Chrysallis recibe el Triángulo de Oro de EHGAM por la campaña en favor de niños transexuales

El colectivo vasco de homosexuales EHGAM ha concedido este año el premio Triángulo de Oro a la asociación de familias de menores en situación de transexualidad Chrysallis Euskal Herria por su «valiente» campaña en favor de los derechos de los niños y niñas transexuales «Hay niñas con pene y niños con vulva».

Campaña de Chrisallys.

La campaña de Chrysallis consistía en un cartel con un dibujo de cuatro niños -dos de ellos transexuales- desnudos, corriendo y sonriendo. Esta imagen, obra del ilustrador Kepa de Orbe, se colocó en las marquesinas de autobuses de las Bilbo, Donostia, Gasteiz, Iruñea y en el metro del 10 al 16 del pasado mes de enero.

El colectivo EHGAM, que concede anualmente el galardón Triángulo de Oro a las personas o entidades que consideran han estado en su misma lucha a favor del reconocimiento y la aceptación de la diversidad, ha valorado la campaña en tanto que «hacía claramente reflexionar sobre un hecho real», según ha afirmado uno de los fundadores y portavoz del movimiento EHGAM Imanol Álvarez.

Por contra, EHGAM ha «castigado» con la mención Alpargata de Trapo a la organización ultracatólica HazteOir por «propagar un discurso de odio hacia los niños y niñas transexuales, pretendiendo incluso negar su existencia».

HazteOir impulsó una campaña contra la transexualidad con un autobús que recorrió distintos puntos del Estado español con lemas como «Los niños tienen pene», «Las niñas tienen vulva», «Que no te engañen», «Si naces hombre, eres hombre» o «Si eres mujer, seguirás siéndolo» o «Dejad a los niños en paz».

En este sentido, Álvarez ha considerado «penoso que hoy en día se pueda hacer apología del odio» y ha calificado de «especialmente grave» la campaña llevada a cabo por HazteOir, dada la «tenacidad y violencia» demostrada.

La reivindicación de la diversidad, en las calles y en las instituciones

Las instituciones vascas se han sumado a las reivindicaciones del colectivo LGTBI en apoyo a la diversidad y han mostrado su repulsa a todo tipo de agresiones y discriminaciones contra las personas lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales. Ya por la tarde, las cuatro capitales de Hego Euskal Herria han acogido movilizaciones por la libertad y la diversidad.

Manifestación en Iruñea. (Iñigo URIZ/ARGAZKI PRESS

Bilbo, Donostia, Gasteiz e Iruñea han acogido durante la tarde movilizaciones en defensa de la libertad y en favor de la diversidad con motivo de esta jornada.

A lo largo de la jornada, el Gobierno de Lakua, el Parlamento de Gasteiz, diputaciones, cámaras forales y diferentes ayuntamientos han aprobado distintas declaraciones institucionales y han protagonizado actos con motivo de la celebración del Día del Orgullo.

El Ejecutivo de Lakua, a través del servicio público Berdindu!, ha celebrado que «tras años de lucha, el colectivo LGTBI es más visible, cada vez hay más armarios rotos y lo que es más importante, cada vez se construyen menos».

Ha lamentado que se siga teniendo que hablar de la discriminación que sufre este colectivo y ha puesto como ejemplo los campos de concentración en Chechenia y otros conflictos más cercanos, en los que «la visibilización del lesbianismo ha tenido como respuesta la expulsión de una cafetería o la agresión que sufrió una pareja de chicas».

El Parlamento de Gasteiz ha colocado en su fachada la bandera arco iris y ha recordado que este 28 de junio se conmemoran en todo el mundo las revueltas de Stonewall en el Greenwich Village de Nueva York en 1969, acontecimiento que supuso el nacimiento del movimiento de liberación LGBTI.

También las Juntas Generales de Araba han denunciado que, a pesar del reconocimiento de los derechos de estos colectivos, «todavía se escuchan discursos de odio y discriminatorios contra la orientación sexual y la identidad de género».

Por ello, han rechazado «los actos de discriminación y violencia» y, en particular, «los recientemente ocurridos en Murcia, donde se produjo un ataque intolerante contra la ‘Marcha del Orgullo’, en Valladolid, donde se agredió a una pareja gay, en Madrid y en la propia ciudad de Vitoria en las últimas semanas».

También en Gasteiz, su Ayuntamiento ha lamentado que la orientación afectiva-sexual sigue siendo «objeto de persecución legal en muchos países» y ha reivindicado 2017 como el año de «reconocimiento de los derechos humanos de las personas LGTBI en el mundo».

Además, EH Bildu, Podemos e Irabazi, han colgado de los balcones de la casa consistorial varias banderas que representan al colectivo LGTBI para denunciar que el Gobierno municipal (PNV-PSE) no ha autorizado la colocación de esta enseña en la fachada «por normativa interna».

En Iruñea, el Ayuntamiento se ha sumado a la jornada reivindicativa con una concentración en la que han participado representantes de todos los grupos municipales y la colocación de la bandera arcoiris en la fachada de la Casa Consistorial.

En esta concentración, que ha tenido lugar a mediodía a la Plaza Consistorial, la concejala de Igualdad y LGTBI, Laura Berro, en castellano, y la presidenta de la Comisión de Asuntos Ciudadano, Esther Cremaes, en euskera, han leído la declaración institucional aprobada el pasado 19 de junio en la Comisión de Asuntos Ciudadanos.

