Protestas en Pakistán tras el suicidio de un adolescente violado, desasistido por la Policía
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El padre del fallecido asegura que el chico fue violado durante dos días por tres hombres
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Denuncia que los agentes se negaron a investigar los hechos y se burlaron de él
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Muhammad Ikram, de 14 años, terminó arrojándose a las vías del tren
Se llamaba Muhammad Ikram, tenía 14 años y trabajaba en una tienda de muebles del distrito de Rahim Yar Khan, en la provincia paquistaní de Punjab, cuando tres hombres le pidieron que acudiera a la casa de uno de ellos para reparar una puerta. El chaval accedió, pero cuando llegaron al domicilio la suerte que le esperaba era muy diferente. “Le violaron en la casa durante dos días, y luego le tiraron en una cuneta”, explicó su padre, Muhammad Iqbal, quien acudió a la Policía de la ciudad de Khanpur para denunciar los hechos. Los agentes no sólo se negaron a investigar: se burlaron del muchacho, que terminaría arrojándose el pasado viernes a las vías del tren en un suicidio que ha llevado a los familiares y amigos del adolescente a cortar carreteras en protesta por la actuación policial.
“Mi hijo se suicidió porque los policías se negaron a registrar su denuncia, y además le molestaron”, se lamentaba el progenitor durante la improvisada protesta en la que se transformó el funeral, del que informa la agencia AFP. Fue necesaria la presencia de políticos y responsables de la Policía, ceses y promesas de una investigación para que los asistentes al funeral desbloquearan la carretera. Sólo un oficial de la Policía ha sido apartado de su cargo por negligencia.
La protesta simboliza el creciente hartazgo de parte de la sociedad paquistaní hacia los abusos sexuales, en especial contra menores: según la ONG Sahil, el principal grupo que investiga violaciones de niños en el país centroasiático, el año pasado fueron denunciadas 3.500 violaciones, el 67% de ellas en zonas rurales, una cifra que implica 10 niños abusados por día y que sólo representa un porcentaje de la verdadera magnitud de un crimen tan común que buena parte de las víctimas no denuncian, bien por miedo a sus agresores o bien porque en su entorno es considerado algo inevitable o incluso una fuente de ingresos.
La pasada semana, en la misma provincia, fueron detenidos 14 miembros de una banda compuesta por 25 violadores de menoresque abusaron durante años de cientos niños y grabaron las violaciones para posteriormente chantajear a sus víctimas y a sus familiares. Según éstos, al menos 280 niños fueron grabados mientras eran violados por los pederastas. La Oficina de Protección al Menor de Punjab tiene en su poder uns 400 vídeos de los menores, y las edades de las víctimas oscilan entre los seis y los 14 años, según el Daily Pakistan, en lo que ya ha sido calificado como el mayor escándalo de abusos contra menores de la Historia del país.
Testimonios del horror
“Sólo tenía nueve años cuando me secuestraron y me llevaron a una casa vacía. Me torturaban brutalmente cuando me resistía. Después me pusieron una inyección”, explicaba un joven que fue víctima de la banda en 2006. “Varios hombres me violaron muchas veces encañonándome con un arma. Decidí no contarselo a nadie. Seis meses después, cuando me intentaron obligar a tener sexo delante de la cámara, me enseñaron los vídeos que me habían hecho. Fue horrible”.
Otra víctima entrevistada por BBC aportaba un relato similar. “Tenía 10 años cuando ocurrió. Un hombre me llevó a su casa, cerró la puerta y aparecieron otros cinco hombres. Me drogaron, me pegaron y me violaron durante cuatro horas. Me dolía muchísimo. Me dijeron que si se lo contaba a alguien me matarían”. El niño, hoy de 14 años e identificado como Faisal, asegura que otros muchos jóvenes de su aldea sufrieron la misma suerte. Meses después, uno de los hombres le abordó por la calle, le pidió dinero y le enseñó el vídeo de su violación. “Me dijo que, si no pagaba, se lo mostraría a mi familia. Les di cuanto tenía e incluso robé las joyas a mi abuela para pagarles más”. Eso no impidió que siguieran abordándole por la calle y llevándole a casas para violarle, “la última vez hace sólo unos meses”. Pero los vídeos circularon, y el padre de Faisal pudo verlo: denunció a la Policía, y como él otras siete familias pero, según las víctimas, los agentes no hicieron nada hasta que el escándalo saltó a los medios de comunicación.
Según el ‘Daily Pakistan’, los vídeos eran vendidos en la misma aldea de los muchachos, en el distrito de Kasur, por 50 rupias, unos 70 céntimos de euro, si bien los criminales solían vender el material a webs occidentales que pagaban sustanciosamente más, además de los millones de rupias que obtenían de sus chantajes.
La Policía de Sheikhupura, en Kasur, ha identificado a los dos líderes de la banda, de unos 40 años, y a 25 miembros, entre quienes figuran adolescentes. Los oficiales animaron a los familiares de las víctimas a denunciar pero eso no calmó los ánimos contra una policía vista por la población como cómplice: según la prensa local, la pasada semana 20 personas resultaron heridas en enfrentamientos entre policía y familiares de las víctimas, quienes acusan a los primeros de cobrar sobornos a los violadores para demorar los arrestos.
Investigación judicial
El gobernador de Punjab, Shahbaz Sharif, hermano del primer ministro Nawaz, ha ordenado una investigación judicial que arroje luz sobre unos abusos contra centenares de menores que se demoraron durante años pero los activistas implicados en las denuncias, que califican los hechos de “punta del iceberg”, se muestran escépticos.“Tras algo así, por lo general no hay seguimiento y al final el problema es barrido bajo una alfombra”, denunciaba en declaraciones a Deutsche Welle la activista Rana Asif Habib. “Paquistán no es firmante de la Convención de Derechos del Niño de la ONU”, lo cual hace inútiles la mayor parte de las denuncias, proseguía la activista. Hasta ahora, seis agentes implicados en la investigación han sido suspendidos por su ineficacia en la investigación, según informaba hoy el diario Pakistan Today.
La violencia sexual y la indiferencia policial hacia la misma es uno de los problemas más acuciantes de Paquistán, “a menudo institucionalizado y con el apoyo tácito, y en ocasiones explícito, del Estado”, según denunciaba la profesora de Estudios sobre la Mujer Shahla Haeri en declaraciones al diario Dawn. Según Human Rights Watch, en Paquistán se produce una violación cada dos horas y una violación en grupo cada siete. En un estudio realizado en Rawalpindi e Islamabad en 2004 sobre una muestra de 300 menores, el 17% revelaba haber sido violado. En cuanto a los niños de la calle, el sector más vulnerable a la violencia sexual, un documental elaborado por Channel 4 en 2014 elevaba el número de víctimas al 90%.