DEIA: EXPLORAR LA SEXUALIDAD EN PAREJA O EN SOLITARIO- La pasión se esconde en una maleta

Las reuniones de “tapersex” se han convertido en ricos coloquios donde se habla de juguetes eróticos que declaran la guerra a la rutina sexual

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MADRID. Las reuniones de “tapersex” se han convertido en ricos coloquios donde se habla de juguetes eróticos que declaran la guerra a la rutina sexual, experiencias amorosas y pasiones mitificadas. El nuevo libro de Pilar Ordoñez, “Miss Tupper Sex”, recoge testimonios reales de mujeres dispuestas a liberarse.

El deseo efímero, el morbo de oníricas fantasías o los príncipes azules que salen rana se traducen en una charla distendida que también sirve para conocer complementos “imprescindibles” para revitalizar la vida en pareja o para explorar en solitario la propia sexualidad, como velas, aceites y, por supuesto, vibradores.

La “sexualidad iguala a todas las mujeres”, explica Ordoñez a Efe Estilo. Los testimonios sobre experiencias (e inexperiencia) que ha reunido la autora en “Miss Tupper Sex” (Aguilar) prueban que amas de casa, médicas, cantantes, profesoras y atletas, “casadas, solteras o ‘arrejuntadas'” de todas las edades, padecen semejantes preocupaciones y fantasean con parecidos estereotipos de hombre.

De la misma opinión se muestra la responsable de formación de la tienda de lencería y corsetería erótica de lujo Lily Blossom, Almudena Martínez; la globalización no sólo ha asemejado gustos culturales y sociales entre los habitantes del planeta, cada vez más conectado, sino también “prácticas sexuales”, afirma.

Lily Blossom recibe diariamente a un público muy variado que viene, sin embargo, reclamando las mismas cosas. Los lubricantes y “dildos” continúan en el “top” de objetos más vendidos, aunque la gama se amplía a otros artilugios más discretos como una memoria “usb”, una funda de puros o un pintalabios que, en realidad, vibran.

Las cremas afrodisíacas de pomelo y frambuesa y los artículos de “bondage” o dominación completan una gama exquisita de productos de lujo y de diseño que se presentan en colores muy llamativos como el pistacho, el rosa fucsia o el naranja. Un juguete erótico combina funcionalidad, tecnología y un aspecto visual “muy atractivo”.

La corsetería de pedrería exclusiva de la diseñadora Maya Hansen es uno de los reclamos de la tienda, así como los talleres en los que Almudena Martínez lidia con algunas personas que esgrimen concepciones erróneas sobre el sexo o comparten vivencias poco gratificantes o insustanciales. “Muchas mujeres no han tenido un orgasmo en su vida, y eso es muy triste”, lamenta esta sexóloga.

Un acercamiento “más normalizado” a la sexualidad, opinan Martínez y Ordoñez, desemboca en relaciones más placenteras para las dos partes. El humor también es una pieza imprescindible del puzzle y la vía que escoge Pilar Ordoñez para hablar de sexo y sexos.

El condicionante cultural ha “sometido” a las mujeres a un estado de retraimiento respecto a su cuerpo que ha provocado sentimientos “de culpa y miedo” entre ellas, comenta Ordoñez.

Sin embargo, sus conversaciones con mujeres en sesiones de “tupper sex”, donde hijas y madres, amigas y compañeras de trabajo hablan sin tapujos sobre su mundo sexual, le hacen pensar que las féminas se están liberando del “dominio” que han sufrido.

Los hombres son más desconfiados al principio, pero acaban sucumbiendo, con igual entusiasmo, a ese juego de preámbulos prolongados que proporcionan los ungüentos, los “gloss” mentolados, los inciensos exóticos y los pétalos de rosa que contiene la maleta “mágica” e ilustradora de Pilar Ordoñez, quien celebrará una de estas reuniones el próximo 9 de diciembre en Madrid.

EL MUNDO: El VIH, un puzle de mil lazos

SIDA Día Mundial

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Preservativos y lazos rojos que se repartieron en el Día Mundial contra el sida. EFE

A medida que han ido pasando los años desde el inicio de la pandemia de sida, el dibujo de la situación se ha ido estructurando como un rompecabezas donde piezas muy diferentes entre sí van engarzando una con otra hasta dibujar un panorama todavía preocupante. Sin embargo, las cifras globales muestran una tendencia a la baja en el número de infecciones, números que fijan la esperanza de lograr uno de los Objetivos del Milenio para 2015: que 15 millones de personas reciban tratamiento para su infección por VIH.

El puzle mundial muestra que el número de infectados por VIH en el mundo ha caído un 33% desde 2001 a 2012, un descenso del 52% si hablamos de la infección en niños, según datos del informe del Programa para las Naciones Unidas para el VIH/Sida (ONUSIDA).

