Una novia hermosa para el hijo gay
Condenados en Berlín tres familiares de un joven al que iban a obligar a casarse
Cuando Nasser El-A, un joven musulmán nacido en Berlín y con padres libaneses, cumplió 15 años tomó una decisión que debía ayudarle a vivir la vida de acorde a sus sentimientos y sexualidad: el joven reveló en la escuela que era homosexual. La valiente decisión de Nasser llegó a oídos de su familia, que calificó su orientación sexual como “un pecado y una vergüenza”. Fue el comienzo de un martirio que culminó el jueves pasado ante un juez de Berlín, que condenó a su padre y a dos tíos a pagar una multa de 1.350 euros, tras ser hallados culpables de haber intentado secuestrar al joven para llevarlo a Líbano con el fin de someterlo a un matrimonio forzoso.
El juicio, que sólo duró diez minutos, dejó al desnudo los prejuicios que aún subsisten en las familias de origen musulmán que viven en países tolerantes como Alemania y reveló también que en ciudades como Berlín existe una sociedad paralela con leyes, valores y prejuicios morales propios, donde el matrimonio forzado, el secuestro y el castigo corporal son habituales.
Después de conocer la sentencia, Nasser, de 18 años, que llegó a la Audiencia Territorial de Berlín vestido con ropas de color negro y con una etiqueta pegada en el pecho de su camisa donde se podía leerStop a la homofobia, se mostró satisfecho con el castigo y renunció a presentar un recurso, ya que había tenido éxito en ventilar públicamente su tragedia y en denunciar la situación de los homosexuales en núcleos familiares como el suyo.
“Tuve éxito en dar a conocer mi tragedia personal y también en demostrar que soy una persona que lucha”, dijo el joven durante una improvisada rueda de prensa. “No quiero reprimir mi sexualidad, algo que tuve que hacer con mi familia”.
Cuando el padre de Nasser se enteró que su hijo era homosexual lo amenazó con degollarlo y sus tíos primero lo rociaron con agua hirviendo y, posteriormente, con gasolina y lo amenazaron con prenderle fuego. El joven huyó del hogar y buscó la protección de las autoridades, pero su madre lo convenció de regresar. Cuando llegó al hogar le dijeron que debía viajar a Líbano donde contraería matrimonio con una “hermosa joven”. Nasser volvió a huir y denunció su caso ante la Oficina de Protección de menores de Neukölln. Las autoridades le retiraron el derecho de custodia a sus padres y decretaron una prohibición para que el joven pudiera abandonar el país, una decisión que finalmente representó su salvación.
El 10 de diciembre de 2012, el joven volvió a reunirse con sus padres. Durante el encuentro, el joven fue drogado y despertó en el interior de un coche que se dirigía a Bulgaria. En la frontera rumano-búlgara, los agentes de aduana, alertados por Interpol de la desaparición de Nasser, detuvieron el auto y el joven pudo regresar a Berlín. Aconsejado por la Oficina de Protección de menores, el joven denuncio su caso ante la justicia.
Dos semanas antes del juicio, Nasser decidió dar a conocer su caso a la prensa para romper con los tabúes que imperan en los núcleos familiares de origen musulmán, una decisión que también dejó al desnudo que su caso no era único. En el año 2013, las autoridades de Berlín registraron 460 casos de bodas concertadas, 29 de los cuales afectaron a jóvenes homosexuales musulmanes y también católicos polacos.