Adelphopoiesis, la unión entre dos personas del mismo sexo durante la Edad Media
El acto en sí era un ‘hermanamiento’ entre esas dos personas (significado real de la palabra Adelphopoiesis: hacer hermanos) que compartían varias cosas en común (entre ellas su religiosidad y culto al cristianismo), pero que no estaba pensada como una unión matrimonial entre ambos, aunque con los años se ha podido ir investigando sobre el asunto llegando a la conclusión de que la mayoría de esas uniones en realidad escondían tras de sí una ‘boda de semejanzas’ entre homosexuales.
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El filósofo ruso Pável Florenski fue quien, en 1914, citó por primera vez este rito, dando a conocer una costumbre que había pasado desapercibida a lo largo de los siglos y de la que apenas se tenía constancia.
Es curioso comprobar cómo, quince siglos atrás, la iglesia cristiana tenía posturas mucho más tolerantes hacia la homosexualidad y la unión de dos personas del mismo sexo y en la actualidad persigue y señala como una desviación o enfermedad, sin querer admitir las uniones como matrimonio.
El rito litúrgico de la Adelphopoiesis descrito por Pável Florenski nos muestra como dos personas podían unirse en un templo sagrado colocándose delante de un atril y entre una cruz, procediéndose a realizar ciertos cánticos y oraciones, siendo atados entre sí por un cinturón.
Varios son los casos documentados de parejas de contrayentes de bodas de semejanza que compartieron sus vidas, y muchos de ellos fueron enterrados juntos y en cuyas lápidas habían inscripciones de amor eterno.
El historiador norteamericano John Boswell(1947-1994) fue posiblemente el que más datos sobre el tema pudo desvelar a través de dos de sus libros: ‘Cristiandad, tolerancia y homosexualidad’ (1980) y ‘Las bodas de semejanza’ (1994), y en el que con exhaustivos trabajos de investigación aportaba gran cantidad de información sobre la Adelphopoiesis y sus protagonistas.
Destacados son los personajes de los ‘mártires’ Sergio y Baco, dos importantes militares del emperador Maximiano que, en el siglo IV, se acogieron a la fe cristiana, siendo martirizados hasta la muerte por ello. En el trabajo de investigación de Boswell, este indicaba que ambos mantenían una relación homosexual.
A través de numerosos manuscritos se evidencia como San Sergio y San Baco son adorados y señalados como los santos protectores de la homosexualidad, siendo citados e invocados en un buen número de uniones o matrimonios gais.
También cabe destacar el caso documentado que existe sobre la unión entre Pedro Díaz y Muño Vandilazen, en una pequeña ermita de Santa María de Ordes (Orense) a mediados del siglo XI.
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