Cada vez más homosexuales confían en una pastilla para prevenir el sida
Un español explica cómo consigue la Profilaxis Pre-exposición contra el VIH, que en España aún está en un limbo legal, y con la que prescinde del condón
Cada treinta días exactos, Íñigo tiene que ir a un hospital y reelaborar su historia. Contar una nueva mentira. “Voy a la clínica de enfermedades sexuales y digo que he tenido una relación de riesgo, desprotegida, o que se me ha roto el condón”, explica. El objetivo es conseguir que le receten un antirretroviral llamado Truvadaque inhibe los efectos del VIH/Sida en personas infectadas. Pero Íñigo es seronegativo. Quiere el fármaco para poder mantener relaciones sexuales sin preservativo con su pareja, que sí es positivo.
“No es que estemos locos ni seamos inconscientes”, apunta. Él es uno de los muchos homosexuales que emplean Truvada para evitar la infección del VIH, lo que se conoce como profilaxis preexposición (PrEP, por sus siglas en inglés). En 2010 se llevaron a cabo los primeros ensayos clínicos que demostraron cómo estos medicamentos (tenofovir y emtricitabina) administrados a personas sanas en riesgo de exposición, funcionaban. Además de un resultado terapéutico eran preventivos y evitaban la transmisión con idéntico suministro: una pastilla diaria, que popularmente ha pasado a denominarse como “la pastilla antisida” o “píldora del día de antes“.
A Íñigo la información le llegó por el boca a boca, pero lejos de España. En el contexto internacional de su trabajo, varios europeos y americanos le iniciaron en el método: “En España no había nada de información, sin embargo ellos llevaban tomándolo tiempo y era un debate muy presente en la comunidad gay”, apunta.
Superada la desconfianza inicial, constató que incluso la Organización Mundial de la Salud ha recomendado el PrEP a todos los hombres que mantienen sexo con otros hombres. Así que siguió el cauce oficial: “Fui al Hospital Universitario doctor Peset de Valencia, y planteé mi caso. Descubrí que efectivamente podían recetármelo, pero el tratamiento costaba 800 euros al mes”. El elevado coste se debe a la situación irregular de su tarjeta sanitaria. La imposibilidad de costeárselo le empujó a buscar alternativas.
“Puedes comprarlas en el mercado negro, pero ofrece las garantías que ofrece: pocas. No sabes si lo que te llega es realmente Truvada”, explica. Los mismos recelos le hicieron descartar las ofertas de los camellos que proliferan cada vez más en nuestro país. No le quedó otra que aprender a rimar la mentira y la media verdad en los centros hospitalarios (muchos ya son partidarios de administrar el PrEP a parejas serodiscordantes, con un miembro seropositivo y el otro negativo) hasta que en España el tratamiento abandone el limbo legal.
En EEUU cuesta 2.500 euros al mes, pero lo cubren muchos seguros privados. De hecho, existe un protocolo de aplicación desde que los resultados de diversos estudios concluyeron que el PrEP reducía en más de un 90% el riesgo de transmisión de VIH. En EEUU se aprobó en 2012 y se recomienda activamente su uso, pero en Reino Unido la situación es más compleja. No la cubre el seguro público y en muchas ocasiones es el propio doctor quien proporciona un documento donde figuran las web para adquirirlo. Legalmente, pero al margen del sistema sanitario. Lo envían por correo desde Hong Kong y te cuesta 50 libras al mes.