Ser lesbiana no es una elección
Cómo piensa una lesbiana, cómo coquetea, de qué manera goza o quién lleva la batuta en la relación. Son las cuestiones más inquietantes cuando una mujer confiesa que ama a otra mujer. Puro curioseo, al fin y al cabo. Para el colectivo de homosexuales resulta aún más exasperante la carga de sospecha que se levanta si quien se declara lesbiana es famosa, hermosa y triunfadora: ¿Otra mujer despechada? ¿Necesidad de promoción? ¿Ganas de jugar con la ambigüedad? ¿Postureo?
Son estos los recelos que han despertado, entre otras muchas, la actriz Tatum ONeal, la modelo Cara Delevingne, la actriz Kristen Stewart o la ex miss Patricia Yurene. Ellas podrían ser la versión femenina, que llega con retraso, de ese universo de homosexuales exitosos, cultos, sensibles, con estilo y un gusto exquisito que crearon hace un par de décadas los gays, mientras la mujer lesbianasoportaba los estereotipos de fealdad y frustración.
Pero todas las investigaciones señalan que ser lesbiana no es un capricho de niña bien, ni el último recurso para la mujer poco agraciada. El neurólogo holandés Dick Swaab, que ha estudiado el cerebro durante años, lo tiene claro: “La idea de que somos libres para escoger nuestra orientación sexual y que, por consiguiente, la homosexualidad sería una elección equivocada, es errónea y sigue causando mucho sufrimiento. También es desacertado pensar que el ambiente social pueda dirigir nuestra orientación sexual. De hecho, esta creencia ha provocado persecuciones masivas a lo largo de la historia”.
Boti García Rodrigo, veterana activista del colectivo FELGTB, aplaude que mujeres conocidas den el paso de visibilizar su realidad afectiva y sexual, pero se lamenta de que aún necesitemos referentes en lugar de entender que la diversidad sexual es un hecho absolutamente cotidiano. Igual que Swaab, no entiende de poses o modas: “La orientación, como la identidad sexual de una persona, no es un asunto de voluntariedad. La diversidad sexual es amplia y querer encajar la realidad de todas las personas en una única posibilidad sí que es frustrante y produce enorme sufrimiento a las personas de nuestro colectivo”.
Sin embargo, el ‘armario’ homosexual que hospedaba hasta ahora a las lesbianas ha gozado de ciertos privilegios. El psicólogo Juan Macías, especializado en terapia de parejas homosexuales, nos aclara por qué: “La sexualidad femenina ha permanecido invisible, pero esta invisibilidad facilitaba la intimidad entre mujeres. No porque fuese aceptada por los hombres, sino por ser ninguneada. Afortunadamente, tenemos cada vez más referentes visibles y públicos y debemos recibirlos positivamente, teniendo en cuenta que, si bien los referentes con belleza y glamour son buenos, también lo son quienes no cumplen con esa belleza normativa. Aunque la atracción erótica por la mujer de Tatum ONeal tuviera algo de postureo, hacía ya falta visibilidad y la creación de un discurso social normalizado sobre la homosexualidad femenina”.
Para entender definitivamente este discurso, Macías invita a discernir la verdad del absurdo en muchas de las creencias que tenemos en torno a la homosexualidad femenina:
- ¿Cómo se puede ser lesbiana habiendo salido con hombres? Algunas mujeres han tenido parejas masculinas como parte de su proceso de toma de conciencia y de elaboración de su orientación sexual.
- Las mujeres homosexuales han fracasado con los hombres o han tenido alguna experiencia traumática de abuso o de fracaso amoroso. Falso y absurdo.
- Las lesbianas odian a los hombres. Falso.
- Las mujeres homosexuales en pareja hacen de “hombre” o de “mujer”. Falso. Es la proyección de una vivencia del género y de la pareja inconcebible en una pareja del mismo sexo.
- Las lesbianas son masculinas o quieren ser hombres. Falso y ridículo. La orientación sexual, la construcción del género y la identidad son cosas distintas.
- La homosexualidad femenina es fruto de la confusión, algo temporal y no consistente. Falso
- Tienen una sexualidad muy activa y rica en orgasmos. Cierto. El Instituto Kinsey comprobó que los orgasmos entre lesbianas son más intensos en cantidad y en calidad. En un estudio publicado en ‘The Journal of Sexual Medicine’, concluyó que el 74,7% logra el orgasmo en sus relaciones, frente al 61,6% de las mujeres heterosexuales.
- Son relaciones más creativas y dinámicas. Mayor complicidad y erotismo derivado precisamente de ese espacio privado e íntimo en el que se ven obligadas a vivir su sexualidad lesbiana. Verdadero.
- Conocen mejor los mecanismos del placer femenino y el camino para llegar al clímax. Verdadero y admirable.