Vitoria como portavoz municipal del PP, y ha sido oficiada por el edil del PP Miguel Garnica, han informado a Efe fuentes de esta formación.

El acto, que apenas se ha prolongado unos minutos, se ha limitado a la firma de los documentos que acreditan a Maroto y a Josema Rodríguez como matrimonio. La ceremonia ha sido tan sencilla que, según informa el diario El Correo, Maroto acudió con su aspecto habitual: pantalones claro, chaqueta informal y camisa sin corbata.

La pareja tiene previsto celebrar esta tarde en un restaurante de Vitoria una ceremonia no oficial a la que asistirá la cúpula del PP con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a la cabeza.

También acudirán la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría; el director del Gabinete de Presidencia, Carlos Floriano, además de la secretaria general de los populares, María Dolores de Cospedal, y los cuatro vicesecretarios del partido. El presidente y demás altos cargos del Gobierno esperarán a la conclusión del Consejo de ministros para desplazarse a Vitoria.

Maroto también contará con el respaldo de numerosos cargos del PP de Euskadi, entre ellos, su presidenta, Arantza Quiroga.

En un principio, Maroto tenía previsto casarse en el salón de bodas del Ayuntamiento a las ocho de la tarde, pero finalmente ha optado por un acto íntimo por la mañana y una boda no oficial por la tarde.

De esta forma, evitaba “entorpecer el trabajo de los funcionarios y las molestias” que pudieran derivarse de la presencia de ciudadanos que quisieran asistir al enlace desde el exterior del edificio municipal, según explicó ayer en rueda de prensa.

El exalcalde de Vitoria lamentó que su boda hubiera dejado de ser “un acontecimiento íntimo”, aunque se mostró “tranquilo y contento” porque lo importante, dijo, es que la boda se celebraría dentro del Ayuntamiento, tal y como había anunciado.

Sobre el apoyo recibido desde su partido, el vicesecretario sectorial del PP valoró que esun respaldo “claro” y que todas las manifestaciones que ha escuchado por parte de los dirigentes populares “han sido de apoyo”.

Para Maroto, el recurso que el PP presentó en 2005 ante el Tribunal Constitucional contra la ley que permite el matrimonio homosexual “ya no es el debate de hoy”, y se mostró convencido de que la sociedad española está “preparada para entender estas cuestiones”.