Hamaika sentipen, hamaika bizipen, hamaika izate: ¡aquí ni dios es normal!

A los grupos que integramos la E28J Koordinadora de Bizkaia este año 2014 nos parece un buen momento para pensar en la situación en que nos encontramos hoy en día y en nuestros logros, y la mejor manera de hacerlo es comparar el programa con el que comenzó Ehgam allá por el año 1977 con la evaluación que hacemos de las circunstancias actuales.

Os presentamos el fruto de nuestra reflexión para compartirla y ampliarla entre todxs:

En 1977 pedíamos la derogación de la ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social,

y en la ACTUALIDAD tenemos una ordenanza municipal de ocupación del espacio público que capacita a la policía a recriminar su actitud a cualquier pareja que muestre su afecto en público, e incluso a ponerles una multa; diseñada no sólo, pero también contra nosotrxs según reconoció el propio ayuntamiento de Bilbao, y que se aplica con especial animosidad contra las parejas del mismo sexo.

En 1977 pedíamos la obligación por parte del Estado de impartir una educación sexual de calidad, no reproductiva, y referida a todas las sexualidades,

y en la ACTUALIDAD nos encontramos con que nunca se ha impartido una educación sexual de calidad en nuestras escuelas; se ha podido, tal vez, impartir educación para la salud, dentro de la cual se incluía la salud sexual (una vez más problematizando el sexo), o también una educación ética en la cual se trataba el tema del respeto a la diversidad afectivo-sexual, pero nunca se han incluido en el currículo temas como el conocimiento del propio cuerpo, el reconocimiento del deseo, la experimentación del placer, la práctica de relaciones interpersonales,… es decir, una verdadera Educación Sexual integral.

En 1977 pedíamos la mayoría de edad a los 16 años,

y en la ACTUALIDAD tenemos una ley que aumenta la edad de consentimiento sexual de los 13 a los 15 años, diseñada desde la problematización del sexo y desde la infantilización no sólo de lxs jóvenes sino también de toda la sociedad en general.

En 1977 pedíamos la creación de relaciones humanas libres sustituyendo a la familia patriarcal y al matrimonio institucionalizado,

y en la ACTUALIDAD vemos que existen niveles de convivencia que no tienen reconocidos sus derechos, cuando las únicas relaciones consideradas legítimas son las institucionalizadas, ya que el matrimonio igualitario se ha utilizado para asimilar todas las relaciones al modelo heteronormativo.

En 1977 pedíamos la superación  de las categorías y/o roles macho/hembra, masculino/femenino, activx/pasivx…

y en la ACTUALIDAD nos encontramos con que la imposición del binarismo es más fuerte que nunca. Tenemos varios ejemplos de ello: en euskera ha habido siempre nombres de persona sin género que ahora Euskaltzaindia pretende normativizar (el nombre Aitziber pasa a ser exclusivo para chicas, Ametz para chicos y Ametza para chicas), la práctica común de cirugía de normalización genital a lxs recién nacidxs intersexuales, así como la problematización de la transexualidad.

En 1977 pedíamos libertad para mostrar en público nuestra afectividad y vestirnos y adornarnos como quisiéramos,

y en la ACTUALIDAD nos encontramos con que la homofobia-lesbofobia-transfobia sigue siendo la norma en nuestra sociedad, o que la plumafobia es habitual incluso entre nosotrxs.

En 1977 pedíamos la no injerencia de la iglesia y el estado en la intimidad personal y la no imposición de doctrinas morales en el ámbito de la sexualidad,

y en la ACTUALIDAD estamos viviendo en un estado teocrático: los actos públicos políticos más importantes del estado son religiosos, la moral de la iglesia marca la acción legal del estado, el estado sirve de recaudador de impuestos para la iglesia, el calendario laboral sigue siendo religioso, en educación se paga con dinero público la catequesis de lxs niñxs, las fuerzas del estado reprimen cualquier intento de criticar la situación de poder de la iglesia, cuando no intervienen en absoluto ante los exabruptos llenos de odio realizados por personas religiosas, etc.

En 1977 pedíamos la superación de todo tipo de censura por razón de moral sexual,

y en la ACTUALIDAD nos encontramos con que la libertad de expresión está cada vez más comprometida, el control policial de las redes sociales aumenta hasta niveles parafascistas, y se da un retroceso en la lucha contra la ‘autocensura’.

En 1977 pedíamos la obligación de la Seguridad Social a la acción preventiva de enfermedades venéreas y/o sexuales, a la revisión periódica y gratuita, y la libre autorización de uso de anticonceptivos y prácticas abortivas,

y en la ACTUALIDAD nos encontramos con recortes continuos en la Seguridad Social, la actuación de las empresas farmacéuticas se puede definir de cualquier manera menos de ética, en determinados sitios es difícil encontrar píldoras anticonceptivas o condones, lxs transexuales tenemos que aceptar ser psiquiatrizadxs para conseguir el acceso a la hormonación, la sidafobia social es aún hoy en día sangrante, y además el cambio pretendido en la ley del aborto supone un enorme retroceso en los derechos sexuales y reproductivos de todas las mujeres.

En 1977 pedíamos la no discriminación social a quienes se sometan a operaciones de reasignación de sexo,

y en la ACTUALIDAD nos encontramos con que la transfobia sigue siendo la norma, la discriminación de lxs transexuales sigue siendo tan brutal como lo era antaño, el proceso que debemos seguir para la reasignación de sexo es humillante, estereotipado y de difícil acceso.

En 1977 pedíamos el reconocimiento social del derecho a disfrutar libremente del propio cuerpo,

y en la ACTUALIDAD vemos que se sigue normativizando las relaciones afectivo-sexuales y discriminando el uso libre del propio cuerpo, como por ejemplo en el ejercicio de la prostitución.

Esta sangrante comparativa nos lleva a la conclusión de que aún nos queda mucho por hacer y des-hacer. A pesar de la imagen que se nos vende sobre los avances legales y sociales, parece que la diversidad sexual y de género es una materia pendiente. Que la norma heterocentrada y binarista sigue siendo la imperante, a pesar de que quienes estamos aquí somos la prueba concluyente de que esta norma excluye a todo el mundo, porque aquí ni dios es normal.

DESDE NUESTRAS DIVERSXS FORMAS DE SER Y SENTIR,

RECLAMAMOS NUESTRO DERECHO A LA ANORMALIDAD

E28J Koordinadora – Bizkaia