El Bronx acoge la primera exposición dedicada al impacto del sida en el arte

Art AIDS America, con obras de Haring, Maplethorpe o Leivobitz, estará en Nueva York hasta el 23 de octubre

fotogaleria SIDA ene l arte 1

Exhibición de arte relacionada al VIH/SIDA en el MoMA Bronx de Nueva York. MARISOL DIAZ (QUALITY)

Cuando Keith Haring realizó su última obra no podía levantarse de su cama de un hospital del Nueva York de 1990. Tenía 31 años y su asistente le ideó un mecanismo para que, pese a todo, pudiera realizar aquel canto de cisne: le preparó un molde de cera y en él el artista estadounidense pudo dibujar con el dedo su último festival de siluetas infantiles, bailarinas y optimistas pese a que la obra se titulara Altar Piece, fuera un tríptico al que no le faltaban la Madonna con el niño ni un pueblo esperando la salvación y estuviera tomada por el miedo a una muerte inminente. Esta pieza es uno de los principales reclamos y una excelente síntesis de las emociones divididas que se agitan en la coctelera de Art AIDS America. Incertidumbre, infección, dolor, estigma, sentimiento religioso in extremis, folclore, activismo, sentimiento de culpa, sangre y semen conviven en la primera exposición que analiza el impacto del sida en el arte no solo entonces, sino también ahora.

Still Here reza un cuadro de Deborah Kass, pintado en 2007, para un doble recordatorio: que todavía duelen las heridas de la época más destructiva de la enfermedad y que, aunque el virus ya no cause la carnicería de los años 80, sigue allí, se sigue transmitiendo, sigue siendo incurable y sigue arrastrando una considerable desinformación. Art AIDS America ha recalado, no por casualidad, en el Museo del Bronx de Nueva York, que hasta el 23 de octubre lanza un grito más político que artístico, aunque sea a través de 125 obras con nombres tan importantes como, además de Haring, Robert Maplethorpe, Annie Leibovitz, Derek Jackson o los latinos Félix González-Torres, Tino Rodríguez o Luis Cruz Azaceta. “¿Por qué se ha tardado tanto?”, exclamaba desde el New York Times el crítico de arte y ganador del premio Pulitzer Holland Cotter. Y aseguraba que el sida había sido para Estados Unidos el segundo Vietnam.

fotogaleria SIDA ene l arte 2

“Ante todo queríamos abrir un debate”, explica a EL PAÍS el director del museo, Sergio Bessa, que ha completado la exposición con un ciclo de conferencias y proyecciones. “La exposición creó cierta polémica en Tacoma (estado de Washington, donde arrancó un recorrido que terminará en Chicago) por no tener suficiente representación latina y afroamericana (…) Además, el Bronx fue una comunidad especialmente afectada por el sida de una manera diferente: más por las drogas y las transfusiones de sangre que por la homosexualidad. Eso implicó que los archivos oficiales y la prensa no registraran sus cifras ni sus efectos”, añade.

La exposición ha sumado así varias obras importantes, entre ellas el documentalTongues Untied (lenguas desatadas) del fallecido Marlon Riggs, que sirve de prólogo de lo que luego vendrá en una muestra dividida en cuatro capítulos temáticos: cuerpo, espíritu, activismo y camuflaje, como si fueran fases evolutivas de la propia enfermedad.

“La primera respuesta a la crisis del sida llevó a los artistas hacer obras sobre el impacto físico de la enfermedad, sea con fotografías o trabajos que trabajan con sangre, piel… Pero también había otra gente, particularmente los infectados, intentaron encontrar una salvación espiritual”, argumenta Bessa. De un lado se pueden ver obras donde las erupciones cutáneas se traducen en lienzos abultados y sanguinolentos cual sarcoma de Kapozy, como la impactante obra del artista israelí Izhar Patkin, todavía vivo, realizada irónicamente con látex y titulada Desvelando una manera moderna de castidad (1981). Pero también duele la sábana santa surgida de una máquina de gimnasio que forma parte de la serieIcaria, de Daniel Goldstein.

El activismo, como el propio arte, llega como respuesta a una sociedad que no responde institucionalmente: el silencio llegaba tanto desde la administración de Ronald Reagan como de las grandes instituciones artísticas. “Tomó mucho tiempo hasta que los políticos reaccionaron como crisis sanitaria, pensaron que era una cuestión de subcultura”, asegura Bessa, quien también señala obras fotográficas de este bloque de la exposición que muestran mensajes de castigo moral a los infectados. De hecho, la obra más grande de la muestra se llamaSilencio = Muerte creada con neones por el colectivo Gran Fury en 1987.

Con el camuflaje llega el decir sin decir y, con él, algunas de las piezas más poéticas: La Cortina Azul de González-Torres, que al abrir se asoma a la obra de David Wognarowicz Buffalo, una impactante fotografía de estos animales despeñándose por un barranco, símbolo de la brutal estampida del sueño americano con la llegada del neoliberalismo radical de los años 80.

Sin embargo, pese a la fuerza de los artistas más afectados por la enfermedad y más involucrados en la escena homosexual, Art AIDS America lucha por dar voz a los enfermos menos estandarizados y es por eso que Bessa destaca dos artistas: el heterosexual Willie Cole que hace un juego léxico en una pizarra en su Cómo deletreas América y el trabajo de la veinteañera Kia Labeija, que nació en 1990 con VIH y desde entonces vive como miembro de una de las casas de voguingque sobreviven, la Casa Labeija, y retrata con exuberancia y el colorismo una existencia marcada por un virus que algunos se atreven a pensar que ha pasado de moda.

El reto de envejecer con VIH

Quienes no combatieron el virus en las primeras fases han sometido a su sistema inmune a un estrés que se acaba pagando con los años

Una paciente mayor con VIH en un hospital de Camboya. MASARU GOTO BANCO MUNDIAL

A Bill O’Loughlin le ha vuelto a entrar el miedo a morir por culpa del VIH. Seropositivo desde 1982, este australiano de 59 años compara el presente con los escalofriantes años ochenta y principios de los noventa para los portadores del virus, cuando la muerte les acechaba a la vuelta de la esquina: “No digo que sea exactamente igual, pero vuelvo a ver a amigos enfermando y muriendo; me recuerda a aquellos tiempos”.

Desde principios de este siglo, el VIH es una enfermedad crónica que se trata con antirretrovirales (ARV). Con ellos, los pacientes pueden hacer una vida normal. Al menos en teoría. Con las terapias modernas aplicadas desde las primeras etapas de la infección, tal y como recomiendan los estándares de la Organización Mundial de la Salud, es probable que los enfermos tengan una vejez relativamente plácida a pesar de tomar una pastilla diaria durante décadas. Pero el panorama suele ser bien distinto para aquellos que portan el virus desde hace muchos años, que comenzaron a recibir la medicación cuando el virus ya se había multiplicado de manera masiva o que tomaban los primeros fármacos, más agresivos y menos eficaces.

