Sam Smith y el cantante TayTay Starhz, algo más que buenos amigos

Sam Smith y TayTay Starhz

Sam Smith está de moda. Si hace unos días el cantante ganó su primer Oscar por la canción “Writing’s on the Wall” perteneciente a la banda sonora de la película Spectre, ahora es su vida privada la que sitúa al cantante en el foco mediático.

Después de proclamar ante los asistentes que dedicaba su estatuilla a la comunidad LGTB y afirmar que era el primer homosexual en recibir tal reconocimiento –aunque no fuese realmente así– parece que ahora no le faltan pretendientes.

Aunque el cantante no se ha pronunciado al respecto, algunas fuentes aseguran al periódico The Sun que mantiene una relación ‘especial’ con TayTay Starhz, integrante de la banda Franklin Lake: “Sam está con Tay, pasan mucho tiempo juntos“. Sin embargo, el entorno de Smith lo desmiente.

Una actitud cariñosa que los amigos niegan

Los rumores se apoyan en que la ‘pareja’ fue vista en un bar del centro de Londres en una actitud un tanto cariñosa. “Sam agarraba a Tay cuando pensaba que nadie lo estaba viendo y terminaron en un club a las cinco de la mañana”, cuenta la fuente al periódico inglés.

Sin embargo, los amigos cercanos de Smith afirman que sólo hay amistad: “Sam y TayTay salieron con un grupo de personas, incluyendo miembros de la banda de Sam, simplemente tuvieron una noche de diversión…”

El intérprete de Spectreconfesó que nunca había tenido una relación con un hombre hasta 2014 y aseguró que está cómodo solo. TayTay, catalogado como bisexual, fue imagen de portadas al besar en público a la presentadora de televisión Zoe Ball, en un club de Londres el año pasado.

Las hermanas Wachowski alzan la voz

EN un mundo mayoritariamente blanco, masculino y heterosexual como el de Hollywood, el director de cine Andy Wachowski dio un paso al frente la semana pasada y, como en el pasado hiciera su hermana Lana, anunció que es una mujer transgénero.

“Así que sí, soy transgénero”, explicó Lilly Wachowski, su nuevo nombre, en un comunicado publicado en Windy City Media, un medio especializado en temas de la comunidad LGBT (lesbianas, gais, bisexuales y transexuales) de Chicago, en el que explicaba las razones de su anuncio al tiempo que reivindicaba su identidad. “Cuando vives como una persona transgénero es difícil de ocultar. Sólo quería-necesitaba algo de tiempo para tener la cabeza en su sitio y sentirme cómoda”, argumentó la realizadora y co-creadora de Matrix, quien también señaló que lo hizo público por miedo a que la prensa revelara su historia.

Lilly Wachowski (48 años) siguió de esta manera los pasos de su hermana Lana (50), antes conocida como Larry, quien en 2012 comunicó que era una mujer transgénero durante la promoción de la película (Cloud Atlas) El atlas de las nubes. Lana recibió ese año el Premio Visibilidad de la organización LGBT Human Rights Campaign y en su discurso de agradecimiento recordó una frase de uno de los personajes del filme: “Si hubiera permanecido invisible, la verdad se habría quedado oculta y yo no podía permitir eso”.

‘MATRIX’ Las hermanas Wachowski saltaron a la fama al crear la trilogía de ciencia-ficción Matrix (1999-2003), un filón de oro protagonizado por Keanu Reeves que mostró las intenciones de las cineastas de plantear historias ambiciosas, complejas y con un sustrato reflexivo. También dieron en el clavo con el subversivo y estimulante guión de V de Vendetta (2005), mientras que en la dirección encadenaron posteriormente títulos descafeinados y notables tropiezos como la citada El atlas de las nubes (2012) o El destino de Júpiter (Jupiter Ascending) (2015).

