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Actor de Getxo con pasaporte a Chile

JAVIER LIÑERA REPRESENTARÁ SU OBRA ‘BARRO ROJO’ ESTE MES EN DOS FESTIVALES DEL PAÍS SURAMERICANO

El actor getxotarra Javier Liñera posa sonriente

El actor getxotarra Javier Liñera posa sonriente. Fotos: Laurent Leger Adame

LA historia de un tío que fue encerrado en un campo de concentración y luego en la cárcel por ser gay. La historia de dos realidades del pasado: la Europa de Hitler y la España de Franco”. En la piel de ese hombre que malvive en tiempos sin libertades se mete el actor getxotarra Javier Liñera. Ese papel lo ha bordado ya en diferentes escenarios de Bizkaia y Gipuzkoa. Ahora, ese personaje va más allá, mucho más lejos: hasta Chile. La obra de teatro Barro Rojo participará en el Festival Zircosur de Antofagasta (13 y 14 de enero) y en el Festival Santiago Off (22 y 23 de enero).

La ilusión, la alegría y también los nervios viajarán hasta Suramérica con este intérprete, que es, a su vez, el autor del guion. “En cada festival, haremos dos representaciones. Estamos muy contentos”, paladea el actor. No se trata de un concurso, la historia no va de competición, se trata de mostrar el talento, de exhibir la originalidad de esta obra y de abrir nuevas posibilidades de expansión, de crecimiento, de alcanzar más públicos a los que seducir. Ahora, toca conquistar la casa de una de las dos directoras de la representación, Daniela Molina, y “hay posibilidades de que salgan más funciones por ahí”, desvela Liñera, sobre los tacones en Barro Rojo, un título que alude a lo que ocurría en los campos de concentración, donde caía la sangre en la tierra. “Vengo de Chile, un país que también sufrió una dictadura y que, hasta hoy, sigue en deuda con su memoria histórica. Así como Chile, España o Alemania, todos los países tienen historias que nos recuerdan, no solo que no debemos repetir las atrocidades del pasado, sino que hubo valientes, locos, luchadores que dieron la vida para que hoy podamos caminar un poco más libres por las calles”, considera la codirectora de la obra.

Ese mismo sentimiento de deuda pendiente con los que antes plantaron cara a la injusticia se encuentra en las entrañas de las letras de Barro Rojo: “Es una historia que surge por una necesidad. Es algo que debo a la gente que ha luchado y que ha muerto y que, por eso, yo ahora puedo estar aquí tranquilamente”, se sincera el actor getxotarra, que en la función se enfrenta en soledad al juicio de los espectadores y lo hace con la palabra, en distintas expresiones, y también con la música y la danza. Todos estos ingredientes surgen en una función que aborda un tema que, en principio, parece que no puede ir en sintonía con la canción y el baile. Precisamente ahí radica el punto diferencial de esta representación. “La gente que no me conoce y que me da su opinión cuando ha visto la obra me dice que se ha quedado impactada y que no pensaba que se podía desarrollar este tema de esta manera. Muchos me han comentado que pensaban que se iban a encontrar más de lo mismo, por lo que salen muy contentos”, traslada el artista.

GETXO, SOPELA, BILBAO… Y es que Barro Rojo ya ha dejado marca el pasado año en Sopela, en el teatro principal de Donostia y en BAD de Bilbao, donde debido al éxito de convocatoria, Liñera repitió función. Por delante, no solo asoma Chile, donde la obra “experimentará unos pequeños cambios para que sea más accesible para el público de allí”, sino Zigoitia (Araba), Santander, Gernika, Amurrio y hasta Valencia. Así que la obra de Liñera va creciendo, adquiriendo más peso y ganando seguidores. El personaje al que da vida este getxotarra también va ganando tablas, porque se trata de un papel complejo que va mejorando a medida que va subiéndose más y más al escenario. “Es un trabajo difícil y, claro, no es lo mismo la primera vez que lo haces que la sexta”, admite Liñera, a punto de poner rumbo a Chile.

