EL MUNDO: Las fogosas memorias del alcahuete de Hollywood

Scotty Bowers, el hombre que proporcionó sexo al ‘star system’, cuenta su vida

Scotty Bowers

Scotty Bowers, autor de ‘Servicio completo’.

Dicen que no hay nada que genere más perversiones que la represión, y un contrato con un estudio de Hollywood puede ser la peor de las cárceles cuando lo que hay que ser es heterosexual y tú eres gay, o lesbiana, o te da igual el sexo de lo que pase por tu cama. También dicen que uno vale más por lo que calla que por lo que cuenta, por eso la memoria de Scotty Bowers valía millones de dólares, tantos como a muchos hubieran pagado porque la perdiera antes de escribir ‘Servicio completo. La secreta vida sexual de las estrellas de Hollywood’ (Anagrama, a la venta el 9 de octubre), una suerte de autobiografía erótica en la que cita por su nombre y sin reparos a todas las glorias del celuloide con las que tuvo trato o comercio carnal de algún tipo.

Y es que Bowers no sólo tuvo relaciones sexuales con más de medio Hollywood (recibiendo suculentas propinas por ello), también ejerció de alcahuete para el ‘star system’ entero proporcionando chicos y chicas a gusto del consumidor. ¿Proxenetismo? Asegura que no, que era sexo consentido por ambas partes a cambio de dinero con un intermediario presuntamente solidario, porque Bowers insiste en su libro que él no recibía dinero por poner en contacto a los solicitantes con los solicitados.

La lista de amantes de este ex Marine que luchó en la Segunda Guerra Mundial es tan larga como el libro que publica con la ayuda del guionista Lionel Friedberg, pero se pueden destacar algunos ‘highlights’.

Cole Porter. “Cole era declaradamente gay e innegablemente promiscuo”, asegura Bowers, que le proporcionaba Marines (su debilidad) a quienes gustaba de practicar sexo oral. “Hay muchas personas, hombres y mujeres, a los que les gusta de verdad el sabor del semen. Porter era una de ellas”.

George Cukor. “Aprendí que George Cukor se adhería estrictamente a ese modus operandi en materia de sexo. Nunca había preámbulos ni besuqueos. El sexo anal estaba excluido”, pero era otro adicto consumado a las felaciones, según ‘Servicio completo’, donde se asegura que no le gustaban las orgías ni las camas redondas, que no soportaba a Judy Garland pero que era íntimo amigo de Katherine Hepburn.

cary grant

Cary Grant

Katherine Hepburn y Spencer Tracy. Su cacareado romance era, según Bowers, un montaje de los estudios de cine para ocultar que “Hepburn era lesbiana y no me imaginaba a aquella mujer incuestionablemente hombruna teniendo un idilio con un hombre, ningún hombre”. De hecho, a ella le gustaban las muchachas “morenitas, guapas y no demasiado maquilladas”, y asegura que más de 150 le proporcionó. En cuanto a Tracy, casado con Louise Treadwell desde 1923 y de la que, según los publicistas, jamás se divorciaría debido a su educación católica, “era un buen jodido amante. El gran Spencer Tracy era otro bisexual”.

Cary Grant. Otro mito por los suelos porque al parecer, el gran Cary era “íntimo amigo” de otro actor, Randolph Scott. “Tuve la prueba el mismo fin de semana que pasé con ellos. Los tres hicimos muchas travesuras juntos”. “Me gustaban muchísimo los dos y era evidente que también ellos se querían mucho”.

Cecil Beaton. “…Le preparaba un té, me metía en la cama a su lado, le daba un masaje, le desfruncía el ceño y le guiaba hacia una larga y pausada sesión de sexo hasta que se dormía como un bebé”, cuenta Scotty del célebre figurinista, muy amigo (“quizá incluso amante”) de George Cukor.

Los Windsor. Fue Cecil Beaton precisamente quien le presentó a Bowers el matrimonio Windsor que, (oh, sorpresa) también tienen su rincón de honor en ‘Servicio completo’. “A Eddy también le gustaban, de cuando en cuando, los tríos con una chica, y otras veces quería una mujer sola, y había ocasiones en que se enrollaba en un trío con Wally y otra mujer. Pero su preferencia clara eran los chicos”.

Vivien Leigh y Lawrence Olivier. La protagonista de ‘Lo que el viento se llevó’ era muy distinta a Scarlett O’Hara… “Era caliente. Una mujer caliente. Muy sexual y muy excitable. Puesta en faena exigía una satisfacción plena y completa. Aquella noche follamos como si de ello dependiera la supervivencia del planeta”. Y además sufría un síndrome bipolar, muy común en Hollywood por lo que se ve. Su marido, el gran Lawrence Olivier era bisexual: “Cada vez que le enviaba una pareja a su habitación de hotel, me pedía una chica distinta, pero muy a menudo solicitaba el mismo chico”.