En estos casos, el sistema inmunitario ha estado sometido a un tremendo estrés durante mucho tiempo y, más allá de las enfermedades relacionadas directamente con el VIH, como la tuberculosis, otras comienzan a aparecer de forma más temprana y agresiva que para las personas seronegativas. “No sabemos las causas exactas, pero el virus parece acelerar el proceso de envejecimiento”, explica Sharon Lewin, directora del Instituto Peter Dotherty de Melbourne en el Congreso Internacional de Inmunología que se está celebrando esta semana en la ciudad australiana.

Existe suficiente evidencia que demuestra el envejecimiento prematuro, pese a que queda mucha investigación para conocer por qué sucede y dar soluciones adecuadas. Varios estudios muestran un deterioro celular entre 10 y 14 años más temprano en mujeres que han sufrido a lo largo de sus vidas una gran activación del sistema inmunitario. Tony Kelleher director de inmunovirología y patogénesis del Instituto Kirby, explica que las enfermedades de riñón, los infartos y ciertos tipos de cáncer aparecen como promedio entre 5 y 10 años antes en estos pacientes.

La activación del sistema inmune, el estrés constante, es algo que no solo les ocurre a las personas con VIH. Es frecuente en las poblaciones de los países pobres, donde son comunes los parásitos, como el que causa la malaria. El organismo tiene una sobrecarga de trabajo para luchar contra estos y otros microorganismos que suelen estar presentes en lugares con falta de higiene, y más aún en personas sin una alimentación adecuada. Esto, a la larga, conduce a un considerable empeoramiento en la calidad de vida y se ha observado que las afecciones cardiovasculares son más recurrentes en estos entornos.

Por eso, cuando oye que el sida (en realidad es el VIH) se ha convertido “simplemente” en una enfermedad crónica, O’Loughlin salta como un resorte. “Se está presentando como que es una situación simple, que se solventa con tomar una pastilla al día, pero hay mucho alrededor. Más allá de los problemas de salud por otras enfermedades que vienen con el virus, a menudo quienes lo portan sufren problemas psicológicos, soledad, estrés, alcoholismo y adicciones a estupefacientes”, relata.

Clovis Palmer, director de inmunometabolismo del Burnet Institute de Melbourne, reclama especial cuidado para los pacientes que viven durante largo tiempo con el virus, así como herramientas para tratar de detectar de forma temprana otras enfermedades que pueden venir asociadas.

Varias investigaciones en curso tratan de lograr estos objetivos y retrasar el envejecimiento prematuro que provoca el estrés de las defensas del cuerpo. Una de las dolencias más comunes asociadas al virus es el daño al tracto gastrointestinal, donde el sistema inmunitario al que ataca el VIH no es completamente normalizado con los tratamientos antirretrovirales. Un estudio de intervención en 20 pacientes mostró el año pasado que la toma de probióticos mejoraba su salud gastrointestinal.

Una de las ventajas de este experimento es que la administración de probióticos está prácticamente exenta de efectos secundarios, ya que otro de los grandes problemas de los portadores del virus es la gran cantidad de pastillas que a menudo han de ingerir. Más allá del ARV diario para mantener al virus a raya, es frecuente que se necesiten otros fármacos para aminorar sus consecuencias adversas y luchar contra otras dolencias que suelen aparecer, como altos niveles de colesterol, estreñimiento y osteoporosis.

“Es un problema tratar los efectos de los medicamentos con más medicamentos. Esto es algo que, esperamos, no sucederá con quienes están tomando los ARV más modernos. Pero hay que permanecer alerta, nada sale gratis cuando hablamos de fármacos”, advierte Kelleher.

Los datos de diagnosticados por VIH siguen sin reducirse

Los hábitos de prevención se han relajado y se buscan nuevas herramientas para evitar los contagios

El verano es tiempo de fiesta, de diversión y también momento para hablar de Sida, de VIH, de prevención contra los contagios en una enfermedad que se ha cronificado y que ha cambiado de cara. Desde la asociación Harribeltza, fundada hace 22 años y con campañas veraniegas de concienciación en esta época del año desde hace 20, saben de la importancia de la detección del virus y de la prevención y por eso, cada verano, exponen la cuestión a debate público y organizan en acto cultural que este año será un concierto barroco en la parroquia de Oiartzun.

Lo primero que quisieron constatar este viernes es que el número de diagnósticos de la enfermedad que se hace cada año es constante, no aumenta, pero tampoco desciende. Recordaron también que hoy en día y frente a las infecciones que provenían del mundo de la droga, el VIH es hoy una enfermedad de transmisión sexual, eso sí, sin signos ni síntomas.

Hoy en día, además, la transmisión se produce de forma mayorítaria entre hombres que tienen sexo con hombres, se han relajado las costumbres y la aparición de tratamientos ha hecho que el temor a este mal haya descendido en un colectivo “que hace veinte años se aprendió bien la lección”.

Respecto al concierto tendrá lugar este próximo domingo día 31 a las 19.30 en la parroquia, con la Orquesta de Flauta de Oiartzun, que contará con invitados muy especiales. Es el caso de la renomabrada solista Claudi Arimany y del también solista Juan Jesús Silguero, así como del clavecista Pedro José Rodríguez y la promesa del fagot Lorea Gurrutxaga.

España, ausente en la lucha contra el sida

  • Muchos países han estancado o reducido su aportación a esta lucha

  • La falta de financiación impide que haya tratamiento para todos los afectados por VIH

La financiación fue uno de los caballos de batalla de la Conferencia de Durban

La financiación fue uno de los caballos de batalla de la Conferencia de Durban. SALUD POR DERECHO

Al término de la XXI Conferencia Mundial de sida, el pasado fin de semana, la preocupación por la evolución de la epidemia es extrema. Las problemáticas expuestas estos días en Durban han sido muchas, muchísimas, y los enfoques discutidos variados, todos de vital importancia: la falta de vacuna o cura para el sida, los problemas de las patentes y los precios en fármacos esenciales para la vida, el drama que viven los países de renta media ante el abandono de la ayuda internacional, la delicada situación de las poblaciones clave (mujeres, adolescentes, hombres que tienen sexo con otros hombres, trabajadoras del sexo, usuarios de drogas, presos…), el tratamiento, la prevención y otros muchos más. Pero, sobre todo, uno que sobrevuela proyectando una sombra alargada sobre el resto: el problema de la financiación.

Cuando parece claro que la respuesta al sida necesita una escalada para ver el fin de la pandemia en 2030 -como aseguran que es posible las mayores organizaciones de salud del mundo (OMS, ONUSIDA)-, nos encontramos con que la financiación de los países donantes más importantes se estanca. O se reduce.Un estudio de ONUSIDA (la agencia para sida de la ONU) sobre 14 gobiernos destaca que 13 de ellos -entre los que se encuentran Dinamarca, Alemania, Irlanda, Holanda, Noruega, Suecia o Reino Unido- han descendido su ayuda bilateral y multilateral durante 2014 y 2015.

