La preciosa historia de amor un anciano gay que se casó con su hijo
Si te dicen que un hombre se casa con su hijo, lo más probable es que pienses que qué horror. Y si te dicen que lo hizo con su hijastro, podrás decir “como Woody Allen”. Pero la historia de amor de va más allá. Se trata de una pareja de Pensilvania, Estados Unidos, que llevaban años juntos, pero a medida que cumplían años veían que el matrimonio igualitario no era legal, y que si alguno de los dos fallecería, el otro quedaría desprotegido.
Así, tras consultar a un abogado, en el año 2000 llegaron a la concusión era que lo mejor que podían hacer para heredar los bienes del otro en caso de fallecimiento, así como en relación a otros temas legales como el tema de visitas médicas, era que el mayor de ellos adoptase legalmente al más pequeño. Así, siendo padre e hijo tendrían plenos derechos en herencias o visitas, pues a un familiar de primer grado se le permite todo, y a un compañero de piso, como legalmente eran, no.
“El abogado nos dijo que Pensilvania jamás aprobaría las bodas gays. Y nos recomendó que si queríamos ser una familia, tendríamos que hacernos padre e hijo”. Así, fueron legalmente fueron familia hasta que el 20 de mayo de 2014 Pensilvania aprobó el matrimonio igualitario, y por supuesto quisieron pasar por el altar.
Para “dejar” de ser padre e hijo pensaron en presentar una denuncia por malos tratos del hijo al padre, con tal de que un juez anulase la adopción. Pero finalmente, tras consultar con un abogado llamado Terry Clemons, la recomendación fue mucho más honesta y sencilla: simplemente debían decir la verdad y contar su historia.
Y como en un hermoso cuento de hadas, fueron felices y comieron perdices, pues finalmente, un juez consideró que los motivos eran justos y les anuló la adopción. Así, Norman y Bill dejaron de ser padre e hijo el 14 de mayo, y solo diez días más tarde, se dieron el sí quiero.