El texto recoge que el Ayuntamiento de Iruñea se suma a la celebración del Día del Orgullo LGTBI y se compromete «a trabajar para ser una institución ejemplar en la lucha por la igualdad de derechos y la no discriminación por razón de orientación sexual y de identidad sexual o de género y para ello impulsará las acciones necesarias encaminadas a combatir estas situaciones de discriminación».

Además, se solidariza «con todas las personas agredidas, menospreciadas o discriminadas de una u otra manera por su condición sexual o su identidad de género» y rechaza «todas las acciones sociales y políticas que van en contra de la igualdad real y efectiva».

En la concentración han tomado parte, entre otros, el alcalde de Iruñea, Joseba Asirón, la presidenta del Parlamento navarro, Ainhoa Aznárez, y representantes de todos los grupos municipales.

Las Juntas Generales de Bizkaia han mostrado su disposición a continuar trabajando para «ser parte activa de la lucha contra la discriminación» y en favor de «la visibilización» del colectivo de lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales.

Además, han animado a la población a «participar en cualquier acto de repulsa» contra ese tipo de ataques y criminalizaciones y se han ofrecido como «parte activa del movimiento LGTBI» para que su lucha «sea más visible».

La Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Bilbo ha decidido adherirse al manifiesto de Gobierno de Lakua en el que anima a los ciudadanos a denunciar las violaciones de derechos y los «discursos de odio» contra el colectivo LGTBI, y reafirma su compromiso en la defensa de la diversidad.

Tambien las instituciones guipuzcoanas también se han manifestado en defensa del colectivo LGTBI.

Así, la Diputación de Gipuzkoa ha renovado su compromiso con el colectivo LGTBIQ+ en un sencillo acto en el que han tomado la palabra varios dirigentes forales para leer una declaración institucional.

En este texto, la institución foral ha reiterado su apuesta por el desarrollo de políticas institucionales destinadas a «proteger y potenciar los derechos humanos» de este colectivo y se ha comprometido a lanzar un Plan de Convivencia en la Diversidad.

Protocolo

Además de todos estos actos institucionales, la asociación Transbollomarika Sarea ha presentado un protocolo de actuación en caso de agresiones contra personas del colectivo LGTBI, en el que anima a denunciar y a ponerse en contacto con su red para conseguir apoyo.

Zaldibar cuenta con sus escaleras LGTBI+

Zaldibar cuenta con sus escaleras LGTBI+ ( K. Doyle)

ZALDIBAR. Con motivo del Día Internacional de los Derechos de las Personas LGTBI+, el Ayuntamiento de Zaldibar pintó un mural con la bandera arcoíris en las escaleras del Parque José Antonio Agirre. Esta acción fue propuesta por un grupo de ciudadanos y del municipio y pretende mostrar simbólicamente la adhesión de Zaldibar a la lucha por la igualdad y a desarrollar una labor proactiva en la lucha contra la homolesbofobia y la transfobia, así como cualquier forma de discriminación. Foto: K. Doyle

Gipuzkoa renueva su compromiso en favor del colectivo LGTBI

DONOSTIA. La Diputación de Gipuzkoa ha renovado hoy su compromiso con el colectivo LGTBI y se ha sumado a sus reivindicaciones a través de una declaración institucional en “defensa del derecho de todas las personas a una elección libre de su orientación sexual y de su identidad de género”.

Con motivo de la celebración el 28 de junio del día del Orgullo, la institución foral ha celebrado este mediodía un sencillo acto ante el palacio de la Diputación, en el que han tomado parte el portavoz foral, Imanol Lasa; el diputado de Cultura, Turismo, Juventud y Deporte, Denis Itxaso; la directora de Convivencia y Derechos Humanos, Maribel Vaquero, y la representante de Gehitu, Bea Gómez.

Todos ellos han tomado la palabra para leer varios párrafos de esta declaración en la que la institución foral reitera su apuesta “por el desarrollo de políticas institucionales destinadas a proteger y potenciar los derechos humanos de lesbianas, gays, transexuales, bisexuales e intersexuales, de acuerdo con los principios fundamentales de no discriminación e igualdad de oportunidades”.

En este texto, la Diputación se compromete también a lanzar un Plan de Convivencia en la Diversidad y apuesta por fomentar acciones educativas y de sensibilización que aborden la diversidad de género entre niños, niñas y adolescentes en un clima de equidad y de iguales condiciones para todas las personas.

Aboga para ello por crear “espacios seguros entre jóvenes donde combatir el prejuicio y las discriminaciones”, ya que la institución foral “reprueba y condena cualquier acto de violencia explícita o implícita”, así como “las conductas homófobas o discriminatorias”.

Mientras los representantes forales daban lectura al texto, una artista ha plasmado esta declaración en imágenes que ha dibujado sobre un mural en cuya parte trasera se ha dispuesto un espacio para que los paseantes que así lo desearan hicieran sus aportaciones.

