EL PAIS: El PP impone el apoyo en bloque a la ley del aborto pese al malestar interno

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Gallardón entrega su voto a Posada. / ULY MARTÍN

Si el PSOE quería situar en el primer plano el debate sobre la reforma de la ley del aborto y dejar claro que la mayoría del PP está con la norma que tanta polémica ha generado, el Pleno del Congreso ha sido un éxito para los socialistas. Pero si el objetivo del PSOE era dejar patentes discrepancias y fisuras en el Grupo Popular a la norma elaborada por Alberto Ruiz Gallardón y apadrinada por Mariano Rajoy el intento resultó fallido y fracasado.

El Congreso ha rechazado una proposición no de ley del PSOE que pedía al Gobierno la retirada del anteproyecto que derogará la ley de plazos para instaurar de nuevo una de supuestos, eliminando el de malformación del feto. El texto está aún en fase de informes y debe aún ser estudiado por segunda vez en el Consejo de Ministros antes de iniciarse el trámite parlamentario. Pero el PSOE sometió a debate y votacion su proposición no de ley y, de forma extraordinaria, forzó una votación secreta.

Es imposible saber si hubo fugas significativas de votos y los diputados del PP presentes votaron teóricamente en bloque a favor de la norma. Fueron 151 votos por la retirada y otros 183 en contra y seis abstenciones. A los 178 presentes del PP habría que añadir los seis de Unió, el de UPN y el de Foro Asturias, lo que sumaría 186 y faltarían tres que nadie sabe de quién son y podrían ser fugas o errores. Las seis abstenciones procederían de diversos grupos, porque, por ejemplo, Convergencia tenía libertad de voto y quizás alguno del PP. Todo ello dando por supuesto que en el resto de grupos todos siguieron la disciplina.

En todo caso, los parlamentarios del PP recibieron el resultado con aplausos y los miembros del Gobierno presentes con mutuas palmadas en el hombro y sonrisas evidentes, sobre todo de Alberto Ruiz-Gallardón. La exhibición de disciplina y control les sirvió para felicitarse del éxito obtenido.

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A los diputados del PP les pudo más el rechazo a la presión del PSOE, que el malestar por el texto elaborado por el Gobierno. Por ejemplo, Celia Villalobos que está dispuesta a rechazar el texto si mantiene su redactado, aseguró que votaría contra la proposición del PSOE. “A nosotros no nos gustan que nos pidan que seamos traidores. Queremos dar la cara, pero eso de que te den la oportunidad los socialistas, eso es muy poco serio”, aseguró. La diputada añadió que no hay precedentes de iniciativas de la oposición para pedir la retirada de proyecto de ley que ni siquiera se han presentado en las Cortes y por eso dijo estar molesta con el intento del PSOE. Y les pudo, sobre todo la llamada a rebato de la dirección del Grupo Popular, en momentos de zozobra y malestar internos por la reforma, la impresión de que el debate les debilita ante las elecciones europeas y las apelaciones a la estabilidad del Gobierno.

Su tesis es similar a la que en su momento utilizaron diputados del PP para en 2003 no votar contra la Guerra de Irak. Ese es el único precedente de votación en urna y por llamamiento uno a uno a una proposición no de ley que consta en el Congreso en democracia. “Apelo a las diputadas del PP para que no voten como diputadas lo que no votarían como mujeres”, dijo la socialista Elena Valenciano en defensa de la iniciativa. La votación da respaldo formal a la propuesta de reforma, pero no liquida las críticas en silencio en las filas del PP, a la que han puesto voz varios barones regionales. Este mismo martes, el presidente valenciano, Alberto Fabra, dijo en la Cadena Ser que “pocos ciudadanos votaron por lo que dice un partido u otro sobre el aborto. Si los ciudadanos nos votaron fue para sacar a este país de la crisis”.

