¿De qué sexo es tu cerebro?

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na de las pantallas de la instalación interactiva.

“¿De qué sexo es tu cerebro?” Decenas de niños -y no tan niños- responden todos los días a la comprometedora pregunta que lanza a los visitantes el Museo de Ciencia de Londres. La instalación interactiva, con un cerebro pintado la mitad de azul y la mitad de rosa, ha sido denunciada por varios neurocientíficos como “ciencia basura” y como “claramente discriminatoria”.

“Lo menos que se puede decir de esa exposición es que está muy desfasada”, declaró a The Guardian la profesora Sarah-Jayne Blakemor, experta en el estudio del cerebro de los adolescentes y ex asesora del propio Museo de Ciencia.

“La sugerencia de que los cerebros de un hombre y una mujer son fundamentalmente diferentes está basada en los viejos estereotipos de género“, recalca la neurocientífica. “Creo que el mensaje de esa instalación es muy equívoco y no se basa en la evidencia científica”.

Cerebros mosaico

La neurocientífica se remite al reciente estudio de la Universidad de Tel Aviv, que examinó 1.400 imágenes de cerebros de hombres y mujeres y concluyó que, pese a las diferencias anatómicas en determinadas áreas en función del sexo, no es correcto hablar de un cerebro “masculino” y otro “femenino”.

“La mayoría de los humanos tienen cerebros compuestos por mosaicos de características que los hacen únicos”, aseguró la investigadora israelí Daphna Joel, directora del estudio. “Algunas trazas son más comunes entre las mujeres en comparación con los hombres, y otras son más apreciables en los hombres, pero todas ellas son comunes y se dan en unos y otros en mayor o menor medida”.

La feminsita Caroline Criado-Pérez se ha unido a la polémica desatada por la exposición del Museo de Ciencia de Londres y ha recordado cómo las teorías sobre los cerebros “diferenciados” fueron usadas desde finales del siglo XIX para justificar la “inferioridad” de las mujeres en determinadas tareas y la diferencia de remuneración entre los dos sexos que aún persiste.

“La ciencia sobre las diferencias entre los dos sexos es muy compleja y polémica”, sentencia Criado-Pérez. “Lo que está claro es que no se puede reducir a pintar los cerebros de rosa o de azul”.