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PUBLICO:El Vaticano plantea eliminar las “discriminaciones injustas” contra los homosexuales y hacer gratis la nulidad matrimonial

Envía un cuestionario con medio centenar de preguntas a las conferencias episcopales de todo el mundo para preparar el Sínodo de los Obispos del próximo año y resolver las discrepancias producidas en la reunión del pasado octubre

EL PAPA VISITA LA BASÍLICA DE SANTA MARÍA LA MAYOR

Fotografía facilitada por la oficina de prensa del Vaticano que muestra al papa Francisco durante su ofrenda floral en una visita a la Basílica de santa María la Mayor en Roma.EFE/OSSERVATORE ROMANO

El Vaticano consultará a las diócesis sobre la posibilidad de tramitar gratuitamente la nulidad matrimonial y de eliminar las “discriminaciones injustas” contra los homosexuales, según el cuestionario publicado este martes.

Se trata de preguntas incluidas en la lista de 46 que la Santa Sede planteará a las conferencias episcopales de todo el mundocon vistas a la celebración del próximo Sínodo de los Obispos, que se celebrará entre los días 4 y 25 de octubre de 2015, bajo el título La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo. Las respuestas a las preguntas tendrán que ser comunicadas a la secretaría del Sínodo antes del próximo 15 de abril para proceder a la preparación del Instrumentum Laboris, el documento que servirá para los debates de la reunión de los obispos.

Estas preguntas han surgido después del Sínodo extraordinario sobre la familia y sus desafíos, que se celebró el pasado octubre, en el que muchas cuestiones quedaron abiertas debido a las discrepancias entre los obispos y en el que se aconsejó profundizar sobre ellas. Las conferencias episcopales deberán plantear estas preguntas a “todos los componentes de la Iglesia local, instituciones académicas, organizaciones, movimientos laicos y otras instancias eclesiales” para conocer su opinión.

“¿En qué modo la comunidad cristiana dirige su atención pastoral hacia las familias que cuentan con personas con tendencia homosexual? ¿Evitando cada injusta discriminación, en qué modo se puede atender a las personas en tales situaciones a la luz del Evangelio?”, se dice en la cuestión sobre los homosexuales. “¿Cómo proponerles las exigencias de la voluntad de Dios sobre su situación?”, se agrega en relación con esa cuestión.

También piden consejo sobre “cómo hacer más accesibles y ágiles, y posiblemente gratuitos, los procedimientos para el reconocimiento de nulidad del matrimonio”, uno de los temas indicados en el pasado Sínodo y apoyado por el papa Francisco.

Además se afronta el tema de las que se denomina “familias heridas” en las que se encuentran los divorciados y separados y la posibilidad de dar los sacramentos a aquellos que se han vuelto a casar, lo que provocó fuertes divisiones en la pasada asamblea de obispos entre los favorables a la “misericordia” y los acérrimos defensores de la doctrina. “La pastoral sacramental en lo que se refiere a los divorciados que se han vuelto a casar necesita profundización, incluso evaluando la praxis ortodoxa y teniendo en cuenta la distinción entre situación objetiva de pecado y sus atenuantes. ¿En qué perspectivas nos podemos mover? ¿Cuáles son los pasos posibles: ¿Qué sugerencias para obviar las normas de impedimento no debidas o innecesarias?”, preguntan.

En el cuestionario también se hace referencia a las “diferentes formas de unión” y se pregunta qué se puede hacer para que la pareja encuentren el valor y la confianza para “llegar a la plenitud del matrimonio cristiano”. E interrogan sobre cómo se deben mostrar los fieles católicos antes estas personas “con una actitud de acogida y acompañamiento”.

La idea de enviar un cuestionario ya se había utilizado para preparar el anterior Sínodo, que se consideró de preparación ante el del próximo octubre, donde se tendrá que llegar a conclusiones. Por ello, en el documento publicado este martes se insta a que se “haga de todo para que no se comience desde cero y se asuma el camino ya puesto en marcha por el Sínodo extraordinario de los obispos”.

DEIA:EN EL PRÓXIMO SÍNODO El Vaticano consultará sobre las nulidades y el trato a homosexuales

El Vaticano consultará a las diócesis sobre la posibilidad de tramitar gratuitamente la nulidad matrimonial y de eliminar las “discriminaciones injustas” contra los homosexuales, según el cuestionario publicado hoy.

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Francisco liberó una paloma blanca en señal de paz.

VATICANO. Se trata de preguntas incluidas en la lista de 46 que la Santa Sede planteará a las conferencias episcopales de todo el mundo con vistas a la celebración del próximo Sínodo de los Obispos, que se celebrará entre los días 4 y 25 de octubre de 2015, bajo el título “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”.

