El polémico primo ‘drag queen’ y cabaretero del primer ministro luso
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José Castelo Branco, primo de Antonio Costa, ejerció durante años como drag en clubes lusos. Su segunda boda fue con Lady Betty Grafstein
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Grafstein es una neoyorquina aristócrata, millonaria gracias a su divorcio de un empresario judío ligado al negocio de los diamantes
Los Reyes de España han sido, en cierta forma, víctimas colaterales de la falta de Gobierno de los últimos 10 meses. Este impasse político impidió que los soberanos pudieran salir durante ese tiempo de viaje oficial. Hasta este lunes 28. La vecina Portugal les esperaba con los brazos abiertos. Primera parada: Oporto. Y el martes por la tarde estarán en Lisboa, donde, entre otras muchas personalidades, podrán verse con el el primer ministro, Antonio Costa.
El jefe del Ejecutivo portugués es un hombre afable, simpático y socarrón que llegó al poder sin ganar las pasadas elecciones. No obstante, fue capaz de lograr una mayoría parlamentaria gracias a un pacto de izquierdas y desbancar al Gobierno de derechas de Pedro Passos Coelho y Paulo Portas. Sin embargo, Costa no es la única “estrella” de su familia. Ni tan siquiera las más brillante.
En la pasada campaña electoral, el hoy primer ministro, contó con la ayuda mediática de su primo José Castelo Branco, una de las mayores celebridades del país vecino. “Zé”, como le llaman en familia, se hizo muy famoso en Portugal a finales de los años 90, aunque su trayectoria empezó en la década anterior. De hecho, mientras su primo Antonio era una simples promesa del socialismo luso, José era la drag queen más famosa de Lisboa, gracias a su alter ego, Tatiana Romanova. Siempre extravagante, actuaba cada fin de semana en la conocida discoteca Trumps.
Con el tiempo pareció “sentar la cabeza”. Se casó, tuvo un hijo y se divorció. En 1996 empezó la segunda parte de su vida y con ella, la leyenda. Se volvió a casar, esta vez con una aristócrata inglesa, nacida como Lady Elizabeth Larner, pero conocida en la alta sociedad neoyorquina por su boda y posterior divorcio de un acaudalado empresario judío, ligado al negocio de los diamantes. Elizabeth, Betty, mantiene a día de hoy el apellido de su anterior marido, Grafstein y cuenta ya con 87 primaveras, mientras Castelo Branco, tiene poco más de 50.
Cuando contrajeron matrimonio por lo civil en Lisboa, al tener Betty más de 60 años por aquel entonces, la ley portuguesa les obligó a casarse en régimen de separación total de bienes. Sin embargo, tal hecho no parece haber sido suficiente para que gran parte de la opinión pública siga pensando que la ex drag queen, ahora convertido en millonario y marchante de arte, se haya casado por interés económico.
En ‘reality shows’
Las habladurías han sido constantes, pero los que esperaban un cambio en la conducta del primo del primer ministro se equivocaron. Cierto es que dejó los shows de drag, pero no por ello dejó de dar la nota. Portada de revista cada semana, su vida es un auténtico vodevil. Ya sea por sus peleas con el servicio o por sus constantes retoques estéticos -que han ido cambiando su rostro hasta convertirlo en el sumo exponente de lo andrógino- Ze lleva 20 años siendo noticiaen los media portugueses. Su paso por reality shows, La Granja de los famosos o Perdidos en la tribu -donde el jefe aborigen le obligó a luchar para demostrar que era un “hombre de verdad”- le hicieron famoso en todo el país, a una escala hasta el momento nunca vista.
Su forma de hablar, snob y amanerada, creaba una dicotomía entre rechazo y simpatía, que disparaba las audiencias, siempre que aparecía en pantalla. Con su célebre grito de guerra “São todos umas bichas” -que traducido al castellano significa “sois todos unos mariquitas”– hizo las delicias de una sociedad que empezaba a abrirse y donde el colectivo gay comenzaba a tener visibilidad. Y lo increíble es que Castelo Branco no se cortaba ni un pelo y lo soltaba tanto a Paul McCartney como al presentador del telediario.
Como “gran celebrity” también tuvo sus problemas con la justicia, tras perder un juicio contra una ex empleada del hogar, al que condenaron a hacer trabajos comunitarios. Lejos de avergonzarse, dijo en una rueda de prensa que Naomi Campbell siempre fue para él un referente. Esto no le impidió prestar todo su apoyo a su familia y participar en la campaña electoral del que hoy es el primer ministro de los portugueses.
Con su primo instalado en el Palacio de São Bento, donde el próximo miércoles estarán los Reyes, José decidió que era hora de volver con su esposa a Nueva York.Portugal le empezó a parecer pequeño. En Estados Unidos las cosas le empiezan a ir bien. Actúa cada noche en el selecto club The Box, como maestro de ceremonias del cabaret y acaba de fichar para el programa Mujeres ricas de Nueva Jersey, una de las versiones americanas del mismo programa que se pudo ver con el mismo nombre, versión Miami, en la cadena española, LaSexta. El que espere que la estrella del programa sea su esposa, la multimillonaria Betty Grafstein, se equivoca. Será él quien, al menos en el programa, desempeñe ese rol.