Estas buenas noticias se acompañan de otras no tan brillantes, como que a sólo tres años de la fecha marcada para conseguir que 15 millones de personas reciban tratamiento, de momento, esa cifra se ha quedado en 9,7 millones en 2012. Uno de los principales motivos de esa distancia entre la realidad y el deseo es el dinero que se destina para luchar contra la epidemia: unos 13.940 millones euros.Cantidad muy inferior a la cifra que las autoridades sanitarias señalan como imprescindible para alcanzar la meta de tratamientos y que se sitúa en los 18.000 millones de euros.

El énfasis en los tratamientos no es un tema baladí. Las muertes por sida también cayeron un 30% desde el máximo de 2,3 millones alcanzado en 2005 hasta los 1,6 millones en 2012, gracias al mayor acceso a medicamentos antirretrovirales. Los avances en la mejora y ampliación del número de terapias han logrado, para muchos afectados, que esta infección mortal en el 100% de los casos en sus inicios se haya convertido para muchos en una enfermedad crónica.

Cronificación

Ese cambio en la letalidad de esta infección, ha logrado que en muchos países ricos la enfermedad se haya normalizado y que muchos portadores de VIH puedan llevar una vida rozando la normalidad. Sin embargo, esa normalización ha traído consigo una relajación de las conductas sexuales en algunos países. Según señala los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, el número de hombres que ha tenido sexo anal sin protección ha aumento casi un 20% de 2005 a 2011. Además, la relaciones sin protección fueron más del doble de frecuente entre los varones que no saben si están infectados por el VIH.

En nuestro país la situación no dista mucho de la estadounidense. La vía de transmisión más frecuente es la sexual en un 82% de los casos, de ellos el 51% son hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres y un 31% personas con relaciones heterosexuales. Se estima que en la actualidad viven en España entre 130.000 y 160.000 personas con VIH, de las que entre el 25% y el 30% desconocen su situación. Por este motivo, todavía un 47% de los nuevos diagnósticos se realizan de forma tardía. Algo crucial para evitar nuevos contagios y para prevenir, con una terapia adecuada, el deterioro de la salud de los afectados.

Cifras que no son comparables a las que se dan en el África subsahariana, la región con más afectados, donde hay 25 millones de personas con VIH y cerca de 1,2 millones de muertes por el sida. Por detrás, se encuentra el Sudeste asiático, con un total de 3,9 millones de infectados, Latinoamérica, con 1,5 millones, y Europa y Norteamérica, con 1,3 millones de ciudadanos portadores del virus del sida.

En cuanto a los progresos para conseguir una vacuna, tal y como afirmaba a este periódico hace unas semana Anthony Fauci, director del Instituto de Enfermedades Infecciosas de EEUU, ” la crisis ha ralentizado el progreso en la vacuna frente al VIH. Y el hecho es que hace falta más dinero“.

EL MUNDO: ¡Hagan caso a los adolescentes con VIH!

INFECCIOSAS Nuevas guías de la OMS

  • Dos millones de jóvenes de entre 10 y 19 años conviven con la infección

  • Muchos no reciben ni el diagnóstico, ni los tratamientos ni el apoyo necesarios

La Organización Mundial de la Salud ha dado la voz de alerta ante un grupo de población especialmente vulnerable al VIH: los adolescentes, como el organismo define a los seropositivos de entre 10 y 19 años. En un comunicado de prensa, ha advertido de que más de dos millones de adolescentes conviven actualmente con la infección y muchos de ellos no reciben el tratamiento y el apoyo que necesitan para mantenerse con buena salud y, sobre todo, prevenir la transmisión (el riesgo se reduce casi a cero cuando la persona infectada tiene la carga viral indetectable por tomar tratamiento). Además, alerta la nota, millones de individuos de este grupo tiene un alto riesgo de infección.

Para la OMS las cosas no se están haciendo bien. “El fracaso a la hora de proveer de servicios efectivos y aceptables en el campo del VIH a los adolescentes ha resultado en un incremento del 50% en las muertes asociadas a sida en este grupo, en comparación con la reducción del 30% observada en la población general entre 2005 y 2012″.

Por esta razón, la OMS ha publicado unas recomendaciones tituladas VIH y adolescentes: guía para la prueba del VIH y el consejo y el cuidado para adolescentes con la infección.

Situación en España

En España, aunque la situación dista de ser igual, los adolescentes también son un grupo especialmente vulnerable a la infección por VIH, como confirma la investigadora en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón María Ángeles Muñoz, experta en el manejo del VIH en niños. Muñoz señala que hay que distinguir entre dos grupos de adolescentes: los niños que adquirieron el VIH por transmisión vertical (a través de sus madres) y ahora han llegado a la adolescencia (algunos son incluso adultos) y los que adquieren el virus en la misma adolescencia por sus conductas de riesgo.