Las respuestas a las preguntas tendrán que ser comunicadas a la secretaría del Sínodo antes del próximo 15 de abril para proceder a la preparación del Instrumentum Laboris, el documento que servirá para los debates de la reunión de los obispos.

Estas preguntas han surgido después del Sínodo extraordinario sobre la familia y sus desafíos, que se celebró el pasado octubre, en el que muchas cuestiones quedaron abiertas debido a las discrepancias entre los obispos y en el que se aconsejó profundizar sobre ellas.

Las conferencias episcopales deberán plantear estas preguntas a “todos los componentes de la Iglesia local, instituciones académicas, organizaciones, movimientos laicos y otras instancias eclesiales” para conocer su opinión.

“¿En qué modo la comunidad cristiana dirige su atención pastoral hacia las familias que cuentan con personas con tendencia homosexual? ¿Evitando cada injusta discriminación, en qué modo se puede atender a las personas en tales situaciones a la luz del Evangelio?”, se dice en la cuestión sobre los homosexuales.

“¿Cómo proponerles las exigencias de la voluntad de Dios sobre su situación?”, se agrega en relación con esa cuestión.

También piden consejo sobre “cómo hacer más accesibles y ágiles, y posiblemente gratuitos, los procedimientos para el reconocimiento de nulidad del matrimonio”, uno de los temas indicados en el pasado Sínodo y apoyado por el papa Francisco.

Además se afronta el tema de las que se denomina “familias heridas” en las que se encuentran los divorciados y separados y la posibilidad de dar los sacramentos a aquellos que se han vuelto a casar, lo que provocó fuertes divisiones en la pasada asamblea de obispos entre los favorables a la “misericordia” y los acérrimos defensores de la doctrina.

“La pastoral sacramental en lo que se refiere a los divorciados que se han vuelto a casar necesita profundización, incluso evaluando la praxis ortodoxa y teniendo en cuenta la distinción entre situación objetiva de pecado y sus atenuantes. ¿En qué perspectivas nos podemos mover? ¿Cuáles son los pasos posibles: ¿Qué sugerencias para obviar las normas de impedimento no debidas o innecesarias?”, preguntan.

En el cuestionario también se hace referencia a las “diferentes formas de unión” y se pregunta qué se puede hacer para que la pareja encuentren el valor y la confianza para “llegar a la plenitud del matrimonio cristiano”.

E interrogan sobre cómo se deben mostrar los fieles católicos antes estas personas “con una actitud de acogida y acompañamiento”.

La idea de enviar un cuestionario ya se había utilizado para preparar el anterior Sínodo, que se consideró de preparación ante el del próximo octubre, donde se tendrá que llegar a conclusiones.

Por ello, en el documento publicado hoy se insta a que se “haga de todo para que no se comience desde cero y se asuma el camino ya puesto en marcha por el Sínodo extraordinario de los obispos”

EL PAIS:La expulsión de dos gais provoca una rebelión en un ‘burger

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Protesta contra la expulsión de una pareja de chicos en el Burger King de la Plaza de los Cubos de Madrid el sábado 6 de diciembre. / DANIEL OCHOA DE OLZA ( AP )

 

“Eran las 9.30 o las 10 de la noche”. Jaime (nombre ficticio) no recuerda la hora exacta. Lo que no ha olvidado, ni cree que consiga olvidar, son las palabras del encargado de seguridad del Burger King de la plaza de los Cubos, en el centro de la capital, donde estaba cenando con su novio el pasado 29 de noviembre. “Nos dijo que esas cosas no se podían hacer así. Que había niños delante”. Y les pidió que se fueran.

El guardia se refería a los besos de la pareja de 19 y 18 años, que habían provocado las quejas de dos familias por dar “mal ejemplo” a sus hijos. “Nos quedamos descolocados”, recuerda Jaime. Nunca había vivido una situación de discriminación como aquella y no supo reaccionar. El matrimonio que estaba sentado detrás de ellos intentó defenderlos. “Nos dijeron que no nos moviéramos, que teníamos derecho a estar allí”, cuenta el joven. Las familias que habían protestado se enzarzaron con los defensores. “Dijeron que sus hijos no tenían por qué ver eso”. Al final, los chicos se fueron. No querían “montarla”.