Los recursos destinados para responder al sida en 2014 en países con niveles de renta bajo y medios fueron de 19.200 millones de dólares. Las proyecciones de ONUSIDA advierten que las inversiones internacionales y nacionales habrán de incrementarse en un tercio, hasta llegar a los 26.200 millones de dólares anuales en 2020, año de mayor inversión. Una vez llegado este punto, las inversiones se irán reduciendo paulatinamente hasta bajar a los 22.300 millones de dólares en 2030.

Sin embargo, como aseguró durante la conferencia Matt Kavanagh, analista deHealth Gap, “tenemos una crisis de financiación que no nos permite pensar en el fin de una crisis. Existen las herramientas necesarias para acabar con el sida. Pero ni siquiera hay tratamiento para todas las personas con VIH. Esto se debe, simplemente, a que no hay suficiente financiación para llegar a todos, y debemos preguntarnos por qué”.

Y es que, de los más de 36 millones de personas que viven con sida, sólo 17 millones están bajo tratamiento. “No podremos acabar con el sida si hay más de 20 millones de personas sin tratamiento y más de 2.000 nuevas infecciones al día”, añadió Anele Yaga, secretario general de Treatment Action Campaign.

El Fondo Mundial, una pieza clave

No es una cosa teórica: la pérdida de financiación significa la pérdida de vidas. Chris Beyrer, presidente de la International Aids Society, lo tiene claro: “Existen enormes retos entre los que se incluye la expansión del tratamiento, el suministro de PreP (profilaxis Pre-exposición) o las donaciones al Fondo Mundial de lucha contra sida, tuberculosis y malaria, y nada de esto va a ocurrir con esa tendencia”. Y ejemplifica: “La mayor parte de los programas para las poblaciones clave se realizan con el dinero de donantes externos, y la retirada de fondos del Fondo Mundial no está siendo cubierta por los gobiernos de muchos países”.

Desde su creación en 2002, el Fondo Mundial invierte unos 4.000 millones de dólares al año en las regiones más afectadas por las pandemias. Este dinero viene de diferentes países y financiadores, que lo donan para ayudar en la lucha contra estas enfermedades. Por poner un ejemplo, de los 17 millones de personas que hay bajo tratamiento de sida, 8 millones lo hacen a través de los programas que el Fondo Mundial implementa alrededor del mundo.

Cada tres años, el Fondo Mundial organiza una Conferencia de Donantes en dondelos gobiernos o financiadores privados comprometen fondos para el siguiente trienio. Este año tendrá lugar en Montreal (Canadá) durante el mes de septiembre, y ya son muchos los países que han anunciado su contribución para la reposición. España todavía no.

Canadá, liderazgo global en aumento

Destaca la aportación del propio Canadá, que aumentará en un 20% con respecto al anterior trienio, pasando de 600 a 720 millones de euros. “Es una oportunidad histórica para Canadá y para el resto del mundo”, dijo durante el anuncio el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau. “Financiando la respuesta y construyendo solidaridad global, podremos ver el fin de estas pandemias devastadoras, que afectan a las poblaciones más vulnerables del mundo”.

La sociedad civil canadiense, mientras, se muestra orgullosa ante el anuncio del Gobierno que, además, anunció otra financiación de 60 millones de dólares para programas de tuberculosis a través de Stop TB Partnership. “El compromiso de Canadá demuestra un liderazgo global real y de vital importancia en la respuesta actual al sida y otras pandemias”, dice Robin Montgomery, deInteragency Coalition on AIDS and Development (ICAD). “Estos anuncios ofrecen un marco enorme para fomentar un debate sobre el impacto de la financiación y de la ayuda al desarrollo del resto de países donantes, sobre todo ahora que estamos viendo una marcha atrás en la financiación”.

La sociedad civil exige responsabilidad a los gobiernos en el tema del sida

La sociedad civil exige responsabilidad a los gobiernos en el tema del sida. SALUD POR DERECHO

Francia, agridulce compromiso

Francia, por su parte, ha anunciado una aportación de 1.080 millones, repitiendo la misma cifra con respecto al trienio anterior y manteniéndose como segundo mayor donante del Fondo, solo por detrás de Estados Unidos. Es una aportación que demuestra el liderazgo del país en la lucha contra estas pandemias. Sin embargo, el no aumento de la misma parece un paso atrás en un momento en el que las inversiones deben crecer hasta el año 2020 para evitar que la pandemia rebrote.

“Mantenerse como segundo donante es todo un hito para Francia, pero a la vez es decepcionante”, lamenta Alix Zuinghedau, responsable de incidencia en Coalition PLUS. “En 2012, tras alcanzar la presidencia, François Hollande aseguró que invertiría todo lo necesario para acabar con el sida y para poner a Francia en la senda del 0,7%. Cinco años después, las contribuciones al Fondo Mundial no han aumentado y la ayuda al desarrollo ha descendido hasta alcanzar el 0,37%“.

Italia, un punto de referencia para España

Italia, como España, dejó de ser donante del Fondo Mundial hace unos años, durante el Gobierno de Silvio Berlusconi. No fue hasta la Conferencia de Reposición del periodo que ya termina (2013-2016) que el país, con el Ejecutivo de Monti, volvió a mostrar compromiso en la lucha contra el sida con una aportación al Fondo Mundial de 100 millones de euros.

A finales del pasado junio Renzi anunciaba un incremento del 30% para el trienio que viene. Es decir, 130 millones de euros. “Ha habido un cambio: para este gobierno la cooperación internacional es la manera de ser más fuerte de cara al exterior”, asegura Stefania Burbo, de Osservatorio Aids. “Pese a todo, para la sociedad civil el incremento no es muy alto. Nos hubiese gustado que doblasen la cifra anterior”.

Hasta 2009, Italia donaba 400 millones para el trienio. Puede parecer que es una utopía pedir el doble de los 100 millones, pero hay que recordar que sería dar sólo la mitad de lo que daba hasta hace poco”, recuerda Francesca Belli, directora de Action. “Por eso las organizaciones de la sociedad civil también estamos peleando por la implementación del Impuesto a las Transacciones Financieras que negocian varios países europeos y que ayudaría a generar ingresos para financiar el Fondo Mundial“.

“Es un compromiso real por parte del Gobierno. Renzi está personalmente comprometido y sabe, por supuesto, que ser un líder en políticas internacionales también es una manera de evadir algunos problemas domésticos”, asegura Belli. Y añade: “Italia albergará el G7 en 2017 y Renzi prometió ser el cuarto país para entonces en Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). Actualmente es el séptimo. Así que incrementar las donaciones al Fondo Mundial es una manera de alcanzar ese compromiso”.

“Italia puede ser ahora un ejemplo para otros donantes. Pese a sus ausencias durante los años anteriores, ha vuelto a subirse al tren. El incremento del 30% no es mucho, pero es importante para mostrar compromiso y liderazgo, y muestra a otros países que hay que aumentar y no reducir las ayudas al Fondo Mundial“, recuerda Burbo.

España, estancada en los años 80 en ayuda al desarrollo

En la década pasada, España llegó a ser el quinto mayor donante del Fondo Mundial, con más de 600 millones de euros comprometidos. Sin embargo, desde 2011 dejó de aportar dinero. Ni un solo céntimo>. Es más: dejó a deber más de 100 millones de los anteriormente comprometidos. Y aún más: actualmente el nivel de AOD está estancado en el 0,13%, igual que durante los años 80, cuando España dejó de ser receptor de estas ayudas para pasar a ser donante.