No existen muchos casos de personas del mundo del espectáculo en Estados Unidos que hayan declarado públicamente su condición de transgénero. El año pasado alcanzó gran notoriedad el anuncio de la estrella televisiva y exatleta estadounidense Bruce Jenner, quien afirmó ser una mujer transexual y pidió ser llamada Caitlyn.

FICCIÓN También en la ficción se han visto avances interesantes en la representación de personas transgénero como en la aclamada serieTransparent, protagonizada por un muy elogiado Jeffrey Tambor, o la película La chica danesa, cuyo reparto lideró Eddie Redmayne para relatar la historia de Einar Wegener, el primer hombre que afrontó una operación de cambio de sexo. No obstante, la caracterización uniforme de la sociedad sin prestar la debida atención a las minorías continúa siendo un obstáculo muy relevante en Hollywood. Un reciente y exhaustivo estudio de la Universidad del Sur de California (USC) aseguró que en las películas y series de 2014 y 2015 sólo el 28,3 % de los personajes con diálogo no fueron blancos mientras que el 2% fueron gais, lesbianas o bisexuales. Incluyendo también a las personas transgénero, cerca del 75 % de los personajes LGBT fueron hombres y casi el 80% del total fueron blancos.

“Ser una persona transgénero no es fácil. Vivimos en un mundo mayoritariamente obligado y binario en cuanto a género. Esto significa que, si eres transgénero, tienes que enfrentar la dura realidad de vivir el resto de tu vida en un mundo que es abiertamente hostil a ti”, apuntó Lilly Wachowski en su comunicado. “Mi realidad -zanjó- es que he estado transicionando y lo continuaré haciendo toda mi vida”.

El falso ‘paciente cero’ del VIH

Un estudio de la Universidad de Tucson desmonta la teoría de que Gaétan Dugas, un asistente de vuelo al que se le acusó de propagar el virus por EE UU, fuese el primer caso de SIDA en el país

Gaétan Dugas

Gaétan Dugas. / Wikipedia

Un sobrecargo canadiense al que se atribuyó en la década de 1980 el haber introducido y difundido el virus del sida en Estados Unidos, apodado el ‘Paciente Cero’, no desempeñó en realidad ese papel, ha determinado un equipo de investigadores estadounidenses. “No hay prueba biológica ni histórica de que el ‘Paciente Cero’ fuese el primer caso en Estados Unidos”, según ha concluido un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Tucson (Arizona) y presentado en una conferencia en Boston. Las conclusiones no han sido todavía publicadas en detalle.

El equipo, dirigido por el profesor de biología Michael Worobey, analizó el genoma del virus contenido en ocho muestras de sangre de enfermos estadounidenses, que eran parte de los nueve genomas más antiguos recuperados en el mundo hasta ahora, obtenidos en 1978-1979, así como el del “Paciente Cero”, conseguido en 1983.

Este último, el sobrecargo canadiense Gaétan Dugas, había sido designado por el periodista Randy Shilts en su libro ‘And the band played on’ (Y la banda tocó, de 1987) como el hombre que había introducido el VIH a Estados Unidos y como quien lo diseminó con sus múltiples viajes y su vida disipada, recuerda la revista Science.

Pero al combinar los análisis moleculares, filogenéticos (lazos de parentesco entre organismos vivos que permiten componer un árbol genético) e históricos, el equipo del profesor Worobey estableció que el virus había sido transferido desde Africa al Caribe (Haití principalmente) entre 1964 y 1970 (probablemente antes de 1967), antes de entrar a Estados Unidos por Nueva York entre 1969 y 1973 (probablemente antes de 1971).

En medio de la epidemia

El virus, cuyo genoma muta con cada duplicación permitiendo crear una historia geográfica, a continuación fue transportado a San Francisco (antes de 1975) “con una importante mezcla geográfica en Estados Unidos y otros lugares poco después”, según el resumen.