El engranaje de las redes sociales se puso en marcha. Y una semana después del incidente, el sábado pasado, se reunieron decenas de parejas del mismo sexo en la hamburguesería para protestar contra la homofobia haciendo lo mismo que los chicos expulsados: besarse. Los empleados del local respondieron con aplausos. Burger King asegura en su página de Facebook que “el responsable de seguridad actuó de manera independiente”. Garantiza que “tiene una política de cero tolerancia para cualquier tipo de discriminación y, al tener constancia de los hechos sucedidos, ha tomado medidas inmediatas para abordar el incidente”. No concreta, sin embargo, las medidas adoptadas.

Este no es un hecho aislado. Las agresiones homófobas, físicas y verbales, han aumentado en los últimos años, según los colectivos gais, que piden una ley específica, similar a la aprobada recientemente en Cataluña, que incluye multas de hasta 140.000 euros.

El año pasado se registraron 38 agresiones de este tipo en Madrid, según el programa de atención a homosexuales de la Comunidad. Esta cifra se superó este año en verano, según Rubén López, secretario de relaciones institucionales de Arcópoli, asociación de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales de las Universidades Politécnica y Complutense. El problema es que muchos de los ataques pasan inadvertidos porque las víctimas prefieren no denunciar. “La mayoría no han salido del armario y no quieren que se enteren sus familiares o amigos”, explica López, quien asegura que “cada semana llega a la asociación algún caso de acoso”. El último que trascendió a los medios ocurrió en septiembre. Dos jóvenesapalearon a una pareja de chicos que salía de una discoteca del distrito de Moncloa, al grito de “fuera de aquí, maricones”.

“Necesitamos una ley que anime a denunciar. El 90% se calla porque piensan que no va a servir para nada”, afirma López. La Consejería de Asuntos Sociales asegura que “siempre ha condenado estas agresiones”, pero no revela su postura sobre la propuesta de ley de las asociaciones. María Espinosa, portavoz de IU en temas LGTB (Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales), considera que la norma debería poner el foco en la prevención. “Lo más importante es la educación en los colegios para evitar la discriminación”.

EL CORREO:Los pacientes de VIH también envejecen

La cronificación de la enfermedad ha relajado la cautela en los grupos más sensibles, algo que complica bajar de 3.000 infectados cada año.

Manolo es un caso raro. Se infectó por VIH en 1983, muy joven, cuando apenas se sabía nada de la enfermedad. Estaba dentro del mundo de las drogas pero su contagio, asegura, fue por vía sexual. «Con mi compañera de entonces. Yo solo le daba a la cocaína, nunca me he pinchado», explica. Durante casi una década ni siquiera tuvo acceso a medicación, aunque ahora asegura que ha pasado por todas -la primera, el AZT, se aprobó en 1987-. Es un superviviente. En estos 30 años, en España han muerto de sida más de 50.000 personas y en el mundo más de 35 millones. Pero también es el ejemplo de una tendencia que crece en los últimos años: la esperanza de vida de los seropositivos se acerca, cada vez más, a la de la población general.

«Todas las publicaciones científicas apuntan a que la esperanza de vida de las personas infectadas por VIH que siguen correctamente el tratamiento antirretroviral está aumentando, y se va aproximando a la media de esperanza de vida», afirma Elena Andradas, directora del Plan Nacional sobre Sida. Las medicinas modernas, explica, son muy eficaces, poco tóxicas -el AZT tenía muchos efectos secundarios- y basta con tomarlas una vez al día. Calculan que, de los 100.000 casos identificados en España, más del 98% sigue las pautas del médico. «Aun así», matiza, « las personas infectadas tienen una probabilidad de muerte mayor que la de la población general». Un estudio reciente en Reino Unido sitúa en 77 años la esperanza de vida de los seropositivos que siguen el tratamiento, un año menos que en la media del país. En España la diferencia es mayor -de alrededor de 70 frente a 82-, pero se acorta cada año.

Aun hoy, la mayoría de pacientes de sida mueren por infecciones oportunistas. Por problemas médicos que un sistema inmunitario sano puede combatir pero el suyo no. «Al principio, cuando me diagnosticaron, pensaba que me quedaban dos telediarios», asegura Manolo. Su médico, dice, lo incluye entre «los viejos guerreros». Tres décadas después de contagiarse, sus problemas de salud -que los tiene- no son los que habitualmente se asocian al VIH. Ni ponen en peligro inminente su vida. Los nuevos medicamentos controlan que su carga viral se mantenga baja y que su recuento de linfocitos CD4 -las células encargadas de señalar y combatir las infecciones y, además, objetivo del ataque del virus- esté lo más alto posible.

