Veto al PP en el Orgullo más político
La celebración más política del Orgullo en toda la historia de la reivindicación de los derechos de los homosexuales ha sido también la más polémica. Las entidades organizadoras de la multitudinaria manifestación que hoy ha recorido el centro de la capital (Cogam y la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales) han impedido que el PP se sumara a la cabecera de la comitiva en la que sí han estado los líderes del PSOE, Pedro Sánchez, Podemos,Pablo Iglesias, e IU con Alberto Garzón.
El argumento del veto al partido del Gobierno, que ha estado representado por el número dos en la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, ha sido que “no se dan las circunstancias” para que se sume a la causa porque “es necesario que muestre, a través de medidas concretas, su compromiso”. El diputado regional, desplazado a un segundo plano de la foto, no quiso polemizar y simplemente expresó su confianza en que las relaciones institucionales con este colectivo “se vayan normalizando”.
La guinda de la politizada celebración la ha puesto el discurso de la alcaldesa de la capital, Manuela Carmena, desde el escenario instalado en la plaza de Colón. “Voy a hacer todo lo posible para salvaguardar y engrandecer este pilar absolutamente imprescindible para Madrid”, declaró la primera edil de la ciudad, que se ha sumado a la “fiesta reivindicativa por los derechos sociales”.
Dos horas antes, mientras la voz de Enrique Iglesias atronaba por el sistema de megafonía portátil aparcado junto a la glorieta de Atocha, otro Iglesias de nombre Pablo irrumpía en escena desencadenando tanta expectación entre el respetable como si el cantante afincado en Miami hubiera aparecido por sorpresa en medio de su club de fans. “¡Es el puto amo! Y eso que soy de derechas”, “¡fiera!”, “¡guapo!”… se desgañitaba la muchachada al paso del líder de Podemos, soterrado bajo un enjambre de cámaras, evidenciando que para gustos están los piropos.
El candidato ‘in péctore’ a la Moncloa por el partido revelación de las pasadas elecciones europeas fue el auténtico protagonista de un desfile que arrancó a empujones literales a las 18.45 horas bajo el lema «Leyes por la igualdad real ¡ya!». Con manos sudorosas y algún que otro mapamundi inoportuno escurriéndose bajo las axilas, representantes de todo el espectro político menos el PP han recorrido a ritmo aletargado de procesión el paseo del Prado.
Los miembros de la organización, tratando de hacer su trabajo desbordados ante la destacada presencia mediática, han tenido varios conatos de enfrentamiento con los periodistas que trataban de hacer el suyo. No se recuerda en la historia del Orgullo la presencia de tanto cargo público en tan poco metro cuadrado.
Una bandera multicolor ocupó en la pancarta al principio de la manifestación el lugar simbólico reservado para el socialista Pedro Zerolo, fallecido justo una década después de la aprobación de la Ley de Matrimonios Homosexuales que él contribuyó a hacer realidad. Y ha sido de lo poco del protocolo que se ha cumplido: al líder de Ciudadanos en la Comunidad, por ejemplo, se le había reservado un hueco a la derecha de la marcha, pero él prefirió adoptar una posición más centrista para la foto.
El único político que ha venido ‘tuneado’ de casa fue Pedro Sánchez, con un discreto multicolor sobre su sempiterna camisa blanca, antes de escurrirse de los focos sin previo aviso. Los aplausos de la cabecera de la manifestación se desbarataron al paso de la comitiva por el Palacio de Cibeles, sede del Ayuntamiento de la capital, que por primera vez en la historia de la democracia se ha engalanado con la bandera LGTB.
Aunque para llegar a este punto, hasta el recién nombrado concejal del distrito Centro, Jorge García Castaño (de Ahora Madrid), ha tenido que soltar la pancarta para tratar de desatascar el tapón humano. Tampoco han faltado a la concurrida cita los portavoces socialistas en la Comunidad y el Consistorio madrileño, Ángel Gabilondo y Antonio Miguel Carmona, la representante del Grupo Municipal de Ciudadanos, Begoña Villacís, ni el líder autonómico de Podemos, José Manuel López, muy cerca de su compañero de partido Pablo Echenique, que evidenció su distanciamiento de Iglesias (el político).