El nigeriano gay que iba a ser expulsado tiene seis meses para regularizar su situación en España
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Tiene pensado casarse con su novio español en breve
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En algunas zonas de Nigeria la homosexualidad se castiga con la pena de muerte
Henry Okosun llegó a España en 2007 desde su país natal, Nigeria, donde incluso estudió en la universidad. Primero a Madrid, y desde hace tres años asentado en Alcántara (Cáceres), a donde se mudó para intentar buscar un empleo que de momento no llega. Es una persona con formación, pero desde que llegó a Cáceres sólo puede hacer pequeñas ‘chapuzas’ sin retribución oficial.
Dice su círculo más cercano de amistades que tenía una oferta para incorporarse al mercado laboral, pero todavía no la ha concretado.
Si lo hubiera hecho hubiera regularizado su situación y no habría sidodetenido hace 48 horas ni dormido hace dos noches en la Comisaría de Cáceres, con un pie en el vuelo que partía esta madrugada del jueves de Barajas. Un avión especial repleto de compatriotas partió a las siete de la mañana.
Henry estaba en la lista oficial de deportados, aunque aún no llegue a entender a estas horas, ya en libertad, que ocho años después de vivir de forma ininterrumpida en España haya llegado a pasar en las últimas horas un auténtico calvario, que tiene de momento final feliz. La Delegación del Gobierno de Madrid ha paralizado la orden de expulsión, pero a la vez le da un periodo de seis meses para regularizar su situación y demostrar su arraigo en el país, como marca la Ley de Extranjería, bien a través de un contrato de trabajo o bien mediante un matrimonio.
Su pareja, Carlos Mateos, un jubilado madrileño que se trasladó con él a vivir a tierras extremeñas, comenzó desde hace meses a dar la voz de alarma sobre la situación de Henry, con quien tiene previsto casarse en breve.
En el horizonte, el riesgo de la muerte, con la que se pena en buena parte de las regiones de Nigeria el ser homosexual y encima hacer alarde de ello, como confirma el presidente de la Fundación Triángulo de Extremadura, José María Núñez, que recibió el aviso de riesgo que padecía el nigeriano por parte de su pareja.
Lo primero que se hizo fue pedir a la embajada española en Nigeria un certificado de soltero de Henry, condición indispensable para poderse casar: “Nos dijeron que debía solicitarlo él mismo en persona allí pero claro, es imposible que Henry regrese a su país a por el documento habiendo reconocido públicamente su homosexualidad. Por el momento hemos intentado sin éxito que fuera otra persona”.
Henry hizo pública su condición de homosexual el pasado mes de enero en el programa ‘El Permiso’ de la televisión regional, Canal Extremadura. No fue de forma explícita, pero sí de una manera natural al comentar la rehabilitación de la vivienda de ambos. Lo hizo, quizás, sin pensar en las consecuencias que podría tener en su país de origen.
A finales de junio, la Delegación del Gobierno en Extremadura acogió un encuentro con los afectados y la Fundación Triángulo para intentar encontrar una solución. La deportación esperaba a la vuelta de la esquina: “Desde el primer momento comprobamos que se trataba de una persona con arraigo social en Alcántara, pero nosotros sólo nos podemos mover desde la legalidad y faltaba un certificado. Por suerte la delegada del Gobierno Concepción Dancausca paralizó la deportación durante seis meses”.