Antonio Maíllo: ‘Todavía hay muchos políticos con miedo a decir que son homosexuales’
POLÍTICA El lado más íntimo del candidato andaluz de IU
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Es el primer candidato gay (“que se sepa”, dice él con ironía) a presidir Andalucía
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El político habla de su lado más personal: “Quiero ser la referencia que yo no tuve de niño”.
Esta entrevista tiene dos escenarios distintos. Primero, Antonio Maíllo, el candidato de IU a presidir Andalucía, atiende a LOC el pasado miércoles en una plazuela escondida del centro de Sevilla,muy cerca del piso que tiene alquilado a unos amigos. Al día siguiente, de camino a Almería, se monta en el autobús de los periodistas durante casi cuatro horas. Tras almorzar con los medios en una venta de carretera -pide una sopa de picadillo y cordero a la plancha- vuelve a ponerse delante de una grabadora de la que pronto se olvida.
En ambas ocasiones, Maíllo se muestra tal y como se le intuye a poco que uno se acerca a él: es un tío desenfadado, cercano, irónico y más impetuoso en la distancia corta de lo que aparenta ante una cámara. Este hijo de panadera y de talabartero nacido en Lucena, Córdoba, hace 48 años, el segundo de cuatro hermanos (dos hombres y dos mujeres), trata de conquistar la Junta el próximo 22 de marzo con un perfil que no abunda en la política actual.
Antonio Maíllo es licenciado en Filología Clásica; ha sido director de un instituto en Aracena (Huelva); domina el latín, el griego, el italiano y el alemán; durante sus discursos apela a Machado, le apasiona el arte o lee a Thomas Mann y a Gabriel García Márquez; sueña con poder mirar con dignidad a los ojos de la gente tras abandonar su cargo de coordinador regional de IU, y habla sin tapujos de su condición sexual: soy gay, sí, ¿y?, viene a decir.
El primer candidato homosexual a gobernar la región más poblada de España (“que se sepa”, dice él entre risas) se desnuda sin miedo al qué dirán. Después de que Susana Díaz rompiera el pacto que tenía con IU en el Gobierno andaluz y convocara elecciones, Maíllo se sienta a hablar de su vida más íntima y de una profesión a la que le pone fecha de caducidad: ocho años.
- Usted es una rara avis en este mundo. ¿De dónde ha salido?
- Yo… (carcajada) He salido de mi casa. He sido siempre una persona muy comprometida políticamente desde mi condición de estar muy interesado en la cultura. Soy profe de instituto y creo que política y cultura se necesitan.
- Me reconocerá que su perfil no es muy común entre la clase política española.
- Ahora mismo no. Tengo clarísimo que esto no puede ser una profesión. Mi dedicación a la política va a ser temporal y en estos tiempos de sacudida debemos dejarlo claro. Mi compromiso es temporal: siete u ocho años y pa casa. Esto no fue buscado y quizás por eso ha llegado. Mi futuro pasa por volver a un instituto a dar clase.
- Le he leído por ahí que aspira a ser el primer presidente gay de Andalucía.
- No, no, no (risas). Esa barbaridad no la he dicho yo. Fue una interpretación que hizo una periodista, aunque no de forma malintencionada. Pero sí es verdad que la mejor manera de normalizarlo es desde la cotidianeidad y la tranquilidad. Eso sí, si sirvo como referente positivo, me alegra. Hay gente a la que le cuesta asumir su condición sexual y yo, como candidato a la Junta, quizá puedo servirle de referencia. De pequeño yo no tuve a nadie en quien verme representado.
- ¿En política todavía hay alguno que tiene miedo a decir abiertamente: ‘soy homosexual’?
- Puff, muchísimos. Alguno no, unos cuantos, sin lugar a dudas, tanto mujeres como hombres públicos. En la vida cada uno tiene sus prioridades pero desde luego yo no voy a contenerme a la hora de decir lo que soy. Creo que es un drama que alguien se contenga en la expresión de sus deseos y de sus sentimientos.
- ¿Y quiénes lo tienen más complicado, los de la derecha o los de la izquierda?
- Creo que en la derecha hay más temor a hacerlo público. Pero también conozco a socialistas que jamás dirán que son gays.
- Ahora dicen que usted es el Zerolo de IU.
- Eso no me gusta nada, me choca que digan eso de mí. Yo soy yo y no hago gala de nada.
- En estos momentos, ¿su corazón está ocupado?
- En agosto se terminó una relación de varios años con una pareja. Desde entonces estoy soltero. Esta vorágine de los últimos meses me tiene absorbido.
- ¿Y dónde tiene su refugio este profesor para huir de la política?
- En mi casa de Aracena, en la sierra de Huelva, donde he ejercido durante 13 años -antes lo hizo en Sanlúcar de Barrameda- y a donde pienso volver tarde o temprano. Simplemente el recorrido en coche ya me baja la tensión. Me tranquilizan el silencio, la naturaleza y los amigos y amigas que tengo allí. Cuando puedo me enfundo la ropa de campo y me hago escapadas para caminar.
- ¿Hay mucho divismo entre los políticos de ahora?
- Absolutamente, hay una vanidad extraordinaria, mucha pose y teatralización. Y después, cuando escarbas, no hay nada. Pienso que la política es el reflejo de los tiempos: de la vacuidad de las ideas, de la anteposición de las formas y el escaparate sobre el contenido. Me indigna porque tenemos que hablarle a la gente como lo que son, personas inteligentes. En política algunos hablan a los ciudadanos como si fueran tontos.
- ¿Y quién es ese Antonio Maíllo que no aparece en las televisiones?
- Pues siempre he sido un chico muy normal, aunque diferente al hombre de ahora. Hasta los 16 jugué como federado en el equipo de fútbol de mi pueblo. Luego me fui a la universidad y con sólo 23 años logré entrar a dar clases en Sanlúcar de Barrameda. De niño me recuerdo siempre en la calle y montando en bicicleta.
- ¿Qué libros o qué autores no pueden faltar en su biblioteca?
- Homero, Virgilio, Tácito, Cernuda, García Márquez, Thomas Mann…
- ¿Es cierto que dice ‘soy de izquierdas gracias al cristianismo’?
- Es cierto. Hasta los 15 o los 16 años, por mi madre, que es muy creyente, la parte más social y apegada a la realidad del cristianismo siempre ha estado muy presente en mi vida. Pero luego hubo una ruptura.
- La última, profesor. ¿En qué suspende a Susana Díaz y a Moreno Bonilla?
- A mí no me gusta suspender a nadie. Cuando suspendía a un alumno sufría más que él. Le guardo un respeto personal inmenso a todos los contrincantes. Yo, en política, aspiro a la reflexión crítica. Pero si quieres que hable de ellos, te diré que Susana de escrúpulos no está muy sobrada, y de Moreno Bonilla que está muy acartonado pero que es un tío simpático.