Gracias al árbol genealógico realizado, los científicos determinaron que el genoma del “Paciente Cero” no se situaba en el comienzo del árbol genealógico de los primeros años de la epidemia en Estados Unidos, sino “casi al medio”, indicó la revista Science. Esto demuestra “claramente” que Gaétan Dugas, fallecido 1984, no introdujo el sida en Estados Unidos, concluye la revista.

El cineasta Andy Wachowski anuncia que es una mujer transgénero

“Sí, soy transexual”, declara Lilly, su nuevo nombre, quien sigue los pasos de su hermana Lana, con quien creó la trilogía ‘Matrix’ y que adoptó su identidad de mujer en 2012

Andy Wachowski

Andy Wachowski. / Fred Prouser (Reuters)

El cineasta Andy Wachowski ha anunciado este martes que es transexual, siguiendo los pasos de su hermana Lana, con quien creó la trilogía ‘Matrix’ y que adoptó su identidad de mujer en 2012.

“Sí, soy transexual. Sí, he transicionado”, ha explicado Lilly, su nuevo nombre, en una carta enviada a ‘Windy City Times’, un periódico sobre temas LGBT de Chicago.

“Ser transexual no es fácil. Vivimos en un mundo obligado a ser dual en temas de género. Eso significa que si eres transexual, tienes que afrontar la dura realidad de vivir el resto de tu vida en un mundo abiertamente hostil a ti”, ha señalado.

A pesar de las dificultades, Lilly Wachowski se siente “afortunada” porque cuenta con el respaldo de su familia y tiene la posibilidad de pagar los médicos y las terapias necesarias que conllevan este proceso. “Los transexuales que no tienen apoyo, medios ni privilegios no tienen este lujo. Y muchos no sobreviven”, ha apuntado la directora de cine, de 48 años.

Acoso de la prensa

Wachoswki ha asegurado que, además de su familia y amigos, casi todos sus compañeros de trabajo sabían del cambio al que se ha sometido. Sin embargo, ha denunciado el acoso de la prensa, que desde hace meses especulaba con su posible transición. “Cuando eres transexual, es difícil esconderse. Solo quería y necesitaba algo de tiempo para ordenar mis ideas, para sentirme cómoda. Pero aparentemente no he podido decidir”, se ha quejado.

Lilly y Lana Wachowski se hicieron mundialmente famosas gracias a ‘Matrix’, la trilogía de ciencia-ficción protagonizada por Keanu Reeves. Su filmografía también incluye el guión de ‘V de Vendetta’ (2005) y ‘El destino de Júpiter’, protagonizada por Channing Tatum y Mila Kunis. Actualmente están trabajando en la segunda temporada de ‘Sense8’, una serie de ciencia-ficción producida por Netflix.

PREMIOS OSCAR La única transgénero nominada a los Oscar también boicotea la gala

Anohni (antes Antony Hegarty, de Antony & the Johnsons) ataca la Academia de Hollywood

Lamenta que no le propusieron tocar la canción por la que está nominada

 

Hay otro boicot en los Oscar. Tras el plantón de varias estrellas negras, de Spike Lee a Will Smith, por la falta de inclusión en las nominaciones, ahora es la primera transgénero candidata a un premio quien no asistirá a la gala: Anohni (antes Antony Hegarty, líder de Antony and the Johnsons) ha afirmado que no acudirá a la ceremonia, pese a su nominación por la mejor canción, junto a J. Ralph, por Manta Ray. La indignación de la creadora radica en que no ha sido invitada a actuar durante la velada, pese a que normalmente durante la ceremonia se tocan en directo los temas que optan a la estatuilla.

Tres de los cinco nominados por la mejor canción actuarán durante la noche de los Oscar: Lady Gaga, The Weeknd y Sam Smith, según AFP. David Lang, candidato por su tema en La juventud, de Paolo Sorrentino, es el otro excluido. Sí actuará, en cambio, el líder de Foo Fighters, Dave Grohl, pese a no contar con ninguna nominación.

