Polonia y Hungría bloquean normas de la UE para no reconocer bodas gays
Los dos Gobiernos conservadores del Este obstaculizan normativas sobre regímenes económicos matrimoniales para no aceptar uniones “que no responden a sus valores”
La crisis económica ha abierto una fenomenal fractura Norte-Sur, pero en la Unión Europea hay una fractura quizá aún más profunda: Este-Oeste. Polonia y Hungría tienen previsto bloquear en la reunión de ministros de Justicia del próximo jueves una propuesta de normativa para uniformizar la ejecución de resoluciones en materia de regímenes económicos matrimoniales de las uniones registradas en la UE. La propuesta pretende “reducir incertidumbres en cuanto a los derechos de propiedad de las parejas internacionales”, según el texto final que examinarán los ministros. Esa norma requiere la unanimidad para salir adelante: el problema es que tanto Varsovia como Budapest no aceptan regímenes de familia “que no responden a sus valores ni están en su constitución”, según fuentes europeas. En la práctica, esos dos países -gobernados por partidos ultraconservadores- no quieren reconocer el matrimonio gay ni otras fórmulas jurídicas válidas para heterosexuales en otros países de la Unión, a pesar de que el texto permite a sus jueces inhibirse en favor del Tribunal de Luxemburgo en caso de tener que dictar sentencia en uno de esos casos.
Se trata de dos regulaciones. Por un lado, una propuesta relativa a la ejecución de resoluciones en materia de regímenes económicos matrimoniales. Y por otro, una norma sobre el reconocimiento y la ejecución de resoluciones en materia de efectos patrimoniales de las uniones registradas. Se trata de “garantizar un sistema uniforme de las normas” relativas a este asunto, según el texto. A lo largo del proceso legislativo, las delegaciones polaca y húngara presentaron una propuesta diferente que la mayoría de los socios considera “inaceptable”, según las fuentes consultadas. Los polacos han dejado claro que tienen dificultades para aceptar el texto sobre las uniones registradas.
Las tensiones con los países del Este han crecido exponencialmente en los últimos meses, sobre todo a raíz de la crisis de refugiados, que ha activado tenaces reflejos nacionalistas (aunque no solo en el Este). Algunos dirigentes de esos países -incluso los socialdemócratas eslovacos- han declarado que no aceptarán asilados musulmanes, aunque tras esa primera reacción hostil se han visto movilizaciones populares en favor de los refugiados, y pasos de varios Gobiernos del Este en la buena dirección. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha asegurado que la llegada de refugiados musulmanes pone en peligro los valores cristianos de Europa, en un discurso que no responde a las ideas recogidas en los tratados.