El Ayuntamiento de Bilbao condena una agresión lesbófoba

  • Un hombre agredió a dos mujeres cuando se besaban en la calle Iturribide

  • El Ayuntamiento de Bilbao ha condenado y expresado su “más profunda indignación” por la agresión lesbófoba ocurrida el pasado sábado en esta ciudad y ha puesto a disposición de las afectadas en este caso, y en otros, los servicios municipales de atención psicológica y asesoramiento jurídico.

BILBAO. El pasado sábado, un hombre agredió a dos mujeres cuando se besaban en la calle Iturribide.

Esta agresión se produjo horas después de que tuviera lugar un acto de protesta para denunciar un presunto caso de “discriminación” ocurrido el jueves anterior en un bar de la capital vizcaina, del que dos mujeres fueron “invitadas” a salir, precisamente “por estar besándose”.

Tras estas agresiones, el consistorio ha difundido hoy una declaración suscrita por todos los grupos municipales en la que afirma que “se trata de un delito que supone un atentado a la integridad física y moral, y una grave e intolerable vulneración de todos los derechos humanos”.

El Ayuntamiento resalta que participará en todos los actos de repulsa que se convoquen y anima, a su vez, a la ciudadanía a que también secunde las protestas porque considera que tanto la propia sociedad como las instituciones tienen la responsabilidad de promover cambios sociales para hacer efectivo el reconocimiento del derecho a la igualdad, el respeto y la libertad en la orientación sexual.

Tras comprometerse a trabajar con ese objetivo, el Ayuntamiento expresa también su reconocimiento a las organizaciones que trabajan por la defensa de los derechos de las personas que integran el colectivo LGTBO+.

El Consejo vasco de la Juventud denuncia una agresión lesbófoba en Bilbao

La organización ha demandado a éstos que si son testigos de ataques no callen y actúen

El Consejo de la Juventud de Euskadi -EGK, según sus siglas en euskera- ha denunciado hoy que dos mujeres jóvenes fueron agredidas por un hombre el pasado sábado en Bilbao por estar besándose en la calle.

BILBAO. En un comunicado, la organización citada ha explicado que la agresión se produjo horas después de una protesta desarrollada para denunciar un presunto caso de “discriminación” ocurrido el jueves pasado en un bar de Bilbao, del que dos mujeres fueron “invitadas” a salir “por estar besándose”.

La agresión del sábado, según ha indicado, se produjo en la calle Iturribide de Bilbao y ha sido denunciada por la vía jurídica.

Las personas que acompañaban a las víctimas siguieron al presunto agresor y una de ellas “acabó con una herida en el labio hecha por una botella de cristal”, según la misma fuente.

El Consejo de la Juventud de Euskadi ha considerado “completamente inaceptable” la violencia contra el colectivo LGTB y ha lamentado que se dé entre los jóvenes.

La organización ha demandado a éstos que si son testigos de ataques no callen, actúen y ofrezcan ayuda a la víctima.

También ha reclamado a la Administración la adopción de medidas para combatir este tipo de violencia y la constitución de un observatorio para conocer todos los tipos de discriminación que padece el colectivo y poder trabajar en favor de sus derechos.

La pasión epistolar de Virginia Woolf: “Amo como mujer y te amo porque eres mujer”

Virginia Woolf estaba ‘felizmente’ varada en un matrimonio sin sexo cuando Vita Sackville-West, aristócrata y escritora de éxito, la sedujo. Fue un amor escandaloso y Vita llegaría a ser la inspiración de ‘Orlando’. Una novela de Pilar Bellver ‘completa’ el intercambio epistolar de las amantes

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Virginia Woolf y Vita Sacville-West.

Fue el cuñado de Virginia Woolf, Clive Bell, quien la avisó de que una aristócrata bien conocida en todo Londres por sus sonadas aventuras homosexuales, Vita Sackville-West -escritora también, había puesto los ojos en ella y quería conocerla, para lo cual se organizó una cena de ringorrango. “Vita es una lesbiana declarada, ten cuidado”, le dijo Clive, a lo que la mordaz Virginia repuso: “Pues con lo esnob que soy, no sabré resistirme”.

Pese a los displicentes comentarios iniciales de la novelista, parece que el encuentro surtió el efecto deseado por Vita: despertar el interés, primero, y el deseo luego de la gran Virginia Woolf. En algún punto intermedio hizo acto de presencia además el amor, cuyo testimonio ha quedado por escrito a través de lasmuchas cartas que se cruzaron las dos protagonistas. A partir de ese intercambio epistolar, la periodista y escritora Pilar Bellver ha creado la novela de lo que también se pudieron haber dicho, A Virginia le gustaba Vita, publicada por la editorial Dos Bigotes.