«Las causas de muerte entre los pacientes de VIH empiezan a ser muy parecidas a las de la población general. Enfermedades hepáticas, cardiovasculares o cánceres no habitualmente asociados al sida como el colorrectal», afirma Andradas. Ya es posible envejecer con esta infección. El sida, al menos en Occidente, se ha convertido en una enfermedad crónica, pero aún hay 36 millones de infectados en todo el mundo, como se recordó el pasado 1 de diciembre, en el Día Mundial contra el Sida.

Peligros del éxito

«La vida es algo que nos acaba matando a todos», asegura Yayo, otro viejo guerrero. Tiene 62 años y cree que se infectó en 1984, también por vía sexual. «Me lo diagnosticaron en 1991». Está bajo control de los médicos desde entonces y, explica, tiene la enfermedad controlada. «Tengo 700 de CD4 y nada de carga viral», afirma. Por norma general, los doctores tratan de que el recuento de linfocitos esté por encima de las 350 células por microlitros de sangre. Cuenta que una de sus primeras medicaciones le causó una anemia que desembocó en una tuberculosis. Desde 2005, cuenta, necesita oxígeno artificial. «También es cierto que he fumado compulsivamente», reconoce. «Pero si no fuera por esto del oxígeno podría trabajar perfectamente, solo tengo que ir al médico cuatro veces al año». Dos a que le extraigan sangre y otras dos a comentar los resultados de los análisis.

Pero la cronificación de la enfermedad, un éxito en términos médicos y científicos, ha provocado un problema inesperado. La sociedad le ha perdido el miedo al VIH y muchos colectivos han bajado la guardia. Desde hace cuatro años el número de casos nuevos en España se mantiene alrededor de los 3.300. Más de la mitad, por sexo homosexual entre hombres. «Todavía se cometen muchas prácticas de riesgo», explica Jesús Santos, médico especialista en la materia y presidente del Congreso Nacional GeSIDA.

A esta relajación se le suma, además, que el VIH puede no presentar síntomas durante mucho tiempo. Se calcula que, en España, un tercio de los infectados no lo saben y, por tanto, son más proclives a no tomar precauciones. «Si seguimos así, no vamos a frenar la epidemia», afirma Santos. «Si consiguiéramos diagnosticar a tiempo al 90% de los individuos bajaría el número de nuevos casos en muy poco tiempo».

«El sida se propagó como lo ha hecho ahora el ébola»

Durante los años 80, se relacionó a un azafato canadiense -que aseguró haber tenido miles de parejas sexuales- con más de 40 contagios de VIH por todo el mundo. Durante un tiempo, incluso, se le consideró el ‘paciente cero’ de la epidemia global. Recientemente, un estudio del Osakidetza y el Instituto de Salud Carlos III vincolaba 26 infecciones por VIH entre 2012 y 2014 a un único paciente, un varón del País Vasco. Sin embargo, la práctica con un mayor riesgo, el sexo anal receptivo sin protección, se calcula que tiene una tasa de infección en torno al 1,4%. ¿Cómo puede ser?

«En realidad no es algo tan raro», explica Jesús Santos, médico especialista en VIH del hospital Virgen de la Victoria, en Málaga. «Si partimos de que la mitad de los pacientes se diagnostican tarde, y que están durante meses, o años, sin saber que son seropositivos, y esto se junta a una vida sexual muy activa, es totalmente factible que pueda infectar a muchos».

Para determinar que estas 26 infecciones están relacionadas con un único caso los investigadores usaron las mismas técnicas que han permitido ponerle fecha y lugar al origen del virus. Al auténtico ‘paciente cero’, el primer humano infectado. Probablemente un cazador de chimpancés que se contagió tras herirse mientras destripaba a su presa, en el sur de Camerún, alrededor de 1908. Las primeras muestras datan, sin embargo, de 1959 y 1960 en Congo.

«El VIH es un virus que replica mucho», aclara Santos. Mientras que justo después de una infección la cepa en ambos pacientes es casi igual, sus genomas divergen poco a poco a un ritmo predecible. Cuanto más se parecen, por tanto, más cerca están sus portadores en un hipotético árbol de contagios. «Si se estudia a muchos individuos se puede hacer una especie de mapa de cómo se ha propagado la cepa».

¿Y por qué pasó desapercibido hasta los años 80? «Se propagó como lo ha hecho ahora el ébola», cuenta Santos. «Al principio le pasó a comunidades pequeñas y cerradas, pero en los 70 salta a las ciudades y se descontrola».

EL CORREO:”Solo una décima parte de las personas que tenemos VIH lo contamos”

María José Fuster, directora de la organización científica Seisida, sostiene que los prejuicios sobre las personas que sufren el sida aún subsisten, pese a los avances sociales registrados en los últimos años

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María José Fuster advierte de que, pese al avance médico frente al sida, el estigma social sigue presente.

