“Hay una vuelta al sexo de piel a piel; el condón se vive como un enemigo”
MARCO IMBERT ESCOBAR COORDINADOR DEL CENTRO PSICOSOCIAL BIDERATZEN
En la carpa instalada frente al Arriaga en Aste Nagusia, Marco Imbert, coordinador del centro Psicosocial Bideratzen, informa a jóvenes y mayores sobre los riesgos de practicar sexo no seguro
BILBAO– “Desde T4 hemos pensado y valorado dónde está y a dónde ha de ir la prevención. Creemos que debemos hablar más de una sexualidad saludable y para eso tenemos que entender cómo queremos vivir nuestra sexualidad, reconocer cada una de sus características y de sus particularidades ya que son individuales”, explica a DEIA Marco Imbert, coordinador del Centro Psicosocial Bideratzen y alma mater de la Carpa que en estos últimos años se instala cada Aste Nagusia bilbaina frente al Teatro Arriaga. En ella no solo ofrecen información sobre el sexo seguro y reparten preservativos, sino que también realizan un estudio entre chavales de 15 a 19 años para conocer sus conductas sexuales y su uso del preservativo.
¿Se puede disfrutar de una sexualidad plena sin dejarnos atrapar por el sida?
-Sí. El gran problema no solo del VIH, sino del resto de las infecciones de transmisión sexual (ITS) es que falta hablar de lo que es la sexualidad, pero desde el punto de vista práctico. Hablar de qué y cómo nos gusta hacerlo. A partir de ahi tener el tener el control de nuestras propias prácticas sexuales. Un sexo sentido, con placer, con deseo, con fantasía, con morbo, con nuestra propia erótica y desde esa mi forma de vivir y sentirlo tener el control para protegerme frente al VIH y las demás ITS. No solo poniéndome un condón, sino entendiendo por qué me lo coloco y disfrutando el momento de asumir mi sexo responsable desde una visión positiva, más placentera de mi reducción de riesgos en las prácticas sexuales, que son mías y como a mí me gusta tenerlas.
Quienes tienen ahora 50 años vieron los efectos del VIH. ¿Cómo podrían hoy visualizar nuestros jóvenes las consecuencias del sida?
-Más que impactar tendríamos que hablarles sinceramente de lo que es el sida. Frente a la visión antigua de meterles el miedo en el cuerpo está el advertirles de las nefastas realidades que conlleva que el virus te atrape; de la discriminación que continúan padeciendo los pacientes con VIH; ir desgranándoles los aspectos negativos a los que se tienen que enfrentar a diario los seropositivos, porque el sida es una dolencia grave.
El que el sida hoy en día no sea una enfermedad mortal de necesidad, ¿hace quizás más difícil empujar a los jóvenes a prevenirse?
-Socialmente el VIH se ha normalizado mucho más desde el momento en el que lo calificamos como una dolencia crónica; sabemos que hay tratamiento. Si eres un joven que no ha vivido la década de los 80-90 todos estos mensajes te hacen relativizar el riesgo; no se ve el sida como una cosa tan negativa. Los hombres jóvenes que practican sexo con hombres o jóvenes en general tienen la percepción de que contagiarse no es para tanto. Saben que hay una pastilla y que serán enfermos crónicos. Se habla mucho de que la calidad de vida es positiva, pero no de los costes económicos y sobre todo sociales.
¿Los jóvenes son conscientes de que el VIH condicionará toda su vida?
-Las personas nos agarramos a lo positivo. Si nos están diciendo que es una dolencia crónica, que tiene tratamiento y que a corto plazo puede existir una vacuna…. lo que hacen es bajar la guardia. No son conscientes de que al infectarse cambiará su vida para mal; afectará a su relaciones, a sus proyectos vitales de pareja, etc.
Me sorprende que muchos jóvenes sigan asociando el VIH con la homosexualidad.
-La realidad nos dice que hoy en día la incidencia mayor a nivel mundial sigue siendo en hombres que tienen sexo con hombres. Esto desde el punto de vista del heterosexual le aleja de la prevención porque le hace percibir una falsa seguridad. Cree que es algo que les sucede solo a los hombres que tienen sexo con hombres y que no va con los heteros.
¿Es el mismo argumento utilizado para no usar el preservativo?
-Sí. Cuando llegan a Bideratzen nos suelen decir: yo tengo sexo con un heterosexual; yo hago una penetración vaginal y no tengo riesgo. Cuando les explicas que también están expuestos a contraer el virus porque hay mujeres y hombres bisexuales infectados la cosa cambia. Además, no solo está el VIH. Hoy en día, más que el no uso del condón el gran problema son las nuevas infecciones.
¿Cuáles?
-En la población general hay una gran prevalencia de sífilis, gonorrea y clamidia; lo grave es que está demostrado que son la antesala del sida.
Barato, fácil de encontrar ¿ por qué solo 1/4 parte de los jóvenes utilizan el preservativo en sus relaciones?
-Tanto en la población heterosexual como en el mundo de hombres que tienen sexo con hombres jóvenes vemos que hay un doble lenguaje; un discurso de querer volver a vivir la sexualidad natural, a no tener elementos extraños, ajenos como el condón.
¿Se vuelve al sexo que se practicaba antes de la llegada del sida?
-Sí. A los tiempos en los que el preservativo se usaba solo para evitar la procreación; hay una vuelta al sexo natural. El condón se vive como un enemigo, como algo incómodo; algo molesto; en Bideratzen nos comentan que no sienten lo mismo cuando se lo ponen. Buscan argumentos por el que no lo usaron. En el fondo subyace el querer vivir el sexo de piel a piel.
La juventud va ligada al riesgo, a la adrenalina, pero ¿cómo explicarle que esta adrenalina no vale un real?
-En los talleres y charlas que impartimos con el Ayuntamiento de Bilbao hemos dado un giro al hablar de la sexualidad. Porque es un acto que es impulsivo y como tal muchas veces se refuerza en ciertas sustancias estimulantes para desinhibirse, para querer estar a tope, darlo todo. Hay que explicarles y enseñarles a tener el control de lo que a ellos les gusta hacer y que les hagan. El poder hablar sin tapujos y desde la verdad les hace empezar a darse cuenta e identificar donde está el riesgo.
Porque el riesgo está en la práctica.
-Sí. Deben ser conscientes de que si caen en el error de utilizar sustancias -alcohol u otras drogas – para buscar falsos estímulos y sensaciones descubrirán el subidón del momento, pero luego les vendrá lo que les vendrá. Entrarán en la montaña rusa del sube y baja.
¿Qué hacer para que los jóvenes no vean el condón como un enemigo?
-Hablando claramente con los chicos y chicas sobre lo que les gusta hacer; así es la mejor forma de reducir los contagios de ITS. Si los chicos y chicas se sienten dueños de sus prácticas sexuales; si ven que manejan la situación lo harán con control, sin miedo, sintiéndose seguros en el momento de practicar su sexo. En esa seguridad ellos ven el preservativo como algo más positivo, no como algo impuesto.