Virginia Woolf no tenía problema alguno en plantearse una relación homosexual. Se había criado en un ambiente de absoluta libertad, a su alrededor eran comunes tanto los escarceos extramatrimoniales como las relaciones entre personas del mismo sexo -a pesar de la rígida moral victoriana que parecía imperar-, y el grupo de Bloomsbury en el que reinaban ella y su hermana Vanessa venía a ser una saturnal continua donde todos se acostaban con todos. Oficialmente, era una mujer frígida, incapaz de sentir deseo sexual por su marido, Leonard, con quien por lo demás formaba un matrimonio muy bien avenido.

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Virginia Woolf. CENTRAL PRESS

En cuanto a Vita, su conducta en cuestión de amor rayaba en la promiscuidad, y estaba igualmente casada. Su esposo, Harold Nicolson, era abiertamente homosexual y aceptaba de buen grado las andanzas de ella por mucho escándalo que causaran. No todo el mundo era igual de tolerante. El marido de una de sus amantes, el poeta sudafricano Roy Campbell, persiguió a Vita por medio Londres con una pistola cuando se enteró de la infidelidad de que era víctima.

Como señala Pilar Bellver, había sintonía y complicidad no sólo en el seno de ambas parejas sino también entre los matrimonios mismos, que mantuvieron su amistad hasta el final. “No había celos entre los Woolf y los Nicolson, pues habían llegado, independientemente, a la misma definición de confianza”, escribe. Quizá Leonard fuera el menos contento con la situación, pero no por miedo a que Virginia se alejara de él sino a que las emociones en juego “pudieran volver a perturbarle la mente”. La escritora padecía depresiones (trastorno bipolar según el diagnóstico de hoy) desde los 13 años, cuando murió su madre, y -como es sabido- acabaría suicidándose en el río Ouse.

Vita y ella, a pesar de estar separadas por 10 años, inician una relación de alta intensidad. Se acuestan por primera vez la noche del 17 al 18 de diciembre de 1925, según sabemos por una carta de Vita a su marido y por su diario. Virginia se recata un poco en el suyo, sabedora de que Leonard tiene la costumbre de leerlo, mientras que su libérrima amante ni se molesta en poner sordina a sus aventuras.

Muy pronto se convencen las amantes de que lo ideal es continuar con su statu quo como hasta entonces. Nada de pensar en cambios de vida: “El amor nos basta para querernos, no necesitamos añadirle la rutina de una convivencia que bien podría ser desastrosa”, imagina Bellver que dice Vita.

Si a la aristócrata y escritora -que por cierto goza de mucho mayor éxito en el momento que su amiga- le molesta algo de Virginia es que parece no entregarse por completo, como si su naturaleza de narradora le hiciera estar siempre, de algún modo, tomando nota de lo vivido, la autora de Una habitación propiano puede digerir bien los constantes affaires de su amante.

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Vita Sacville-West, BRODERICK HALDANE

De camino a Teherán, donde su marido es encargado de negocios de la embajada inglesa, Vita siente tal deseo de estar con Virginia que fantasea con raptarla. “Ella no estaba acostumbrada a desear sin conseguir”, tercia aquí Pilar Bellver. A su vuelta de Persia, afloran sin embargo los primeros indicios de alejamiento entre la pareja. Virginia Woolf anota en su diario: “Iba más descuidada [Vita], pues había venido directamente con su ropa de viaje; y no tan bella como otras veces (…). Así que las dos sufrimos cierta desilusión (…). Es muy posible que esto sea más duradero que la primera rapsodia”.

A pesar de todo, las amantes se las arreglan para, pasado lo más bullente del amor, construir lo que Vita define como “una amistad respetable, cierta, durable, casta y tibia”. Algo menos intenso pero más duradero que aquellos primeros encuentros ardientes en la gran mansión de Vita, Knole, tan grande que nadie podía precisar cuántas habitaciones tenía.

La inmensa hacienda de los Sackville-West, que sigue siendo una de las cinco mayores de Inglaterra -más grande que Buckingham Palace, por ejemplo-, desempeña un papel importante en la presente historia. Después de haber escritoLa señora Dalloway y Al faro, Virginia Woolf pide permiso a Vita, que se halla en plena vorágine de traiciones, para escribir sobre ella, y Vita acepta. El resultado es otra obra superlativa, Orlando, que trata sobre un personaje que vive cinco siglos, primero como hombre y luego como mujer.

