Donostia – Javier Sádaba, catedrático de Ética en la Universidad Autónoma de Madrid y licenciado en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma, reflexiona sobre conceptos a los que a menudo la ética no ha prestado la suficiente atención, como la felicidad, la vida buena, el erotismo, la sensibilidad, el humor o la sexualidad. Reivindica una ética que no hable de obligaciones, que atienda a los sentimientos y sobre todo a los placeres.
Si en la calle le preguntara a alguien por la erótica, ¿cree que me hablaría de algo que no fuera sexo?
-En principio creo que se referiría al sexo porque ese es el nexo habitual de unión habitual. En mi libro Ética y erótica trato de ampliar el concepto de la erótica y darle su auténtico sentido, un sentido más profundo que expresa el deseo; es decir, la satisfacción de los deseos sexuales sí, pero no solo sexuales.
¿Acaso hay erótica fuera del amor? ¿Y fuera del sexo?
-La erótica en principio es todo aquello que tenga que ver con lo que pueda dar satisfacciones y por lo tanto va bastante más allá de lo que es el amor y el sexo. Pero sí, es cierto que hay un punto clave de la erótica que es cuando se dan juntos, y bien amarrados, el amor y el sexo.
En la quinta acepción de la RAE encuentro: “La erótica es una atracción muy intensa del poder, de la fama, del dinero… muy parecida a la del amor”. ¿Es esto posible?
-Sí. La erótica es atracción. Una persona que carece de algo y quiere tenerlo, pone todos los medios para conseguirlo y cuando lo logra se siente a gusto, pero eso puede darse en muchos campos.
¿Por ejemplo?
-La erótica del poder es uno de ellos. Aquí lo que ocurre es que se pasa uno de frenada. El poder absorbe de tal manera que se eliminan otras satisfacciones y se somete a otros con menos poder. La fama sería otro de los pasos. Como diría el poeta, la fama es un mal entendido y nos dejamos guiar por la vanidad y un egoísmo tonto y barato. En ese sentido, hay muchas formas de tener deseos, de conseguirlos y conquistarlos, pero todos tienen que ser armónicos y equilibrados. El poder, con mayúsculas, muchas veces es enemigo de la auténtica erótica.
Hablemos de la erótica del poder o del triunfo. ¿Puede producir un placer orgásmico físico parecido al del amor? ¿O un placer meramente espiritual? ¿O ambos?
-Pienso que el placer que produce el poder político, el dinero, el de mandar sobre otros -no con otros-, ese poder anula la satisfacción sexual; y de felicidad espiritual, más bien poca. Lo que da es una felicidad material que aunque se piense que te eleva es mera alegría animal, depredadora, de sacar la sangre a los demás. En este sentido, tiene muy poco de lo que es la delicadeza, la dulzura, el gusto y regusto de la suavidad del sexo.
Usted es profesor de Ética. ¿Cómo se la define de inicio a sus alumnos?
-Hay muchas formas de definirla, pero si me piden ahora un tríptico de la ética diría que la filosofía tiene su punto de lanza que es la ética y la ética tiene como su punto de vista la vida buena. A lo que aspira la ética es a vivir lo mejor posible con nosotros mismos y con los demás.
Ética: Normas morales que rigen las conductas humanas ¿Podemos entonces hablar de una ética humana compartida? Por ejemplo, el rechazo a matar a un semejante.
-Por supuesto, la ética tiene como dos brazos fundamentales. Uno es el que dice lo que no hay que hacer: no matar, si no es en legitima defensa, no torturar nunca, etc.. Esas normas justas hacen que vivamos de forma pacífica y que crezcamos todos conjuntamente. Pero hay otra parte que es importante y ha sido muy olvidada. En mi libro trato de resaltarla: bienes los justos, no más que aquellos que tienen que ser. Por otro lado, promover los bienes no es tan fácil; ayudar a ser solidario va bastante más allá de los deberes que se nos impone de una forma bastante chata.
¿O tal vez la ética varía de unas zonas a otras, de unos individuos a otros, de unas épocas a otras, de unas actividades a otras?
-Por supuesto que hay cantidad de costumbres distintas. A uno le puede gustar tocar el txistu y a otro el flamenco. Sin embargo, hay algo universal que tiene que atravesar a todas ellas: los derechos humanos. Aunque no estén respetados y no lo hayan sido en otras épocas, pero hay que conseguirlo. Estos derechos deben de valer para cualquier lugar. Si no fuera así, la ética ya sería relativa; se distribuiría. Sería bueno torturar aquí y no allá. La ética tiene que buscar que los derechos humanos sean universales para todos.
Ahora mayoritariamente rechazamos la esclavitud, pero en otras épocas era moralmente aceptable, ¿Por qué?
-La ética ha avanzado por lo menos en cuanto que las interacciones humanas nos han hecho mas capaces de convivir y ver los efectos que ha habido en la esclavitud. En ese sentido, cuando se avanza en los derechos ya no se retrocede. Hace no tantos años las mujeres no podían votar. Aunque existen reveses porque a pesar de que la esclavitud, como tal en la teoría ha sido suspendida, no solo sigue existiendo sino que va in crescendo. También es una vergüenza que pudiendo dar de comer a los mil millones de personas malnutridas, el hambre siga siendo un problema mundial.
Y si miramos a la ética desde la erótica de un acto humano como el ejercicio del poder, ¿quién triunfa en el envite?
-Hay un triunfo inmediato que es el que tiene más poder, porque se impone al triunfo del débil. Pero los que somos más utópicos pensamos que a la larga va a ganar el que está más abajo porque tiene más razones. Aunque de repente le supere al fuerte, a la larga ganará al débil.