Desde organizaciones de la sociedad civil, como Salud por Derecho, llevamos muchos años trabajando para que España vuelva a ser un donante significativo del Fondo Mundial y asuma un papel clave en la lucha contra las pandemias. El pasado mes de mayo, la Comisión de Cooperación Internacional para el Desarrollo del Congreso de los Diputados aprobó por unanimidad una Proposición No de Ley (PNL) para ‘apoyar definitivamente la lucha contra el sida y contribuir al fin de la pandemia en 2030′.

La PNL insta al Gobierno a llevar a la Conferencia de Reposición de Fondos del Fondo Mundial de septiembre una posición de país, contundente y a la altura de las circunstancias. Es decir, reemprender las aportaciones al Fondo Mundial, “con el objetivo de alcanzar una financiación similar a la que destinan los países de nuestro entorno“.

Aún es complicado saber si en septiembre habrá un Gobierno en este país. Igualmente, sería fundamental (como pide gran parte de la sociedad civil española) que España esté representada, como mínimo, por el secretario de Estado y que exista una declaración institucional consensuada por los grupos políticos en sede parlamentaria que ponga de manifiesto el compromiso real de que España anunciará, antes de que finalice este año, una contribución al Fondo Mundial para el período 2017-2019 acorde a la importancia de un país como el nuestro. Los 100 millones de Italia podrían ser un punto de partida.

Acabar con la pandemia de sida es posible en 15 años, a través de una financiación adecuada y una serie de políticas que incluyan prevención, educación y respeto de los derechos humanos. Alcanzar este objetivo salvará millones de vidas y mostrará que, con voluntad política, se puede cambiar el futuro. “¿Qué mejor mensaje de esperanza para estos tiempos tan difíciles?”, se pregunta Alix Zuinghedau. “Necesitamos más que nunca políticos que miren más allá de sus mandatos e inviertan en solidaridad global. Y la cumbre de septiembre será un momento importantísimo para hacerlo”.

Y es que, como aseguraba Anele Yaga en la XXI Conferencia Mundial de sida que finalizó hace unos días en Sudáfrica, “necesitamos donantes, necesitamos salvar vidas“.

* Pablo Trillo es periodista y trabaja para Salud por Derecho

¿Por qué no encontramos cura para el sida?

Los mayores expertos mundiales ponen en común los últimos avances contra el VIH en la conferencia internacional de sida de Durban. La victoria no está cerca

Activistas de la asociación Granmothers Unite se manisfiestan a las puertas de centro de conferencias de Durban, donde se celebrará el congreso internacional de sida

Activistas de la asociación Granmothers Unite se manisfiestan a las puertas de centro de conferencias de Durban, donde se celebrará el congreso internacional de sida. ABHI INDRARAJAN IAS

Si hay una enfermedad contra la que la humanidad haya reaccionado rápido, ésa es el sida. Desde su descubrimiento hasta hallar un tratamiento efectivo transcurrieron menos de dos décadas. De sentencia de muerte a dolencia crónica. Pero el siguiente paso, conseguir curarla, no está resultando tan sencillo. De las tres grandes pandemias (tuberculosis, sida y malaria) es la única para la que no hay remedio. Mientras tras un brote de ébola que segó la vida de 11.300 personas se aceleraron las investigaciones y, en meses, se halló una vacuna efectiva, después de más de 34 millones de muertesno existe inmunización para el VIH. Es un virus distinto a todos los que hemos conocido hasta ahora.

Si hay una enfermedad contra la que la humanidad haya reaccionado rápido, ésa es el sida. Desde su descubrimiento hasta hallar un tratamiento efectivo transcurrieron menos de dos décadas. De sentencia de muerte a dolencia crónica. Pero el siguiente paso, conseguir curarla, no está resultando tan sencillo. De las tres grandes pandemias (tuberculosis, sida y malaria) es la única para la que no hay remedio. Mientras tras un brote de ébola que segó la vida de 11.300 personas se aceleraron las investigaciones y, en meses, se halló una vacuna efectiva, después de más de 34 millones de muertesno existe inmunización para el VIH. Es un virus distinto a todos los que hemos conocido hasta ahora.

Si bien eliminar por completo al virus de las personas infectadas es una aspiración, la comunidad científica se daría más que por satisfecha si en el medio —incluso largo— plazo se diera con la tecla para que los pacientes lograran mantener la carga viral a niveles indetectables en plasma. Es lo que consiguen las modernas terapias antirretrovirales (ARV), que propician que las personas seropositivas puedan hacer una vida normal y reduzcan tremendamente (entre un 95% y un 97%) el riesgo de infectar a otras.

“Con 37 millones de personas viviendo con VIH y otros dos millones de nuevos afectados cada año, una aproximación efectiva para curar o lograr una remisión significativa sería un avance innovador en la salud global. Todavía estamos en una etapa inicial, pero se han producido hallazgos reseñables”, aseguraFrançoise Barré-Sinoussi, que ganó el premio Nobel por descubrir el virus.

Existen varias líneas de investigación para encontrar una cura. La mayoría de ellas maneja la idea de reforzar al sistema inmune para que pueda defenderse. Esto se puede hacer por distintos métodos que, sin embargo, hasta ahora han fracasado. Uno de ellos es hallar una vacuna, que no solo podría ser útil para evitar la transmisión a población sana, sino también para ayudar al sistema inumne de los portadores a controlar al virus. Se parte de una que se probó en Tailandia entre 2003 y 2006. Consiguió unos resultados modestos (31% de efectividad), insuficientes para generalizarla, pero sentó las bases para posteriores experimentos que se han realizado con modificaciones para mejorarla. Los resultados esperanzadores de un estudio que verá la luz el martes permiten ya afirmar que un nuevo ensayo a gran escala empezará en breve con varios miles de pacientes implicados en el sur de África. Esta fase será crucial para determinar la capacidad de protección de esta novedosa variante de la vacuna.

Más allá de una vacuna, los expertos ponen muchas esperanzas en que los nuevos métodos para combatir el cáncer sirvan también para luchar contra el VIH. Son medicamentos de última generación que precisamente ayudan al sistema inmune contra las células cancerígenas. “No necesariamente estamos hablando de usar los mismos fármacos, aunque podría ser, es más bien utilizar su filosofía contra el virus”, explica Steven Deeks, profesor de medicina en la Universidad de California y miembro del programa de sida del Hospital General de San Francisco. Estas terapias de última generación, que son muy prometedoras a medio plazo en el ámbito oncológico, están todavía lejos de llegar al tratamiento contra el VIH. “En primer lugar, por un problema de rentabilidad para las empresas farmacéuticas, lo cual es legítimo [los remedios contra el cáncer son mejor negocio que los del sida]. En segundo, quizás no se presta tanta atención porque con el VIH ya hemos encontrado una forma de frenar la muerte, algo que no sucede siempre con el cáncer”, reflexiona. La colaboración entre estos dos mundos es algo que quieren potenciar los investigadores que se han dado cita en Durban.