El fúbol no es gay friendly

columnista Susana M. Oxinalde

EN 1981, el londinense Justin Fashanu se convirtió en el jugador negro más caro de la historia, su traspaso al Nothingam Forest costó más de un millón de libras. En dos años perdió siete veces su valor. Fue el primer jugador de fútbol de categoría superior que salió del armario en 1990 en la portada de The Sun y se suicidó después de pasar por 23 clubes en 16 años. Han pasado casi tres décadas y no terminarnos de creernos que en Europa no haya futbolistas gais pero sí que son muy discretos, excepto para rodearse, claro, de las más buenorras del planeta. La teoría de la imposible convivencia entre rudeza y maricones tampoco se explica en la Europa progresista que contrasta con los conservadores EE.UU., donde grandes ídolos deportivos ya han confesado su homosexualidad doblando su valor: como referentes deportivos y emblemas de la diversidad y la valentía. Es la semana del Orgullo LGTB, en Madrid dos millones de personas entonarán ese gran escape de libertad y en los grandes recintos deportivos seguirá respirándose el miedo a los insultos, a las burlas, a la falta de renovación, al fin de los contratos con las multinacionales y al silencio, también sí, de los aficionados gais. Tal y como lo expresó John, el hermano de Justin también futbolista, que no lamentaba el acoso sufrido por su hermano sino el fin de sus contratos tras aquella escandalosa portada. 30 años después parece increíble que algo así siga pateando fuerte, lo mismo a la testosterona que al factor humano. Feliz Orgullo.

Los casos de discriminación por racismo, género e identidad sexual se duplican en Euskadi

El Gobierno vasco constata “dificultades” policiales y judiciales para el reconocimiento de los delitos de odio

Inmigrantes en las calles de Bilbao. (Oskar Martínez)

Los casos de discriminación por razón de origen, etnia, género e identidad sexual atendidos por la red Eraberean se han duplicado en el último año en Euskadi, al pasar de los 25 de 2015 a los 49 del pasado ejercicio, de los que el 53 por ciento estuvieron relacionados con el racismo y la xenofobia. Además, el Gobierno vasco ha constatado la existencia de “dificultades” policiales y judiciales para el reconocimiento de estos delitos de odio.

GASTEIZ. Estos datos han sido dados a conocer este lunes por la consejera de Empleo y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, en una comparecencia en el Parlamento Vasco en la que informado sobre la actividad de la red Eraberean en 2016.

Esta red, impulsada por el Gobierno vasco, integra a numerosas entidades que trabajan en el ámbito de la atención a colectivos minoritarios, como Cruz Roja, CEAR, SOS Racismo y EHGAM, entre otros. El objetivo de la plataforma es luchar contra la discriminación por origen racial, étnico o nacional, y por orientación e identidad sexual e identidad de género.

El número de casos de discriminación por razón de origen, etnia, nacionalidad, orientación e identidad sexual y de género atendidos en el marco de la Red Eraberean en 2016 ascendió a 49, casi el doble de los 25 atendidos en 2015.

Del total de casos de discriminación atendidos y registrados por las entidades de la red, el 53% estuvieron relacionados con el racismo y la xenofobia. El 27% de los casos atendidos estuvieron motivados por actos de LGTBIfobia, es decir, de discriminación por razón de orientación o identidad sexual y de género. El 20 por ciento restante estaban vinculados a discriminación hacia el colectivo gitano.

“DIFICULTADES” JUDICIALES

La consejera ha alertado de que se han detectado “dificultades” para que en los procesos judiciales por estas formas de discriminación se apliquen los tipos delictivos de odio, aunque ha señalado que se están logrando “avances” en este ámbito.

Artolazabal ha explicado que, en ocasiones, este problema se debe a que la Policía carece de la formación necesaria sobre esta materia, por lo que “no instruye adecuadamente” sus diligencias sobre denuncias relacionadas con estos comportamientos. Con el fin de resolver estas deficiencias, ha anunciado que se está trabajando para mejorar la formación de los agentes.

La consejera ha reconocido que existe cierta escasez de datos estadísticos sobre casos de discriminación o delitos de odio que permitan conocer la dimensión cuantitativa y cualitativa de esta realidad.

“MIEDO”

A pesar de ello, ha alertado de que diversos indicadores, basados en encuestas de población, “constatan que la discriminación aumenta”, aunque en muchos casos no se denuncia “por miedo, desconocimiento o desconfianza”. Además, ha explicado que en la mayoría de las ocasiones, las víctimas de hechos discriminatorios y delitos de odio no se sienten “resarcidas” tras el proceso judicial.

La consejera ha anunciado algunas de las acciones que la Red Eraberean desarrollará este año. Con el objetivo de contribuir a una mayor sensibilización en materia de igualdad de trato y no discriminación, la red desarrollará acuerdos de colaboración con distintos medios de comunicación. Los acuerdos están destinados a la no proyección de estereotipos y prejuicios, especialmente por razón de origen, etnia, nacionalidad, orientación e identidad sexual y de género.

Para afrontar los casos de discriminación múltiple, Eraberean profundiza en el trabajo en red con otros agentes que desarrollan su actividad en relación a otros motivos de discriminación.

FORMACIÓN EN LA ERTZAINTZA

Además, la red trabaja para elaborar en un marco de colaboración con la Academia vasca de la Ertzaintza, con el fin de formar a las nuevas promociones de agentes en materia de igualdad de trato y no discriminación. Esta formación se podrá ampliar posteriormente a organizaciones policiales y de operadores jurídicos.

Eraberean también potenciará el uso de mecanismos de resolución de conflictos basados en el diálogo colaborativo buscando la reparación a las víctimas. Asimismo, la red colabora en un proyecto de sensibilización sobre igualdad de trato y no discriminación en las aulas, impulsado por las viceconsejerías de Políticas Sociales y Educación del Gobierno vasco.

Por otra parte, la red estudia fórmulas de colaboración institucional para avanzar en el consenso de indicadores compartidos en la recogida de datos sobre discriminación.

Los objetivos de Eraberean son la promoción y orientación en políticas específicas en materia de Igualdad de trato y no discriminación, así como integrar el principio de igualdad de trato en las políticas sectoriales. Además, la red pone al servicio de la ciudadanía mecanismos y herramientas de información, asesoría y orientación cuando hayan podido ser víctimas de un trato discriminatorio o de un delito de odio.

