Taconea con orgullo
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El barrio madrileño de Chueca celebra la tradicional carrera sobre plataformas de vértigo en un ambiente festivo y de celebración
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Los participantes han atravesado emocionados la calle Pelayo, como un tropel de guerreros glamurosos fieles al monarca asturiano
Inventados, según dicen, por una mujer a la que le dieron un beso en la frente, es curioso averiguar que los tacones, una prenda considerada femenina por excelencia, fueron originariamente utilizados por actores griegos para remarcar su importancia en el escenario, por jinetes pérsicos para tener mayor movilidad al cabalgar y por monarcas medievales para diferenciar su estrato social. De esta forma, la historia recuerda que, aunque en la actualidad son expertas en caminar ‘sobre las alturas’, las mujeres no fueron las primeras en ocupar el podio luciendo sus tacones de aguja.
A pesar de todo, ya los lleven las mujeres, los hombres, los pobres, los ricos, los altos o los bajitos, lo cierto es que los tacones son y han sido siempre, un accesorio de vestuario estrella a nivel internacional. Esta prenda de morfología peculiar, muchas veces criticada de incómoda e inestable, ha sido este jueves el alma de la fiesta de la popular ‘Carrera de los Tacones’, enmarcada en las fiestas del Orgullo Gay.
Las razones para acudir a la tradicional carrera eran numerosas y variadas, pero todas validas. A pesar del calor sofocante que ha acompañado esta tarde de verano en Madrid, plataformas, Stilettos y cuñas han ‘salido del armario’ combinadas con las telas más diversas. Licra, terciopelo, cuero, charol y algodón; sin olvidar los famosos estampados de leopardo y tigresa, como el que ha lucido la amenizadora del festejo, Chumina Power, que ha animado a la multidud mientras los corredores se preparaban.
Y es que entre la cantidad de banderas, abanicos, cintas y gorras decoradas con la bandera arcoíris, muchos espectadores se asombraban del equilibrio de los participanes al correr en un suelo adoquinado que siempre provoca algún que otro susto. En este caso, han sido 22 los valientes que han tenido ‘un par de tacones’ para poner en riesgo sus tobillos y lanzarse calle abajo con todo su ‘Orgullo’. Los más espabilados han optado por atarse los tacones a los tobillos para no perderlos por el camino. Finalmente, todos ellos han atravesado emocionados la calle Pelayo, como un tropel de guerreros glamurosos fieles al monarca asturiano.
Cuatro carreras eliminatorias después, el ganador de este año se ha alzado con un premio de 600 euros en un ambiente festivo y de celebración; y aunque también haya habido algún que otro tropiezo y pisotón, tanto espectadores como participantes han festejado la victoria de haber participado en una carrera que, lejos de ser común, es verdaderamente curiosa y divertida.