Una tercera vía para dar con la sanación es la de las células madre. De hecho, solo existe constancia de una persona en toda la historia que se haya curado; y fue por este método. Es el conocido como paciente berlinés, que además padecía leucemia y recibió un transplante de médula. Los médicos buscaron un donante con una mutación genética llamada delta-32, que inmuniza al portador de la mayoría de las cepas del VIH. Un consorcio europeo conocido como Epistem monitoriza pacientes que han recibido trasplantes de médula para comprobar si se puede replicar este caso. Hasta el momento no ha sucedido. Los resultados, conocidos este sábado en Durban, muestran significativas reducciones de la carga viral, si bien no se descartan rebotes. De forma parecida, varios estudios buscan la manera de insertar células madre que propicien este rechazo al virus. Pero siguen siendo métodos agresivos cuya implementación no es hoy día segura. Incluso si se hallasen formas de conseguirlo sin riesgos sería, a priori, una fórmula muy cara, solo aplicable en países ricos, y no donde están los mayores focos de VIH, según coinciden los expertos consultados.

A pesar de estas tenues luces de esperanza, queda mucho camino por recorrer en la búsqueda de una cura para el VIH. Los esfuerzos en investigación se vienen multiplicando en los últimos años: de los 80 millones de euros que se invertían en 2012 hemos pasado a 183 en 2015. Con solo 17 millones de personas recibiendo tratamiento antirretroviral frente a los 20 millones que carecen de él, algunos activistas abogan por poner el foco en cubrir a todos los enfermos. Los expertos que forman el comité en busca de una cura de la Sociedad Internacional de Sidaexplican que los esfuerzos para hallar una sanación no se deberían detraer de los programas de prevención y tratamiento. La prioridad, coinciden, es el control del virus. “Sin embargo, es un imperativo que los donantes, los Gobiernos y la comunidad de personas implicadas en la lucha contra el sida haga viable y sostenible la inversión económica para la investigación de una cura para el VIH”, concluyen.

Ni más ni menos que una de las patas para acabar con el sida

Las pastillas profilácticas para frenar el contagio del VIH pueden ser una herramienta fundamental contra el virus, pero solo como un complemento entre poblaciones de riesgo

Materiales para prevención de sida en poblaciones de riesgo

Materiales para prevención de sida en poblaciones de riesgo. TRINN SUWANNAPHA BANCO MUNDIAL

El tratamiento profiláctico contra el sida (conocido como PrEP por sus siglas en inglés) fue una de las estrellas en el congreso internacional de sida que se celebró hace justo un año en Vancouver. Aunque la Agencia Estadounidense del Medicamento (FDA) lo había aprobado en 2012, los estudios que se presentaron en Canadá sirvieron para certificar, con consenso científico, que el uso de estas pastillas entre la población de riesgo puede ser una herramienta eficaz para acabar con la epidemia del VIH. Este es, nada menos, el objetivo que se ha propuesto la comunidad internacional de aquí a 2030, dentro de losObjetivos de Desarrollo Sostenible.

El tratamiento, una combinación de principios activos antirretrovirales, ha demostrado una eficacia del 90% a la hora de frenar la transmisión sin preservativo. Muchos de los investigadores implicados en los diferentes ensayos que se presentaron en Vancouver aseguraban que la protección se aproximaba mucho al 100% entre los sujetos que tomaban la medicación religiosamente.

Todo esto ha propiciado que la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiende, como precaución adicional, el uso de PrEP en la población de riesgo: trabajadores sexuales, transexuales, hombres homosexuales, personas que coitan sin protección. Los especialistas lo contemplan como una de las patas sobre las que se tiene que asentar la lucha contra la enfermedad, junto al tratamiento antirretroviral para todos los infectados en cuanto se detecta el virus. Con ambas medidas “se podrían evitar 21 millones de muertes y 28 millones de nuevos casos de aquí a 2030”, según la OMS.

Esto no quiere decir que los científicos alienten dejar el condón de lado. Seguirá como un arma crucial contra el sida, entre otras cosas, porque el PrEP tardará en llegar a todos los que lo necesitan y porque no es un tratamiento indicado para la gran mayoría de la población. No deja de ser un agresivo cóctel farmacológico entre personas sanas, y todo medicamento tiene efectos secundarios. Si insisten en sus bondades es porque se ha asumido como inevitable que no todo el mundo use preservativos, que se rompan o que haya descuidos, así que puede ser un buen complemento. Han concluido que los riesgos son menores que los beneficios, siempre entre estos grupos de riesgo.

Una de las preocupaciones que se expresaron en Vancouver fue que al sustituir los condones por este nuevo tratamiento se disparasen otras infecciones de transmisión sexual (ITS). Sin embargo, los estudios que se han hecho hasta el momento han demostrado que la prevalencia de otras ITS entre quienes usaron PrEP no había aumentado.

En unos días comenzará la edición de este año del congreso mundial sobre sida, esta vez en Durban (Sudáfrica). Varios de los estudios que allí se presentarán mostrarán más detalles sobre el éxito (o no) de este tratamiento.

Cada vez más homosexuales confían en una pastilla para prevenir el sida

Un español explica cómo consigue la Profilaxis Pre-exposición contra el VIH, que en España aún está en un limbo legal, y con la que prescinde del condón

Pastillas del antirretroviral Truvada, utilizado como profilaxis del VIH

Pastillas del antirretroviral Truvada, utilizado como profilaxis del VIH. JUSTIN SULLIVAN (GETTY)

Cada treinta días exactos, Íñigo tiene que ir a un hospital y reelaborar su historia. Contar una nueva mentira. “Voy a la clínica de enfermedades sexuales y digo que he tenido una relación de riesgo, desprotegida, o que se me ha roto el condón”, explica. El objetivo es conseguir que le receten un antirretroviral llamado Truvadaque inhibe los efectos del VIH/Sida en personas infectadas. Pero Íñigo es seronegativo. Quiere el fármaco para poder mantener relaciones sexuales sin preservativo con su pareja, que sí es positivo.

“No es que estemos locos ni seamos inconscientes”, apunta. Él es uno de los muchos homosexuales que emplean Truvada para evitar la infección del VIH, lo que se conoce como profilaxis preexposición (PrEP, por sus siglas en inglés). En 2010 se llevaron a cabo los primeros ensayos clínicos que demostraron cómo estos medicamentos (tenofovir y emtricitabina) administrados a personas sanas en riesgo de exposición, funcionaban. Además de un resultado terapéutico eran preventivos y evitaban la transmisión con idéntico suministro: una pastilla diaria, que popularmente ha pasado a denominarse como “la pastilla antisida” o “píldora del día de antes“.

A Íñigo la información le llegó por el boca a boca, pero lejos de España. En el contexto internacional de su trabajo, varios europeos y americanos le iniciaron en el método: “En España no había nada de información, sin embargo ellos llevaban tomándolo tiempo y era un debate muy presente en la comunidad gay”, apunta.

