Salud anula el diagnóstico psiquiátrico para tratar a los transexuales
El colectivo no tendrá que acreditar la patología psiquiátrica de disforia de género para entrar en el proceso de cambio de sexo
El diagnóstico de disforia de género ha dejado de ser condición sine qua non para que una persona transexual entre en el proceso de reasignación de sexo a través de la sanidad pública. “La transexualidad no es una enfermedad”, ha dicho el consejero de Salud, Toni Comín, y no ha de ser tratada como tal. El Departamento de Salud ha dado un giro a la atención sanitaria que recibía el colectivo para “despatologizar” el abordaje a estas personas y ha eliminado el diagnóstico psiquiátrico de las condiciones de acceso.
La puerta de entrada al sistema sanitario dejará de ser un psiquiatra con un diagnóstico de disforia de género. Los médicos de familia y Transit, la unidad especializada de apoyo, vehicularán el proceso de asistencia y acompañarán en el proceso de reasignación de sexo de las personas que quieran entrar en el circuito asistencial. Hasta ahora, para que una persona transexual comenzase el tratamiento hormonal, necesitaba estar diagnosticado con disforia de género. Alrededor de unas 437 personas están actualmente en medio del proceso de reasignación de sexo en Cataluña.
“Queremos despatologizar la realidad transexual y cómo se aborda desde el sistema de salud. Y si queremos hacerlo tenemos que ir hacia un modelo comunitario”, ha explicado este lunes el consejero. El equipo multidisciplinar de Tránsit (un médico de familia, un ginecólogo, un trabajador social, una enfermera y un psicólogo) ya está preparado junto al centro de atención primaria de Manso, en Barcelona, para dar asistencia psicosocial y sanitaria a los transexuales que decidan emprender el proceso de reasignación de sexo. Estos profesionales serán los encargados, junto a los médicos de familia, de iniciar y controlar el circuito de cada paciente.
“Queremos que este nuevo modelo recoja una visión psicosocial y de no discriminación con la identidad de género sentida, que tenga una fuerte vinculación comunitaria y que sea respetuoso con la integridad, la libertad y la autonomía de los pacientes”, ha explicado la doctora Pilar Magrinyà, directora general de Planificación en Salud. Salud también pondrá en marcha campañas de sensibilización y formación del colectivo sanitario para tratar a los pacientes y evitar la estigmatización.
“Tiene que ser una transición libre y marcada por las personas”, ha puntualizado la doctora Cristina Nadal, directora de Atención Sanitaria del Servicio Catalán de la Salud (CatSalut). El Departamento revisará todos los protocolos sanitarios de atención al colectivo , pero Nadal ha matizado que seguirán prevaleciendo los criterios clínicos para acceder a una cirugía de reasignación de sexo, por ejemplo. Los requisitos para entrar en lista de espera son haber sido atendido en la unidad un mínimo de dos años, ser mayor de edad y llevar doce meses de tratamiento hormonal y doce meses de experiencia de vida real.
Para combatir las dilatadas listas de espera, sobre todo en el tratamiento quirúrgico, Salud ha inyectado alrededor de 274.000 euros en 2016 y prevé invertir otra partida de 258.000 euros mñas. Las demoras para el tratamiento hormonal alcanzan los tres meses —que es lo que tarda en visitar el endocrino— y para una histerectomía ronda los seis meses. Hay pacientes que llevan en espera desde 2010: hay 155 personas esperando para una vaginoplastia y 98 para una mastectomía (algunos desde 2011). El plan de salud también contempla un protocolo especial para la atención a menores transexuales.
Adiós a la unidad especializada del Clínic
Salud también desmantelará la controvertida unidad asistencial que había en el Hospital Clínic de Barcelona para atender desde el tratamiento hormonal hasta la intervención quirúrgica. La cirugía de reasignación de sexo, que modifica los genitales de nacimiento de una persona para que sean como los del género con los que esta se identifica, se hacía hasta ahora desde esta la Unidad de Identidad de Género (UIG) del Clínic, de referencia para todo el territorio. Pero esta UIG ha sido muy criticada por las entidades sociales por el trato que recibían los pacientes.
“A efectos de experiencia, esta unidad no formará parte del proceso porque no es congruente con el modelo que tenemos”, ha indicado Nadal. Comín, por su parte, ha apuntado que la redefinición de este servicio es una decisión que “no está cerrada” y corresponde al CatSalut y al Clínic.