Para Muñoz, la ciencia es clara al afirmar que en este grupo poblacional “hay más conductas de este tipo” y que, por lo tanto, los adolescentes se infectan más que los adultos. Esta especialista cree que la educación sexual y la prevención en los niños es básica para evitar esta tendencia y aboga además por mejorar el acceso a las pruebas del VIH en este grupo de edad, ya que en algunos casos y edades los jóvenes tienen que pedir el permiso de los padres para realizársela.

A los otros adolescentes, los que han convivido toda su vida con el virus, también les afectan problemas cuando alcanzan la ‘edad del pavo’. Según Muñoz, uno de los principales es mantener la adherencia al tratamiento ya que, a esa edad, “se sienten ya hartos” y la tentación de dejar las pastillas es grande. Por esta razón, la investigadora participa en un estudio dentro de la red europea PENTA (siglas en inglés de Red Europea Pediátrica para el Tratamiento del Sida).

El trabajo, bautizado como Breather y que aún no ha comenzado, evaluará una estrategia para que los chavales puedan descansar dos días -“los que salen”, dice Muñoz-, del tratamiento y solo tengan que tomarlo cinco a la semana.

También les cuesta a estos adolescentes, como a todos, la prevención sexual. “Hablamos con los padres para abordar cómo decirles que usen preservativo y que, en algún momento más pronto que tarde, tendrán que decir a sus parejas que son seropositivos. Antes nos ayudaban psicólogos pero, con la crisis su financiación cada vez es más complicada”, explica la especialista.

Al final, señala Muñoz, los chavales se conciencian de la importancia del uso de preservativos y de no transmitir el VIH. De hecho, los momentos más gratificantes para esta médico y bióloga son los que le ofrecen aquellos niños que ya han crecido y han salido adelante, llegando incluso a tener hijos nacidos libres de VIH.

EL CORREO: Campañas y terapias se revelan insuficientes para frenar el avance del sida en Euskadi

El consejero de Salud llama al uso del condón «como la mejor vacuna» al registrarse desde hace varios años un nuevo caso cada dos días

CAMPAÑA EN NICARAGUA PARA PREVENIR EL CONTAGIO DEL SIDA

Niños se pintan un lazo rojo solidario en un acto reivindicativo, con motivo del Día Mundial del Sida. /EFE

La epidemia de sida avanza imparable, también en Euskadi, pese a la existencia de una medicación eficaz y campañas de prevención que, periódicamente, informan a la población de la necesidad de prevenirse frente a las enfermedades de transmisión sexual. Cada año, desde hace ya unos cuantos, el País Vasco registra entre 170 y 180 nuevos casos de infección por virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), lo que supone el ‘nacimiento’ de un nuevo paciente cada dos días.

En la práctica totalidad de las ocasiones, la causa de la transmisión se debe al mantenimiento de relaciones sexuales sin protección. La situación preocupa tanto a las instituciones sanitarias que el consejero de Salud, Jon Darpón, ha aprovechado la efeméride que se conmemora hoy, el Día Mundial del Sida, para hacer un llamamiento a favor del «uso del preservativo, como la mejor vacuna» frente al VIH, mientras no exista otra profilaxis.

Las declaraciones de Darpón se enmarcan en la campaña institucional ‘Di no al sida/Esan ezetz hiesari’, que pretende concienciar a la población vasca sobre la necesidad de evitar nuevas infecciones. La terapia antirretroviral ha permitido reducir en un 92% la mortalidad, pasando de los 428 fallecidos que se registraron en 1996 a los 35 de 2012. «La esperanza de vida de las personas seropositivas -añadió Darpón- es prácticamente igual que la del resto de la población; y éste es un logro terapéutico que hemos de mantener». El desafío, sin embargo, pasa por «detener la cadena de transmisión», subrayó.

Los 33 millones de muertos y 34 millones de infectados que viven en el mundo revelan no sólo el alcance de la epidemia sino también la dificultad que entraña el control de una enfermedad ligada a algo tan íntimo como es la sexualidad. Los grandes laboratorios del mundo ensayan en la actualidad más de un centenar de prototipos de vacuna, pero los científicos son conscientes de que, aunque la logren, detener la epidemia será harina de otro costal. El sexo a menudo escapa a la razón.

DEIA: Mi vida con vih: “No caí, me pudieron las ganas de vivir”

Ricardo Marín, afectado por VIH desde 1997, relata su convivencia con una enfermedad “que todavía hoy la sociedad ve de forma muy negativa”

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Ricardo Marín no se atreve a dar la cara por el “estigma social”, como él mismo reconoce. (Pablo Viñas)

SE sumergió a fondo en el mar de la droga, pero salió a flote. Naufragó entre la enfermedad y un bicho que le comía por dentro, pero se levantó. Se llama Ricardo Marín, tiene 53 años y es bilbaino, de Cantarranas. En el Día Mundial del Sida se hace visible para ayudar a evitar la enfermedad social, la que infecta a los ciudadanos de a pie, esos que tienen miedo a los sidosos, esa palabra horrible. “Porque el estigma social del VIH existe. Se ha avanzado mucho en eso de tener el bicho, como se dice en la calle, pero la sociedad todavía lo ve de forma muy negativa”. “Y ya es bastante jodido que tengas que luchar contra la enfermedad para que ese problema, a nivel social, te machaque la vida”, reconoce Marín, quien admite que “a veces te olvidas del VIH y parece que lo importante es que no se sepa. Así lo he vivido yo”, dice en un testimonio lleno de coraje.

