Tiradores de élite para proteger el WorldPride
La preocupación es máxima. «Estamos hablando de un despliegue de seguridad casi sin precedentes y con una situación de alerta antiterrorista prácticamente máxima. Y todo, bajo la sombra de los atentados últimos cometidos por los yihadistas en Gran Bretaña. No son días fáciles para nosotros», apunta un responsable policial con labores de coordinación en el despliegue de seguridad que se inició «hace muchos meses».
Porque Madrid celebra desde ayer el WorldPride, la celebración mundial del Orgullo Gay, que se prolongará hasta el próximo 2 de julio. La almendra de la capital, según los organizadores, puede recibir hasta tres millones de personas y generar unos ingresos que superarían los 300 millones de euros. La multitud de actos es lo que ha llevado a los responsables de la seguridad del Estado ha desplegar un dispositivo diferente. «Esto no es proteger un evento deportivo, una final de la Champions».
Durante más de una semana son cientos de miles de personas los que se desperdigan por diferentes puntos de Madrid. Ni siquiera es comparable con la seguridad en eventos como los Juegos Olímpicos de Barcelona o la Expo de Sevilla, ya que en ambos casos las zonas estaban más acotadas. Porque, además, como recuerdan los expertos, para el islamismo radical, el mundo homosexual es un objetivo declarado. Hay un acto central que es el que más preocupa, el desfile del día 1 de julio, que recorrerá desde la estación de Atocha hasta la plaza de Colón.
Un papel principal en el dispositivo tendrán los francotiradores de élite, que estarán apostados en puntos estratégicos y de máxima sensibilidad para garantizar la seguridad.
Explican especialistas policiales que los servicios de información y de inteligencia llevan meses peinando los lugares donde se presume que habrá más concentración de gente. Es decir, investigando las viviendas y lo alquileres de las zonas más sensibles de la capital donde se producen los eventos más multitudinarios. «El barrio de Chueca está muy trillado», apuntan estas fuentes. Los especialistas en subsuelo analizan y sellan todo el alcantarillado ante la posibilidad de que se coloquen explosivos.
Como recuerdan estos especialistas, la seguridad no es sólo durante el evento, se trabaja desde meses antes en el estudio y elaboración de los dispositivos y en las labores de inteligencia. Porque, en este despliegue, la inteligencia ha funcionado mucho. Se han pedido análisis a los observadores, a las antenas desplazadas a las zonas calientes del planeta por si hubiera cualquier tipo de indicio o de información en la que los radicales hablaran de Madrid y de las jornadas del Orgullo.
«La seguridad no es sólo la presencia policial», añaden estas fuentes. Sí explican que en el dispositivo que ayer arrancó participarán directamente más de 2.000 policías, entre agentes de la Policía Nacional y de la Municipal de Madrid.
El despliegue y la vigilancia no sólo afecta a las zonas calientes sino también a puntos estratégicos de comunicación y transporte de la capital y de sus cercanías.
Vigilancia en el aeropuerto
Uno de los más vigilados está siendo el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas, punto de entrada de la gran mayoría de los visitantes. El control de viajeros en estas fechas está siendo aún más exhaustivo de lo habitual. Pero lo mismo ocurre en otros aeropuertos de España, que también sirven de vía de entrada para estas festividades.
«Habrá mucha presencia policial en Madrid, la máxima que podemos, uniformada. Pero también de paisano». En los diferentes eventos está previsto que estén presentes no menos de 500 agentes camuflados. El despliegue contempla mucha presencia de uniformados, muchos de ellos a caballo, «ya que es una figura muy intimidatoria», recuerdan. Pero mezclados con el público, cientos de agentes sin uniforme, preparados para intervenir a la mínima. «Haremos controles y cacheos selectivos», apuntan fuentes policiales que consideran que las labores preventivas siguen siendo clave. Igual que el trabajo de las unidades de subsuelo y de caballería serán importantes, la vigilancia aérea también será estelar. Porque, durante los eventos centrales, la Policía quiere tener de forma permanente ojos en el cielo, helicópteros que vayan informando al centro de control de cualquier tipo de incidencia que se produzca. La intención de los responsables del dispositivo es que al menos dos helicópteros permanezcan en vuelo durante los eventos más significativos.
Otra de las obsesiones, blindar los recorridos prioritarios ante posibles ataques con vehículos. No es la primera vez. Desde el atentado en Niza con un camión, los especialistas en seguridad han convertido los bolardos en un elemento más de sus despliegues. Se baraja aún la posibilidad de que los camiones con las carrozas sean conducidos por efectivos de la Seguridad del Estado. En cualquier caso, el chequeo a los conductores de los camiones será intenso. Se investigará su identidad para comprobar antecedentes. Los geo también están de guardia.
Madrid bajo vigilancia
Gran despliegue de seguridad. Intervendrán más de 2.000 agentes, muchos a caballo, tanto de la Policía Nacional como de la Municipal de Madrid, coordinados desde la Delegación del Gobierno.
La inteligencia, clave. Desde hace meses, los analistas han estudiado la información que recibían sus ‘antenas’ sobre cualquier referencia islamista a la celebración mundial del Orgullo Gay en las calles de Madrid.
Vigilancia de las viviendas. Efectivos de información han trillado durante semanas los puntos «más calientes» de Madrid durante las festividades y han investigado las viviendas alquiladas.
Sellado de alcantarillas. El despliegue policial ha incluido la actuación de las unidades de subsuelo, que revisan y sellan todo el sistema de alcantarillados de las zonas afectadas ante el riesgo de bombas.
Potente control aéreo. Los encargados del dispositivo contemplan mantener durante los acontecimientos que más público congregan dos helicópteros de manera permanente.
Policías camuflados. Los especialistas han dispuesto no sólo un control de cacheos selectivos y una elocuente presencia de uniformados, sino también no menos de 500 policías camuflados.
Tiradores de élite. Los responsables policiales han organizado el despliegue de francotiradores de élite, para repeler cualquier agresión, en puntos estratégicos.