Alexa para todos, menos en el DNI

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“Yo pensaba dejarlo estar, pero mi hija me dijo que no era justo, porque ella ya existía”, relata Ches para explicar por qué va a pelear hasta el final para que su hija, que cumplirá 14 años en marzo, tenga un DNI en el que conste el nombre por el que todos la conocen: Alexa. La niña es transexual y el Registro Civil de Torremolinos le dijo que no podía cambiar su nombre porque la  ley que regula la rectificación registral de la mención al nombre y sexo de las personas no lo permite hasta los 18 años. “Pero es que Alexa es una niña desde que nació”, protesta su madre.

Los padres de Alexa iniciaron el expediente en febrero de 2014 y aportaron todo lo que tuvieron a mano para demostrar que tienen una hija: un informe psicológico de disforia (pese a que la madre reniega del término), otro del endocrino, fotos, un escrito de la pediatra, firmas de allegados, carnets deportivos, un informe del instituto… No sirvió. “La jueza ni se dignó a verla”, denuncia la madre, que ha recurrido la decisión. El Registro Civil justificó la negativa en que la mayoría de edad es un requisito “esencial” para hacerlo, según adelantó Málaga Hoy. En su decisión, la jueza se apoyó en un informe de Fiscalía, que también se oponía a la modificación.

La resolución contrasta con el caso reciente de Lucía, una niña transexual de cuatro años a la que un juzgado de Tolosa (Gipuzkoa) le permitió cambiar de nombre. Las asociaciones de transexuales aseguran que hay unos treinta menores que han logrado que se les reconozca el cambio de nombre y una decena a los que se les ha denegado. Sin embargo, ninguno consigue que se le reconozca su verdadero género.

Ches no entiende por qué la administración tiene que esperar a que su hija sea mayor de edad para comprender lo que todos pueden ver hoy. “¿Tú desde cuándo sabes que eres un chico?”, pregunta. “No te acuerdas. Porque está desde siempre. La identidad es inmutable”. Después de la conversación envía fotos de cuando tenía cinco o seis años, en cumpleaños, carnavales…: “Es una niña desde que nació”.

Los transexuales y sus familias hablan hoy del “derecho a ser”. Alexa es una niña allá donde va: en las listas del instituto, en el equipo de natación sincronizada, para sus amigos y su familia. Para todos menos para el Estado, que dice velar por su interés llevando la contraria a familia, amigos, especialistas y la propia Alexa. La imposibilidad de cambiar su nombre en el carnet de identidad la obligará a explicar a cualquiera que se lo pida (en una puerta de embarque, por ejemplo) por qué ella es la misma persona que aparece en el DNI con nombre masculino. Con 14 años deberá tener carnet de identidad.

“Que una niña, que se comporta como tal, tenga nombre de niño… eso es lo vejatorio”

Para evitar casos como el de Alexa las asociaciones piden un cambio normativo. La Ley 3/2007 regula la rectificación registral de las menciones al sexo y al nombre, que establece como requisitos ser mayor de edad, presentar un diagnóstico de disforia de género y acreditar que se ha seguido un tratamiento hormonal durante al menos dos años. Para Mar Cambrollé, presidenta de la Asociación de Transexuales de Andalucía-Sylvia Rivera, la norma ha quedado obsoleta, vulnera los principios de igualdad y no discriminación y no se ajusta a las recomendaciones de organismos internacionales, que ponen el acento en la necesidad de mecanismos administrativos rápidos y sencillos: “El interés superior del menor es el desarrollo de su identidad. Que una niña, que se comporta como tal, tenga nombre de niño… eso es lo vejatorio”.

En Málaga aún resuena la polémica por la  negativa del Colegio San Patricio a tratar a Gabriela como una niña. Pilar, la madre de Gabriela, cuenta que aunque en su DNI figura nombre de varón, ella siempre firmó como Gabi. Y explica por qué es importante el cambio: “Cada vez que voy en autobús entrego la tarjeta al conductor y a veces me dicen que los quiero estafar, hasta que lo agarro y le explico que mi hija es transexual. ¿Entiendes lo que esto supone?”. Hace apenas unos días recibieron el carnet de familia numerosa que expide la Junta de Andalucía, a la que habían pedido que recogiera el cambio de nombre. La carta de respuesta dice que es “procedente dicho cambio por razones de identidad de género”, pero el carnet nombra Gabriela de la siguiente forma: G. [apellidos] Gabriela. “Nombre legal, apellidos completos y nombre elegido”, explica la carta.

Cambrollé cree que logros como el de Lucía, la niña de Tolosa, son meritorios pero insuficientes: el DNI continuará recogiendo el sexo varón aunque se haya logrado la victoria parcial del cambio de nombre. Por eso, Pilar pide que se suprima la mención al género en el documento de identidad. “Igual que se quitó el estado civil, ¿qué me importa a mí lo que eres o dejas de ser?”, se pregunta.

A Alexa y Gabriela la mayoría de edad le traerá lo que a todos: por ejemplo, podrán votar o beber alcohol legalmente. Pero además, ellas podrán comenzar los trámites para que el Estado las reconozca como son. Hasta entonces la administración se resistirá a admitir lo que todos (su familia, sus amigos, sus maestros, ellas mismas) ven. Su madre razona que Alexa no se convertirá en mujer cuando cumpla 18: “Es que ella nació transexual. La ley no los contempla pero existen y no tienen por qué callarse”.