¿Se acopla bien la ética al modus operandi actual? ¿O la ética puede ser muy acomodaticia para según qué fines eróticos?
-Una de las cosas que más me llaman la atención en estos tiempos es que la ética está en boca de todos. Por ello comienzo mi libro señalando que me da apuro atizar el término ética. Lo puede usar hasta el más sinvergüenza. En cuanto al sexo, tendríamos que ser más amplios en este sentido. La sensualidad es uno de los puntos más nucleares en nuestros días, aunque habría que hacer dos distingos. Por un lado, que el sexo es algo natural que pone la naturaleza para reproducirnos, y por otra que podemos reorientarlos y verlos de muchas maneras. Una cosa es el mundo de la reproducción y otra es el placer. Si queremos tener placer, cuanto más mejor.
Decía Groucho Marx: “Mire, estos son mis principios, pero si usted no está de acuerdo los cambio” ¿Cómo valora la ética acomodaticia? ¿Es la mejor? ¿la de mejores resultados? ¿la más eficaz en la vida? ¿o es despreciable?
-Es despreciable. Ese adaptacionismo que ha sido llamado travestismo político, esa capacidad de cambiar de chaqueta reciamente es uno de los puntos más opuestos a la ética. Una cosa es ser flexibles, capaces de conceder que las cosas cambian y no ser rígidos, y otra estar dispuesto a tener un pie aquí y otro allá para estar con quien gana. A mí me parece que es lo más opuesto a la ética. Esto implica que tienes que decir no a muchas cosas. La ética puede definirse como esculpirse a uno mismo. Debajo, los políticos siguen las órdenes del dinero que reparten entre las tribus y los clanes. Luego, con los medios tienen embrutecidas a las gentes. No todo tiene que ser así y no lo es. En la sociedad hay resistencia a este travestismo conductual.
¿La sociedad está por alternativas más gozosas?
-El capitalismo, que vuela de un sitio a otro, tiene a los políticos como títeres que siguen las órdenes de los que están arriba y junto a ellos los medios que hacen repartir entre las tribus y clanes para seguir entonteciendo a la población. Insisto en que no tiene por qué ser así; hay sectores sociales que se resisten a los representantes políticos que han perdido la credibilidad al considerar la población que son puros mandados del dinero, además de evitar otras alternativas más gozosas e imposibilitar otro mundo donde gozar y estar mejor.
¿Es posible que el orgasmo que produzca la erótica del dinero haga que nuestra ética se acomode a cualquier barbaridad amoral del comportamiento? ¿o de la erótica del poder? ¿o de la fama? ¿o del éxito?
-Confío en que el dinero no dé tantos orgasmos. Lo deseo porque el dinero ofrece gran capacidad tremenda de dominar. El capitalismo financiero lo controla todo; debajo los políticos, que siguen las órdenes de los que están junto a ellos con los medios para entontecer a la población. Respecto al sexo, tendríamos que ser más aplicados. La sexualidad es uno de los sentidos nucleares de nuestra vida y los que más placer nos puede dar.
¿Por qué le ha interesado ahondar en la relación ética/erótica que parece casi una situación de conflicto de intereses?
-Desde hace años quería hacer otras cosas interesantes. El libro consta de dos partes estrechamente ligadas. En la primera critico la política reinante por ir contra nuestra capacidad de gozar y actualizo lo que habitualmente se denomina ética. Ésta suele quedar reducida a la exposición y discusión de los deberes positivos y negativos. Pero tal ética se queda coja. Le falta el desarrollo de la vida buena y la felicidad, dos cosas que acaban en manos de libros de simple y discutible autoayuda. La ética no habla de obligaciones, sino que aconseja y recuerda.
¿En la segunda qué explica?
-La parcela olvidada de la ética que la podemos llamar erótica, porque atiende a nuestros deseos teniendo siempre presente, frente al realismo chato, que somos un haz de posibilidades. Desde aquí se expone la necesaria sensibilización, la no menos necesaria imaginación o fantasía, el placer sexual. Los filósofos han sido unos sosos en relación al sexo. No deja de ser bastante sorprendente.
¿Por qué?
-La filosofía es tal vez una pasión muy totalizante y absorbente, que reprime otro tipo de pasiones, como las amorosas y sexuales. Por otro lado, la filosofía surge de una manera muy prosaica, como una lucha contra un mundo más poético y mítico. Un filósofo acaba enamorado de la doctrina del filósofo al que seguirá o combatirá y parece que se olvida de todo aquello relacionado con la vida sexual.
En una visión clasicista/clasista del poder, ¿quiénes gozan más de la erótica del poder: la derecha o la izquierda? ¿o en esto todos son erotizados de igual modo?
-Lo malo es que yo solo veo derecha. Si tuviera que decir entre la derecha o la izquierda diría que ésta la vive de un modo más desinhibido, pero me refiero a la izquierda auténtica. Creo que la izquierda al final tiene más placeres y una vida interior más gozosa.
Cuando una persona “que lo tiene todo”,… se droga ¿es porque su ética no está a la altura de su necesidad erótica o al revés?
-Una persona con fama y dinero parece que tiene casi todo, aunque creo que le falta una vida sexual más plena, que es algo más importante, Se droga para evadirse y gozar. Se lleva un caramelo a la boca; es por la ambición del poder. El que tiene más quiere más; no tiene límite. En sus deseos padecen una gran faena, porque no les satisface nada.