Cuando se lo diagnosticaron, en 1997, eran otros tiempos. Y tuvo que enfrentarse a muchas cosas, incluidos sus propios fantasmas. “Al principio nos consideraban casi apestados, hasta se llamaba la peste rosa. Porque siempre se ha asociado a putas, maricones y drogadictos, aunque se haya comprobado que también ha habido infectados por otras vías”, relata este bilbaino que reconoce que toma su tratamiento a rajatabla, tres pastillas por la mañana y dos por la noche.

el primer mazazo

“Soy un muerto andante, pensé cuando me lo diagnosticaron”

“Cuando me diagnosticaron, la primera impresión fue ya estoy muerto. Iba para casa andando y pensé ¡mira el muerto andante! Y me vinieron a la memoria flashes de todos los de mi cuadrilla”, describe con gravedad. “Yo tenía seis colegas que se infectaron antes porque yo me marché con 20 años a la mili y me tiré once años navegando. Ellos empezaron a drogarse antes y, por desgracia, no hay ni uno vivo. Todos de aquí de Bilbao. También muchos conocidos se fueron quedando por el camino”, rememora con nostalgia.

El diagnóstico de VIH es demoledor. “Es una espada de Damocles que tienes colgando. Me lo dijo el médico de cabecera en la calle Bailén, después de hacerme una analítica porque me veía flojo, y van y me endiñan las dos marías, el VIH y la hepatitis C”. Sin embargo, también fue algo liberador. “Yo me drogaba y tenía poco aprecio por mi vida. Así que emprendí una huida hacia delante; si antes me drogaba, ahora más. Ya que no voy a vivir, -pensé- me muero a mi manera”.

Se adentró entonces en una espiral todavía más descontrolada. “Era un desparrame, me saltaba el tratamiento. Iba a buscar mi dosis de droga para poder funcionar. Todo lo demás, incluido el VIH, el sida… era secundario. Yo tenía esa adicción, me pinchaba heroína y cocaína y me jugaba la vida todos los días. No sabía si iba a salir de eso o no pero te pinchas porque eres un maldito enfermo”. Su estado se fue deteriorando tanto que Marín se vio obligado a ingresar en una residencia en 2009. “Estaba muy malito. La enfermedad había hecho presa en mí. No me alimentaba y lo único que hacía era drogarme como un bestia”. “Llegué a pesar cuarenta y tantos kilos. Me miraba en el espejo y me daba miedo porque veía un cadáver”, expone con crudeza.

A eso se unió la pérdida de una compañera, de su padres… y el bajón fue terrible. Un día apareció su hermano y le salvó de aquel infierno. “El me llevó al hospital, estaba fatal y cuando salí hice la promesa de hacer algo”. Incluido superar su problema de hepatitis C que es “el hermano pobre del VIH”, subraya.

Fue en la residencia donde empezó a mirar al VIH de tú a tú. “Comencé a verlo desde otro prisma, había grupos de apoyo que me enseñaron cómo abordarlo, y me fui asentando más como afectado, al preguntarme qué puedo hacer yo para mejorar mi calidad de vida”. Y mientras intentaba atacar el virus, también atacó sus adicciones y se desenganchó de la droga.

“No caí porque me pudieron las ganas de vivir”, dice con fiereza Ricardo al recordar aquel periodo. “Y he estado cuatro o cinco años recuperándome, haciéndolo todo a la vez”. Es entonces cuando Marín desgrana su lista de agradecimientos. “Tuve la suerte de conocer a los de la residencia, luego a Odiarraga y Claudia, de Itxarobide, a los de la plataforma antisida T4”. Son su otra chispa de la vida. De hecho hoy trabaja con ellos como voluntario, asiste a grupos de apoyo y es tratado por un psicólogo. “Todo eso me reafirma como persona y me ayuda a vivir con mi VIH. Yo he pasado mucho en esta enfermedad pero he logrado comprenderla, me he entendido a mi mismo y he mejorado personalmente”, sentencia.

la lipodistrofia

“La cara te delata y en la calle te señalan con el dedo”

Incapaz de escapar de la jaula del bicho, Ricardo debía luchar contra otro enemigo, la lipodistrofia, una dolencia que se caracteriza por una pérdida descontrolada del tejido adiposo. “Eso te delata y en la calle te señalan con el dedo. Ven a la gente con las mejillas chupadas y automáticamente estás marcado. Pero lo más importante es que te sientes señalado. En mis peores tiempos, cuando estaba con la cara completamente demacrada, ya me identificaban con un sidoso, esa palabra que suena tan mal. No es lo que la gente haga o diga, sino las miradas indiscretas cuando entras a un local, miradas como de hostia cuidado, miradas que te echan para atrás”, cuenta triste. “Después he empezado a coger kilos, se me ha rellenado bastante la cara, pero yo todavía me noto en el espejo ciertas zonas muy demacradas”.

