EDDIE REDMAYNE: “Lucho por ser auténtico”
La noche del 22 de febrero de 2015 Eddie Redmayne ganó el Oscar al mejor actor. Dio las gracias a su mujer, a todos los que padecen la ELA [Esclerosis lateral amiotrófica] y al físico Stephen Hawking, al que interpretaba en La teoría del todo. Poco después, cogió un avión de Los Ángeles a Londres. Soltó la estatuilla por ahí, se subió a un coche y se fue al set a trabajar. La emoción que casi le impidió articular un discurso coherente había desaparecido. Y estaba dispuesto a asumir otro gran desafío. Ese día Redmayne (Londres, 1982) fue a meterse en la piel de una mujer para La chica danesa.Precisamente por ese papel ha vuelto a ser nominado a los Oscar y a los Bafta, en un año en el que, por cierto, también opta a los Razzies, los premios a lo peor del cine mundial.
“Ya había recibido el guion antes deLa teoría del todo. Solo supe decirle a Tom [Hooper, el director] que era el mejor que había leído jamás”, contaba el intérprete en el festival de Venecia, donde celebró un encuentro con la prensa internacional. En efecto, cuesta quedarse indiferente ante la historia real de La chica danesa, basada en la novela homónima de David Ebershoff y que se estrena hoy en España: la de cómo el pintor Einar Wegener se liberó de la cárcel de su cuerpo, acudió a la cirugía para convertirse en Lili Elbe y, de paso, inspiró a decenas de transexuales venideros.
Para acercarse a un papel tan complejo, Redmayne aplicó un método parecido al de La teoría del todo: documentación y más documentación. En este caso, el proceso empezó con encuentros de miembros de la comunidad transgénero: “Me impresionaron su gentileza y sus ganas de ser completamente transparentes. Todos me dijeron: ‘Pregunta cualquier cosa que se te ocurra”. ¿Y qué preguntó? “Por ejemplo, un amigo siguió con su pareja durante todo el proceso de transición y me hablaron de cómo su vida sexual se vio afectada por el cambio”.
Constató que el momento en que Lili se desnuda ante un espejo en la película es algo que varios transexuales han experimentado. Y descubrió esa fase que uno de sus interlocutores llamó “hiperfeminización”. “Empiezas tu transición y comienzas a investigar cosas como el maquillaje, la ropa, la manera de caminar, y terminas por exagerar, por forzarlo demasiado”, lo resume Redmayne.
A sus charlas el actor sumó una particular. La primera persona que le introdujo en ese mundo fue Lana Wachowski —Laurence antes de la operación—, directora de Matrix junto con su hermano Andy. “Me explicó la responsabilidad que llevó Lili y como fue un icono para la comunidad transexual”, relata el actor. Wachowski también le dejóConundrum, de Jan Morris, primero de una serie de libros que leyó sobre el argumento.
A partir de ahí, Redmayne añadió sus ideas, sus sentimientos, su lado femenino, que ya explotó en varios roles de mujer en la escuela así como haciendo de Viola en Twelfth Night, su debut en las tablas en 2002. “Relacioné el filme con la idea de encontrarte a tí mismo. Ser auténtico, verdadero, es algo por lo que lucho y que damos por hecho pero para los transexuales no es tan fácil”, asegura. En realidad, esa caza a la verdad es la que también lleva a cabo frente a la cámara y sobre el escenario: “Si pudiera alcanzar la autenticidad total incluso en un solo momento de actuación, sería maravilloso”. A juzgar por las candidaturas a los premios, parece que lo consigue.