Hay una amenaza igual de peligrosa que el sida: el estigma social del sida. Dice María José Fuster (Benidorm, 1967) que los prejuicios sobre las personas con VIH se han reducido con el tiempo, pero no lo suficiente. «Todavía un 29% de las personas intentaría evitar el contacto con una persona con VIH en su vida cotidiana, por ejemplo en el trabajo o en una tienda donde el empleado es seropositivo», denuncia la directora de Seisida, la sociedad científica que organiza el Congreso Nacional del Sida que se celebrará el próximo mayo en San Sebastián. Esos fantasmas sobrevuelan también sobre el colectivo gay, que representa más de la mitad de los nuevos contagios. «Existe el riesgo de que la población vuelva a pensar que el VIH solo es cosa de homosexuales», como ocurrió al principio de la epidemia, advierte.

– ¿Se está bajando la guardia ante el sida?

– La verdad es que no podría contestar con datos si la sociedad toma menos medidas preventivas sexuales que antes. Pero sí sé que la sexualidad es algo complejo y que todas las personas asumimos riesgos en nuestras relaciones en algún momento. En este sentido, lo que sí está ocurriendo es que la información, el control de la infección del VIH a través de la medicación antirretroviral y el paso del tiempo, que hace que nos hemos acostumbrado a tener esta infección en nuestras vidas, están contribuyendo a que las prácticas sexuales seguras puedan relajarse. Eso podría explicar el aumento de la incidencia en algunos colectivos, como el de hombres que hacen sexo con hombres.

-¿Se le ha perdido miedo al sida?

– Tampoco hay estudios que avalen la evidencia de que en el caso de los hombres que hacen sexo con hombres sea ese el motivo que está detrás del aumento de la incidencia. Hay otras variables. Por ejemplo, el hecho de que la transmisión es más efectiva en el caso de las relaciones sexuales anales. También influyen ciertas prácticas asociadas al comportamiento sexual, como el consumo de drogas recreativas antes o durante la relación… No está demostrado que sea por falta de miedo al VIH.

– Curiosamente el colectivo gay ha sido abanderado de la lucha contra el sida.

– Es un colectivo que ha luchado mucho contra el sida y por sus derechos civiles. Hace unas semanas Elton John hizo un llamamiento a la comunidad homosexual para redoblar los esfuerzos en el sida. Hay un riesgo, que la población vuelva a asociar el VIH a estereotipos, y en concreto a la comunidad homosexual. Hay que vencer esa idea. No puede volver a pasar que se piense que el VIH es solo cosa de homosexuales.

-¿Hay riesgo de que la gente vuelva a pensar que el sida es cosa de otros?

– Ese riesgo estuvo y sigue estando presente. Así se configuró al principio de la epidemia. De hecho, el primer nombre que se le dio al sida fue el cáncer gay o el cáncer rosa. Luego hay que tener en cuenta que las personas en general tenemos un sesgo optimista con respecto a nuestra salud. Siempre pensamos que tenemos menos probabilidad de que nos pase algo malo. Si además en esta enfermedad se establecen estereotipos, al final se piensa que no va con uno. Hay que informar, educar y advertir sobre esto. Estos estereotipos perjudican tanto a la propia persona con VIH como a la salud de la población, porque la persona que piense que no va con ella se protegerá menos y va a cuidarse menos.

– No ocultar la realidad, pero tampoco caer en el estigma. Un juego de equilibrios difícil.

No se trata de señalar al colectivo, sino de hablar del tema para ponerle una solución y aplicar acciones.

“Intolerables prejuicios”

– En estos últimos años la investigación médica sobre el sida ha dado un gran salto. ¿Socialmente se ha avanzado en la misma medida?

– Aquí sí puedo contestar con datos. Seisida ha realizado dos encuestas para saber qué actitudes negativas hay entre la población. Entre 2008 y 2012 ha habido una mejoría significativa de los prejuicios, pero todavía están en niveles intolerables. En 2012, un 29% de la población respondió que intentaría evitar el contacto con una persona con VIH, por ejemplo en el trabajo o en una tienda donde un empleado sea seropositivo. Hay más datos. Un 50% de la población se sentiría incómoda si su hijo fuera al mismo colegio donde hubiera un niño con VIH.

– Falta mucho por hacer.

– La situación ha mejorado, pero no lo suficiente. Probablemente esa disminución de los prejuicios tenga que ver con la respuesta que se estaba dando en esos daños desde los planes multisectoriales del sida para investigar y alertar sobre el estigma social como línea prioritaria. Toda esa respuesta ha disminuido. Si dentro de cuatro años volvemos a preguntar lo mismo, tememos que nos encontremos con más actitudes negativas.