La falta de formación policial lastra el proceso judicial de los delitos de odio

Artolazabal señala que hay más casos de discriminación y que a veces la instrucción que se realiza es inadecuada

Casi un tercio de los casos atendidos por la Red Eraberean en 2016 han sido casos de LGTBIfobia. (AFP)

BILBAO – Los casos de discriminación por origen, etnia, nacionalidad, orientación e identidad sexual y de género, así como los delitos de odio están aumentando en Euskadi. Y, al parecer, ni la Policía ni la Justicia están totalmente preparadas para dar una respuesta adecuada a quienes sufren estas conductas.

“Diversos indicadores, basados en encuestas de población, constatan que la discriminación aumenta. En muchos casos no se denuncia por miedo, desconocimiento o desconfianza y en la mayoría de las ocasiones las víctimas de hechos discriminatorios y delitos de odio no se sienten resarcidas tras el proceso judicial. Detectamos dificultades para que en los procesos judiciales se apliquen los tipos delictivos relativos a los delitos de odio pero se está avanzando positivamente en ello” dijo ayer en el Parlamento Vasco la consejera de Empleo y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal.

Artolazabal compareció en una comisión parlamentaria, a petición de Elkarrekin Podemos, para explicar la labor de la Red Eraberean, que trabaja junto con su Departamento en la detección y asesoramiento de situaciones de discriminación por razones de etnia, nacionalidad, orientación e identidad sexual y de género. La consejera subrayó que gracias a esta red “afloran situaciones discriminatorias que de otra forma permanecerían ocultas y que la sociedad podrá corregir y erradicar”. El trabajo de la Red Eraberean -creada a finales de 2014 e integrada por varias organizaciones sociales y servicios técnicos del Gobierno vasco- ha permitido conocer 15 casos de discriminación en lo que va de año y 49 durante 2016, que son prácticamente el doble que los 25 casos detectados en 2015.

MÁS RACISMO Del total de casos de discriminación atendidos y registrados por las entidades el año pasado, el 53% fueron de racismo y xenofobia; el 27% fueron casos de LGTBIfobia y el 20% del total estaban vinculados al colectivo gitano. “Existe una carencia de datos estadísticos sobre casos de discriminación o delitos de odio, que permitan conocer la dimensión cuantitativa y cualitativa de esta realidad. La discriminación múltiple es un fenómeno todavía invisibilizado, en gran medida debido al desconocimiento que hay sobre la misma, pero también debido a la imposibilidad de contar con bases de datos que empleen indicadores compartidos que permitan cruzar las denuncias recogidas con distintos motivos de discriminación”, explicó Artolazabal.

La consejera añadió que “trabajamos para contribuir a una mayor sensibilización en materia de igualdad de trato y no discriminación, desde la Red Eraberean desarrollamos acuerdos de colaboración con distintos medios de comunicación, con especial atención a aquellos de titularidad pública, sobre la no proyección de estereotipos y prejuicios, especialmente por razón de origen, etnia, nacionalidad, orientación e identidad sexual y de género”. Eraberean también colabora en un proyecto de sensibilización sobre igualdad de trato y no discriminación en las aulas que está impulsado por las viceconsejerías de Políticas Sociales y Educación del Gobierno vasco.

Artolazabal reconoció que se han detectado “dificultades” para que en los procesos judiciales por los delitos asociados a estas formas de discriminación se apliquen los tipos delictivos de odio, aunque añadió que se están logrando algunos “avances”. Explicó que, en ocasiones, este problema se debe a que la Policía carece de la formación necesaria sobre esta materia, por lo que “no instruye adecuadamente” sus diligencias sobre denuncias relacionadas con estos comportamientos y anunció que con el fin de resolver estas deficiencias se está trabajando para mejorar la formación de los agentes.

FORMACIÓN POLICIAL En estos momentos la Red Eraberean trabaja para elaborar un marco de colaboración con la Academia vasca de la Ertzaintza con el objetivo de que sirva para formar a las nuevas promociones de agentes en materia de igualdad de trato y no discriminación, una formación específica que en el futuro podría ampliarse a organizaciones policiales y de operadores jurídicos.

En cuanto a la recogida de datos, la red estudia fórmulas de colaboración institucional para avanzar en el consenso de indicadores compartidos en la recogida de datos sobre discriminación, según explicó la consejera. Y para afrontar los casos de discriminación múltiple, desde Eraberean se profundiza en el trabajo en red con otros agentes que desarrollen su actividad en relación a otros motivos de discriminación.

La labor desarrollada por la Red Eraberean durante su trayectoria se ha llevado a cabo en torno a los ejes de prevención, formación y sensibilización. El objetivo de este eje de trabajo es impulsar procesos de transformación social, combinando con este propósito programas y actuaciones de formación, creación de materiales de divulgación y asesoramiento a instituciones, organizaciones sociales y la sociedad civil y de atención, asistencia y asesoramiento.

