Orgullo LGTB (o cuanto más dinero tienes, más opciones tienes)
Artículo publicado en Golfxs con principios
Mañana se celebra el Orgullo “oficial” en Madrid. ¿Por qué el dia 4 en lugar del día que le corresponde, el 28 de junio? Pues por dos razones: La primera, que así pueden venir más turistas de vacaciones al Orgullo y la otra, que así está todo el mundo —el que trabaja— con dinero abundante en las manos. Al final acaba importando más el negocio que la parte reivindicativa. Acabado el “festival”, todo el mundo ha ganado sus euros y entonces llega de nuevo la soga al cuello del activismo: Las multas. Se promociona delante de la prensa, se ahoga de maneras menos visibles. En esto de las reivindicaciones y la libertad para elegir cómo quieres vivir tu vida, hay que tener en cuenta que hay algo fundamental que no siempre se tiene en cuenta: Tus opciones para ejercer esa libertad. No es lo mismo tener un buen trabajo, o un buen status social, o vivir en una ciudad grande, que estar en situaciones más desfavorecidas. Si vives en el resto de ciudades y pueblos, la vida se complica de manera inversamente proporcional al tamaño del pueblo (no en todos, pero en general). O si no tienes trabajo, ni un duro y te resulta imposible salir de tu pueblo ni con BlaBlaCar. Y ya no digamos si quieres irte a vivir a una ciudad grande… O la familia lo mantiene o es imposible mudarse de ciudad sin un trabajo.
Lo económico va de la mano de la libertad personal. Cuando no sabes qué vas a comer mañana, si es que comes… Cuando tienes que pasarte todos los días por comedores sociales… Cuando vives en unas condiciones muy muy complicadas en cuestiones básicas, igual te dan un poco igual otras aspiraciones más elevadas. Sí, te apetecería estudiar, te apetecería mejorar tu aspecto, comprarte ropa, viajar, o simplemente, poder ir a comer por ahí con alguien. Pero si no tienes un euro, la atención se acaba centrando en cuestiones más vitales de manera inevitable. Por eso a mí sí me parece muy importante tener presentes tanto las posturas relativas a la economía (que facilitarán o no esa expresión de la diversidad), como las posturas absurdas que niegan su importancia y ver de quién vienen esas posturas. Si sólo nos referimos a España, en lo primero me acuerdo de la curiosa jugada de cuando se aprobó el “matrimonio gay”: “El 30 de junio de 2005 pasará a la historia del Congreso de los Diputados. Aquella mañana, el Parlamento aprobó una de las reformas sociales más importantes y valientes de la Democracia: el matrimonio homosexual. Pero ésa no fue la única votación trascendente del día. Unas horas después, el mismo 30 de junio en un hemiciclo bastante más vacío, el Congreso sacó adelante una moción por la que las ahora famosas Sicav, ese paraíso fiscal que sin salir de casa permite a los más ricos tributar al 1% por sus plusvalías, dejaron de estar bajo la supervisión de los molestos inspectores de Hacienda para pasar bajo la miope lupa de la CNMV. Las grandes fortunas lograron el milagro de enterrar la crispación: todos los partidos, salvo Izquierda Unida, votaron a favor”. (fuente) No daré mucho la lata con el tema, ya queda a la reflexión de cada cual pensar los efectos de los paraísos fiscales, de quiénes se pueden permitir SICAVs y similares, de quién suele defraudar… Y qué efecto tiene eso sobre la gente que hoy, mañana, pasado mañana, están en situaciones críticas. Mucha mucha gente. En España, 12 millones de personas.
Las posturas absurdas, aunque pueda parecer que no tienen relación, son exactamente lo mismo: Proponen la libertad en lo personal (“hago lo que quiero”), pero sin sentir el menor conflicto con que quien se llevaba más dinero, se lleve cada día más y que quien se llevaba menos, se lleve cada vez menos. El caso más conocido, con más y más años demostrando qué defienden, es el de Alaska y Mario Vaquerizo… El “hago lo que quiero” casi siempre quiere decir “que cada cual se busque la vida”, que es la postura anarcocapitalista de toda la vida… Esto es la selva, apáñate cómo puedas. Igual es algo que defiendes sin saberlo… En el anarcocapitalismo se defiende “la eliminación del Estado y la protección de la soberanía del individuo por medio de la propiedad privada y el mercado libre. En una sociedad anarcocapitalista, la policía, los tribunales y todos los otros servicios de seguridad se prestarían” por empresas privadas “en lugar de a través de impuestos”.
¿A cuantas personas sin techo has visto con la bandera arcoiris? ¿Para qué van a sumar otro motivo de odio a los ataques que ya sufren sólo por vivir en la calle y de los que casi nadie habla? Quedarnos solamente en el aspecto social (olvidando las condiciones económicas que lo posibilitan o no) nos puede hacer más difícil de ver que hay gays, transexuales, lesbianas, bisexuales, intersexuales en las colas del paro, sin un duro, durmiendo en la calle, malviviendo en la miseria, sin servicios sociales, sin sanidad pública, sin redes de apoyo, sin recursos ni materiales, ni intelectuales, ni sociales. Vamos, en todas partes. Y la situación de toda esa gente que vive en los márgenes es fruto del peso de una organización social que va dejando a mucha gente en la cuneta, y que, aunque tolera al colectivo LGTBIQ, lo hace siempre que siga siendo una minoría, que no intenten decir que dentro de la diversidad, es lo mismo ser heterosexual que ser gay, lesbiana, transexual, intersexual, bisexual, pansexual, etc etc. Si nos vemos en pequeños colectivos parecemos poca gente, pero todas las “minorías” lo somos porque un orden heterosexual y reproductivo nos considera “planes B”, “opciones alternativas”, lo “diferente”, no porque seamos minoría en número. Somos mucha, muchísima gente la que se nos llama “alternativa”. Lo heterosexual no es “lo natural”. Como dice Marcos Sanz (sociólogo), “lo natural” es lo que se llama a lo que está en una determinada jerarquía respecto al resto una vez que se han borrado las huellas de cómo se ha llegado a implantar ese orden.
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