– ¿Cómo se combate el estigma?

Hay que reestructurar esas creencias erróneas, fomentar la empatía para ver esas personas. Falta pedagogía. Hay todavía mucho desconocimiento acerca del VIH. Cerca de un 20% de la población piensa que se puede transmitir en un baño público, y eso influye mucho, porque hace que se tenga miedo. Y el miedo es la fuente más grande del estigma.

‘Salir del armario’

– ¿Ayudaría también que gente con VIH ‘saliera del armario’, como ha hecho el colectivo gay?

– Ayudaría muchísimo. Una de las fuentes de reducción del estigma es el contacto directo con las personas que pertenecen al grupo estigmatizado que sea. Sabemos por diferentes estudios que solo un 9% ó un 10% de las personas que tenemos VIH decimos que tenemos VIH. Y encima siempre somos los mismos desde hace muchos años. Si las 150.000 ó 200.000 personas que dicen que podrían estar infectadas por VIH fueran visibles, está claro que la población tendría una oportunidad más grande de estar en contacto con ellas y acostumbrarse a esa realidad. Hacerse visible ayuda mucho.

– ¿Cómo se puede lograr esa visibilidad?

– Es un camino que hay que hacer en varios pasos porque no todas las personas con VIH tienen las suficientes habilidades como para enfrentarse al rechazo que probablemente tendrán.

– Usted nunca ha ocultado que tiene VIH. ¿Ha sufrido rechazo por ello?

– Yo lo conté desde el principio. En algunas ocasiones he tenido situaciones desagradables. Pero he tenido suerte. Estoy muy preparada desde hace mucho tiempo.

– ¿Animaría a otras personas a hacerse visibles?

– Yo les animaría primero a que se preparasen personalmente. Desde Seisida trabajamos para ayudar a las personas con VIH para potenciar sus habilidades de manera que puedan afrontar el estigma y contar que tienen VIH más empoderados.

– Daniel Zulaika, coordinador del Plan del Sida en Euskadi, comentó el otro día que personas seropositivas prefieren contar que tienen cáncer a que tienen VIH.

Es cierto. Cuentan otras cosas antes que VIH, que tienen cáncer, hepatitis… Muchas personas con VIH sufren otra fuente de estigma que es el estigma interno. Cuando uno interioriza las creencias negativas que tiene la sociedad sobre ese colectivo, acaba creyéndoselo y sintiéndose inferior a otros. Ese estigma hay que trabajarlo también, para que tengan una autoestima correcta y puedan afrontar esas situaciones de rechazo.

EL PAIS:La justicia europea prohíbe las “pruebas” de homosexualidad

Probar la homosexualidad

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Osmond Ayo, un nigeriano de 37 años, llegó a España en 2008. / A. T. R.

En Nigeria guardaba con celo su orientación sexual y en España se implica de lleno en las marchas del orgullo gay. Osmond Ayo ha saltado de la sombra a la luz. De la hiel a la miel. “He salido de la boca del lobo”, masculla en un parque de Madrid mientras rememora su vida en Zamfara. Allí, en el primer estado nigeriano que introdujo la sharía, la ley islámica que castiga las relaciones homosexuales, él se negaba a dejar a su novio. Lo veía a escondidas, siempre puertas adentro, hasta que un día los “pillaron” y casi los matan. “Nos golpearon, nos lanzaron piedras. Tuvimos que huir”. Hoy, siete años después, espera que España le dé asilo por su orientación sexual. Es su segunda petición —la primera, presentada en 2008, fue denegada— y, aunque no sabe qué tipo de preguntas le harán en la nueva evaluación, sí que conoce lo que no le podrán pedir.

Ni vídeos o interrogatorios detallados sobre sus prácticas sexuales, ni exámenes que busquen “probar” su homosexualidad. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea, en una sentencia del 2 de diciembre, ha trazado los límites en este tipo de evaluaciones. Quienes pidan protección por temor a ser perseguidos en sus países no deben ser sometidos a cuestionarios basados en estereotipos o que vulneren sus derechos —como el respeto a la vida privada— ni entregar “pruebas” documentales sobre actos sexuales o íntimos. Los Estados tampoco pueden concluir que el testimonio de un solicitante “carece de verosimilitud” si no declaró su orientación desde el inicio del trámite.

