La ‘rutina’ homófoba brasileña se cobra una víctima en una universidad de Rio de Janeiro
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Diego Vieira Machado fue asesinado en el campus de la Universidad Federal de Rio de Janeiro
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“Quería mudarse y hablaba de la inseguridad por el hecho de ser gay y negro”, lamenta su hermano
El cuerpo de Diego Vieira Machado, estudiante de arquitectura de 30 años, apareció dentro de la bahía de Guanabara en el campus de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ) el pasado sábado. Con signos de fuertes golpes de palos en la cabeza y sin pantalones, fue una de las nuevas víctimas mortales de la homofobia que casi cada día se repiten en el país que más gays y transexuales mata del mundo. En 2013, año del que se tienen los últimos datos, fueron contabilizados 312 asesinatos o suicidios de homosexuales o transexuales brasileños víctimas de transhomofobia, cifras de la ONG Grupo Gay de Bahía. La cifra equivale a seis matanzas como la de Orlando en la discoteca gay el pasado mes de junio.
La víctima, según relataron familiares y amigos a los medios locales, contó haber sido amenazado tiempo antes de ser asesinado. “Quería dejar de vivir en los alojamientos universitarios. Hablaba sobre la inseguridad dentro de la universidad, por el hecho de ser gay y negro”, explicó su hermano Maycon a la cadena Globonews. La policía, que ya ha identificado a cuatro sospechosos (entre los que se encuentran dos estudiantes), reconoció indicios de que se trate de crimen de odio y señaló que “sufría discriminación de cuño homofóbico” según varios testigos recogidos. En otra de las denuncias que el joven había hecho en Facebook, lamentaba la falta de la seguridad en el campus y llegó a asegurar que un joven había sido violado por un agente de seguridad privada de la residencia universitaria.
Varios estudiantes denunciaron también en las redes sociales haber recibido un correo electrónico procedente de gestión académica (seguramente hackeado) con mensajes de amenaza y discriminación hacia los gays y estudiantes de izquierda de la facultad. “Vamos a empezar por un cierto alumno que se dice minoría por ser homosexual al que le gusta fumar marihuana y otras cosas”, rezaba el correo electrónico fechado en 20 de mayo. El correo se decía destinado “a los becados” y advertía: “Sabemos la vida que lleváis de fiestas, drogas y promiscuidad”. “No vamos a sustentaros para que fuméis vuestros porros”, concluía el correo, firmado por una tal Juventud Revolucionaria Liberal Brasileña de la que no se conoce origen. A mediados de junio, 15 días antes del asesinato, una pintada en un baño de otro campus de la misma universidad fue denunciada por una foto de teléfono móvil y repercutió en la prensa local: “Muerte a los gays de la UFRJ”.
Además de un discurso homófobo y de extrema derecha de un sector de la universidad, preocupa en el campus de Fundao una alarmante inseguridad que ha permitido que en los últimos años tengan lugar violaciones y atracos en el entorno de la facultad. “No hay iluminación ni seguridad efectiva. Necesitamos una seguridad entrenada para la universidad y no policía militar”, lamenta a EL MUNDO Georgina Martins, profesora de literatura y miembro del grupo Madres por la Igualdad. Su hijo, que es gay, le despertó llorando durante la noche del pasado domingo.
“Los alojamientos (donde fue asesinado Diego) están en un lugar muy desierto y eso facilita la criminalidad”, lamenta Georgina, que asegura que el discurso “homófobo y machista” entre profesores y alumnos está muy presente y que no veía esa intensidad reaccionaria “desde la época de la dictadura”. “Parece que van a organizarse dentro de las universidades”, añade. “Los gays de la universidad están aterrados. Nunca habían vivido algo así”, comenta Georgina.
El diputado federal Jair Bolsonaro, que con casi medio millón de votos fue el más votado del estado de Rio en las elecciones de 2014, es el mayor exponente parlamentario de ese resurgir de la extrema derecha en Brasil. Con amplio historial de declaraciones homófobas, Bolsonaro es también defensor de la dictadura militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985.
El asesinato de Diego no fue el único crimen transhomófobo llevado a cabo en Brasil este fin de semana. Pandora, transexual de 26 años , fue asesinada a puñaladas en el estado de Alagoas según el diario Ja é Noticia, mientras que el policía gay Roberto Carlos Maciel, de 49, murió víctima de tiros y cuchilladas en su residencia en Juiz de Fora, Minas Gerais. Los casos fueron compilados por la webHomofobiamata.wordpress.com, que relata una noticia similar de asesinatos de gays o transexuales casi cada día.