La lipodistrofia tiene tratamiento con una cirugía plástica que practica la Seguridad Social. “Intenté recurrir a ella pero en el hospital me han dicho que está paralizada y que hay una lista de espera muy amplia. Yo ya llevo esperando tres años. Y tiene que quedar claro que esto no es la cirugía del famoso de turno. Esto es para que la gente no te mire por la calle y que tú te veas en el espejo como una persona, no como un enfermo”.

el rechazo social de primera mano

“No entraba a las tías para no tener que decir lo del VIH”

Ahora es un hombre nuevo. “No diría que me ha costado porque los resultados merecen la pena pero hay que currárselo. Aunque fumo, no bebo, ni hago excesos, me cuido, voy al gimnasio, al monte, paseo”. Todo eso con 53 tacos recién cumplido. Es fiel a sus citas médicas. “Me hago dos analíticas al año. Y por cierto quiero nombrar al doctor Juan Miguel Santamaria del hospital de Basurto, un médico maravilloso”.

Marín reconoce los avances gracias al activismo y las ganas de los afectados. “Antes había miedo y mucha desinformación y se vivía emocionalmente muy mal”. Vivió en sus carnes el rechazo. “Me ha pasado el no entrar a las tías para no tener que decirlo. Para mí era y es importante llevar esa enfermedad con dignidad, que pueda ir a ligar y decir tengo VIH, pero no se acepta. Y eso que no se contagia por el Espíritu Santo ni por el aire”, aclara escéptico.

Su presente es, sin embargo, radicalmente distinto. “Lo pasé muy mal, pero después de haberme involucrado y haber hecho los deberes, a nivel psicológico, mi estado emocional es más que aceptable”. Aunque la incomprensión sigue planeando. “A veces me pregunto por qué con el cáncer la gente reacciona con pena y no ocurre eso con el VIH. Está estigmatizado por ser una enfermedad de colectivos rechazados, prostitutas, homosexuales y drogadictos, pero la sociedad debe saber que es una enfermedad crónica controlable”, precisa.

Hoy reivindica la normalización de la enfermedad. “Una persona seropositiva llevando un tratamiento vigilado, y con una buena adherencia, tomando lo prescrito a sus horas, hace vida completamente normal. Aunque quedan cosas por hacer a nivel de inclusión social. El futuro pasa por el milagro de una vacuna que erradicara completamente esta enfermedad igual que ocurrió en su día con la peste o la viruela”. Es su esperanza.

DEIA: Menores transexuales : “No me digas mi rey, que soy tu princesa”

La hija de Montse nació con genitales masculinos, pero se siente niña desde que tiene uso de razón y vive como tal con el apoyo de su entorno

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Montse abre la puerta de su domicilio en un municipio guipuzcoano. (JOSE MARI MARTÍNEZ)

Bilbao

Que no me digas mi rey, que soy tu princesa”. Dicen que la naturaleza es sabia, pero un fallo lo tiene cualquiera. De hecho, la hija de Montse nació con genitales masculinos, aunque se siente una niña desde que tiene uso de razón. “Al principio pensaba que le gustaba imitar a su prima y no le prestaba mucha atención, la verdad”, confiesa su madre, que terminó por rendirse a la evidencia. “En vista de que era algo que sentía de dentro, la acepté tal como era. Yo quiero a mi hija y quiero que sea feliz”.

Montse abre la puerta de su domicilio, en un pequeño municipio guipuzcoano, y todo es alboroto. Como en cualquier casa con niños adonde llegan de visita dos extraños. El pequeño sigue con el subidón de su cuarto cumpleaños y no suelta el álbum de dibujos que le hicieron en la ikastola. La cría, de seis, corretea por el pasillo en pantaloncito corto y leotardos. El mayor, de doce, trata de calmar como puede a sus hermanos. Un déjamelo, no te lo dejo entre los más pequeños, otro las chamarras, que es la hora y suena el automático. Son las dos y cuarto. Una tía les llevará hoy al colegio.

Se ha hecho el silencio y Montse, generosa en sonrisas, se pone seria lo que tarda en contar cómo empezó todo y lo que sufrieron. Su hija se reivindicó como tal poco después de cumplir los tres años. “Empezó a decirnos que ella era una niña, no un niño. Se fue dando cuenta de las diferencias de aspecto físico y forma de vestir que había entre los chicos y las chicas y ella no se identificaba para nada con lo masculino. De hecho, esas navidades todos los regalos, el patinete, el maletín, fueron de Hello Kitty. Todo en color rosa y morado”, recuerda su madre.