Anohni achaca el ninguneo de los Oscar a varias razones. Ante todo, “no fui invitada a actuar porque soy bastante desconocida en EE UU y cantar una canción sobre el ecocidio posiblemente no venda mucho”, escribe en un comunicado en Facebook. Manta Ray se escucha en el documental Racing Extinction, sobre cómo los humanos están destruyendo el planeta.

La artista considera que también su condición de transgénero afecta a la decisión de la Academia. “Si sigues la pista, la verdad más profunda de todo esto es imposible de ignorar. Como el calientamiento global, no se trata de un evento aislado, sino de una serie de acontecimientos que ocurren a lo largo de los años y crean un sistema que ha buscado desautorizarme, primero por ser afeminada de pequeña, y después como mujer transgénero andrógina. Es un sistema de opresión y disminución de oportunidades para los trans que el capitalismo en Estados Unidos ha usado para aplastar nuestros sueños”, añade el comunicado.

La cantante cuenta que estaba a punto de subirse al avión rumbo a Los Ángeles cuando la rabia se apoderó de ella: “Ahí estaba, sintiendo cómo me picaba la vergüenza que me recordaba de aquellas afirmaciones de EE UU sobre mi ser inadecuada, por transgénero. Me di la vuelta y me fui a casa”.

Chelsea E. Manning : La privacidad es un derecho, no un lujo, y la comunidad LGBT necesita que siga siendo así

En todo el mundo, la comunidad queer y transgénero usa sistemas de encriptado para vivir su vida sin sufrir repercusiones legales, y la campaña que se está llevando a cabo para terminar con el encriptado es escalofriante

El Gobierno de EE.UU. presenta una moción para que Apple cumpla con la orden del FBI

El Gobierno de EE.UU. presenta una moción para que Apple cumpla con la orden del FBI EFE

Como muchos ya dijeron muy acertadamente antes que yo, la campaña del gobierno de los Estados Unidos para forzar a la empresa Apple a programar una novedosa “puerta trasera” en el código de programación de un móvil particular podría provocar que toda la información personal y encriptada en prácticamente todos nuestros dispositivos móviles y ordenadores personales se vea comprometida y al alcance de enemigos siniestros que quieran hacernos daño.

Para la comunidad queer y transgénero que (a mí también me pasó) depende del cifrado de los dispositivos para vivir su vida privada sin miedo a repercusiones legales, las probables consecuencias de la campaña del gobierno de EEUU para eliminar el cifrado son completamente escalofriantes. Incluso si Apple logra un fallo favorable del tribunal, ya hay legisladores de EEUU y del resto del mundo considerando leyes que obligarían a todas las compañías a modificar sus códigos de programación. Si son aprobadas, las “puertas traseras” estarán permitidas en todos nuestros dispositivos.

Años antes de ser encarcelada, trabajé como programadora de sistemas, diseñando y desarrollando interfaces web, bases de datos seguras y programas de comunicación. Luego trabajé para el ejército de EEUU como analista de inteligencia. Durante todo ese tiempo, utilizábamos diferentes métodos de encriptado para mantener la información a salvo de miradas indiscretas.

Más tarde, mientras trabajaba para los militares, la política del “No preguntes, no hables” del ejército me obligó a vivir una doble vida: trabajaba para una organización que me habría despedido si yo no hubiera podido mantener oculta mi vida como mujer transgénero y la relación que tenía con el que era mi novio entonces. Con frecuencia, dependía del encriptado de los dispositivos para proteger de la vista de mis amigos y compañeros de trabajo la información de mi ordenador y dispositivos móviles, en especial cuando vivíamos y trabajábamos tan cerca unos de otros.

