La Policía y los ultranacionalistas revientan la marcha del Orgullo Transexual de Estambul
Una bandera arcoíris y un mensaje en recuerdo de los masacrados en Orlando desataron la vorágine. Docenas de policías turcos, desordenados y desbocados como una manada de reses en San Fermín, pasaron la tarde de este domingopersiguiendo y disparando balas asfixiantes por los callejones del centro de Estambul contra quienes mostraron estos dos elementos. Trataban de marchar por la céntrica calle Istiklal a favor del Orgullo Transexual, una marcha prohibida días antes por el delegado del Gobierno.
Según la Plataforma de Solidaridad LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales) hubo trece detenidos, entre ellos un reportero, además de un número indeterminado de heridos leves. Entre los damnificados, según fue testigo EL MUNDO, hubo un joven al que una turba de ultra nacionalistas e islamistas golpearon en plena calle Istiklal, repleta de antidisturbios que asistían indolentes al acto. Tras la agresión, y cumpliendo con la convocatoria hecha días antes por dos grupos ultras, estos marcharon por Istiklal sin obstáculos.
Quienes sí se toparon con el muro policial fueron los pro LGBT, miles de los cuales pretendían, como cada año, formar la mayor marcha transexual en un país musulmán. Alegando una amenaza terrorista, el Ejecutivo turco había prohibido la concentración. Para hacer cumplir la orden, sellaron el corazón turístico de Estambul con cerca de 300 antidisturbios, apostados en todas las bocacalles de Istiklal y la próxima plaza de Taksim. Alrededor de las cinco de la tarde empezaron a vaciar bares y pisos del barrio ocupados por pro LGBT.
La amenaza policial rebajó rápidamente el volumen de la marcha. Aun así, al menos trescientas personas trataron de dialogar con los uniformados para sostener su convocatoria, aunque fuese bajo mínimos. La Policía aceptó permitirles permanecer sólo en la calle Mis, una conocida zona de bares, pero bajo prohibición de cantar eslóganes LGBT o enseñar banderas arcoíris. La tregua duró lo que tardó un pequeño grupo en recordar a las víctimas de Orlando: entonces empezó la carga.
Durante una hora, por los callejones del distrito de Beyoglu, los antidisturbios corrieron de un lado a otro detrás de los pro LGBT, que iban y venían según la calle por la que se atacaba cantando “¡¿Dónde estás amor!?” y “¡Si los maricones somos libres agitaremos el mundo!”. Los uniformados dispararon con evidente saña un tipo de bala plástica que contiene un polvo que provoca tos y asfixia. Al ver que no podían atajar la concentración, los antidisturbios, nerviosos, empezaron a golpear a periodistas.
“Antes quería ir a comer y un policía que me encontré empezó a acosarme a preguntas”, explica Sinem, una participante de la marcha. “En vez de proteger, los policías se dedican a amenazar, atacar y detener. Turquía va camino de la charía“, añade esta joven, refiriéndose a la ley religiosa que impera en países como Arabia Saudí o Qatar. “Con el mes del Ramadán, la presión contra quienes bebemos alcohol o no apoyamos a este gobierno, sólo partidario de la familia, va en aumento”, zanja Roja, otra asistente.
En Turquía gobierna, desde 2002, el islamista Partido Justicia y Desarrollo (AKP). Durante los primeros años su administración mostró su lado liberal. Pero desde las protestas antigubernamentales por el parque de Gezi de 2013, el Ejecutivo, teledirigido por el presidente Recep Tayyip Erdogan aunque su cargo no lo permite, ha reforzado su discurso piadoso y nacionalista para ganarse el voto rural y conservador. Este discurso ha incluido mensajes de odio contra LGBT y algunas minorías.
El resultado se mostró, además de este domingo, el último viernes noche. Unos 30 islamistas atacaron con palos una fiesta para escuchar Radiohead, en un barrio turístico de Estambul, con la excusa de que sus asistentes estaban bebiendo alcohol en pleno mes de ayuno del Ramadán. El alcalde del distrito, del AKP, señaló a los melómanos insinuando que el hecho de haber grabado el asalto era una “provocación”. Uno de los agresores fue detenido brevemente. Los propietarios de la tienda donde se celebró la fiesta, The Velvet Indieground, han cerrado el negocio momentáneamente por miedo a más ataques, ya habituales.