Pese a que la cría pedía vestirse con ropa de niña, Montse no cedió. “Me negaba en rotundo porque pensaba que era un caprichito, un antojo. Solamente accedí al principio a que llevase diademas”. El primer día que fue a la ikastola con una, les dijo a sus compañeras: “¿Veis? Ya soy una niña. Llamadme Estela”. Fue el primer nombre que se puso. “Antes de decirle que tenía que elegir uno para siempre, se ponía uno cada mes. Su hermano solía entrar mucho en ese juego. Le resultaba gracioso escucharla hablar así”. Lo que ya no tenía ni pizca de gracia era oír los comentarios que otros niños hacían de ella. “Cuando salía a la calle, vestida de niño, con las diademas, le preguntaban: Y tu hermano, ¿por qué lleva diadema? ¿Qué es: un mariquita, un gay…? Le resultaba bastante violento. Había niños que eran muy crueles, mucho”.

Riñas por la ropa y el nombre

“Lo acepté, pero me costó un año de luchas y peleas con ella”

El sendero hacia los cuatro años estuvo lleno de espinas. “Empezó a ser mucho más insistente en que se quería vestir como una niña y en que la tratásemos siempre como tal. En casa la llamábamos por el nombre que quería un rato, pero yo no me hacía a tratarla en femenino. Que no soy guapo, que soy guapa. Cuando su hermano se enfadaba con ella y le decía: Jolín, eres tonto, ella le contestaba: Tonto no, tonta. Se pasaba todo el tiempo corrigiendo, todos los días y a todas horas”.

La batalla por la ropa empezó a convertirse en campal. “Una amiga mía le regaló un pijama con una falda. Era para estar en casa, pero algún día se lo dejaba poner para ir a la ikastola. Cuando llegaba a casa se resistía a quitarse la falda, se acostaba con ella, se levantaba con ella… Cuando llegaba el momento de salir a la calle y cambiarse de ropa, era llorar y llorar. ¿Por qué no me dejas que me vista como una chica? Que yo soy una niña“, revive Montse, que paradójicamente reñía con su madre por todo lo contrario. “Yo de pequeña jugaba a fútbol y mi madre se tenía que pelear conmigo para ponerme un vestido o una falda. Me decía: Tú eres una marimacho, siempre con los chicos, vete con las chicas. No era nada femenina”.

Tras “un año de peleas” con su hija y de “no saber qué hacer”, Montse se empezó a plantear la posibilidad de que la menor fuera transexual. “Me informé y asumí lo que me había estado negando durante muchos meses, porque yo le decía: Tú nunca vas a ser una niña, tú eres un niño, tienes pitilín. Parece que necesitas que alguien te haga un diagnóstico y te diga: Sí, estás en lo cierto, tienes una hija transexual y ya está. Acéptalo. Fue lo que yo hice, pero me costó un año de luchas y peleas con ella”. De la consulta de la pediatra salió reforzada. “Le comenté que lo que quería era ver a mi hija bien. Le hizo unas preguntas y me dijo que adelante, que si el entorno familiar, que es donde ella se siente protegida, lo aceptaba, iba a ser mucho más fácil y que no tenía por qué suponer un problema. Y no lo supuso”.

Respetada en el colegio

“Le pidieron pintar un muñeco de nieve y lo hizo con pelo largo”

Montse no quiso perder más tiempo. “Yo el cambio lo hice radical”. De un día para otro su hija se vistió de niña. De un día para otro sonrió, en vez de llorar. “Le compré cuatro trapitos y el primer día que fue de niña estaba feliz, feliz”, subraya su madre, desplegada de nuevo su amplia sonrisa, apartado del relato el peso que tenía encima.

En la ikastola todo fueron facilidades. “La andereño le cambió el nombre en la percha y en todos los sitios. El apoyo del profesorado ha sido al cien por cien desde el principio. No ha tenido ningún problema”. Ni siquiera con los baños, que son mixtos, ni en la extraescolar de gimnasia rítmica, a la que acude como una alumna más. “Hablé con la monitora con la verdad por delante, le dije que había nacido niño y me dijo: Ah, tú tranquila, y ¿qué? ¿Ella está a gusto, está contenta? Pues ella puede venir a mi clase igual que todo el mundo y ahí está”.

Dice Montse que su hija tiene “mucho carácter y una personalidad fuerte”, forjada quizás a base de luchar por su identidad. En el aula, de hecho, nunca cejó en su empeño. “Con cuatro años a la andereño se le ocurrió decir: Los niños a un lado y las niñas a otro y ella se fue con las niñas. Sus compañeras le decían: Que tú te tienes que ir para allá. Y ella: No, no. Yo soy una niña, pero si os lo digo todos los días. Cuando llegaba alguna universitaria de prácticas mi hija siempre se presentaba: Hola, me llamo tal, pero soy una niña, ¿eh? A la misma andereño a veces le decía: ¿Pero tú no me ves, que soy una niña? ¿Por qué me tratas como a un chico?“.