El desconcierto por haber abierto este debate afecta a ministros y dirigentes del PP, conscientes de que les ha cambiado la agenda de la venta de la recuperación económica y les alejará de sus potenciales votantes de centro. Ni siquiera creen que les aproxime a los de su derecha más conservadora, partidarios de eliminar cualquier resquicio legal para el aborto. Por eso, el PP y el Gobierno se mantiene la idea que el proyecto será congelado, al menos, hasta las europeas de mayo retrasando los informes preceptivos y, a partir de ahí, algunos aventuran la retirada definitiva. En la tribuna y en la urna el PP solo tuvo el apoyo de los seis diputados de Uniò.

El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, como siempre, fue mucho más allá en el entusiasmo para defender sus propios argumentos. Se puso a la cabeza de la manifestación y en el Senado se refirió al apoyo a la posición del PSOE de la ultraderechista francesa Mariane Le Penn. Omitió que su padre, Jean Marie Le Penn, también ultraderechista, es el único partidario en Europa de la ley del Gobierno de Rajoy.

Elena Valenciano, número dos del PSOE, había apelado antes a la conciencia de las diputadas del PP para que, en la votación secreta sobre la retirada de la ley del aborto, no ejerzan su voto como políticas, sino como mujeres. “Apelo a las diputadas del PP para que no voten como diputadas lo que no votarían como mujeres”, ha dicho. Minutos antes de la tercera votación en urna y secreta que se recuerda en el Congreso, la vicesecretaria general del PSOE ha defendido que la ley que ha presentado el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, con la aquiescencia de Mariano Rajoy, va a dividir a las mujeres en dos grupos: “Las que se puedan desplazar a un país vecino y pagar un aborto seguro; y las que se vean obligadas a un aborto clandestino”.

Valenciano ha intentado que los diputados, y sobre todo las diputadas del PP, que discrepan de la ley que ha presentado Gallardón muestren su rechazo. “Si tienen un problema con el ala dura de su partido, las mujeres no deberíamos de ser la moneda de cambio”, ha dicho al Hemiciclo. “Han llegado ustedes demasiado lejos y ahora deben parar”. “Retírenlo en vez de esconderlo hasta que hayan pasado las elecciones europeas, tratando de evitar así el desgaste que les supone semejante iniciativa”, pidió la socialista

Con ella estuvo el resto de grupos, salvo PP y los diputados de Unió, dejando de nuevo patente que no habrá consenso con ningún grupo en la regresión de la actual ley de plazos a una de supuestos. Cambie lo que cambie el texto en el trámite parlamentario el consenso no irá más allá del diputado de UPN y los seis de Unió. “Las leyes que restringen el derecho a la libre maternidad no hacen descender el número de abortos. Lo único que consiguen es aumentar el número de abortos inseguros. Bélgica, Italia y Países Bajos, junto con España, tienen hoy menores tasas de abortos”, dijo Valenciano en su primera intervención parlamentaria tras ser designada candidata en las elecciones europeas del 25 de mayo.

 “Las mujeres españolas volverán a dividirse en dos grupos: las que se puedan permitir viajar a un país vecino para acceder a un aborto seguro, y las que no puedan y se vean obligadas a un aborto clandestino”, concluyó Valenciano, aplaudida en pie por sus diputados. Con idéntico ardor defendieron la retirada del proyecto de ley Olaia Fernández (BNG), Teresa Jordà (ERC), Onintza Enbeitia (Amaiur), Joseba Agirretxea (PNV), Carlos Martínez Gorriarán (UPyD), Ascensión de las Heras (IU) y Lourdes Ciuro (CiU). Utilizaron expresiones como “reforma fascista”, “recorte de derechos”, “norma retrógrada”, “brecha de desigualdad entre las mujeres”, “paternalista”, “aberrante” e “insulto a las mujeres y al estado laico”, entre otras.

Marta Torrado intervino en nombre del Grupo Popular para defender el proyecto. Su tesis fue que el PP está dispuesto a dialogar para buscar el consenso, porque “los tiempos del porque yo lo digo” han terminado”. “Ustedes creen que tienen el monopolio de decidir y superioridad moral”, dijo la diputada. Más contundente ha sido Onintza Enbeita (Grupo Mixto, Amaiur): “En mi coño y en mi moño mando yo. Y solamente yo”, ha dejado dicho desde la tribuna.