Javier Liñera, sobre las tablas de la libertad

Javier Liñera.

Javier Liñera.

GETXO – “Barro Rojo alude a lo que pasaba en los campos de concentración, donde caía la sangre en la tierra”. En Alemania, los prisioneros eran identificados con un sistema de marcaje y los gais tenían un triángulo rosa invertido. En España, el término homosexual estuvo ligado durante muchos años a dos tipos de crónicas: la negra y la rosa. Este mapa de colores refleja una realidad lúgubre, muy oscura: la de la repugnante persecución que sufrieron los homosexuales en la Alemania de Hitler y en la España de Franco. Sobre esos sucesos infames versa Barro Rojo la obra teatral de Javier Liñera.

El público de Las Arenas aplaudió ayer esta función que se desarrolló en el marco de las Jornadas de Teatro de Getxo. Hoy, mañana y el próximo fin de semana continuarán con el telón levantado. “Es una historia que surge por una necesidad. Es algo que debo a la gente que ha luchado y que ha muerto y que, por eso, yo ahora puedo estar aquí tranquilamente”, se sincera este actor getxotarra, de alma y corazón teatrero. La siguiente parada de Barro Rojo será el próximo a las 19.30 horas en La Fundición, dentro del Festival BAD de Bilbao. Y en 2016, esta obra viajará hasta París, donde Liñera estudió y, con casi toda probabilidad, hasta Chile también, de donde es Daniela Molina, una de las mujeres que junto a Linda Wise dirige esta pieza escrita por el propio intérprete vizcaino. En Barro Rojo, Liñera se enfrenta en soledad -e incluso con tacones- a los espectadores desde el escenario y da un salto en su carrera, después de diez años actuando para un gran abanico de compañías. “Me apetecía hacer algo solo, ya volveré a trabajar en grupo”, reconoce.

Su dilatada trayectoria, que le ha permitido hasta realizar una secuencia de la película Mortadelo y Filemón 2. Además de participar en el videoclip de la canción Que amanece de nuevo, de Doctor Deseo, que le ha transportado también por los teatros de países como Argentina, Colombia o Brasil. Siempre, unido al teatro. “Es un mundo complicado y aquí en Euskadi no estamos del todo mal. Es cierto que requiere mucho esfuerzo y hay que moverse mucho. Pero, por ejemplo, estuve hace poco en Madrid y me propusieron un papel para una producción. Al hablar de cifras económicas, me respondieron:Bueno, ya se verá. Es que en Madrid no hay dinero. Me comentaron:Puedes trabajar de camarero. Y yo les contesté que no, que yo nunca había sido camarero. Se quedaron asombrados: ¿Cómo? ¿Un actor que no ha trabajado de camarero? Yo he podido dedicarme siempre a las artes escénicas en diferentes ramas”, cuenta Liñera.

TAMBIÉN PROFESOR De hecho, este getxotarra también ha seguido el camino de la formación. “Dirijo a los grupos de teatro de las asociaciones de mujeres de Barrika y Sopela, y a dos grupos de teatro en Abadiño y Amurrio. También he trabajado con niños y adolescentes y con estos últimos he disfrutado mucho, he aprendido mucho con ellos”, destaca Liñera. Con las mujeres de Barrika, Emakumeen Hitza Elkartea, puso en marcha una interesante iniciativa, en la que aún están sumergidos. “Empezamos a trabajar con los oficios de las mujeres de la comarca y nos pusimos a investigar sobre el tema: leer libros para ver los oficios que allí había en el pasado y sobre todo, las historias de la vida de cada mujer. Por eso, también hicimos entrevistas. Aún nos falta una fase para terminar el proyecto”, explica este intérprete que siempre se acuerda de Myriam Rodet, profesora de las clases de teatro municipales. “Ella prendió la mecha en el colegio Andra Mari. Mi pretensión nunca fue ser actor hasta que llegó el momento de decidir de verdad…”. Y Liñera escogió la opción acertada.