Muere Pedro Zerolo, la eterna sonrisa del PSOE

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Ataúd con los restos de Pedro Zerolo. / Efe

El dirigente socialista Pedro Zerolo ha muerto esta noche en su domicilio madrileño a consecuencia del cáncer de páncreas que padecía, según el mismo anunció con la sonrisa perpetua que siempre le acompañaba, desde hace algo más de año y medio. El político, de 54, dedicó su carrera a la lucha por los derechos civiles. Entró en la ejecutiva de José Luis Rodríguez Zapatero en 2004 como secretario de Movimientos Sociales y a él se le atribuye el impulso definitivo al reconocimiento del matrimonio homosexual.

A pesar de su dura enfermedad, Zerolo siguió activo hasta el final. Era concejal en el ayuntamiento de Madrid desde 2003, miembro de la ejecutiva de Pedro Sánchez, presidente del PSM desde la retirada de Juan Barranco en enero de este año hasta el 11 de febrero (fecha en la que la dirección federal disolvió la dirección regional del partido) y número tres en la candidatura de Ángel Gabilondo a la Comunidad de Madrid en los comicios del pasado 24 de mayo.

El político, nacido en Caracas por el exilio paterno, empezó su activismo social en 1998 como presidente de COGAM, antiguo nombre de la Federación de Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales. Antes había estudiado derecho en la Universidad de la Laguna y en Madrid amplió su formación, al tiempo que colaboraba en un proyecto de ayuda a personas en situación de vulnerabilidad, dirigido por el sacerdote Enrique Castro en el barrio de Entrevías.

Contaba con un enorme cariño y respeto dentro de las filas socialistas, pero también entre miembros de otros partidos.

Capilla ardiente

La capilla ardiente ha quedado abierta pasadas las 15.30 horas en el patio de cristales de la Casa de la Villa de la capital, en la antesala del viejo salón de plenos del Ayuntamiento donde el concejal ocupó por primera vez la bancada del PSOE en 2003.

El féretro de Pedro Zerolo ha llegado poco después de las tres de la tarde a la antigua sede del Ayuntamiento de Madrid, donde ha sido recibido con un cerrado aplauso por cerca de un centenar de personas, entre las que se encontraban los socialistas Jaime Lissavetzky y Rafael Simancas.