Denuncia acoso por ser transexual

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Daniel Román muestra la denuncia presentada en los Juzgados de lo Social.

«Han vuelto a lo mismo. Desde que puse en conocimiento de la dirección que era transexual y estaba esperando mi cambio de nombre no lo respetaron, hubo un acoso y derribo tremendo hacía mí. Me despidieron y, tras demandarles, me readmitieron, pero ahora lo están volviendo a hacer». La vida laboral de Daniel Román es un tiovivo desde que en 2013 comunicara a la dirección de la ONG Nuevo Futuro Sirio, donde trabaja como enfermero en turno nocturno, que era transexual.

La citada ONG se encarga de la tutela de niños y adolescentes (entre 10 y 17 años) que salen del Instituto del Menor de la Comunidad de Madrid para su reinserción en la sociedad. De hecho, la Consejería de Asuntos Sociales de la Comunidad tiene un importante concierto con la ONG por su labor en dos pisos tutelados, en uno de los cuales trabaja Daniel.

El joven fue despedido en 2013 después de que la ONG le ofreciera una excedencia en repetidas ocasiones ya que, según la institución, podría afectar a los niños su proceso de cambio de sexo. «Me llegaron a decir que no daba el perfil psiquiátrico, aunque hasta entonces nunca había tenido problemas. ¿Qué pasa?, ¿que ahora con las hormonas se ha borrado el título de enfermero?», se preguntaba entonces el afectado.

Después de una denuncia de UGT y el apoyo de la diputada socialista Carla Antonelli, el joven fue readmitido, y todo iba bien hasta principios de este año, cuando ha comenzado a percibir que la actitud hacia él de la dirección ha cambiado paulatinamente. «Hice una solicitud de vacaciones a principios de año para irme 15 días en diciembre y todavía no sé si me las puedo coger, cuando otros compañeros lo han hecho», señala el joven.

«Hasta julio he tenido silencio administrativo; ese mes me dicen que son malas fechas para el centro, y les da un poco igual que sea parte de mis derechos y que me venga bien por cuestiones personales y familiares», relata Daniel, que les pidió una respuesta para finales de este mes con la advertencia de que, si no se zanjaba el tema, iba a denunciarles.

Poco después de su reclamación, recibió cartas de amonestación, según su versión, por no ir a un determinado número de reuniones de equipo, muchas de las cuales se celebraban por la mañana, cuando su horario de trabajo es de 20.30 a 10.00 horas. «Tengo derecho a descansar, me acojo a lo que marca el convenio», explica Daniel, que asegura que con otros trabajadores que no suelen acudir a esas reuniones «no tienen el mismo nivel de exigencia».

A finales de agosto, Daniel fue sancionado por cogerse dos días de permiso por el nacimiento de su sobrino, cuando avisó con 15 de antelación que necesitaba un par de días libres por asuntos familiares explicándoles que desconocía la fecha exacta. El día del parto volvió a comunicárselo por la mañana a la dirección, que le denegó el permiso y acabó sancionándole al no poder encontrar a un sustituto. En la carta que le remitieron explicaban que «he actuado de mala fe cuando según mi abogado tenía derecho a cogerme dos días por ingreso hospitalario de un familiar».

Por todo ello, y ante la posibilidad de que si recibe otra amonestación le despidan de forma procedente, Daniel denunció a la empresa en los Juzgados de lo Social de la Comunidad de Madrid el pasado día 19. «Ellos se ratifican en que soy indisciplinado y desobediente, y yo me ratifico en que no doy por buenas esas amonestaciones», añade el enfermero, que ahora se encuentra de baja por «ansiedad y depresión». «Es que su actuación no tiene excusa», zanja.