El Vaticano dice que el Papa no apoyó en EE UU a la activista Kim Davis
La funcionaria que se negó a firmar matrimonios entre homosexuales aseguró que Bergoglio le había dado las gracias por su coraje durante una reunión en Washington
En apenas unos días, el papa Francisco ha rechazado, bien de forma personal, bien a través de su portavoz, la instrumentalización que de su figura han pretendido hacer Ignazio Marino, el alcalde de Roma, y Kim Davis, la funcionaria estadounidense que pasó cinco días en la cárcel tras negarse a conceder licencias de matrimonio a parejas homosexuales. Si durante su vuelo de regreso de EE UU, Jorge Mario Bergoglio manifestó que ni él ni la organización del encuentro de las familias en Filadelfia habían invitado al alcalde, ahora es su portavoz, Federico Lombardi, quien niega el supuesto “apoyo” del pontífice al activismo de Kim Davis.
Mediante una nota de prensa, escueta pero contundente, el jesuita Lombardi desmonta la versión puesta en circulación el pasado miércoles por Davis y su abogado, según la cual la funcionaria se reunió durante 15 minutos con el Papa, quien le habría agradecido su “coraje”, dado ánimos para seguir adelante con su activismo y rogado que rezara por él. Según el comunicado del Vaticano, la historia es bien distinta.
Lombardi asegura que no se trató de una reunión sino de apenas un saludo durante el “breve encuentro” que ofreció Francisco a “varias decenas de personas” en la nunciatura de Washington antes de partir hacia Nueva York. Se trata, según el comunicado, de recepciones habituales “durante todos los viajes” de Francisco, en los que solo se intercambian “saludos muy breves de cortesía a los que el Papa se prestó con su habitual amabilidad y disposición”. Y, sobre todo, el portavoz del Vaticano considera que el breve encuentro “no debe considerarse como un apoyo” a la posición de Kim Davis “en todos sus aspectos concretos y complejos”.
“El Papa”, concluye Lombardi, “no entró en los detalles de la situación de la señora Davis”. Una versión que contrasta con la del grupo cristiano Consejo por la Libertad, quien aseguró que la funcionaria, ya un símbolo del activismo contra el matrimonio entre personas del mismo sexo, conversó en inglés con el Papa, quien la abrazó y le regaló un rosario que había bendecido previamente. Davis adquirió relevancia dentro y fuera de EE UU después de negarse a firmar licencias de matrimonio de parejas del mismo sexo alegando que violaba sus creencias. Antes de entrar en prisión por desobedecer la ley federal, describió la obligación de suscribir esos matrimonios como una “decisión entre el Cielo y el Infierno”. Su estancia de cinco días en la cárcel por “escuchar la autoridad de Dios” le ganó el apodo de “la nueva Martin Luther King” entre la derecha más conservadora de Estados Unidos.