Orlando comienza con una famosa escena en la que el protagonista observa desde lo alto de una colina los movimientos de personas a las puertas y dentro de una casa gigantesca, como Knole, ante la llegada de la reina y de su cortejo. Tiene que bajar a la carrera al valle, vestirse de forma adecuada, recorrer incontables corredores y tomar varios atajos para llegar a tiempo de recibir al visitante.

Pilar Bellver sostiene que, más allá de las consecuencias emocionales, la relación tempestuosa de Virginia Woolf con Vita, “todo ese caldo de seducción primero y luego de amor, de deseo, de alegría y de frustración al mismo tiempo, dieron como resultado el entusiasmo y la intensidad con que Virginia escribió en esos años sus mejores novelas: La señora Dalloway, Orlando y Las olas. Las mejores con diferencia”.

Irene Chikiar, en su biografía de la autora inglesa, sentenció algo que no deja lugar a dudas: “Si bien Virginia sentía que en un plano pasional o sexual no podía competir con esas otras mujeres que atraían a Vita, era evidente que ninguna de ella podía escribir Orlando”. No sabemos si ser consciente de esto habría servido de consuelo a Virginia Woolf.

Denuncian la agresión a dos mujeres que estaban besándose en Iturribide

La agresión se produjo horas después de una protesta para denunciar un presunto caso de «discriminación» ocurrido el jueves pasado en un bar de Bilbao cuando dos chicas fueron expulsadas por una «actitud indecorosa»

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Concentración frente al Bar Baserri el pasado sábado. / Telepress

 

El Consejo de la Juventud de Euskadi -EGK, según sus siglas en euskera- ha denunciado que dos mujeres jóvenes fueron agredidas por un hombre el pasado sábado en Bilbao por estar besándose en la calle.

En un comunicado, la organización citada ha explicado que la agresión se produjo horas después de una protesta desarrollada para denunciar un presunto caso de «discriminación» ocurrido el jueves pasado en un bar de Bilbao, del que dos mujeres fueron «invitadas» a salir «por estar besándose».

La agresión del sábado, según ha indicado, se produjo en la calle Iturribide de Bilbao y ha sido denunciada por la vía jurídica.

Las personas que acompañaban a las víctimas siguieron al presunto agresor y una de ellas «acabó con una herida en el labio hecha por una botella de cristal», según la misma fuente.

El Consejo de la Juventud de Euskadi ha considerado «completamente inaceptable» la violencia contra el colectivo LGTB y ha lamentado que se dé entre los jóvenes. La organización ha demandado a éstos que si son testigos de ataques no callen, actúen y ofrezcan ayuda a la víctima.

También ha reclamado a la Administración la adopción de medidas para combatir este tipo de violencia y la constitución de un observatorio para conocer todos los tipos de discriminación que padece el colectivo y poder trabajar en favor de sus derechos.

Bigarren eraso lesbofobo aste berean Bilbon

Baserri tabernan gertatukoaren aurkako elkarretaratezea eta ordu gutxi geroago, Bilboko Iturribide kalean gizon batek erosotu du neska bat, haren neska-lagunarekin musukatzen ari zelako

 

BERRIA MEDIOETAN:

Homofobia en un bar de Bilbao que invita a abandonar el local a una pareja de lesbianas

Patricia: “He luchado mucho en mi vida para ser aceptada, por lo que no me puedo permitir esta falta de respeto hacia mi dignidad, por mi inclinación sexual”

Un presunto capítulo de homofobia fue lo que tuvieron que vivir Patricia y Carolina el jueves en el Bar Baserri, en Gordoniz, donde Patricia acude habitualmente.

Según relata Patricia en su propio muro de Facebook, plataforma que utilizó para denunciar lo ocurrido, mientras ambas se disponían a servirse unos “pintxos”, la camarera del bar les invito a que abandonaran el establecimiento por su condición sexual.

Según relata la joven, la trabajadora le explico que había recibido instrucciones de la dueña del bar que las había observado a través de las cámaras que disponía el local. En un primer momento, la advertencia era para que disimularan los gestos de cariño que al parecer se estaban dando, sin embargo, cuando Patricia quiso reclamar la situación, fueron definitivamente invitadas a marcharse.

Las dos chicas abandonaron el local y mientras Carolina fue a cenar a otro establecimiento, Patricia acudió a la Policía Local para presentar una denuncia.