La Ley de Asilo y Protección Subsidiaria de España recoge, desde 2009, el temor a ser perseguido por motivos de identidad y orientación sexual, aunque eso no significa que antes no se hayan planteado este tipo de peticiones. El propio Ayo, por ejemplo, pidió asilo porque, al ser homosexual, era parte de un grupo social excluido en Nigeria. Sin embargo, cinco años después de la reforma, aún no existen datos —o al menos no se han difundido— sobre cuántas peticiones se han planteado por orientación sexual y, de estas, cuántas han sido concedidas y denegadas.

El Ministerio del Interior aporta solo dos cifras: en 2012 se concedieron 15 y en 2013, 14. Las organizaciones que trabajan en el tema —como la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (Felgtb) y la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (Crear)— consideran que los números son bajos. Una de las razones: es difícil “probar” que lo que se cuenta.

¿Cómo se demuestra? ¿Dónde se traza la frontera de lo que se puede decir? La máxima instancia judicial de la UE ha admitido en su sentencia que sí se puede evaluar la “credibilidad” de la orientación homosexual —castigada en más de 75 países— si se respetan los límites. El tribunal ha ahondado en los métodos que no se deben emplear, después de haber recibido una consulta de Holanda. Tres ciudadanos de países no comunitarios habían pedido asilo por temor a ser perseguidos por su homosexualidad. En los tres casos, las autoridades holandesas denegaron las peticiones porque consideraron que la orientación no había quedado “demostrada”.

Uno de ellos —en una segunda petición— dijo estar “dispuesto a practicar un acto homosexual” o a someterse a “exámenes”. En República Checa, por ejemplo, se usaba el llamado “test falométrico”hasta hace apenas cuatro años. Quien pedía asilo en ese país podía someterse a un examen que consistía en medir su respuesta física ante ciertos estímulos, por ejemplo, vídeos pornográficos. Si no se excitaba frente a escenas heterosexuales, “pasaba” la prueba. El segundo ciudadano llegó a presentar una grabación en vídeo de actos íntimos con otra persona de su mismo sexo. El tercero no aportó “más detalles sobre sus sentimientos y el proceso interior relativo a su orientación”, según el criterio de las autoridades holandesas.

La Felgtb destaca la importancia del fallo del Tribunal de Luxemburgo, pero lo matiza. “Nos alegra muchísimo que se haya puesto en lista negra lo que no se puede hacer, pero lamentamos que no se haya puesto una guía, una pauta de lo que se debe hacer porque nuestra experiencia es que es proceso muy complicado y subjetivo”, afirma Rubén López, portavoz de la organización.

España no pide grabaciones ni practica exámenes, pero las organizaciones que trabajan con refugiados ven otros problemas. Rubén García Cores, abogado de CEAR, menciona el principal: “No solo es importante que te crean lo que dices sobre tu orientación sexual, algo difícil de probar. Las dificultades vienen por otro lado: por el lado de cuestionar tu situación de riesgo. Creo que tienden a minimizar los riesgos y a dudar de que corras un verdadero peligro”.

En Nigeria, el país al que Ayo teme regresar, se castiga con 14 años de prisión a aquellos que, siendo del mismo sexo, se atrevan a celebrar su unión, y con 10 años a quienes alienten la homosexualidad o participen en asociaciones y actos homosexuales. La ley, aprobada por el Senado en 2011, fue ratificada por el presidente en enero pasado, pero los gais ya eran perseguidos. Ayo estuvo siete meses en prisión en 2007 por “ofensas”. Por ello, cuando quedó en libertad, le pagó a una mafia que le ofrecía llevarlo en barco a Canadá. “Pero me engañaron y me dejaron en Barcelona. Supe que estaba en Spain dos días después de haber llegado”. Fue en febrero de 2008.

Alexandra Licona también llegó a España en febrero, pero de 2011. La experiencia de la transexual hondureña, de 34 años, es diferente: recibió asilo seis meses después, “un tiempo récord”. En Tegucigalpa, la capital, levantaba la voz desde la presidencia de Arco Iris, una asociación que denunciaba públicamente la “brutalidad” contra gais, transexuales y travestis. “Te matan, te mutilan, te torturan o te humillan o te violan, como me pasó a mí, que me secuestraron, me dispararon y me dejaron tirada en un cerro”. Cuenta que la situación empeoró con el golpe de Estado que derrocó a Manuel Zelaya en 2009. Human Rights Watch —en un informe de mayo de ese año—documentó los abusos policiales. Las organizaciones locales de derechos humanos estimaron que entre 2009 y 2012 fueron asesinadas 186 personas por su orientación sexual.