Sin embargo, otras personas como yo enfrentan problemas mucho más graves. Las mujeres transgénero que viven y trabajan en países de mentalidad más cerrada (como Rusia, Uganda y Nigeria) pueden enfrentar consecuencias legales mucho más graves, que van desde el encarcelamiento y la tortura hasta la pena de muerte. La gente de la comunidad queer y transgénero que vive en esos países depende del encriptado de los dispositivos para construir y mantener la comunidad, además de para hacer escuchar sus voces y, al mismo tiempo, evitarse juicios de valores peligrosos.

Es por eso que Apple tiene mi apoyo en su lucha contra el FBI: debemos enfrentarnos a cualquier organización o gobierno que busque privar a nuestra comunidad de la herramienta más efectiva y poderosa que tenemos para protegernos de la discriminación, la persecución, la tortura y el genocidio.

Tim Cook, director ejecutivo de Apple, ya ha dado su punto de vista y ha dicho que si se le exigiera a la empresa crear una forma de saltarse los protocolos de seguridad o una “puerta trasera”, se estaría sentando un precedente muy peligroso y se vería debilitada la seguridad de los dispositivos móviles. Otras empresas de tecnología, como Twitter y Facebook, han intervenido en la disputa y han reafirmado su posición, asegurando que “pelearían con todas sus fuerzas para que no se obligue a las empresas a reducir la seguridad” de sus dispositivos y servicios.

En muchos temas, mi punto de vista es muy diferente al de Apple: como, por ejemplo, en el uso de software de código cerrado y en las restricciones arbitrarias que pesan sobre los usuarios que quieren copiar, compartir, editar y crear software en sus dispositivos. Sin embargo, creo firmemente que es de vital importancia defender ante un tribunal el derecho de sus usuarios y clientes a tener un sistema de encriptado confiable.

Es comprensible que a los fiscales y a las fuerzas encargadas de imponer la ley les interesa la medida: les sirve para obtener pruebas de los delitos. Pero debemos poner un límite al modo en que se recolectan esas pruebas. En el caso de Apple, si la empresa acata la orden, es muy probable que los resultados negativos generados sobrepasen el valor de la justicia conseguida, ya que se permitiría que cualquiera, desde un simple criminal hasta gobiernos y otras organizaciones poderosas, abusen de esas “puertas traseras” en el código de programación.

En Estados Unidos y en Europa es fácil olvidar cómo los gobiernos han dedicado sus recursos a perseguir con las fuerzas del orden a miembros de movimientos de derechos civiles, ambientalistas, manifestantes anti-corporativos y miembros de la comunidad queer y transgénero. En cambio, en otros países, muchas de esas mismas comunidades no se pueden dar el lujo de olvidar de qué manera sus gobiernos dicen estar protegiendo a la sociedad cuando persiguen a las comunidades más vulnerables.

En Estados Unidos la privacidad no es un lujo, es un derecho. Es un derecho que debemos defender tanto en el mundo digital como en el mundo real, aunque debemos estar alerta para que ese derecho se mantenga siempre a nuestro alcance. En especial, porque la tecnología sigue avanzando y porque la orden de un juez de los Estados Unidos para desbloquear un solo móvil amenaza con alterar la totalidad del mundo privado virtual tal y como lo conocemos.

Traducción de Francisco de Zárate

El primer beso gay en la marina canadiense

Legarde ha sido el primer homosexual que recibe el tradicional beso en el muelle tras una misión

El primer beso gay de la marina canadiense

Imagen del reencuentro de la pareja. Reuters Quality

Un marinero de la Armada Real de Canadá ha hecho historia siendo el primer homosexual que ha recibido el tradicional beso en el muelle tras regresar de una misión. En el cuerpo canadiense siempre ha existido la tradición de sortear entre los tripulantes el honor de ser el primero en desembarcar y el primero en besar a su pareja en el puerto. Francis Legare, ha besado a su pareja, Corey Vautour, frente a centenares de personas que esperaban a la fragata ‘Winnipeg’ en el puerto de Victoria, en la costa del Pacífico de Canadá. Con anterioridad, una marinera lesbiana tuvo el honor del primer beso, pero es la primera vez que lo protagoniza un marino homosexual de la Armada Real canadiense.