Una denuncia que la dueña del local Wallaa Moawed no entiende. Según la responsable del establecimiento, “una cosa son las caricias y otra cosa es que estén una entre las piernas de la otra, metiéndose mano una a la otra, y besándose de una manera fuera de sí, se explicaba.

La actitud poco adecuada, según la dueña, que las dos jóvenes tenían en aquel momento fue lo que le llevo a Moawed a pedirles “por favor” que se comportaran de otra manera. Tras la hoja de reclamaciones que Patricia pidió en el establecimiento Moawed las invito a abandonar el local, porque según explica, ella también tiene el derecho de admisión como propietaria.

La dueña asegura que no tiene ningún problema con las relaciones homosexuales, que todo se trata de una cuestión de respeto.

Las redes sociales se han hecho eco de lo ocurrido, y prueba de ello es que la publicación en el muro de la joven palentina ha sido compartida más de once mil veces. En respuesta al incidente entendido como homófobo, cientos de personas han convocado para las 19:00 de esta tarde una “besada” en la plaza Bombero Etxaniz en forma de protesta por lo ocurrido. Moawed ha confirmado a este medio, que su bar también se suma a la iniciativa, y que invitará a una copa a todas aquellas parejas que se besen dentro del establecimiento.

La propietaria del bar ha dejado claro que el video será una prueba que aporte ante el juez, y que si no lo hace público es porque vulneraria el derecho a la intimidad de las dos jóvenes.

«Yo no tengo nada en contra del colectivo gay»

La propietaria del Bar Baserri asegura que expulsó a Carolina y Patricia de su local «porque estaban una encima de la otra, metiéndose mano y morreándose»

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Patricia y Carolina.

Bajo unas pintadas que rezaban ‘Stop homofobia’ junto a un corazón con los colores de la bandera gay, Walaa Moawad ha vuelto a su bar, el Baserri de la calle Gordoniz, después de unas vacaciones que se han tornado muy intensas en estos últimos días. Su decisión de expulsar a una pareja de chicas de su local el pasado jueves por la noche ha traído cola en las redes sociales y en las asociaciones LGTB de Bilbao, que se han echado las manos a la cabeza ante la denuncia de las afectadas, Patricia y Carolina. Aunque Moawad, que lleva cinco años frente al bar, después de haber trabajado en otros locales de la ciudad, tiene las cosas muy claras. «Me da igual el sexo de las personas que vengan aquí, yo no tengo nada en contra de nadie y tengo muchos amigos gays», ha explicado esta mañana.

Con los comentarios de sus empleadas y clientes de fondo, Moawad se mostraba esta mañana claramente enfadada por los acontecimientos. «Las invité a irse porque estaban fuera de sí. Una encima de la otra, metiéndose mano y morreándose. Llamé a mi empleada y le dije que las instase a comportarse, e irónicamente añadí que les podía dar las llaves de la bodega, que ya sabía que son sus amigas», ha concretado. Porque la propietaria se agarra al hecho de que su último fichaje también pertenece a este colectivo. «Mi camarera también es lesbiana. ¿Qué sentido tiene que yo hago esto por la condición sexual de nadie? Tengo las grabaciones de lo que pasó y las mostraré con una orden judicial delante de un juez».

Consumiciones gratis

Por su parte, Patricia y Carolina, claramente desbordadas por la repercusión de su denuncia, han querido dejar claro que «aunque estuviésemos como ella dice su reacción nos seguiría pareciendo absurda. Nos ha denunciado por amenazas, insultos y coacción y no sabemos de dónde lo saca». De momento, esta misma tarde, decenas de personas se reunirán en la plaza Bombero Etxaniz a partir de las 19.00 horas en una besada en protesta por el suceso. «Todo el que entre en el bar y se bese recibirá una consumición gratis, para que vean que no tengo nada en contra de las muestra de cariño», ha dicho la propietaria.

Colectivos LGTB se concentran frente al Bar Baserri tras la expulsión de una pareja el jueves

Pitadas y gritos de ‘Por tu fobia a las lesbianas, te vas a hacer famosa’ han provocado que la Ertzaintza haya tenido que dispersar la manifestación e identificar a varias personas

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Decenas de personas pertenecientes al colectivo LGTB de Bilbao se han concentrado esta tarde frente a la puerta del Bar Baserri. Tras el incidente en el quela propietaria decidió expulsar a una pareja de chicas por «su actitud indecorosa», se había convocado una ‘besada’ en la plaza Bombero Etxaniz, que al final se ha convertido en toda una manifestación a las puertas del local. Gritos de ‘Por tu fobia a las lesbianas, te vas a hacer famosa’, o eslóganes como ‘No somos amigas, nos comemos el coño’ se mantuvieron latentes durante media hora, cuando la dueña del local llamó a la Ertzaintza, que se dispuso a la identificación de varias personas «por ser una concentración ilegal».

