Madrid: Más de un millón y medio de personas en la marcha del Orgullo Gay de Madrid
Disfraces, globos, gritos, colores, música a todo volumen, grupos más o menos grandes de personas celebrando que pueden celebrar: un concepto que parece redundante pero que tiene sentido. Es el desfile del Orgullo 2016. O manifestación: ni los propios asistentes lo tienen ya claro. Hay quien asumía que el marketing y el postureo se han tragado el concepto inicial del Orgullo LGTB, el recordar la lucha por la visibilidad y la normalización de un colectivo que continúa amenazado. Otros, en cambio, valoraban que «el Orgullo es una fiesta» y que como tal se debe celebrar». «Los dos orgullos son compatibles, el Orgullo es diversidad. Un Orgullo festivo también reivindica mucho», explicaban desde COGAM.
Sobre las 19.00 horas de la tarde, con algo de retraso, las carrozas del desfile echaron a andar desde Atocha hasta Colón. El calor insoportable de los primeros días de julio se alivió con el ejército de pistolas de agua que disparaban a todas partes. Los asistentes más atrevidos se sumergieron en las fuentes de las plazas de Atocha y Neptuno. Miles de personas -se calcula que más de un millón y medio- avanzaban con dificultad por el Paseo del Prado. El desfile es el acto central de cinco días de celebración que dejarán en la ciudad de Madrid más de 150 millones de euros.
Los comercios del Paseo del Prado hicieron ayer su agosto; algunos bares se sumaron a la fiesta vendiendo alcohol, gorros y banderas. Aunque hubo quienes simplemente se resignaron: «Se nos ha ido de las manos», comentaban algunos camareros.
Personas mayores, jóvenes, e incluso niños, vivieron de cerca el Orgullo, que este año busca visibilizar al colectivo bisexual. También los partidos políticos buscaron marcarse un tanto a favor de la diversidad portando pancartas y repartiendo abanicos de papel. Sonia lo tiene claro: «Cuando mi hija sea mayor le inculcaré lo normal que es que cualquiera ame a quien le apetezca, pero siempre habrá gente homofóbica», explica, con su niña en brazos. La suciedad que se genera en eventos de tal calibre es lo que indignaba a personas como Pilar, que disfrutó del desfile, aunque poniendo peros. «Creo que esto es necesario, pero la gente es muy guarra.Hay contenedores por todas partes y no se usan», argumentaba.
Visitantes de 66 países
Madrid lleva desde el miércoles festejando la “Semana del Orgullo LGTB”. Según los organizadores, unos 300.000 visitantes de 66 países han llegado a la capital española para esta fiesta, que puede servir como ensayo para el año que viene porque Madrid ha sido elegida como sede para el World Pride 2017, el mayor evento mundial de la comunidad LGTB.
Mucho ha cambiado esta celebración en Madrid desde que en los años 80 se fraguaron las primeras manifestaciones. En los últimos años la semana del Orgullo Gay congregó a más de dos millones de participantes y se convirtió en la más multitudinaria de Europa.
La fiesta es además una importante fuente de ingresos. Según la Asociación Hotelera de Madrid, en el centro de la ciudad la ocupación es del cien por cien. En 2015, la Semana del Orgullo dejó unos 115 millones de euros y este año se prevé que la cifra supere los 130 millones.
España ha registrado en la última década un importante avance en los derechos de las personas LGTB, marcado por la aprobación de la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo en 2005.
Para hoy domingo hay otras actividades como el acto de fin de fiesta y de diversos festivales, como el artístico Muestra-t, en la plaza del Rey. En la de Chueca tendrá lugar un acto solidario contra el maltrato animal fomentando la adopción de mascotas. Para los niños, continúa el Chueca Kids en la zona de Madrid Río, con talleres de robótica y juegos. Madrid se despide así de las fiestas del Orgullo hasta el año que viene, cuando será sede mundial de estos festejos.