Superada la desconfianza inicial, constató que incluso la Organización Mundial de la Salud ha recomendado el PrEP a todos los hombres que mantienen sexo con otros hombres. Así que siguió el cauce oficial: “Fui al Hospital Universitario doctor Peset de Valencia, y planteé mi caso. Descubrí que efectivamente podían recetármelo, pero el tratamiento costaba 800 euros al mes”. El elevado coste se debe a la situación irregular de su tarjeta sanitaria. La imposibilidad de costeárselo le empujó a buscar alternativas.

evolución del sida en españa

“Puedes comprarlas en el mercado negro, pero ofrece las garantías que ofrece: pocas. No sabes si lo que te llega es realmente Truvada”, explica. Los mismos recelos le hicieron descartar las ofertas de los camellos que proliferan cada vez más en nuestro país. No le quedó otra que aprender a rimar la mentira y la media verdad en los centros hospitalarios (muchos ya son partidarios de administrar el PrEP a parejas serodiscordantes, con un miembro seropositivo y el otro negativo) hasta que en España el tratamiento abandone el limbo legal.

En EEUU cuesta 2.500 euros al mes, pero lo cubren muchos seguros privados. De hecho, existe un protocolo de aplicación desde que los resultados de diversos estudios concluyeron que el PrEP reducía en más de un 90% el riesgo de transmisión de VIH. En EEUU se aprobó en 2012 y se recomienda activamente su uso, pero en Reino Unido la situación es más compleja. No la cubre el seguro público y en muchas ocasiones es el propio doctor quien proporciona un documento donde figuran las web para adquirirlo. Legalmente, pero al margen del sistema sanitario. Lo envían por correo desde Hong Kong y te cuesta 50 libras al mes.

La experiencia de un trabajador sexual con la pastilla para prevenir el VIH

Un dispensador de comprimidos con tapa electrónica controla si se han realizo o no las tomas diarias del medicamento que podría frenar la infección entre la población de riesgo

 

Brandon Gacheru (nombre ficticio), tiene 25 años y se gana la vida manteniendo sexo con personas a las que apenas conoce. Está especializado en relaciones con otros hombres. “No siempre puedo usar condón. Y, cuando lo uso, a veces se rompe”, afirma. “Como tengo muchas parejas, sé que corro el riesgo de padecer infecciones de transmisión sexual”.

Gacheru vive en Nairobi, la capital de Kenia. La prostitución es ilegal en su país. Sin embargo, en 2012, en este país de África oriental había 200.000 trabajadores dedicados al comercio sexual, de los que 15.000 eran hombres, según un estudio del Programa Nacional de Control del Sida y las Infecciones de Transmisión Sexual.

Gacheru tiene relaciones orales y anales con sus clientes. Según el marco estratégico de Kenia contra el sida para el periodo de 2014-2015 a 2018-2019, solo unas tres cuartas partes de los hombres afirmaron haber usado un preservativo la última vez que tuvieron sexo anal con otros hombres. El coito anal sin condón hace que los varones que tienen relaciones sexuales con otros sean especialmente vulnerables a la transmisión del VIH: los estudios han puesto de manifiesto que es la clase de relación con más riesgo de contagio. Un estudio publicado en 2015 en la revista International Journal of Epidemiology señala que la probabilidad o el riesgo de infección por VIH en cada coito anal sin protección es unas 18 veces superior a la del coito vaginal sin protección. Ambos miembros de la pareja —el activo y el pasivo— pueden contagiarse del VIH, pero para una persona seronegativa es mucho más peligroso ser el miembro pasivo.

A causa de su trabajo, Gacheru actúa a menudo como miembro pasivo durante el coito anal. “Por desgracia, uno no puede arreglárselas para evitar todos los riesgos”, afirma. “Y, lo que es aún peor, pueden violarle”.

Truvada: una pastilla para reducir la infección por VIH

Gacheru, que es seronegativo, forma a compañeros suyos en LVCT Health, una organización no gubernamental que ofrece servicios de salud sexual y lleva a cabo investigaciones sobre la prevención del sida. En ese centro de formación ha descubierto una pastilla llamada Truvada que puede tomar para reducir el riesgo de infección por el VIH.

Brandon Gacheru, trabajador sexual en Nairobi (Kenia)

Brandon Gacheru, trabajador sexual en Nairobi (Kenia). KIUNDU WAWERU

Truvada contiene dos ingredientes, emtricitabina y tenofovir, que se emplean en los medicamentos antirretrovirales que toman las personas infectadas por el VIH. En distintos estudios se ha comprobado que, cuando una persona seronegativa toma esta pastilla una vez al día, puedereducirse la probabilidad de que se infecte por el virus en más de un 90%.

A finales del año pasado, Kenia se convirtió en el primer país africano, después de Sudáfrica, que aprobó el uso de Truvada como forma de prevención del sida, método conocido como profilaxis previa a la exposición (PPrE).

La PPrE resulta especialmente útil para aquellas personas que corren más riesgo de contagiarse que la población general. La Organización Mundial de la Salud ha identificado a tres de estos grupos: los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres, las mujeres jóvenes (entre 15 y 24 años) y los trabajadores sexuales.

En Kenia, distintas organizaciones llevan a cabo ensayos para investigar cuál es la mejor forma de administrar el tratamiento de PPrE a quienes lo necesiten. Gacheru participa en uno de esos estudios organizado por LVCT Health. De esta manera, recibe las pastillas de PPrE de forma gratuita. El estudio realiza un seguimiento durante un año de 2.100 usuarios de la PPrE repartidos por tod el país para averiguar, entre otras cosas, si toman las píldoras de forma correcta: todos los días a la misma hora, más o menos. Cuanto menor es la frecuencia con la que un usuario de la PPrE toma Truvada, menor es su eficacia. El medicamento también funciona mejor si se toma a la misma hora todos los días.

Gacheru es uno de los 250 participantes masculinos que tienen relaciones sexuales con hombres en Nairobi. Le resulta difícil seguir las pautas de la medicación correctamente. “La tomo a diario a las 11 de la noche. Pero a veces estoy fuera de marcha a esa hora y no la tengo”, dice. “No suelo llevar encima ninguna pastilla de Truvada por miedo al estigma. La gente no se creería que la tomo para prevenir la infección. Pensarían que soy seropositivo”.

El sistema de control MemsCap

Gacheru recibe el suministro mensual de Truvada en un vial con una tapa electrónica llamada MemsCap. Mems es la sigla en inglés de sistema de control de actos de medicación. La tapa tiene un monitor digital que crea una nota electrónica cada vez que se abre y se saca una pastilla.

Una vez al mes, Gacheru tiene que visitar a los investigadores del estudio. Le rellenan el MemsCap y le hacen la prueba del VIH. Pero antes de recibir el suministro de pastillas del mes siguiente, los investigadores descargan la información almacenada en el MemsCap mediante un programa específico. Este analiza la adhesión al tratamiento de Gacheru y genera una gráfica que muestra la fecha y la hora en que se tomó cada pastilla.