Bilboko Gordoniz kaleko Baserri tabernak bi neskak bota ditzute, elkarrekin lantzantzeagatik.

Bilboko sexu askapenerako elkarteek musukada batera deitu dute, gaur larunbata 24an, arratsaldeko 19etan, Etxaniz suhiltzailaren plazan.

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Carolina eta Patricia

Bi neskak, afaltzeko asmoarekin tabernan zeudela,, lokaleko jabeak lehenago publikoki ondo portatzeko eta gero tabernatik joateko eskatu zien,

BERRIA MEDIOETAN;

 

 

 

 

«Nos echaron por darnos un abrazo, estoy indignada»

Patricia y su pareja Carolina fueron expulsadas de un bar de Gordoniz del que son habituales por sus muestras de cariño

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Carolina y Patricia, delante del Teatro Arriaga. / E. C.

Patricia y Carolina viven ese momento de las relaciones en que todo es perfecto. Comenzaron su historia en mayo y todo parece ir viento en popa. Patricia, palentina, lleva dos años en Bilbao, y Carolina es «de Barakaldo de toda la vida». La primera nunca ha tenido problema con su condición sexual: le gustan las chicas, y aunque reconoce que le cuesta mencionar la palabra «lesbiana», desde los 18 años vive a su manera apoyada por su familia. Pero a veces, sin esperarlo, algunas situaciones te sacuden como una bofetada. Las dos fueron el jueves al Bar Baserri, en Gordoniz, donde Patricia acude habitualmente. Tras tomar unas bebidas, decidieron cenar de pintxos, ya que Carolina debía tomar una medicación porque padece una enfermedad autoinmune, pero la sorpresa que recibieron les dejó de piedra.

«Cuando fuimos a la barra la camarera cogió el teléfono y, acto seguido, nos dijo que su jefa, que nos estaba observando por las cámaras, le acababa de pedir que nos cortáramos», explicó la joven. «Me quedé alucinada. Le pregunté a la camarera, con la que tengo amistad, si me estaba gastando una broma y me dijo que no, así que pedí la hoja de reclamaciones. No estábamos haciendo nada, como mucho nos dimos algún abrazo», añadió. Pero la historia no terminó ahí. La empleada, al ver que Patricia quería reclamar, volvió a llamar a la propietaria. «Le dijo que acabáramos de beber lo que estábamos tomando y nos fuéramos», dijo la afectada, que quiere recalcar que la camarera nada tiene que ver con el asunto. «Carolina fue a cenar a otro lugar ya que de seguido entraba a trabajar, y yo de mientras puse la queja y acudí a la Policía Local a presentar una denuncia», señaló.

‘Besada’ de protesta

Patricia, «indignada» por lo ocurrido, se armó de valor ayer y publicó lo ocurrido en las redes sociales. Más de 6.000 personas compartieron la denuncia de las dos jóvenes. «Este tipo de actos no se pueden tolerar, me siento muy dolida y frustrada. Llevo toda la vida luchando contra los estereotipos, como para tener que aguantar esto en pleno siglo XXI». La mujer vive su sexualidad «como me da la gana. Mi familia me apoya y desde los 18 años estoy fuera del armario. No estábamos haciendo nada indecoroso, ni molestando a nadie… no entiendo cómo puede suceder esto». En la confianza de que su denuncia no caiga en saco roto, se siente del todo apoyada por sus amigos y las personas que han alzado la voz a través de Facebook, aunque reconoce que «me hace falta el abrazo de alguien. Sé que tengo a mucha gente, pero lo he pasado muy mal desde que ocurrió esto. No voy a permitir que nadie rompa mi tranquilidad. Yo tengo que soportar muchas cosas que no me gustan y no digo nada».

Este periódico contactó ayer con el establecimiento, pero no obtuvo explicación sobre lo ocurrido. En cambio, otros bares de Bilbao que también se llaman Baserri quisieron lanzar un mensaje en apoyo a la pareja. Cientos de personas que han conocido la historia por las redes sociales se han movilizado para realizar una ‘besada’ hoy mismo a las 19.00 horas en la plaza Bombero Etxaniz en protesta por lo ocurrido. «Sabía que todo esto iba a tener repercusión, pero no tanto. Solo quiero respeto y una disculpa», zanja Patricia.