El Gobierno vasco critica que la Policía «no tiene formación» para perseguir delitos de odio

La consejera de Empleo y Políticas Sociales anuncia cursos para la Ertzaintza mientras el PP pedirá explicaciones al lehendakari por la descoor. El PP pedirá explicaciones al lehendakari por «la falta de coordinación»

La consejera Beatriz Artolazabal, en el Parlamento vasco. / BLANCA SAENZ DE CASTILLO

La consejera de Empleo y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, ha dibujado hoy un panorama oscuro de la lucha contra los delitos de odio en el País Vasco. Según su diagnóstico, este tipo de discriminaciones -en ocasiones delictivas- se han duplicado en Euskadi al pasar de 25 en 2015 a 49 en 2016. Este aumento, además, se produce en un contexto en el que la Policía vasca «no instruye adecuadamente o no tiene la suficiente formación» para trasladar estos casos a los tribunales. «Se tramitan como agresiones y delitos leves y no como posibles delitos de odio», lamentó Artolazabal, quien anunció que la Academia de Arkaute comenzará en breve a mejorar la preparación de los agentes.

Los datos han sido facilitados hoy por la responsable del departamento de Políticas Sociales, que ha comparecido en el Parlamento vasco a petición de Elkarrekin-Podemos para explicar el balance de Eraberean, la red de asociaciones que trabaja en la detección de situaciones de discriminación por razones de etnia, nacionalidad, orientación e identidad sexual y de género. Las cifras proporcionadas por estos colectivos ponen de relieve el incremento de los delitos de odio pero también que, en su mayoría, se trata de situaciones de racismo o xenofobia. Según el balance de Eraberean, el 53% de los casos detectados está vinculado con personas procedentes de otros países a los que se ataca por su condición de extranjeros. El 26% surge de situaciones de odio por razones de género y el 20% está vinculado con el colectivo gitano.

Cambio de atestado

Una de las quejas que la consejera ha puesto sobre la mesa es la dificultad para que estos temas lleguen a los tribunales, algo que relacionó de forma directa con la preparación de los policías. Ha relatado, por ejemplo, el caso de una mujer musulmana que fue agredida e insultada en el metro de Bilbao. El atestado realizado por la policía concluyó que se trataba de un delito leve pero la intermediación de Eraberean permitió cambiar la calificación y que se instruyese como un delito de odio. Tras dos años de procedimiento, la sentencia de conformidad ha dado la razón a la víctima y sus agresores han tenido que reconocer que les movieron razones xenófobas y pidieron perdón a la mujer. Ella renunció a la indemnización económica.

Artolazabal ha expuesto este caso para ilustrar como en ocasiones «no se denuncia por miedo, desconocimiento o desconfianza». La consejera, en base a los estudios de Eraberean, ha indicado que se dan «dificultades» para que en las situaciones detectadas «se apliquen los tipos delictivos relativos a los delitos de odio, por lo que las víctimas no se sienten resarcidas por la justicia».

A raíz de las declaraciones de la consejera, la parlamentaria del PP Nerea Llanos ha presentado una iniciativa en el Parlamento vasco en la que pide a lehendakari Íñigo Urkullu que explique su valoración sobre la crítica realizada por el departamento de Políticas Sociales. La representante popular en la Cámara vasca ha asegurado que, por un lado, la consejería de Seguridad debe explicar las críticas a la Ertzaintza vertidas por Beatriz Artolazabal, que considera un ejemplo de «descoordinación» del Ejecutivo. Asimismo, considera que «en última instancia es el Lehendakari el responsable del correcto funcionamiento de la Ertzaintza y de la coordinación entre las dos consejerías».

El orgullo LGBT surca la ría en ambiente festivo

La programación de Bilbao Pride atrae a miles de personas a favor de la inclusión del colectivo

Una quincena de embarcaciones cruzó la ría en un desfile singular. (José Mari Martínez)

BILBAO – Buscaban una estampa simbólica capaz de dar la vuelta al mundo. Y lo consiguieron. Una quincena de embarcaciones decoradas con la bandera del arcoíris surcó la ría en un “desfile único” en el globo para reivindicar los derechos de las personas LGBT. Tras zarpar de Portugalete los barcos arribaron al muelle Pío Baroja, no sin antes ofrecer la fotografía de rigor frente al Museo Guggenheim, donde decenas de concurrentes captaron la deseada instantánea. El segundo año de la Ur Parade consolidó una comitiva acuática que quién sabe si con los años aspirará a atraer más público que la esperada gabarra.

Con una programación que cada año va “creciendo y mejorando”, la Bilbao Pride comenzó la jornada de ayer pasada por agua. “Como somos de Bilbao nos lo tomamos con buen humor”, aseguraba por la tarde Fabio González, coordinador de la cita. Durante el primer acto del día fue unieron ambos lados del puente de la Ribera con la bandera del arcoíris. “Hemos mandado un mensaje a favor de tender lazos y puentes entre la sociedad y la comunidad de personas LGBT”, expuso el coordinador, quien indicó que también se recordó la primera manifestación por los derechos del colectivo a nivel estatal, que fue en Barcelona hace cuarenta años.

Dentro de la programación, González afirmó que Bilbao Pride tiene “una parte sensibilizadora” y otra que es “más cultura, lúdica y deportiva”. “No ha faltado de nada”, añadió Fabio González, quien citó actos como Family Pride o las charlas sobre transexualidad e infancia. En cuanto a la parte más ociosa, reveló que el concierto de Kate Ryan que tuvo lugar el viernes congregó en torno a 2.000 personas en el escenario instalado en El Arenal, “y eso que llovía”. “Hoy esperamos que sea más multitudinario, con las actuaciones de La Prohibida o Las Bistecs”, expuso en referencia a las actuaciones que dieron por finalizada la jornada de ayer que, como el resto de actos, estuvieron abiertos a toda la ciudadanía.

