Sociedad Más de 1.700 personas transexuales fueron asesinadas entre 2008 y 2014
Noticia publicada en La Marea
MADRID // Un total de 1.700 personas transexuales fueron asesinadas en 62 países durante los años 2008 y 2014, según apuntan desde el Observatorio sobre el Asesinato de Personas Trans, que está coordinado por el grupo de derechos LGTB Transgender Europe, y que se recoge en el informe que la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) ha hecho público este miércoles. Estos datos significan que dos transexuales mueren asesinados cada día en alguno de esos países, entre los que no se encuentran, por falta de datos, la mayoría de África central y otras naciones de Europa del Este, Arabia Saudí y Yemén, por ejemplo.
De donde sí se tienen datos es de América Latina, donde la situación es especialmente alarmante. Es el caso de Brasil, uno de los pocos países en los que el gobierno publica un informe anual sobre la violencia homofóbica y transfóbica. En 2014, documentó 326 muertes por estos motivos.
En el informe, bajo el título Discriminación y persecución por orientación sexual e identidad de género: El camino hacia una vida digna, se recuerda que “al menos 76 países mantienen leyes de criminalización y hostigamiento contra personas con motivo de su orientación sexual e identidad de género, incluidas las que penalizan las relaciones homosexuales consentidas entre adultos”.
Esta situación implica que la homosexualidad conlleve la pena de muerte en países como Irán, Mauritania, Arabia Saudí, Sudán, Yemen y en zonas de Nigeria y Somalia. Por otro lado, en países como Kirguistán, Nigeria, Moldavia, Rusia, Ucrania y Uganda se han promulgado o propuesto leyes para restringir la expresión pública de la condición “no heterosexual” con el pretexto de “proteger a los menores”.
Sociedad de acogida
Por otro lado, desde CEAR alertan de que “las personas discriminadas y perseguidas en sus países de origen por motivos de orientación sexual e identidad de género se encuentran a menudo en la sociedad de acogida con perjuicios y estereotipos que perpetúan situaciones de discriminación ya vividas, desencadenando sentimientos de miedo y vergüenza que les impiden vivir con dignidad”.
A su juicio esta situación implica a menudo la pérdida de los apoyos más básicos y cercanos, limitando su capacidad de afrontar las nuevas situaciones tras la migración y generando un impacto negativo en la salud mental y emocional, puesto que la percepción que estas personas tienen sobre sí mismas está muy condicionada por las atribuciones del imaginario social, lo que en ocasiones les provoca sentimientos de rechazo, autorreproche, autodestrucción, etc., y les impide reconocerse como discriminadas y titulares de los mismos derechos que el resto.