“Lucho por los derechos de las mujeres y el colectivo LGTBI”
La cineasta Émile Jouvet recibió el Premio Honorífico Zinegoak por sus filmes reivindicativos
bilbao– La cineasta Émilie Jouvet llegó ayer al Teatro Arriaga para recoger el Premio Honorífico Zinegoak 2018, un galardón que el festival le entregó por tener “una visión muy libre y a la vez muy bonita y cuidada de lo que es la sexualidad femenina”. Así lo confirmó Pau Guillén, director de la presente edición, acompañando a la artista francesa en la presentación ante los medios.
“En estos tiempos en los que parece que la sexualidad se realiza de manera explícita en lo audiovisual para generar violencia o sumisión, sobre todo hacia la mujer, Émilie lo hace para transmitir la belleza de la diversidad y las maneras de disfrutar y mostrar los cuerpos”, agregó Guillén. El director recordó que en las películas de Jouvet aparecen “mujeres poderosas, mujeres que han decidido ser dueñas de su sexualidad y personas que han optado por disfrutarla de la manera que consideran oportuna”. Puesto que este año elleitmotiv de Zinegoak es la naturalidad de las diferencias, se reconoce la labor de esta artista que precisamente en sus trabajos “reivindica la diferencia de ser, de amar, de expresarse y de disfrutar de la sexualidad”.
Durante el acto, Jouvet hizo un repaso de su carrera y de sus inicios en el mundo del cine. Directora, fotógrafa y productora, la creadora se formó en Bellas Artes en la Escuela Superior de Fotografía de París, y en 2004 se unió al grupo de artistas Queer Factory. Desde muy temprano estudió la vida íntima y sexual como expresión natural y fundamental del ser humano, el rol femenino en un mundo profesional tan masculinizado como es el cine para adultos, o las dificultades del colectivo de gais, lesbianas, bisexuales y transexuales para convertirse en padres y madres. “Me interesaron enseguida los derechos de la comunidad LGTBI+ porque yo misma me enamoré de una mujer y quise integrar lo que me estaba pasando a nivel personal en el tipo de trabajo que yo hacía”, explicó Jouvet.
En 2006 dirigió su primer filme queer, lésbico y transgénero francés titulado One Night Stand, y logró multitud de reconocimientos internacionales. Gracias a esto pudo, tres años después, crear un grupo artístico de mujeres a las que acompañó por toda Europa grabando sus actuaciones, dentro y fuera de escena. A través de sus performances y las conversaciones que graba entre ellas, construyó su ideario sobre sexualidad, los prejuicios que les rodean y la reivindicación de sus cuerpos alejadas de lo políticamente correcto. El resultado fue el documental Too much pussy! que se alzó con el Premio a la mejor película LGTB del Festival de Cannes Independiente. “Uno de los objetivos en mi trabajo es mandar un mensaje político y a la vez íntimo, y mostrar de forma directa qué capacidad tiene el Estado de influir en nuestra vida”, aclaró la galardonada.
Jouvet, quien asegura que desde que comenzó su carrera empezó su “lucha por los derechos de las mujeres y la comunidad LGTBI”, también habló sobre su filmeAria, en el que reflexiona sobre el creciente contexto homofóbico de su país, y se pregunta “por qué se les impide tener hijos a quienes pertenecen a ciertos colectivos”, ya que en Francia no está permitida la reproducción asistida a mujeres solteras y lesbianas.
Último filmeSu último trabajo, My body my rules, vio la luz el año pasado y en él muestra a mujeres con cuerpos fuera de los arquetipos sociales a través de una galería de retratos que cuestionan el peso, la edad, la identidad, el género o el color. “Se trata de ocho retratos que componen una horquilla de personas muy diferentes”, señaló Jouvet, quien matizó que en su labor “la forma sigue al fondo” que quiere tratar: “Es un cine fuera de lo normal en cuanto a forma y género, pero es el cine que yo quiero hacer”.