Según afirmó el coordinador, “podemos mejorar en los próximos años, pero Bilbao se ha consolidado como un referente en el circuito LGBT dentro del Arcoíris Atlántico con alianzas que tenemos con ciudades como Burdeos o Biarritz”. A pesar de ello, instó a seguir trabajando en base a un doble mensaje: “Hemos avanzado mucho y queremos festejarlo, pero también hay que seguir reivindicando un mundo donde no haya homofobia y se pueda vivir con libertad”. En ese sentido, recordó la importancia de visibilizar otras realidades en las que “la población LGBT vive situaciones de extrema vulnerabilidad”, tesitura que se ejemplifica con los refugiados. Por ello, CEAR Euskadi también participó en la jornada de ayer.

EL GÉNERO NO ENTIENDE DE EDAD

La figura de un hombre maduro que se afirma como mujer transexual, y a veces además lesbiana, cuestiona muchas normas establecidas, produciendo a menudo rechazo e incomprensión. El imaginario colectivo carece de referentes positivos, sobre todo en el caso de las personas que transitan ese camino siendo ya adultas.

Yo era más hombre que muchos de los hombres que andan por la calle. Un verdadero macho que sabía imponerse, con un cuerpo digno de un culturista y los brazos tatuados. Jamás me sentí atraída por los chicos. Siempre me han gustado únicamente las mujeres». Zenia tenía 5 años cuando por primera vez le pusieron una falda. Alguien trajo ropa para su hermana pequeña y ella sirvió de modelo. Lo pasó en grande. No entendía por qué tuvo que quitarse la falda antes de que su padre volviera del trabajo, pero comprendió que solo a escondidas podría sentirse otra vez feliz.

Zenia creció en un barrio en el que las disputas se resolvían a menudo a golpes. Tenía que saber defender su terreno. Pero la lucha más difícil fue la que llevaba dentro, contra la mujer interior que no quería irse. Se enamoró a los 18 años. Pensó que todo iba a ser «normal», pero la mujer que tenía dentro volvió a la carga. Decidió presentársela a su novia y poco a poco la incorporaron a la vida de pareja.

De cara a la sociedad ella era Álex, conductor de excavadoras. En casa surgía Zenia, vestida con sus prendas de chica. «Yo me sentía muy bien con esa ropa. Pero el mundo exterior te manda otro mensaje. Te hace pensar que es algo malo y finalmente dudas de ti misma», explica.

«Muchas mujeres transexuales adultas viven todavía como hombres de cara a la sociedad –explica Rosa M. Almirall, ginecóloga y cofundadora de Trànsit, un servicio que se creó en Barcelona en el 2013 para asistir a las personas transexuales–. En su adolescencia ni se planteaban que algún día podrían vivir de acuerdo con su verdadero género. Asociaban la transexualidad a la marginación, la prostitución o la enfermedad. Estas mujeres han hecho todo un desarrollo profesional y familiar asumiendo el papel masculino. Pero en su intimidad, buscan momentos que les permitan expresar su feminidad y durante años conviven con los dos roles, hasta que llega un momento en que la necesidad de afirmarse es imparable».

Zenia: «Una voz me dijo ‘¡Mátate!’». En Zenia, esta doble vida desató una espiral de sentimientos muy contradictorios. El bienestar que le procuraba la ropa femenina se entremezclaba con una sensación de culpa: «Intenté hacerme aún más machote. Me tatué los brazos y me dejé perilla. Quería asegurarme de que cuando me pusiera un vestido vería que no cuadraba con mi cuerpo. Que yo era todo un hombre y debía quedarme con eso y seguir tirando».

Un día, mientras conducía la excavadora, se oyó decir a sí misma: «¡Mátate!». Fue el detonante y entendió que tenía que hacer algo. La psicóloga le recetó pastillas contra la depresión. Dos años más tarde, Zenia seguía sin entender lo que le pasaba y, aunque oyó hablar de mujeres transexuales, no se identificaba con ellas. A ella le gustaban las chicas. Un artículo en internet le abrió los ojos: «Por primera vez leí que una mujer transexual puede también ser lesbiana. ¡Finalmente las cosas encajaban!». El sentimiento de culpa iba desapareciendo y Zenia empezó a disfrutar realmente de su feminidad. A veces iba a casa de su amiga Yolanda, con ropa femenina en una bolsa. «Me cambiaba allí y pasábamos el tiempo charlando. La primera vez que le expliqué lo que me pasaba se levantó y me trajo ropa suya».

Cuando sufrió un accidente laboral, se dijo que había llegado el momento de las decisiones. Tomó un mes para reflexionar sobre su vida y se fue a una ciudad donde nadie la conocía. «Por la noche, vestida de mujer, paseaba por las calles para ver cómo me sentía –explica–. Y entendí que no podía fingir más ser un hombre». De vuelta a Barcelona descubrió EnFeme, un espacio privado donde personas como ella pueden expresar su género sin sentirse juzgadas. Allí también conoció a Soraya, una psicoterapeuta que le ayudó a tomar confianza en sí misma. Poco después Zenia empezó el tratamiento hormonal.

El primer golpe vino desde la Unidad de Trastorno de Identidad de Género (UTIG), donde acudió porque quería seguir su tratamiento bajo el control de un endocrinólogo. Necesitaba también un informe de un psicólogo para poder cambiar su DNI. «Después de quince minutos de entrevista, la psicóloga me diagnosticó como travesti-fetichista, solo porque le dije que tenía novia. Me negó todo lo que le pedía. Yo ya sabía muy bien quién era pero, incluso así, salí a la calle muy afectada».

