Sexualidad natural

Cientos de especies animales presentan conductas homosexuales. En pleno Orgullo Gay, el Museo Nacional de Ciencias inaugura una exposición sobre ellas

«El toro que resulta maricón en la pradera no condiciona por ello su bravura; los he lidiado mansos y extraordinarios; la fiereza y la bravura han quedado intactas», dejó escrito el ganadero Álvaro Domecq en ‘El toro bravo’. El Diccionario de la Tauromaquia recoge así el significado de un término que suena homófobo: «Toro maricón: toro al que montan otros machos de la camada», y explica que dicho comportamiento «puede ser de nacimiento u obligado por la torada». Sea como sea, este mamífero es uno de los cientos de especies que presentan conductas homosexuales en la naturaleza, aunque en muchos casos no lo sean estrictamente, sino como parte de un comportamiento bisexual. Muchos insectos, incluso los que son marcadamente diferentes entre sexos, copulan indistintamente durante el periodo de apareamiento: «Machos con machos, hembras con hembras, machos y hembras… No hay tiempo de preguntar si estudias o trabajas…», bromea Javier Armentia, astrofísico, director del Planetario de Pamplona y comisario de la exposición sobre diversidad sexual en el reino animal que el Museo Nacional de Ciencias Naturales acaba de inaugurar en Madrid, coincidiendo con las celebraciones del Orgullo Gay de este fin de semana.

El estudio centrado en estas conductas es muy reciente, de hace apenas un par de décadas. «No se ha descubierto hasta hace relativamente poco porque no se miraba hacia ese lado», esgrime Armentia. Konrad Lorenz puso la primera piedra en 1963 cuando observó que en una colonia de gansos había machos que se emparejaban porque así conseguían una posición superior dentro del grupo;fertilizaban a hembras, pero luego regresaban a su relación afectiva con un miembro de su mismo sexo. A partir de aquel momento, otros investigadores centraron el foco en estas conductas, que se han observado en una larga lista de especies. El hito llegó en 1999 con el libro ‘Biological Exuberance’, donde el científico Bruce Bagemihl citaba centenares de ejemplos.

Un caso especial es el de los bonobos, un chimpancé enano de gran inteligencia;sus machos tienen frecuentes encuentros homosexuales para cimentar las relaciones y posiciones sociales (aunque se apareen con hembras). También el de los macacos de Japón, una sociedad matriarcal donde existe un alto índice de relaciones lésbicas;según Paul Vasey, investigador de la Universidad de Lethbridge (Canadá), las hembras conocen más posiciones y movimientos que los machos y son capaces de proporcionarse mayor placer, aunque luego sean montadas también por ellos.

«Dentro del mundo animal se dan comportamientos homosexuales, bisexuales e intersexuales y son perfectamente naturales; el problema es que entre los humanos ha habido un discurso homófobo y, sobre todo, transfóbico, que pretende decir que la naturaleza no permite la homosexualidad y que va contra natura. Y no es así –añade el comisario de la exposición–. Aunque no es una conducta que tenga toda la población del reino animal, está ahí».

No solo sexo…

Y pese a ser una realidad, no está bien visto aún en muchas partes del mundo. El año pasado, un fotógrafo profesional capturó una imagen de dos leones en posición de apareamiento en el parque natural Masai Mara, en Kenia. Escandalizado, el responsable del Instituto de Clasificación de Películas del país, Ezekiel Mutua, se apresuró a achacar tal comportamiento «demoniaco» a la «influencia de los visitantes gais que han ido a los parques nacionales y han tenido un comportamiento malo».

Durante mucho tiempo se esgrimió que esto era cosa de los animales en cautividad, pero las investigaciones de los últimos años han descartado este límite.Aunque es cierto que zoológicos de todo el mundo han cobijado en sus recintos parejas homosexuales que han acabado por hacerse famosas. Es el caso de Faunia, en Madrid. Allí viven ‘Inca’ y ‘Rayas’, dos pingüinos macho de la especie ‘gentoo’ o ‘juanito’ que llevan once años viviendo en pareja. Y no es porque no haya hembras, aunque nunca se han apareado con ellas. En 2012 les pusieron un huevo que estuvieron incubando, pero los cuidados resultaron infructuosos ya que resultó ser infértil. La desilusión no acabó con su idilio y ahí siguen, durmiendo juntos en su nido. En Faunia explican que la pareja se comporta «exactamente igual que otras de ambos sexos: se cantan, se cortejan, buscan piedras para hacer el nido, lo defienden…». «Es una pareja de las que más tiempo llevan juntas aquí», asegura María José Luis, al frente de la comunicación del zoo.