El primer beso gay de la marina canadiense

Por primera vez un marinero homosexual es recibido amorosamente por su pareja en el muelle tras ocho meses en el mar

El primer beso gay de la marina canadiense

El primer beso gay de la marina canadiense WOCHIT

“No tengo palabras”, esto es lo único que acertó a decir el marinero canadienseFrancis Legare tras recibir el beso de su pareja, Corey Vatour, al desembarcar después de ocho meses en el Caribe y el Pacífico Oriental. No es para menos porque ese beso es el primero de la historia entre dos personas del mismo sexo que ocurre en la llegada de los marineros de la Marina Real de Canadá.

Es tradición en el país, según ha explicado CBS News, que haya un marinero que reciba el honor de ser el primero en aparecer en el muelle, y es tradición también que su pareja le reciba con todo su cariño pero, hasta ahora, no había habido ningún beso entre personas del mismo sexo en los muelles canadienses.

“He estado fuera 225 días, así que recibir este beso sabe estupendamente”, ha afirmado Legare. Su histórico beso cerca del mar recibió aplausos de todos los que esperaban a los marineros y de los marineros mismos.

“Somos un reflejo de la sociedad y reclutamos a lo largo de toda la sociedad”, ha dicho el contraalmirante Gilles Couturier, responsable de Legare y sus compañeros. “Si no nos adaptamos, no habrá más marineros que se unan a nosotros”, continuó.

La discriminación en los Oscar va más allá del racismo

Los cinco candidatos -blancos- que compiten en la categoría a Mejor Actor

Los cinco candidatos -blancos- que compiten en la categoría a Mejor Actor

Corría el año 1973 y en el escenario del hotel Roosevelt de Los Angeles una joven de rasgos ligeramente indígenas y ropajes exóticospronunciaba un discurso tajante. “Como miembro de esta profesión y ciudadano de este país, no puedo aceptar un galardón esta noche”. La activista Apache solo ponía rostro al boicot, pero era Marlon Brando el que firmaba con esas palabras su repulsa hacia un gremio que, según él, maltrataba a los indios americanos. Su Oscar por El Padrino quedaba huérfano en el primer acto de denuncia racial que se recuerda en estos premios. Como Vito Corleone, el actor no soportaba el ultraje a los suyos y escupió todo su desdén hacia la cúpula de Hollywood.

Más de 40 años después, las diferencias con aquella industria hegemónica que excusaba  la masacre de una tribu indígena con el reflejo de una sociedad salvaje e indómita son puro maquillaje. Entre brochazo y brochazo, la Academia se ha olvidado de una gran parte de sus intérpretes y directores en la 88ª edición de los Oscar. Algo que la comunidad afroamericana no ha perdonado. La única película con opción al palmarés que intenta cuadrar la cuota étnica es  Straight Outta Compton. Y disfrazar la estrategia de conciliación racial es un ajuste de cuentas peligroso e insuficiente.

La realidad es que en los Oscar no hay negros por segundo año consecutivo. Así lo recalca la metralla de titulares que se ha disparado durante los últimos meses desde todos los medios de comunicación del planeta. Spike Lee, Will Smith y Jada Pinkket han recogido el testigo de Brando y anunciaron que no acudirán a la ceremonia por la falta de diversidad. Por desgracia, esta discriminación toma diferentes identidades que no reciben un espacio en los medios ni etiquetas en Twitter.

“No creo que la gente sea consciente de lo que la industria cinematográfica ha castigado a todas las comunidades étnicas. A todas las minorías”, declaraba Brando al New York Times, en un lamento todavía vigente. Y ni siquiera hace falta que sean minorías. Las mujeres, que representan la mitad de la población del planeta, continúan su cruzada al otro lado del Atlántico, junto a los latinos, asiáticos, lesbianas, discapacitados o transexuales de Estados Unidos.