Puestas a volar su imaginación y las pinturas sobre la lámina, también marcaba la diferencia. “El año pasado le dijeron que dibujara un muñeco de nieve y ella lo dibujó con pelo largo. Las andereños no habían visto un muñeco así en su vida. Yo creo que ella remarca su lado femenino para que nadie se equivoque”, interpreta su madre.

Agradecida por el “punto de apoyo tan importante” que ha supuesto para ellas el colegio, Montse destaca la labor del profesorado, que se formó sobre diversidad sexual para, a su vez, educar a los alumnos. “Es muy fácil llegar a los niños de edad preescolar porque no están contaminados, son completamente puros. Tú les dices que es una niña, que es lo que siente en su corazón, que no hay que hacer daño y lo pillan al vuelo. No tienen malicia”. Los docentes también se reunieron con los padres. “Les pidieron respeto a la labor que iban a iniciar para educar a sus hijos y que se respetara tanto a la menor como a su familia”, explica Montse, que da a conocer su historia para ofrecer un ejemplo positivo, “porque siempre que se habla de este tema se saca lo malo”.

En el pueblo, donde “la noticia fue un boom y corrió enseguida”, la cría tampoco ha sufrido grandes contratiempos, aunque todavía hay quien la escudriña con la mirada. “Hay personas adultas que la miran de arriba abajo y la vuelven a mirar y la remiran. El otro día a una chica de unos 40 años, que me estaba poniendo enferma, ya le tuve que decir: ¿Qué? Todavía hay cosas que tienes que aguantar”, lamenta.

Aunque “nunca ha sido acosada ni maltratada por su condición”, la hija de Montse deberá sortear, a buen seguro, más de una piedra en el camino. “Las andereños dicen que va a ser un blanco fácil, pero también la niña o el niño gordito lo es. Si está segura de sí misma y tiene carácter, seguramente sabrá solventar las situaciones adversas que se le presenten”, confía su madre.

Ahora que la niña vive como cualquier cría de su edad y se pasa el día dibujándose a sí misma con vestidos largos y una melena hasta los pies, Montse no quiere anticiparse a los problemas que puedan surgir en la adolescencia. “Yo solo vivo el día a día, el presente. Cuando eso llegue ya me tocará preocuparme”, afirma. Pero su hijo, que “siempre ha sido muy responsable y muy maduro”, ya le anda dando vueltas. “Un día me preguntó: ¿Y si cuando tenga siete u ocho años te dice que es un niño? Digo: Pues si entonces dice que es un niño, le gustará ir de un lado a otro. Pero yo no lo creo”. De momento, la niña tiene pensado pedirle a Olentzero un juguete para pintarse las uñas con brillantina.

EL CORREO: El caso misterioso

Médicos y científicos alertan de que todavía uno de cada diez casos de VIH tiene un origen desconocido

Aunque es una de las enfermedades en la que más dinero, tiempo e investigaciones se ha gastado en las tres últimas décadas, todavía tiene algún agujero negro. Uno de cada diez nuevos casos de sida que se produce en España tiene un origen desconocido. Ni el personal sanitario que atiende al paciente ni el propio afectado sabe cómo ha sido posible el contagio. Y eso que las vías de transmisión no han variado en los últimos años. La fórmula más frecuente de contraer la enfermedad, que celebra hoy su día mundial, es la relación sexual sin protección, que afecta al 54,6% de los casos entre homosexuales y al 30,6% entre los heterosexuales. Después se sitúan el consumo de drogas y la transmisión madre-hijo. Sin embargo, a pesar de que son las tres maneras, todavía el 10% de los nuevos enfermos desconocen cómo contrajeron el VIH.

Un porcentaje que demuestra que todavía queda mucho por hacer, a pesar de los recursos invertidos y la efectividad del arsenal terapéutico que ha permitido reducir la mortalidad y cronificar la infección. “Esta situación suele traducirse en mayores dificultades para obtener buenos resultados terapéuticos, en una mayor morbi-mortalidad y en una peor calidad de vida”, afirma la profesora Carmen Maroto, miembro de la Real Academia Nacional de Medicina (RANM). “Es necesario controlar ese número invisible de infectados y poder hacer diagnósticos tempranos con la finalidad de que, a partir de ellos, no existan nuevos casos. El reto, en este caso, es desarrollar nuevas técnicas ultrasensibles para mejorar el diagnóstico y ofrecer a los médicos datos seguros sobre el estadio real en que se encuentran sus pacientes”, remacha la experta.

