¿Lincoln era homosexual? ¿Y Nixon? ¿Y Washington? Sí, lo eran
- Sí, lo eran. Lo asegura el escritor Larry Kramer en su libro ‘The American People’
- Afirma que es absurdo pensar que ningún gran hombre de la Historia fuera homosexual.
- Habrá una segunda parte, avisa, donde sacará del armario a Reagan
Cuando se tarda 40 años en escribir un libro es fácil estar seguro de lo que se va a contar. Lo curioso, o lo interesante en este caso, es que el trabajo enciclopédico del conocido escritor y activista Larry Kramer, ‘The American People: Volume 1’ -más de 800 páginas lo forman-, no es tanto un intento de satirizar o de sacar a nadie del armario, sino de denunciar la exclusión del colectivo gay a lo largo de la Historia americana. Y en ese intento, no ha tenido problema en exponer las tendencias -algunas conocidas, otras, no tanto y muchas envueltas en la sospecha o el rumor- de personajes como Mark Twain, Herman Melville, George Washington, Abraham Lincoln o Richard Nixon.
Todos ellos fueron gays. Lo dice convencido un hombre que lleva toda una vida escribiendo sobre el tema, que estuvo en primera fila cuando el sida empezó a azotar con fuerza en las calles del Nueva York de la década de los 80, y que se ha pasado media vida luchando contra la enfermedad. A él mismo le corre el virus por dentro, desgastado y muy enfermo a sus 79 años.
Kramer está convencido de que el presidente Abraham Lincoln (1809-1865) fue gay, que durmió con varios hombres incluyendo al actor John Wilkes Booth, quien posteriormente asesinó al mandatario. Pero no fue, aclara el autor, por una cuestión relacionada con la Guerra Civil americana, como cuenta la versión oficial, sino por un asunto de celos tras haber sido su amante.
Cuenta además que el presidente estaba acostumbrado a compartir la cama con varones en cuanto su mujer, Mary Lincoln, se marchaba de la ciudad, y que uno de ellos fue el capitán David Derickson, que visitaba al político en la mismísima Casa Blanca.
El primer presidente gay
A uno de los padres fundadores, George Washington (1732-1799), le llama Kramer “la gran reina”. “Lo decoraba todo. Diseñaba todo los botones y los uniformes. Existe la correspondencia con los proveedores con los que lidiaba en Inglaterra para hacer todo”, explica. Además, “se entendió” con el varón Von Steuben, un alemán estratega de los ejércitos europeos del momento.
Cuenta también lo que sucedía en Jamestown, Virginia, en los años de la lucha por la independencia americana y lo que hacían los soldados en ausencia de mujeres en el campo de batalla. “Es una cuestión natural que los hombres se acostaran entre ellos, cuando no había mujeres alrededor durante meses”.
Sobre el escritor Mark Twain (1835-1910), también en su lista, dice que vivió una vida manifiestamente gay y que no entiende cómo las personas que escribieron sobre su obra y su vida no fueron capaces de verlo y contarlo. “La forma en que vivió, quiénes eran sus amigos y cómo empezaban sus relaciones… Quiero decir, que cómo puedes escribir la vida de Mark Twain sin darte cuenta de que era enormemente gay”.
Habrá un segundo volumen de esta particular Historia americana,donde habla (y mucho) de Ronald Reagan, en los años de mayor propagación del virus del sida. Dice que no es una historia agradable, pero que alguien tiene que contarla, acostumbrado a generar polémica con obras como ‘Faggots’ y novelas sobre el movimiento gay. Si sigue vivo, dice, es por algo.
Porque, a pesar de su enfermedad,Kramer no pierde la pasión por el tema gay, efusivo en sus entrevistas con los medios para promocionar su libro, denunciando la miopía de otros historiadores y escritores que se ocuparon de las biografías de los personajes a los que se refiere en su polémico libro: “La mayoría de las historias han sido escritas por gente heterosexual”, explica el fundador de la coalición Act Up de lucha contra el sida. “Nunca ha habido un libro de Historia donde la gente gay estuviera allí desde el principio. Es ridículo pensar que no hemos estado aquí desde siempre”. O como él mismo dice usando un giro de palabras, son autores sin “gaydar”, un radar para detectar homosexuales.
Algunos expertos, como el editor de la revista ‘Out’, le dan la razón al decir que la línea de tiempo de los gays en la Historia se remonta tan sólo a Oscar Wilde, algo insuficiente e incompleto. Otros, sin embargo, se han echado las manos a la cabeza al considerar las “denuncias” de Kramer sobre la orientación sexual de algunos presidentes americanos como infundadas y falsas.
Doris Kearns, por ejemplo, biógrafa de Lincoln, reaccionó con ira al libro de Kramer, aunque el autor neoyorquino se defendió alegando que si estaba histérica es porque ella no lo había escrito antes.