Travestis, fármacos y desamor

El montaje argentino ‘Viejo, solo y puto’ sobre la dura vida de los transexuales cierra el ciclo ‘Una mirada al mundo’

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Toda la acción se desarrolla en la trastienda de una farmacia en la que los personajes se muestran perdidos y confusos.

Gracias al prestigioso ciclo Una mirada al mundo, que cada año organiza el Centro Dramático Nacional, los espectadores madrileños han podido degustar el trabajo de grandes maestros como Wajdi Moauwad, que ofreció un doble programa en torno a Sófocles y la situación griega; instituciones célebres como el Teatrul Odeon de Bucarest o descubrir a Abel González Melo, la última apuesta del teatro cubano. Ahora, será el director y dramaturgo argentino Sergio Boris quien clausure esta muestra internacional con Viejo, solo y puto. Se trata de un montaje que llega a Madrid después de una larga gira (se estrenó en 2011) y de haber pasado por prestigiosos festivales como el Temporada Alta de Girona o el certamen de Keuze, Holanda.

La función narra en clave tragicómica el encuentro de dos hermanos que regentan una farmacia, un visitador médico y dos transexuales. “Empezamos a trabajar sin ningún texto previo”, explica Boris, “el objetivo era juntarnos y ligar la dramaturgia y la dirección al proceso de ensayos, que la poética saliese del trabajo de los actores. Partíamos de ese cruce entre el mundo de la farmacia y el universo trans. Por un lado, está esa lucha de saberes que se da en el campo científico y, por otro, los travestis nos ofrecían un componente de misterio y de magia, ya que en la función, inexplicablemente, el visitador médico se enamora de una de ellas cuando le inyecta hormonas en la cola. Se queda prendado, atrapado por una fuerza que le ordena romper con el mandato de lo matrimonial”.

Gracias al prestigioso ciclo Una mirada al mundo, que cada año organiza el Centro Dramático Nacional, los espectadores madrileños han podido degustar el trabajo de grandes maestros como Wajdi Moauwad, que ofreció un doble programa en torno a Sófocles y la situación griega; instituciones célebres como el Teatrul Odeon de Bucarest o descubrir a Abel González Melo, la última apuesta del teatro cubano. Ahora, será el director y dramaturgo argentino Sergio Boris quien clausure esta muestra internacional con Viejo, solo y puto. Se trata de un montaje que llega a Madrid después de una larga gira (se estrenó en 2011) y de haber pasado por prestigiosos festivales como el Temporada Alta de Girona o el certamen de Keuze, Holanda.

La función narra en clave tragicómica el encuentro de dos hermanos que regentan una farmacia, un visitador médico y dos transexuales. “Empezamos a trabajar sin ningún texto previo”, explica Boris, “el objetivo era juntarnos y ligar la dramaturgia y la dirección al proceso de ensayos, que la poética saliese del trabajo de los actores. Partíamos de ese cruce entre el mundo de la farmacia y el universo trans. Por un lado, está esa lucha de saberes que se da en el campo científico y, por otro, los travestis nos ofrecían un componente de misterio y de magia, ya que en la función, inexplicablemente, el visitador médico se enamora de una de ellas cuando le inyecta hormonas en la cola. Se queda prendado, atrapado por una fuerza que le ordena romper con el mandato de lo matrimonial”.

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‘Viejo, solo y puto’ se trata de un montaje sobre la dura vida de las transexuales.

Toda la función se desarrolla en la trastienda de una farmacia, así que la escenografía está compuesta por un laberinto de estanterías llenas de medicamentos. “Buscábamos que los personajes estuvieran atrapados en un laberinto que refleja su propia psique” prosigue Boris, quien se fue junto a sus actores a una farmacia bonaerense para tomar buena nota de cómo trabajaban sus empleados.

Más allá de los filmes de Almodóvar, últimamente ficciones como Transparent, Orange is the New Black o figuras como Caitlyn Jenner han puesto el punto de mira sobre la comunidad transexual y sus condiciones de vida. Algo que también muestra esta obra. Según Boris, “hay algo muy potente en estos seres. En Argentina, la mortalidad entre las travestis está entre los 35 y 50 años y, aun así, ellos hacen lo que pueden por transformarse. Creo que en su fascinación, hay algo vampiresco, de ir hacia lo que duele”.

Qué: Viejo, solo y puto

Dónde: Teatro Valle Inclán (Plaza de Lavapiés, s/n. Madrid)

Cuándo: del jueves 10 al domingo 13 de noviembre