¿Deberían ser las factorías de cine un espejo de la sociedad? Probablemente sí, pero eso no cambiaría que el 80% de los 6.000 miembros de la Academia tenga una media de 62 años, sean hombres, de raza blanca y abiertamente tradicionales. Hasta que el mecanismo de la industria no deje de lado la tramoya y se sacuda la caspa, las películas nominadas al Oscar seguirán siendo un reflejo de su mundo ficticio de opulencia y exclusión.

Lo que Hollywood esconde en el armario

“Tom Hanks, Philipp Seymour Hoffman y Sean Penn han ganado un Oscar por interpretar a hombres gays. ¿Por qué no lo he ganado yo por representar un rol heterosexual?”, declaraba Ian McKellen a The Guardian, afirmando que la homofobia es un mal mucho más arraigado en la industria que el racismo.

Hace un año, la organización GLAAD lanzó un estudio que denunciaba que los Oscar dan una imagen “en general grotesca” del colectivo LGTB. Defienden que la presencia en el palmarés de películas como Brokeback Mountain, Philadelphia oMilk, o del terremoto lésbico Ellen Degeneres al frente de la gala son anecdóticas. Una acusación que no ha rasgado las vestiduras de la Academia, que contaba este año con varios fichajes para la causa que se han quedado en el banquillo. Sin entrar en polémicas trans o juicios de valor, Hollywood ha dejado escapar a sus gallinas LGTB de los huevos de oro con la escasa visibilidad de  Carol y La chica danesa.

Quizá han sido demasiados los frentes abiertos, o quizá solo se han hecho eco del exagerado alboroto que han provocado ambas cintas. “Las mujeres deben enseñar menos en las escenas de sexo”, dijo la cadena de televisión ABC mientras rechazaba emitir el tráiler. “Es demasiado sexy para la televisión”, se excusaban desde la distribuidora, donde también tomaron la decisión de mostrar a Cate Blanchett y Rooney Mara por separado en las imágenes promocionales. Algo que no se había visto en otras películas de temática homosexual como  La vida de Adéle, Los chicos están bien o, por supuesto, en Brokeback Mountain. Como critican desde el blog de IndieWire, “es triste que el romance lésbico siga viéndose como objeto de deseo masculino” y, en consecuencia, censurado como tal.

El estereotipo como bandera cultural

La categoría preponderante en Hollywood es el blockbuster, una especie de género anárquico que no merece respeto a nadie y se rinde ante todo lo que sea puro espectáculo. Según esta ley no escrita, las licencias artísticas a la hora de representar etnias y culturas están permitidas. A diferencia de la Berlinale, los Oscar no son un documental de los problemas sociales de la actualidad. No hay refugiados, no hay Oriente Medio, no hay Michael Brown ni matanzas en Ferguson, no hay violaciones ni extorsión por parte de los capos de la industria.

El único reflejo de la India premiado fue el de Slumgog Millionaire, que aderezaba el olor a miseria de los suburbios de Mumbai con bailes Bollywood llenos de color y felicidad. Benicio del Toro es una cara bienvenida sobre la alfombra roja con cintas como Traffic y Sicario, que subrayan el narcotráfico de Latinoamérica. Y las películas de ambientación asiática que recordamos sobre el atril de los Oscar, como  Memorias de una geisha, Cartas desde Iwo Jima oMemorias de nuestros padres están -sorpresa- producidas y dirigidas por Steven Spielberg y Clint Eastwood.

“Nuestra cultura forma parte vital de la realidad del país, pero se considera como algo exótico”, escribió el cantante y actor panameño Rubén Blades, uno de los pocos miembros latinos del juzgado de la Academia (representan solo el 2%). “La diferencia está en que no ejercemos ningún tipo de presión [en la industria] contra los que nos estereotipan o nos atacan”, afirmó respecto a la escasa repercusión de la lucha de otras razas. 