El largo y duro camino legal. La experiencia de Zenia no es algo aislado, es una situación que los colectivos transexuales denuncian desde hace tiempo. Incluso aunque desde el 2007 las personas trans pueden cambiar su DNI en el Estado español sin necesidad de operarse, la ley mantiene un procedimiento psiquiátrico y psicológico obligatorio para otras etapas de la transición. Para poder cambiar el carnet de identidad, acceder a las hormonas o someterse a una operación es necesario obtener un diagnóstico de disforia de género. Según los colectivos transexuales, para elaborar esta diagnosis se usan criterios muy rígidos que definen de antemano un ideal transexual y la realidad de trans, dicen, es tan diversa como la de cualquier otro grupo humano.

«Hay un abanico de posibilidades de cómo puedes ser, desde un hombre supermacho hasta una mujer superfemenina –explica Zenia–. ¿Por qué yo tengo que elegir entre los dos extremos? A mí me apetece quedarme en una de las escalas intermedias. Me gustan las chicas y estoy orgullosa de mi identidad transgénero. Disfruto de lo que tengo femenino y me perdono mi lado masculino. ¿Por qué tengo que pensar que es un problema?».

Zenia pudo cambiar sus papeles y acceder a las hormonas gracias a la ayuda de Trànsit, pero en localidades donde no existe un servicio similar las mujeres trans todavía tienen que someterse a procedimientos psicológicos obligatorios. «El carácter obligatorio de las evaluaciones psicológicas no tiene ningún sentido –subraya Rosa Almirall–. De las personas adultas que acuden a Trànsit, solo un 20% pide un acompañamiento psicológico durante la transición. La gran mayoría tiene muy claro quiénes son y para ellas la evaluación obligatoria resulta muy penosa».

Gracias a la lucha de los colectivos trans, las cosas empiezan a cambiar poco a poco. «En Catalunya, el departamento de Salud anunció en octubre pasado que se adoptará un nuevo modelo de atención a las personas trans –explica Eric Sancho, de Generem!, asociación creada en Barcelona en el 2015–. El cambio incluye, entre otros, que no se hará ningún examen psicológico obligatorio. Ahora es cuestión de determinar el protocolo e implementarlo».

A nivel estatal, a principios de mayo se aprobó en el Congreso un proyecto de la ley de igualdad LGTBI que va en la misma dirección. «Es importante –subraya Eric Sancho– por si hubiera un cambio de Gobierno, porque los partidos ya se han comprometido».

Pero otros cambios son también necesarios. «Hace falta quitar todos los estigmas y estereotipos sobre las mujeres transexuales, que existen también entre los profesionales de salud –matiza Almirall–. La transexualidad puede aparecer en cualquier familia, independientemente de su estatus social, religión o posición política. Cualquier persona se puede encontrar con alguien que quiere hacer la transición. Otra cosa es que se atreva a decirlo. Hay todavía mucha gente escondida».

Tina: «Estoy aquí dentro, ¡sácame de aquí!». Tina también pasó gran parte de su vida luchando contra su feminidad interior. Hoy tiene 48 años. «Cada momento de mi vida iba acompañado de la idea de no estar en mi papel –explica–. Es como si alguien te hubiese puesto frente a una película: sabes que estás dentro, pero es como si mirases una película. Estás siguiendo un guion que no es tuyo. Hablaba con la gente y, mientras les escuchaba refiriéndose a mí en masculino, una voz dentro de mí decía: ‘¡Que soy yo! ¿No lo ves? Estoy aquí dentro, ¡sácame de aquí!’».

Un día, siendo todavía adolescente, grabó un mensaje en una casete, copió el contenido en un papel y escondió ambos de manera que cualquiera hubiera podido encontrarlo. «Quería que alguien lo oyera, lo leyese, y que ‘la bomba’ explotara. No pensé en lo que iba a pasar después. Solo quería que esto saltase ya y no encontraba otra manera».

Pero la bomba no explotó y Tina tuvo que guardar su secreto muchos años más. Se enamoró a los 18 años y también pensó que todo se iba a arreglar. Pasaron dieciséis años, un divorcio y otra relación. La sensación de que algo no cuadraba volvía cada vez con más intensidad y la mujer que llevaba dentro buscaba una salida. A veces, Tina imaginaba cómo podía ser su vida si dejara libre el ser que vivía en su interior. Pero el horizonte se llenaba rápidamente con los peores presagios: prostitución, marginación: «No tenía ninguna gana de ser prostituta ni de divertir a la gente. Quería mantener mi vida y mi trabajo. Solo quería liberarme de este cuerpo que no era mío».

Muchas mujeres trans prefieren aparcar su transición por miedo a perder su trabajo: el proceso puede durar hasta cuatro años y, durante este tiempo, temen ser expuestas al rechazo. Otras optan por iniciar el tratamiento cuando, por ejemplo, están en paro, sin que nadie lo sepa y así poder construir de cero una nueva vida. Encontrar un trabajo después ya es otra cuestión, dado que la transfobia es muy aguda en el mundo laboral. La Federación Es&bs;pañola de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales estima que el colectivo acusa una tasa de paro de entre el 60% y el 80%.

A Tina un problema de salud le hizo replantearse su vida. Tenía 41 años y se dio cuenta de que le podía pasar cualquier cosa en el momento menos esperado y no quería llevarse su secreto a la tumba. Sabía que la transición iba a ser dura y decidió buscarse «aliados». En cada entorno eligió a una persona a la que se sentía más cercana y habló primero con ella. «Tina me invitó un día a casa a tomar café –recuerda Mari Carmen, una de sus vecinas y su gran amiga– y, con su aspecto masculino, me dijo que, en realidad, era una mujer. Mi primera reacción fue mirar alrededor, por si había una cámara escondida por algún lado».