En Alemania se hicieron populares otros pingüinos, ‘Z’ y ‘Vielpunkt’, como les llamaban en el zoológico de Bremerhaven, cuyo responsable confirmó que la homosexualidad es «habitual entre los pingüinos» y que «suelen ser fieles a su pareja toda la vida». Ambos se hicieron cargo en 2009 de un polluelo rechazado por sus padres, al que alimentaron con la papilla de pescado que regurgitaban alternativamente. Lo asearon y le dieron calor hasta que se hizo adulto.

Otro dúo famoso es el de los flamencos ‘Carlos’ y ‘Fernando’, que en 2007, y desesperados por formar una familia –llevaban juntos seis años–, empezaron a robar huevos en un zoo de Slimbridge, en Gloucestershire (Inglaterra). Afortunadamente para ellos, una pareja hetero se desentendió de un pollo que ellos adoptaron. Según la portavoz de este centro, Jane Waghorn, no son raros los ‘amores’ gais entre los flamencos: «Si no hay suficientes hembras o no se llevan bien con ellas, se emparejarán con otros machos». Tenía razón: en 2014, el zoológico de Edimburgo (Escocia) informaba de otra pareja de la misma especie que había hecho exactamente lo mismo con una cría abandonada.

Hembras con pene

El Museo Nacional de Ciencias Naturales ha utilizado los ejemplares disecados de su exposición para conformar esta muestra. Con un elefante explican la afectividad de estos grupos matriarcales: «Las hembras se hacen cargo del cuidado de las crías y de los mayores, y hay mucha relación mediante el tacto, con la trompa, donde tienen muchas terminaciones sensoriales; con ella se dan ‘besos’, se tocan…», explica Armentia. El lobo sirve para hablar de cómo la homosexualidad entre los machos tiene que ver con la dominación: «La hembra jefe sexualmente activa decide por qué macho será montada y el resto de la manada se arreglan entre ellos. No sabemos si es porque les gusta o no, pero esas cosas se producen».

Con el oso grande de la entrada del museo se hace referencia a los plantígrados salvajes del norte de Canadá, donde hasta el 10% de hembras están masculinizadas: «Se observó hace tan solo veinte años y se explica por un fenómeno, el de la intersexualidad, el hermafroditismo, al parecer por un efecto de la dieta y por ciertos aportes hormonales, que causan que crezcan como machos llegando a desarrollar pene pese a ser genéticamente hembras».

Y luego está la chinche de la cama, el Nacho Vidal del reino animal; sus machos tienen un pene como un aguijón con el que taladran por cualquier parte el caparazón de sus ‘objetivos’ sin distinguir entre sexos. Su ‘sangre’ conducirá el abundante esperma. Si son hembras, serán fecundadas; y si son machos, los espermatozoides de ambos se unirán para la próxima ocasión, a ver si aciertan.

 

En cifras

El biólogo canadiense
Bruce Bagemihl estudió las conductas animales en su ambiente y plasmó los resultados en 1999 en su famoso libro ‘Exuberancia biológica. Homosexualidad animal y diversidad natural».
450
especies fueron detectadas manteniendo conductas homosexuales o bisexuales por Bagemihl. Otras fuentes, como el profesor Petter Bockman, de la Universidad de Oslo, llegan a citar hasta 1.500. El 30% de los gansos (animales monógamos que solo cambian de pareja si esta muere) viven con un individuo de su mismo sexo, según un estudio realizado en las poblaciones de gansos de Canadá. En las de monos bonobos, el 60% de las relaciones sexuales ocurren entre hembras. Un 8% de las cópulas entre leones son entre machos. Hay estudios que hablan de un 85% de parejas lésbicas entre gaviotas occidentales. Un cuarto de las parejas de cisnes negros son homosexuales… Bockman cita conductas similares en bisontes, osos, gorilas, búhos, salmones, sapos, mofetas, delfines, orcas, jirafas, koalas, lagartos, pingüinos, buitres, insectos…
2006
fue el año de la primera exposición en el mundo sobre el tema. El Museo de Historia Natural de la Universidad de Oslo (Noruega) exhibió, entre otras, fotos de actos homosexuales de ballenas francas australes y jirafas.