El abogado de CEAR cree que existe una especie de perfil: “Vemos que si eres activista, tienes más posibilidades que si no lo eres porque se entiende que has tenido mayor exposición pública. Pero el asunto es otro: no tienes por qué ser activista de nada. No serlo no significa que no corres riesgo”. Licona cuenta que conoce a otros cuatro activistas hondureños que han recibido asilo en España. “Pero también conozco a otros a los que les han denegado. Es una lotería”.

El pasado 28 de septiembre, la Comisión de Exteriores del Congresoinstó al Gobierno a facilitar la concesión de asilo a lesbianas, gais, transexuales y bisexuales (LGTB) perseguidos en sus países de origen y que se encuentren en España. En 2013 se plantearon 4.513 peticiones de protección —un 74% más que en 2012, cuando se presentaron 2.588— y solo se concedieron 206 estatutos de asilo. Esta última cifra representa apenas el 0,4% de las 49.510 personasque fueron reconocidas como refugiadas en la UE, según el último informe de CEAR. Muy por detrás de países como Alemania (10.910) o Francia (7.475). España otorgó otras 325 protecciones subsidiarias, un grado que recibieron, sobre todo, sirios y somalíes. ¿Cuántas personas presentaron su solicitud por temor a ser perseguidas por su orientación sexual? Interior asegura que no tiene la cifra.

Cuatro puntos del fallo del Tribunal de la UE

  • No se puede preguntar a los solicitantes de asilo detalles de las prácticas sexuales por respeto a su vida privada.
  • No cabe aceptar como prueba la práctica de actos homosexuales (como vídeos de actos íntimos), ni la sumisión a eventuales “exámenes” que intenten probar la orientación.
  • No puede considerarse motivo para rechazar una solicitud el hecho de que el solicitante no pueda responder a preguntas basadas únicamente en conceptos estereotipados.
  • No se puede concluir que el solicitante carece de credibilidad por el mero hecho de que, debido a su reticencia a revelar aspectos íntimos de su vida, no haya declarado su homosexualidad desde el primer momento.

 

ABC: La justicia europea prohíbe los «tests de homosexualidad» a demandantes de asilo

El tribunal considera que los interrogatorios detallados sobre sus prácticas sexuales o, incluso, la posibilidad de grabaciones de vídeo atenta contra los derechos fundamentales

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EFE El iraní de 36 años Alí (nombre ficticio), es la primera persona que logra asilo político en España por ser homosexual

El Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) ha dictaminado este martes que los demandantes de asilo que alegan riesgo de persecución en sus países de origen por su homosexualidad no pueden ser sometidos en los Estados miembros a interrogatorios detallados sobre sus prácticas sexuales para demostrarlo porque ello atenta contra los derechos fundamentales.

La sentencia responde al caso de tres ciudadanos nacionales de países de fuera de la UE que presentaron solicitudes de asilo en Holandainvocando su temor a ser perseguidos en sus países de origen debido a su homosexualidad. Sin embargo, las autoridades competentes desestimaron sus solicitudes por considerar que su orientación sexual no había quedado demostrada.

En su fallo de este martes, el Tribunal de Justicia resalta que los métodos empleados por las autoridades competentes para comprobar la veracidad de las declaraciones de un solicitante de asilo sobre su orientación sexual «deben ajustarse al Derecho de la Unión, particularmente a los derechos fundamentales garantizados por la Carta, como el derecho al respeto de la dignidad humana y el derecho al respeto de la vida privada y familiar».

En este sentido, la sentencia precisa que «los interrogatorios sobre los detalles de las prácticas sexuales del solicitante son contrarios a los derechos fundamentales garantizados por la Carta y, en concreto, al derecho al respeto de la vida privada y familiar».

Grabaciones en vídeo

Por lo que respecta, a la posibilidad de que las autoridades nacionales acepten, como han propuesto varios solicitantes de asilo, la práctica de actos homosexuales, la sumisión a eventuales «exámenes» para demostrar su homosexualidad o incluso la presentación de pruebas como grabaciones en vídeo de sus actos íntimos, el Tribunal de Justicia subraya que, «aparte de que estos elementos no tienen necesariamente valor probatorio, pueden menoscabar la dignidad humana, cuyo respeto está garantizado en la Carta».

«Por lo demás, autorizar o aceptar este tipo de pruebas tendría un efecto incentivador respecto de otros solicitantes y equivaldría, de facto, a imponerles este tipo de pruebas», señala el fallo.

Penas de cárcel

El Tribunal de Justicia ya dictaminó el año pasado que los homosexuales extracomunitarios tienen derecho al estatuto de refugiado en la UE si son perseguidos en su país de origen con penas de cárcel por su orientación sexual.