El jefe de investigación de LVCT, Jordan Kyongo, dice que en caso de que el paciente abra el vial pero no se tome la pastilla, los médicos pueden hacerle análisis de sangre intermitentes que muestren la cantidad de Truvada que hay en el organismo.

Más de 500.000 pacientes en más de 70 países han usado el sistema MemsCap durante los últimos 20 años, según Bernard Vrijens, que trabaja para Aardex Group, el fabricante de las tapas electrónicas. Afirma que, aparte de Kenia, también Nigeria, Senegal e India, entre otros, utilizan el MemsCap para comprobar el cumplimiento de la PPrE.

Vrijens explica que el sistema MemsCap “ayuda a los profesionales sanitarios a entender el comportamiento de sus pacientes, lo cual es importante a la hora de diseñar las intervenciones”. “El uso del MemsCap varía según se trate de ensayos clínicos o de medir la adhesión al tratamiento con nuevos medicamentos en diversos ámbitos, desde la hipertensión hasta la oncología, pasando por la depresión y el sida. Algunos de los resultados de estos proyectos se han publicado en 700 revistas con revisión científica externa”, señala Vrijens.

Afirma que la PPrE es una “intervención médica que cambia la vida en la batalla contra el VIH”, pero que la “guerra” solo puede ganarse si los pacientes siguen el tratamiento farmacológico prescrito.

El futuro de la PPrE

Los resultados del estudio en el que participa Gacheru se publicarán en abril de 2017. Un informe publicado el pasado abril en la revista de acceso abierto PLOS ONE, en el que se entrevistó a 80 hombres que mantenían relaciones sexuales con otros hombres en Kenia, reveló que el 83% de ellos estaba dispuesto a tomar una pastilla diaria para la PPrE.

El Gobierno de Kenia está redactando unas directrices clínicas para los médicos sobre el uso de la PPrE. Según Helgar Musyoki, directora del plan para poblaciones clave del Programa Nacional de Control del Sida y las Infecciones de Transmisión Sexual, las directrices se publicarán el 14 de julio.

El Memscap, un dispensador con tapa electrónica utilizado para controlar el consumo de la píldora para prevenir el VIH

El Memscap, un dispensador con tapa electrónica utilizado para controlar el consumo de la píldora para prevenir el VIH. KIUNDU WAWERU

“La pastilla se suministrará [llegado el momento] en centros públicos [a los grupos de alto riesgo], aunque en el borrador de las directrices se propone que también se dispense directamente [en las farmacias]”, explica Musyoki. “Pero nadie podrá acceder a Truvada [ni a su equivalente genérico] sin una receta de un profesional sanitario. No se trata de una solución milagrosa y tiene que ir acompañada de otras medidas de prevención”.

Ya en su piso de Nairobi, Gacheru se prepara para salir a trabajar por la noche. A causa de la fuerte competencia que hay en la ciudad, usa una aplicación para teléfono móvil, Grindr, que le sirve para examinar el perfil de los posibles clientes. También informa sobre la ubicación de los usuarios en cada momento.

Y, lo más importante, explica Gacheru, es que la bandeja de entrada de la aplicación le permite negociar condiciones como el uso de protección, antes de reunirse con los posibles clientes.

“Pero, sencillamente, no siempre se pueden tener relaciones sexuales seguras. Cuando no puedo usar condón, me siento muy agradecido por tener también acceso a una pastilla que me protege de la infección por VIH. Pero tengo que tomármela a diario, con condón o sin él”.

 

La ONU rebaja sus compromisos para acabar con el sida en grupos clave como el LGTB

El director ejecutivo de ONUSIDA, Michel Sidibé, interviene en la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el sida en su sede de Nueva York, Estados Unidos, este 8 de junio de 2016.

El director ejecutivo de ONUSIDA, Michel Sidibé, interviene en la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el sida en su sede de Nueva York, Estados Unidos, este 8 de junio de 2016. EFE

2016 es un año clave para los acuerdos internacionales sobre VIH. El pasado septiembre los países miembros de la ONU suscribieron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la nueva estrategia mundial para combatir la pobreza y la desigualdad. Entre los objetivos, los países pusieron fecha de caducidad a la epidemia del sida: el año 2030. Las Naciones Unidas celebraban esta semana en Nueva York la primera gran cita para caminar hacia ese reto y la sociedad civil ya ha sufrido una fuerte desilusión. Varios colectivos clave afectados por el virus, como los transexuales y los consumidores de drogas, han quedado excluidos de los compromisos más firmes, que han quedado diluidos respecto al borrador inicial del encuentro.

El  borrador cero de la Reunión de Alto Nivel de Naciones Unidas para Poner Fin al Sida, celebrada entre el 8 y el 10 de junio en Nueva York, había generado expectativas entre los colectivos que luchan contra el sida. Había algunas menciones sobre grupos especialmente vulnerables al VIH que consideraban básicas para acabar con la pandemia dentro de 14 años. Son los trabajadores del sexo, transexuales, homosexuales, presos y consumidores de drogas, entre otros. Pero las mayores apuestas se han caído del texto final de la Declaración Política. El motivo: el rechazo de varios países como Rusia, Camerún, Arabia Saudí e Irán, cuyos gobiernos tienen políticas y leyes discriminatorias con esta población.

“Estamos desolados por cómo se ha apartado a la población clave en el compromiso que se ha redactado en Nueva York. Mientras no tengamos un enfoque de derechos y seamos sensibles a las poblaciones más vulnerables, no acabaremos con el sida en 2030”, lamenta el presidente de Cesida (Coordinadora estatal de VIH y sida), Juan Ramón Barrios.

La misma crítica comparte Vanessa López, directora de la ONG Salud Por Derecho. La representante de la organización ha estado presente en la reunión en Nueva York, en la que ha visto cómo el lenguaje sobre los colectivos más vulnerables perdía fuerza. “En cambio, estamos más satisfechos por los compromisos adquiridos y el lenguaje utilizado con las mujeres y niñas, teniendo en cuenta la violencia de género”, indica.

Veto a 22 ONG de colectivos vulnerables

Una de las menciones que ha desaparicido del texto final, por ejemplo, es la de “eliminar las leyes, políticas y prácticas punitivas que impiden el acceso a los servicios de VIH”. Ha sido sustituida por “promover leyes, políticas y prácticas que permitan acceder a los servicios de VIH y acabar con el estigma y discriminación”. En la versión del documento cero había en este caso una enumeración expresa de los colectivos vulnerables que desaparece en el documento suscrito por los estados.

Las críticas por discriminación en la cumbre de la ONU comenzaron antes de que la propia reunión empezara. Un total de 22 ONG, muchas representantes de colectivos LGTB y de usuarios de drogas, fueron vetadas por varios países, los mismos que muestran reticencias y tienen políticas discriminatorias hacia esta población. La intermediación del presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas, Mogens Lykketoft, intermedió para reducir esa cifra de las 49 a las 22, según explicó a The New York Times. “Nosotros hemos hecho todo para incluir al mayor número de ONG posibles”, indicó y recordó la posibilidad de estos estados de impedir la asistencia de ciertas organizaciones, según las normas de la ONU.

