Los chicos encuentran “mucho más difícil” ‘salir del armario’ que las chicas
BILBAO. El informe, que ha testado las actitudes de 129 alumnos de entre 14 y 16 años de edad en ocho centros escolares de Euskadi, tanto públicos como privados, indica asimismo que los “pocos adolescentes” lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGTBI) que han participado han declarado haber sufrido “algún tipo de rechazo en alguna ocasión”.
En cualquier caso, se apunta que “cuanto mayor es el cuestionamiento de los roles de género, se detectan menos prejuicios, actitudes de rechazo o conductas irrespetuosas”, a la vez que se señala que “son muchos los adolescentes que muestran gran sensibilidad con la igualdad entre hombres y mujeres, y son capaces de cuestionar el reparto de roles tradicional”.
El estudio ha sido presentado hoy en coincidencia con el Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia por el director de Política Familiar y Diversidad del Gobierno vasco, Ernesto Sainz, y la directora de Innovación Educativa, Lucia Torrealday.
Advierte también de que ideas como que “la homosexualidad y el lesbianismo es una moda o una actitud de ‘postureo’, que en las parejas gais o lesbianas una persona hace de hombre y la otra de mujer o que se sabe si una persona es o no ‘gay’ o lesbiana por su apariencia y sus gestos” siguen presentes en la mente de algunos adolescentes.
En este punto se precisa que las chicas muestran una actitud “más positiva” que los chicos, en tanto que “aceptan mejor las muestras de afecto entre las personas del mismo sexo o las trasgresiones de género”, así como “emplean menos conductas verbales que discriminan o enjuician” a estos colectivos.
Euskadi es “un país avanzado en la materia, y junto al resto de España, se han dado pasos en las ultimas décadas para equiparar derechos”, ha afirmado Sainz, para recordar, no obstante, cómo “entre 1948 y 1990 la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificaba la homosexualidad como enfermedad mental”.
Del análisis se extrae cómo “son prácticamente inexistentes los discursos públicos o las verbalizaciones directas de rechazo hacia la diversidad, cada vez más interiorizada” entre la población joven, si bien se deduce igualmente que “hay adolescentes que no muestran conductas fóbicas racionales, pero pueden, por ejemplo, sentir incomodidad ante lesbianas o gais, o mostrar desagrado ante manifestaciones de afecto entre personas del mismo sexo”.
En esta línea, Sainz ha reivindicado “mayores referencias a través de los medios de comunicación” que permitan a los adolescentes tener “una visión más integral” de los colectivos LGTBI, ya que los más comunes declarados por los jóvenes son “personajes de series y programas de televisión”.
Estos personajes, generalmente, “están estereotipados y no se corresponden con la realidad”, ha advertido, para apuntar que entre las lesbianas se observa “una invisibilización mayor” en el medio televisivo, por debajo de los referentes trans.
Sobre éstas, el estudio determina que su condición “genera confusión” por lo que se las asocian con personas “extrañas” a la vez que “valientes”.
La bisexualidad se vincula en ocasiones a una moda y una actitud de ‘postureo’, al tiempo que la intersexualidad apenas es conocida por parte de los jóvenes, por lo que “ni siquiera se tienen creencias preconcebidas”, anota el informe, que concluye con que “en general, los jóvenes parecen aceptar la diversidad afectivo-sexual y familiar existente, además de mostrar respeto hacia los colectivos LGTBI”.