En este apartado de la detección precoz, el Gesida -Grupo de Estudios de Sida de la SEIMC (Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica)- incide en que el 30% de los infectados por VIH no lo sabe y estos causan el 70% de las nuevas transmisiones, lo cual hace “imprescindible” una mejora en la detección. Se estima además que, de los aproximadamente 2,3 millones de infectados por el virus VIH en Europa, uno de cada tres desconoce que lo está. En total, entre 700.000 y 900.000 personas. La RANM, la Real Academia Nacional de Farmacia (RANF) y la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (RAC) celebraron una jornada para reflexionar sobre un virus que afecta a cerca de 33 millones de personas en todo el mundo y ha costado la vida a 25 millones. En España, según datos de 2011 del Ministerio de Sanidad, se produjeron 2.292 infectados nuevos con un mayor número de hombres (1.927) que de mujeres (364).

Futuro

En este repaso a las tres décadas de la enfermedad, los expertos de las tres academias destacaron la mejoría en la calidad de vida. “Si hace unos años los pacientes tenían que tomar un elevado número de pastillas al día, la llegada de los fármacos con dosis única ha mejorado no sólo la adherencia sino también la eficiencia del tratamiento”, añade la doctora Maroto, que ve más cerca de lo que se piensa la proximidad de una vacuna a pesar de “la capacidad de mutación del VIH hace muy difícil la preparación de vacunas eficaces”, según Esteban Domingo, de la RAC.

El profesor Mariano Esteban, académico de la RANF, añade que “los resultados del único ensayo clínico profiláctico en fase III con 16.000 voluntarios en Tailandia, el cual ha demostrado una eficacia limitada (31.2%) de control del VIH, ha servido para acrecentar el esfuerzo investigador en la consecución de una vacuna más eficaz”. Varios países, entre los que está España, están desarrollando nuevos prototipos vacunales. De hecho, ya se han llevado a cabo ensayos clínicos fase I, en España y en el extranjero, con buen comportamiento inmunogénico.

EL MUNDO :Croacia proscribe las bodas homosexuales vía referéndum

POLÉMICA La consulta fue impulsada por una asociación católica que logró 740.000 firmas

  • Más de un 60% logra que se defina el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer

  • La definición quedará reflejada en la Constitución, a pesar del rechazo del Gobierno

Los croatas han decidido hoy en referéndum que la Constitución defina el matrimonio exclusivamente como la unión de un hombre y una mujer, en una consulta impulsada por una asociación católica y que ha sido tachada de discriminatoria por el colectivo homosexual.

La reforma constitucional que confirma que sólo los heterosexuales pueden casarse salió adelante con un 64,84% de los votos a favor y un 35,56% en contra, según los primeros datos oficiales con una cuarta parte de las papeletas escrutadas.

Según los datos preliminares de la Comisión Electoral, la participación ha sido inferior al 40%.

No obstante, la legislación actual establece que basta con reunir una mayoría simple de votos a favor, independientemente del índice de participación.

Esta consulta blinda la actual limitación del matrimonio para los heterosexuales que ya existe en la Ley de familia.

El primer ministro croata, el socialdemócrata Zoran Milanovic, declaró hoy tras votar “no” que “lamentablemente no ha podido evitarse el referéndum sobre el matrimonio, por más triste que eso suene”.

El Gobierno ha calificado de homófoba la celebración de esta consulta, convocada al conseguir una asociación católica 740.000 firmas.

ELPAIS: Siete de cada 10 personas con VIH viven en el África subsahariana

En los países pobres la falta de alimentación y de acceso a tratamientos agrava la pandemia

El secretario general de ONU, Ban Ki-moon, se dice optimista por los avances en la lucha contra la pandemia del Sida que se han producido en la última década. Sin embargo, en el comunicado lanzado hoy con motivo del Día Mundial del Sida, advierte también de que “persisten indicios preocupantes de que algunas regiones y países se están quedando”. En todo el mundo viven 35,3 millones [32,2 millones–38,8 millones] de personas con el VIH y, de ellos, siete de cada 10 (25 millones) están en los países del África subsahariana.

“A pesar del claro éxito de los antirretrovirales, un tercio de los que comienzan el tratamiento ya no lo sigue tres años más tarde. La asistencia alimentaria y nutricional de Programa Mundial de Alimentos (PMA) es una forma esencial y rentable para alentar a las personas” a que continúen tratándose, asegura la directora ejecutiva del PMA, Ertharin Cousin.

“El sida socava los sistemas agrícolas y afecta al estado de nutrición y la seguridad alimentaria de las familias rurales. Conforme enferman los adultos y mueren, disminuye la productividad de las familias además de perderse los conocimientos de métodos agrícolas autóctonos y otros bienes. La FAO [la organización de la ONU para la alimentación] ha calculado que en los 25 países africanos más afectados el Sida ha matado a siete millones de trabajadores agrícolas desde 1985. Podría matar a otros 16 millones de personas en los próximos 20 años”, según los datos de la FAO de 2012.