Vanessa López afirma que, ante el resultado final del documento y la prohibición de asistencia de estas organizaciones, “varios países han reconocido que el lenguaje se ha quedado muy flojo para estos colectivos, por ejemplo Australia, Canadá, Estados Unidos y la UE”. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, también mencionó a estos grupos en su discurso. “Cualquier persona afectada debe tener acceso a servicios de VIH completos, sin discriminación: jóvenes, migrantes, mujeres y niñas, trabajadores sexuales, hombres que practican sexo con hombres, personas que se inyectan drogas, transexuales y presos”, enumeró el diplomático surcoreano.

El presidente de Cesida es más crítico. “Es que estamos muy enfadados con el resultado, porque aunque la declaración de la UE vaya en este sentido, la declaración es otra”, lamenta Juan Ramón Barrios. Las consecuencias de un lenguaje poco claro, argumentan en Salud Por Derecho, es que “estas personas cuando vuelvan a sus países de origen y no haya tratamientos para ellos o existan políticas que los discriminen, no podrán sujetarse a una recomendación expresa de la ONU”.

Acabar con la pandemia en 2030

López señala varios puntos que, por el contrario, sí han contado con una buena recepción en la organización. “Destacamos el objetivo de que los 30 millones de personas que viven con VIH tengan acceso a tratamiento para el año 2020 y también el objetivo 90–90–90 para 2020”. Este compromiso pretende que el 90% de las personas que viven con VIH conozcan su estado serológico, que el 90% de las personas que sí lo conocen reciban tratamiento y que el 90% de las personas que ya lo reciben supriman la carga viral. “En materia de financiación también es importante revalidar el compromiso de llegar a una inversión en 2020 de 26.000 millones de dólares anuales”, añade Vanessa López.

La pretensión de poner fin a la pandemia del sida en 2030 es, según Salud Por Derecho, Cesida y el secretario general de Naciones Unidas, “posible”. “Eso no se imaginaba hace años. Sabemos ahora que es posible y ahora la cuestión es ver cómo hacemos el sprint final”, dice López. En el camino hay que combatir ciertos obstáculos, como la falta de acceso a medicamentos en algunos países, entre las que destacan África Occidental y Central, recuerdan en Médicos Sin Fronteras. La cobertura mundial del tratamiento antirretrovírico alcanzó el 46% a finales de 2015, según ONU Sida. En 2014, la cifra de personas afectadas por el sida era de 36,9 millones, recoge la OMS.

Sanidad no envía a ningún representante

La cumbre también ha sido el reflejo de “la falta de interés y de voluntad política” del Gobierno de España en este tema, indica el presidente de Cesida. El Ministerio de Sanidad no ha enviado a ningún representante a la reunión internacional, como  adelantó la Cadena Ser. Según fuentes oficiales consultadas por eldiario.es, la razón es “una cuestión de agenda, como ocurre con otras reuniones internacionales”. La reunión pretendía señalar el camino para los próximos años para acabar con la pandemia. Las anteriores reuniones de este tipo tuvieron lugar en 2006, 2008 y 2011. Según Vanessa López, presente en todas ellas, siempre han asistido los ministros de Sanidad o técnicos especialistas del Ministerio.

Ante las preguntas sobre cuál es la postura que ha defendido el Gobierno de España en este encuentro –al que ha asistido el embajador en la ONU–, estas mismas fuentes del Ministerio de Sanidad afirman que “lo desconocen” puesto que no son la misión que ha asistido a la reunión.

Las organizaciones sociales recuerdan que en la anterior legislatura todos los partidos, incluido el PP, apoyaron una PNL (proposición no de ley) para aumentar la inversión en la luha contra el sida. España rebajó hasta cero la cantidad que invertía en el Fondo Mundial contra el Sida. No aporta ni un euro desde 2011; en 2009, la inversión era de más de 180 millones de dólares anuales. “Lo que le pedimos a este gobierno o al que venga tras las elecciones es que se redima en septiembre, en la Conferencia de Reposición de Fondos del Fondo Mundial”, dice Vanessa López. Como ejemplo, Italia que también anuló sus contribuciones y ha vuelto a destinar recursos a esta partida.

Antes, en julio, tendrá lugar la Conferencia Internacional del Sida, que se celebra cada dos años. Otra oportunidad para participar en la estrategia mundial contra el VIH. Los pasados años en la lucha contra el sida han demostrado que algunas apuestas e inversiones funcionan: las condiciones de vida de las personas contagiadas mejora, han bajado las infecciones, se alarga la vida de los enfermos. Todavía queda muchopor hacer: 1,1 millones de personas murieron en 2015 a causa del virus.

El número de muertes por sida baja un 26% en los últimos cinco años

El porcentaje de contagios, sin embargo, apenas ha variado en los últimos años. En 2015 se registraron 2,1 millones de trasmisiones.

17 millones de personas de todo el mundo reciben tratamiento antirretroviral

17 millones de personas de todo el mundo reciben tratamiento antirretroviral./ EFE

NAIROBI.- El número de muertes por sida ha bajado un 26% en los últimos cinco años gracias a que 17 millones de personas de todo el mundo reciben tratamiento antirretroviral, indica el informe presentado hoy por el Programa de Naciones Unidas para la Lucha contra el Sida (UNAIDS).

La cobertura del tratamiento contra el VIH aumentó a nivel global, especialmente en la región más afectada, el sur y este de África, donde el acceso a los antirretrovirales pasó del 24% en 2010 a un 54% en 2015, lo que ha posibilitado el tratamiento de más de 10 millones de personas.

“Animamos a todos los países a que aprovechen esta oportunidad sin precedentes para poner en marcha los programas de prevención y tratamiento contra el sida con el objetivo de poner fin a la epidemia en 2030”, afirmó el director ejecutivo de UNAIDS, Michel Sidibé, durante la presentación del informe en Nairobi.

La reducción de la mortalidad ha sido mayor entre las mujeres (33%) en comparación con los hombres (15%), debido a que estos últimos inician el tratamiento de forma más tardía, apunta el informe.

Sin embargo, el porcentaje de contagios apenas ha variado en los últimos años, y en 2015 se registraron 2,1 millones de trasmisiones. En África Subsahariana, las jóvenes sufrieron el 25% de los nuevos contagios, mientras que las mujeres el 56%, debido a “las desigualdades de género, el acceso insuficiente a la educación y servicios de salud sexual y reproductiva, la pobreza, la inseguridad alimentaria y la violencia”.

UNAIDS insistió en que la lucha contra el sida tiene que prestar mayor atención a trabajadores sexuales, consumidores de drogas inyectables, presos, transexuales y homosexuales, ya que son los grupos que están expuestos a un mayor riesgo de contagio.

Sidibé también recordó que “acabar con la discriminación que conlleva el sida es uno de los retos más difíciles a los que nos enfrentamos, pero también uno de los más importantes” en la actualidad.

El próximo miércoles, la Asamblea General de la ONU se reunirá en Nueva York para abordar las nuevas estrategias a seguir durante los próximos años para acabar con la epidemia en 2030, uno de los objetivos de la nueva agenda para el desarrollo.