PUBLICO: Conchita Wurst, la mujer barbuda austriaca, apunta alto para llevarse Eurovisión
Conchita Wurst, el álter ego en forma de mujer barbuda del austríaco Thomas Neuwirth, fue la gran triunfadora de la segunda semifinal y presentó su seria candidatura a la victoria el sábado en la ronda definitiva de Eurovisión 2014. Su Rise Like a Phoenix recibió las mayores ovaciones de la noche en los pabellones B&W de Copenhague, escenario del festival de este año, y cada aparición de Wurst fue saludada con estruendosos aplausos y gritos de aclamación.
La organización tampoco ocultó sus preferencias: recibió de largo más cámara que nadie en los intermedios y se creó un falso suspense con el país que ocuparía la última plaza de la final tras las votaciones de jurado y televidentes, cuyo fallo se difunde de forma aleatoria, cuando era evidente que sería para Austria.
La exitosa actuación de Conchita Wurst, que venía precedida por críticas de otros países por su look, tuvo clara repercusión en los pronósticos: al término de la noche ya había ascendido a la tercera plaza en las casas de apuestas, cerca de Suecia y Holanda.
Otros señalados como favoritos antes de la semifinal cumplieron los pronósticos, como la emotiva balada Silent storm del noruego Carl Espen; el “eurodance” Miracle de los rumanos Paula and Ovi; y Rise up, el rap pegadizo de los griegos Freaky Fortune y Riskykido, que desató el desenfreno en el recinto.
También ganaron el favor de público y jurado el atrevido número de los polacos Donatan & Cleo, con gratuita exhibición de carne eslava; el folk-pop del suizo Sebalter, el pop a lo Coldplay o The Killers de los finlandeses Softengine; y el Cheesecake del bielorruso Teo y su boy band.
Las otras dos plazas se las llevaron otro número en la línea pop-folk de los malteses Firelight y la eslovena Tinkara Kovac, la única junto con los representantes polacos en introducir fragmentos en su propio idioma en su canción frente al avasallador predominio del inglés.
Fuera dos históricos como Irlanda e Israel
Irlanda, el país con más triunfos en la historia de Eurovisión, siete, se quedó fuera, al igual que Israel, otro de los que figuran en los puestos altos del palmarés del festival, que este año celebra su edición número 59. Tampoco convencieron Macedonia, Lituania y el inclasificable número de Georgia, que puso el punto más extravagante con una oda involuntaria a Thimoty Leary.
La gala contuvo varios momentos reseñables, aparte de las canciones a concurso, como la hermosa coreografía de la moderna adaptación de Tango Jalousie, que abrió la noche en los pabellones de los antiguos astilleros B&W. También hubo un guiño a Australia, país en donde a pesar de la distancia abundan los “eurofans” y que “debutó en el festival con la actuación fuera de concurso de su compatriota Jessica Mauboy.
El espectáculo se cerró, antes de que fuera difundido el veredicto, con un número en el que personas de toda Europa, elegidas por un jurado tras enviar sus propuestas, pudieron bailar en orden ascendente de edad, desde la irlandesa Megan, de 8 años, hasta Kit, una anciana danesa de 86.
Los diez ganadores de hoy se suman a los diez clasificados en la semifinal del martes, a la anfitriona Dinamarca y a los cinco componentes del Big Five (Alemania, Italia, Francia, Reino Unido y España) para la gran final del sábado. La víspera de la ronda definitiva estará dedicada a las dos pruebas generales, la última de las cuales servirá de base para el dictamen del jurado, que como en las semifinales constituirá la mitad del voto total.