Aunque hoy lo recuerdan entre risas, al principio cada una de estas discusiones requería mucho valor por parte de Tina. «Hace falta mucha fuerza para imponer al mundo tu verdadero yo. Nadie te apoya, nadie te ayuda y hay muchas que terminan suicidándose. Hace dos años estuve en el entierro de una amiga. Oficialmente era un hombre de 68 años que se colgó y no es verdad. Era una mujer transexual pero nadie lo sabrá jamás».

Faltan todavía muchas cosas para que la situación de estas mujeres mejore. Tener más referentes positivos es seguramente una de ellas. En este sentido, el encuentro con Nati fue decisivo para Tina. «La conocí al principio de mi transición. Es dueña de una peluquería, vive desde hace años muy feliz con un hombre y sus mejores clientes son gitanos que requieren sus servicios para sus bodas. O sea, ¡algo que jamás me iba a imaginar!».

Hace ya 26 años que Tina trabaja en la misma empresa. Desde hace más de un año, como agente cívico (servicio de apoyo a la Policía) recorre los barrios más turísticos o problemáticos de Barcelona. «La gente sigue pensando que una mujer transexual sirve solo para una cosa. Por eso me da tanta satisfacción llevar ahora mi uniforme, para que vean que no estamos en la calle solo para dar precios». Otro freno muy importante que impide a muchas mujeres trans empezar su transición es el miedo a perder a su familia. «La mayoría de parejas de estas mujeres tienen un imaginario muy negativo sobre la transexualidad. A menudo, de entrada, lo rechazan –explica Almirall–. En cuanto a los niños, no todos lo saben y entre los que están al tanto de la situación, solo un 5% la acepta».

Carol: «Fue una suerte que lo entendiese estando jubilada». Carol tiene 71 años. Cuando decidió «salir del armario», de un día para otro se vio en la calle con dos maletas en la mano. Cuarenta años de matrimonio se terminaron con un divorcio en cuestión de días.

Desde fuera, la vida de Carol parecía solucionada: dos hijos, una casa grande, piscina privada y coches de competición. Trabajaba como comercial de ventas en la empresa de su suegro y, poco a poco, subiendo escalones, llegó a ser director general del consejo administrativo. Pero en su interior la necesidad de afirmar su feminidad crecía con el tiempo. Hasta que llegó un momento en que no pudo más: «Es como con el champán. Cuando sacas el corcho todo explota con fuerza y no lo puedes parar. Estuve toda mi vida viviendo con la creencia de que era un bicho raro. Pero cuando entendí quién era, ya no podía dar marcha atrás».

Desde muy pequeña Carol sentía atracción por la vestimenta femenina y, cuando se quedaba sola en casa, corría a probarse las prendas de su madre y su hermana. Mientras duró su matrimonio se compraba la ropa a escondidas. Poco a poco empezó a contárselo a su mujer. «Ella no estaba de acuerdo ni lo entendía, pero lo toleraba mientras que, de cara al exterior, se mantuviera el secreto. Todo cambió cuando decidí hacer la transición», cuenta. Empezó el proceso hace apenas siete años. ¿Por qué tardó tanto? «Me tocó vivir mi juventud en un ambiente cerrado y muy fascista. Yo misma no sabía lo que me pasaba. E incluso si era el caso, ¿a quién hubiera podido decir que era una mujer transexual? En el mejor de los casos te daban una paliza. En el peor te metían en una celda para que los hombres disfrutaran contigo. Dentro de lo malo, quizás fue una suerte que entendiese todo cuando ya estaba jubilada. Si hubiera sabido antes qué pasaba conmigo, mi vida probablemente habría sido muy diferente. Seguramente nunca habría llegado a ser director general y, a lo mejor, ni siguiera hubiera podido mantener un trabajo cualquiera. Por lo menos ahora no temo por mi porvenir».

Lina y Ali, más allá del género. Por suerte no todas las transiciones conllevan rupturas afectivas tan dolorosas. El ejemplo de Lina y Ali demuestra que es posible dar el paso sin perder la familia. Ellas se conocieron hace más de 24 años. Hasta hace poco Lina, que hoy tiene 44 años, cumplía como podía con su papel de hombre y padre. Por dentro, cuenta, libraba una batalla contra sí misma y solo en carnaval se daba el permiso de salir a la calle vestida de mujer. Finalmente, un día le explicó a su esposa que quería hormonarse y empezar un proceso de transición. «No quiero en mi vida al hombre amargado de antes –dice Ali–. No éramos felices ni sinceras la una con la otra. Ahora Lina disfruta de una nueva juventud y yo me siento como si me hubiera dado una nueva vida».

Todavía quedaba contárselo a su hijo. Un día, mientras Lina jugaba con él, el niño le dio un empujón y, al quejarse, el pequeño le soltó: «Es que tú eres un poco mujercita». La frase dio paso a una conversación que siguió con un documental que vieron los tres juntos sobre transexualidad. «¿Y esto es lo que le ha pasado a papá toda su vida? –suspiró el niño–. ¡Pobrecito, lo que ha sufrido!».

Hoy viven en armonía y Lina afirma ya plenamente su verdadero género. «El camino no es fácil, pero tampoco imposible –dice Ali–. Sé que todavía habrá muchas piedras que evitar y lloros por secar. Pero nuestro amor me da fuerzas para seguir. Más allá de la apariencia y del género, yo solo veo en Lina a la persona más importante en mi vida y eso me basta».