Sufragistas, la batalla esencial de las mujeres que ha sido ignorada en los Oscar

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Mujeres: la coctelera de la discriminación

“Es inexcusable que vayamos por el mundo proclamando la igualdad de la mujer en otros países y que no tengamos los mismos derechos en Estados Unidos”, decía Patricia Arquette en su discurso por Boyhood. Sin duda, el año pasado las mujeres alzaron su bandera para denunciar una brecha salarial de la que no se libra ni la meca del cine.  Hombres, directoras y periodistas apelaron al feminismo necesario en sistemas retrógrados y algo casposos como el de la Academia de Hollywood. 

La caja de Pandora se abrió hace un año, pero nadie se ha encargado de paliar sus efectos en esta edición. Los Oscar, al igual que los Goya, nominan lo que escriben y dirigen los hombres, y lo que peinan y visten las mujeres. Además, la edad sigue siendo un estigma injustamente relacionado con ellas. “Todos hemos visto como James Bond se iba haciendo más y más viejo, mientras que sus novias eran cada vez más jóvenes. Es muy molesto”, decía Helen Mirren.

Ahora bien, si metemos en una coctelera todas las discriminaciones anteriores, el resultado es desolador para la cuota femenina. A las negras les concederán papeles de mucama o de chica marginal del Bronx. Las latinas representan el prototipo hipersexualizado de la belleza curvilínea subida de tono. Y las protagonistas de una historia de amor lésbico serán acusada de alimentar las mentes obscenas de aquellos que vean la película como un sucedáneo al porno.

Queda un camino largo y exasperante a la sombra de los dinosaurios de la Academia. Pero alguien va a tener que tomar a la fuerza los atriles, como hizo Marlon Brando en 1973, para inyectar una dosis de realidad a este mundo de fantasía.

Casi la mitad de los homosexuales negros en EEUU podría tener VIH

La mitad de la población homosexual y bisexual de raza negra en Estados Unidos podría ser diagnosticada como portadora del VIH, según muestra un estudio gubernamental en relación con el ratio de prevalencia de este virus entre ese segmento de población en países en vías de desarrollo, como Mauritania o Senegal.

Los hombres negros que tienen sexo con otros hombres en EEUU tienen 250 veces más probabilidades de ser diagnosticados con el virus en comparación con los heterosexuales, tal como refleja el informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

En el caso de la comunidad latina, se prevé que uno de cada cuatro tendrá VIH a lo largo de su vida. Para un homosexual y bisexual blanco, la probabilidad es de uno entre 11, según el estudio publicado esta semana.

Los funcionarios del CDC hacen públicas estas cifras a modo de recordatorio del esfuerzo que debe realizarse en la prevención del VIH y del sida.

“Cientos de miles de personas serán diagnosticadas en su vida si ahora no se aumenta el esfuerzo para remediarlo”, ha dicho Jonathan Mermin, director del Centro Nacional para el VIH/Sida, Hepatitis Viral, ETS de los CDC, y Prevención de la Tuberculosis.

Las previsiones para gays negros en EEUU evocan las tasas de VIH y sida en países africanos como Mauritania, donde el 44% de los hombres homosexuales y bisexuales tenía VIH en el año 2014, según refleja el programa ONUSIDA de Naciones Unidas sobre el virus. En el caso de Senegal, la tasa es del 42%, según el mismo informe.

En EEUU, más de 1,2 millones de personas tienen VIH (datos de CDC). A nivel mundial, esta cifra ascendía a casi 37 millones a finales de 2014 (ONUSIDA).

Como dato positivo, las muertes relacionadas con el sida alcanzaron su punto más alto en todo el mundo en 2004. Desde entonces, el número de infectados por el VIH ha ido cayendo.